En sintonía con el Proyecto
En la introducción las editoras realizan un riguroso análisis de los indicadores que desde la Antigüedad hasta el siglo XX han medido la peligrosidad de las mujeres. El miedo a su palabra ha provocado a menudo una reacción en los discursos o en las leyes para reducirlas al silencio. Históricamente, cuando las mujeres han desdeñado las lecturas que recomendaban sus directores espirituales y ellas han elegido sus propias lecturas, lograron un precioso instrumento para configurar un pensamiento propio que condujo a muchas a la rebelión y la insumisión. Gran parte de las mujeres estudiadas expresaron sus sentimientos y sus ideas a través de su oratoria o de sus escritos. El miedo social al conocimiento y a la
La capacidad de seducción de las mujeres y su comportamiento amoroso han sido temidos y controlados por las grandes religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam. Asimismo, la percepción de la peligrosidad de las mujeres aumenta cuando su actuación disputa a los varones espacios que consideran privativos tanto en el ámbito laboral como en el político.
Carmen Bernabé estudia el peligro que ha representado María Magdalena para la autoridad de la Iglesia; esta ha llegado a falsear su identidad: una de las primeras seguidoras de Jesús, testigo directo de su vida y divulgadora de sus enseñanzas, pasa a convertirse en prostituta para el imaginario colectivo de la cultura occidental. Clelia Martínez aborda la figura de Hipatia, bien conocida como filósofa neoplatónica y científica que cultivó la astronomía, la astrología y la explicación de las matemáticas, fue maestra de las élites alejandrinas y persona muy influyente en la escena municipal por la autoridad de sus consejos sobre el precepto de la ciudad. Esa influencia política la hizo peligrosa para Cirilo de Alejandría y sus seguidores que la sometieron a una muerte atroz.
Las mujeres medievales están representadas por dos figuras. Margarita Porete, autora del libro
También fue poderosa la princesa de los Ursinos, estudiada por María Ángeles Pérez Samper, peligrosa por su cercanía a Luis XIV y por la influencia que ejerció sobre las decisiones políticas de su nieto Felipe V y su esposa María Luisa Gabriela de Saboya. En la segunda mitad del siglo XVIII vive la condesa de Montijo que, como muestra Gloria Franco, fue peligrosa para el sistema en diversos aspectos: jansenista y reformista ilustrada, resulta heterodoxa desde el punto de vista religioso; desafía al régimen estamental por contraer matrimonio con un hombre de un estatus social muy inferior al suyo; se posiciona contra el gobierno de Godoy y se rebela contra el patriarcado con sus escritos y con sus actos.
En el ámbito del siglo XX, Jordi Luengo se adentra en la vida de Maruja Martínez Sacramento, tanguista de cabaret que mató al hombre que la maltrataba y la explotaba sexualmente, cuya peligrosidad radica en la sororidad que sus compañeras de profesión sintieron hacia ella en el proceso judicial que culminó con su absolución.
Tres mujeres de militancia comunista presentan rasgos comunes: su procedencia obrera, la formación autodidacta, el activismo, la influencia política y el compromiso revolucionario; pero también la difícil conciliación de aquellos con la maternidad y con el sufrimiento que acarrean la clandestinidad y la cárcel. Marta del Moral nos acerca a Virginia González Polo, impulsora de la militancia femenina en el seno de Partido Socialista, excelente oradora y agitadora, miembro del comité de la huelga general revolucionaria de 1917 e integrante de la escisión del PSOE que derivaría en la creación del Partido Comunista de España. Peligrosa para el orden político y patriarcal establecido, lo fue también para sus propios compañeros socialistas que contribuyeron a silenciarla. Su labor fue continuada por Dolores Ibárruri, estudiada por Rosario Ruiz que destaca su brillante oratoria y su capacidad de convencer y movilizar, su incansable actividad política, su potente liderazgo durante la Guerra Civil y su influencia durante el largo exilio en la URSS hasta la recuperación de su acta de diputada en la España democrática. Laura Branciforte se centra en Teresa Noce, revolucionaria italiana que desarrolló su actividad antifascista en Italia y en España como integrante de las Brigadas Internacionales y en la etapa fundacional de la República Italiana como miembro de su Asamblea Constituyente.
Pilar Díaz dedica su atención a Clara Campoamor, coetánea de las anteriores, pero de ideología política diferente. Campoamor focalizó su elocuente discurso, su trabajo como abogada y diputada en las Cortes de la II República al logro del derecho al voto para todas las mujeres, sin diferencias de clase o de afiliación. Pese a su defensa radical de los ideales republicanos, fue condenada al olvido por su independencia de criterio frente a las distintas fuerzas políticas.
Las dos mujeres más cercanas a nuestros días comparten el activismo feminista y la asunción de la violencia. Eva Forest, estudiada por Mónica Moreno, se desplazó desde la izquierda próxima al Partido Comunista hasta la vinculación al independentismo vasco. Finalmente, Karine Bergés trabaja el perfil anticapitalista y antipatriarcal de Susana Cintado, militante del movimiento
Este libro, más allá de las cuidadas biografías, profundiza en los factores que convierten a las mujeres en peligrosas para sus enemigos o para su entorno a través de una línea cronológica que recorre dos milenios, pues se inicia en la Judea de comienzos del siglo I y termina en el Madrid de finales del XX.