RESEÑAS DE LIBROS / BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "ARTE POÉTICA. INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN, NOTAS Y COMENTARIO DE JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS"

Horacio
Arte poética. Introducción, traducción, notas y comentario de Juan Antonio González Iglesias
Madrid: Cátedra, colección "Clásicos Linceo", 2012, 184 pp. ISBN: 978-84-376-3060-1

 

 

UNA EDICIÓN EJEMPLAR DEL ARS POETICA DE HORACIO

Si hay un país en que el genio horaciano ha sido más amplia y devotamente comprendido ese es, sin duda, España. El nunca suficientemente alabado don Marcelino Menéndez y Pelayo dedicó los dos volúmenes de su Horacio en España (Madrid, 1885) a probar dicha afirmación. Infinidad de traducciones de la obra completa o parcial del poeta latino, además de un interminable catálogo de imitaciones, dan fe de su presencia en las letras españolas a través de los siglos. Horacio ha sido interpretado en cada época de forma diferente, pero su poderosa y sugestiva personalidad ha superado esclavitudes cronológicas para sobrevivir a todo particularismo y a los dogmatismos estéticos y epistemológicos de sus hermeneutas. De todos y de nadie, Horacio sigue ahí, fundacional y libre, más de dos mil años después de su muerte, en su nube perpetua de artificio genial, invitándonos a descubrir en él nuevas combinaciones poéticas y a mirarnos en el espejo mágico de palabras que aún refleja su rostro: la cara de alguien que no ha envejecido ni un ápice con el paso del tiempo, el rostro de un contemporáneo.


Quinto Horacio Flaco (65-8 antes de Cristo) nació en Venusia, ciudad de Apulia. Su padre era un liberto de escasos medios económicos, pero supo sacrificarse para dar a su hijo una educación esmerada en Roma y Atenas. Mientras estudiaba filosofía en esta última ciudad, llegó allí Bruto, asesino de César, en busca de soldados para su ejército. Horacio se alistó, participando en la batalla de Filipos, donde se dio a la fuga para conservar el pellejo. Vuelto a Roma, se vio en la pobreza, y fue precisamente en la miseria cuando empezó a componer versos. Virgilio (animae dimidium meae lo llama el Venusino en el carmen tercero del primer libro de sus Odas) fue el primero en descubrir su talento poético, presentándolo, a principios del año 38 antes de Cristo, a su protector Mecenas, en cuyo círculo fue admitido. En lo sucesivo, el poeta no tendría ya problemas de subsistencia, pues Mecenas le regaló una hermosa finca en las montañas sabinas donde residiría la mayor parte de su vida, redactando en ocioso sosiego sus poemas.


En sus primeras Sátiras (conocidas también como Sermones) y en sus primeros Epodos, Horacio, lleno de rencor por la precaria situación personal a que lo había conducido la guerra civil, arremete contra la sociedad en tonos agrios y violentos. Su estilo es todavía artificioso y retórico, y su filosofía, un epicureísmo con ribetes escépticos.


Una segunda etapa de su producción la constituye el resto de sus Sátiras y Epodos. Horacio ha conseguido, a través de su Doppelgänger Virgilio, la amistad de Mecenas, y con ella la serenidad de ánimo que lo acompañará a partir de entonces. No emplea ya el modo agresivo de sus primeras composiciones, sino la agradable sonrisa y una ironía placentera. Su epicureísmo inicial se tiñe de elementos estoicos. El estilo se torna más sencillo y equilibrado. Se diría que el poeta se ha aburguesado un tanto en su lujosa villa de la Sabina. Pero sus versos ganan en profundidad y en belleza.


La tercera fase está representada por los cuatro libros de las Odas o Cármenes (Carmina), sin duda la obra maestra del Venusino. En las Odas, Horacio se propone trasplantar a suelo romano el canto de los primitivos líricos griegos, en especial de Alceo, Safo y Anacreonte. La empresa entraña, entre otras dificultades, la de adaptar las formas métricas de la monodia helénica a los moldes rítmicos latinos, pero el poeta logra salir airoso de la difícil prueba, trascendiendo ampliamente la dependencia en que se encuentra en relación con sus modelos y alcanzando un grado inigualable de originalidad en los resultados.


Las Epístolas clausuran la producción poética de Horacio. Se trata de divagaciones, compuestas en un estilo espontáneo, acerca de cuestiones de índole filosófica, estética y moral. Entre ellas está la famosísima Epistula ad Pisones, también llamada Ars poetica, que tanta influencia habría de ejercer en la literatura posterior, singularmente en los períodos renacentista y neoclásico, en los que adquiriría una vigencia canónica. 


La Epistula ad Pisones o Ars poetica horaciana es la única poética de la Antigüedad que ha llegado completa a nuestros días. Juan Antonio González Iglesias, profesor de la Universidad de Salamanca, acaba de publicar una edición bilingüe de la misma en la benemérita colección “Clásicos Linceo” de Cátedra. No cabe pedir más a una tarea como la suya: basándose en el texto fijado por Brink, nos ofrece el texto latino, impecablemente anotado al pie para facilitar la lectura del estudiante de lenguas clásicas (destinatario principal de la colección, que viene a llenar un preocupante hueco en la bibliografía española actual); presenta una traducción que es, probablemente, la mejor que existe en castellano hasta la fecha, pues a la pericia técnica del filólogo añade González Iglesias la sensibilidad del poeta, dado que Juan Antonio es uno de los poetas españoles actuales más brillantes; redacta una modélica introducción en la que se abordan todos los temas susceptibles de ser tratados antes del texto, como la estructura del mismo, sus contenidos, sus loci memorabiles, la recepción del Ars poetica, etc., y lleva a cabo un comentario al final del libro (páginas 141-174) que resulta hiperatractivo, pues se refiere a la vigencia del poeta latino entre diferentes tipos de lectores de hoy mismo —y escribo estas líneas el 25 de enero de 2013—, tanto poetas como novelistas, dramaturgos y guionistas cinematográficos, pero también pintores, músicos y escultores, e incluso periodistas, publicistas, blogueros y tuiteros; un índice de nombres y de temas redondea la labor del estudioso, que se me antoja punto menos que impecable. 


Esta edición bilingüe del Arte poética de Horacio es un verdadero hito en la historia de este tipo de ediciones de carácter escolar. Quien quiera conocer la Poética horaciana, auténtica Carta Magna de la literatura universal, tiene en este libro de J. A. González Iglesias una inmejorable posibilidad de hacerlo.


 

Por Luis Alberto de Cuenca
Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo (CCHS, CSIC)
Real Academia de la Historia

Email: luisalberto.decuenca@cchs.csic.es

 

Cómo citar este artículo / Citation: de Cuenca, L. A. (2013). Reseña del libro "Arte poética. Introducción, traducción, notas y comentario de Juan Antonio González Iglesias." Arbor, 189 (762): a060. http://arbor.revistas.csic.es/

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