RESEÑAS DE LIBROS/BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "EUROPA: PENSAMIENTO Y ACCIÓN, 1945-2012"

 

José Luis Valverde
Europa: pensamiento y acción, 1845-2012
Granada: Tadigra, 2013, 696 págs.

 

 

Las obras que narran la historia y el proceso de integración europea no son precisamente escasas. En prácticamente todos los idiomas, especialistas de distintas ramas del conocimiento como puedan ser historiadores, juristas, economistas, sociólogos o politólogos han glosado (y lo siguen haciendo) los orígenes históricos, el desarrollo subsiguiente y el momento actual de este proyecto común que es la Europa unida. En no pocas ocasiones, los datos recogidos en estas monografías resultan repetitivos para el lector, sobre todo para aquel ya habituado a leer sobre historia de la construcción europea. No es culpa de nadie. La integración europea es una realidad demasiado trascendente y relevante en nuestras vidas como para que no hubiera suscitado un interés entre los científicos que hoy podemos calificar de masivo. El proceso de construcción europea nunca ha dejado de ser estudiado y analizado a fondo por la doctrina, pero esta doctrina a menudo acude a las mismas fuentes, los mismos textos y los mismos enfoques, lo cual genera publicaciones en las que resulta difícil encontrar ideas novedosas, argumentos originales o acontecimientos poco conocidos. En este contexto a menudo saturado de publicaciones sobre la materia, el descubrimiento de una obra que aporte, añada y sume a la bibliografía que ya existe constituye todo un hallazgo, un auténtico mirlo blanco. La obra del Profesor José Luis Valverde, titular de la Cátedra Jean Monnet ad personam de la Universidad de Granada Europa: Pensamiento y acción, 1945-2012 cumple estas características de aportar, añadir y sumar y en este sentido constituye una rara avis en el marco del mencionado panorama.

Europa: Pensamiento y acción, 1945-2012 es una crónica acertada y fidedigna de la historia de la construcción europea que además es tremendamente “europeísta”, en el sentido de tremendamente entusiasta con el proyecto y el entramado político, económico, social y cultural que supone la Unión Europea. Ha sido escrita por un eminente jurista, profesor universitario, antiguo diputado europeo y actual titular de cátedra Jean Monnet de la Comisión Europea, y ha sido prologada por el Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. Pero lo que sobre todo convierte esta monografía en una obra que merece la pena destacar de entre el conjunto de estudios sobre la Unión Europea es especialmente lo siguiente: por un lado, su formato como crónica “vivida”, esto es, su dimensión personal como relato de acontecimientos de los que en muchos casos fue testigo o tuvo información de primera mano el propio autor y en el que a veces incluso se cuelan interesantes anécdotas y menciones autobiográficas. Por otro lado y, muy especialmente, su enfoque como crónica de Europa pero vista desde España, por un español, a través de los ojos de la prensa española del momento y de las conferencias y encuentros (muchas veces presenciados directamente por el propio autor) que protagonizaron los grandes intelectuales españoles que se posicionaron en favor del proyecto de Europa unida ya desde los primeros tiempos de la dictadura de Franco. Por estas dos razones principalmente (sus tintes de relato vivido por el autor y su enfoque de crónica de Europa desde una perspectiva española) la obra se convierte en un texto diferente a otras publicaciones sobre el proceso de integración europea. Su lectura es muy recomendable para todo aquel que quiera tener una visión de conjunto del proceso de integración en Europa o incluso para todo aquel que solo quiera profundizar en un episodio o capítulo concreto de este proceso.

Europa: Pensamiento y acción, 1945-2012 no es una monografía sobre estudios europeos al uso. Pese a tratarse de la última monografía publicada hasta el momento por el eminente jurista especializado en derecho europeo José Luis Valverde, el autor huye de la redacción del típico manual de derecho europeo para adentrase en un concepto y una perspectiva de libro diferente, basado en la historiografía y en la lógica de la evolución de la construcción europea. Mostrando gran erudición sobre los antecedentes históricos de la Unión Europea, el autor presenta una obra tremendamente práctica que recoge los hitos de la construcción europea, tanto los principales como también los menos conocidos para el público. Formalmente, la estructura de la obra es cronológica. El libro se divide en cómodos episodios o capítulos, en cada uno de los cuales el Profesor Valverde reflexiona de un modo sencillo y relativamente corto sobre un acontecimiento histórico concreto, o sobre una idea o un nombre propio que haya destacado por su aportación a la causa del europeísmo o a la situación que vivimos actualmente en Europa. Estamos ante una obra de consulta convertida por mor de su lógica estructura y de su acertada metodología en un útil “abc” del proceso de integración económica y política para todo aquel que desee conocer, bien todo el proceso de construcción europea, bien un evento específico. La sencillez metodológica y la claridad expositiva hacen que la obra no solo sea de utilidad para el investigador sino incluso para el gran público.

Destaca del autor el que para él Europa es algo más que un continente; es un proyecto, un ideal, un sueño, una filosofía de vida y un entramado a la vez, inacabado, perfectible y mejorable, pero que con todo, constituye el más importante hito de nuestra historia reciente, nuestro mayor éxito, nuestra mejor creación. Respecto al contenido de la obra, don José Luis Valverde no es dado a la ambigüedad ni a las medias tintas. Se podrá estar de acuerdo o no con algunas de sus tesis, pero no se puede negar que es claro y rotundo en sus afirmaciones, como por ejemplo cuando muestra su impenitente optimismo y su confianza incondicional en aquellas instituciones europeas que, dentro de la Unión Europea, reflejan el interés común. José Luis Valverde considera al Consejo de Ministros de la Unión como una “rémora” de la integración europea y muestra una fe casi ciega en el papel de la Comisión y del Parlamento Europeo. Quizá hubiese sido deseable que se hubiese reflejado también en la obra cierta valoración crítica sobre la composición y la labor que desempeñan estas dos últimas instituciones, a las que la opinión pública sigue sacudiendo con comentarios sobre su falta de legitimidad democrática, de transparencia y de cercanía al ciudadano de los que el autor, con su visión tan entusiasta de lo supranacional, no se llega a hacer eco. Tampoco es ambiguo el autor en su diagnóstico del origen de todos los males de Europa, que no es otro para él que el nacionalismo. José Luis Valverde habla del nacionalismo como enfermedad y de la integración europea como tratamiento y cura del mismo. Desde las primeras páginas de la monografía y sin pelos en la lengua identifica a los nacionalismos como el “sagrado egoísmo nacional” que indefectiblemente “conducen al enfrentamiento, la discordia y las guerras”, unos nacionalismos (y también unos populismos) “que hay que superar”, razón por la que considera “una auténtica aberración” que los Jefes de Estado y de Gobierno no cedan más competencias a la Unión, como “único modo” de evitar nuevas contiendas fratricidas en Europa. También el autor resulta lapidario en sus opiniones sobre el papel que han desempeñado en ocasiones algunas instituciones en contra de la paz y la integración, como puedan ser los partidos políticos y los gobiernos. Mientras va desgranando la historia de la construcción europea, sin posiblemente ser muy consciente de ello, Valverde va presentando poco a poco su propio modelo y visión de Europa, del Estado-nación, de los nacionalismos y populismos, de la coyuntura europea y también mundial. En su opinión, la integración supone superar progresivamente el modelo de Estado-nación, pero no aboga por la desaparición total del mismo sino por su transformación cualitativa y cuantitativa.

José Luis Valverde reflexiona sobre las raíces cristianas de Europa y la influencia que ha tenido la Iglesia Católica de la posguerra mundial en esta aventura a medio hacer que es la integración europea. El autor no renuncia a consignar el papel que ha jugado el Humanismo Cristiano en los orígenes de la construcción europea, puesto que no solo la mayoría de los “padres de Europa” (Jean Monnet, Robert Schuman, de Gasperi…) eran declarados católicos, sino que también los distintos Pontífices (Pío XI, Pío XII, Juan XXIII…) declararon públicamente y sin ambages tanto el “saludable” espíritu superador que implican la cesión de soberanía estatal y la unidad europea -incluida su opinión en el sentido de que el espíritu cristiano contribuye a la unión de los pueblos-, como la necesidad de que los líderes de las instituciones europeas sean elegidos por los ciudadanos (Pío XII). José Luis Valverde también destaca el rol que jugaron organizaciones y asociaciones católicas de base para difundir la idea de que había que unirse para prosperar y para crear una comunidad de vida pacífica que situara al hombre en el centro de las preocupaciones políticas y ayudara a superar odios y enemistades históricas.

La obra, como se ha indicado anteriormente, es un excursus objetivo y completo por la historia de la integración en el continente europeo pero tiene la particularidad, interesante para nosotros, de que en ella el autor reserva un espacio generoso a dar a conocer un aspecto menos conocido de dicha crónica como es la referencia a cómo se vivían y se veían desde la España de la dictadura los avances del proceso que se producía en la unidad europea allende los Pirineos. Valverde da cuenta y resume las principales conferencias que se pronunciaron en nuestro país sobre Europa en aquellos años y recensiona los principales artículos publicados por intelectuales y expertos. Incluso se retrotrae en el tiempo para reconocer el talante europeísta de las Cortes de la II República española en el período de entreguerras (“Europa, como solución a los problemas españoles”), mucho antes por lo tanto de la creación tanto del Consejo de Europa como de la OTAN, la UEO, la OECE o las Comunidades Europeas. También da cuenta de los principales nombres propios del europeísmo español, como Salvador de Madariaga o Marcelino Oreja y de la influencia que sus escritos, iniciativas y postulados ejercieron en la posterior entrada de España en las Comunidades Europeas en 1986. Asimismo, toma el pulso de la opinión pública española sobre Europa, así como sobre el grado y calidad de la información que tenía la población española sobre el proceso de integración. En esta crónica “española” del proceso de integración europea, el autor no olvida tampoco a algunas asociaciones católicas radicadas en España que organizaron congresos y jornadas de alto nivel sobre Europa en los años previos a la democracia. Entre ellas destaca la Asociación Católica de Propagandistas, fundada por el Cardenal Herrera Oria, que aglutinó a una auténtica élite política, intelectual y social y cobijó muchas actividades de corte europeísta. Pero sin duda lo que más quiere subrayar y destacar el autor respecto a cómo se veía el proyecto de unión desde una España ajena al mismo, es el rol que desempeñaron los medios de comunicación y las publicaciones periódicas del país. José Luis Valverde rinde un merecido homenaje a unos diarios, revistas y publicaciones que, sin ser partícipes en el proceso, mostraron un gran conocimiento y rigor intelectual sobre los avatares de la integración europea y que, en su opinión, se situaron en la ortodoxia europeísta desde los años cincuenta. El papel jugado por los diarios, las revistas y los periódicos españoles en favor del nacimiento del sentimiento europeo fue encomiable. Entre ellos, el autor singulariza el papel que desempeñó la revista Arbor, en la que desde bien temprano los intelectuales españoles publicaron artículos relativos a los valores fundamentales de la unión de Europa. En 1962, sin ir más lejos, Arbor fue pionera al publicar un monográfico de gran altura científica compuesto por artículos rigurosos y extremadamente bien documentados sobre la integración europea, la fuerza centrífuga de los nacionalismos y los cambios económicos que suponía el mercado común incluso para países externos al mismo como España.

Desde el punto de vista del estilo de la obra, la estructura del libro, organizada en cómodos capítulos o epígrafes, hace fácil la localización de un episodio concreto de la historia de la integración europea pero también hace que a veces las ideas aparezcan repetidas varias veces en distintos epígrafes, antojándose estas reiteraciones en ocasiones como saltos en el tiempo. Sería recomendable en futuras ediciones incluir al final del libro un índice alfabético de materias que facilite al lector la localización rápida de algún evento, institución o situación por palabras. La inclusión, bien en notas a pie de página bien en un listado final, de las numerosas fuentes bibliográficas consultadas por el autor hubiera supuesto un valor añadido para futuros investigadores interesados en profundizar en el estudio del proceso de integración europea. En algunos de sus pasajes, el libro se convierte en la transcripción de las fichas conservadas y las notas tomadas desde hace décadas por el autor en conferencias y cursos sobre Europa. En esos momentos, la escritura de la obra se antoja la de un guión o esquema de ideas clave en lugar de la de un discurso articulado y desarrollado. Llevado por el entusiasmo y por su afán por expresar muchos contenidos con rapidez, el autor a veces descuida el estilo y la forma en algunas frases, pero estas erratas, anacronismos y pequeños descuidos formales no ensombrecen un ápice la brillantez del conjunto del texto.

Otra de los rasgos característicos de la monografía consiste en que, como hizo ya en su día el conde Koudenhove-Kalergui en el periodo de entreguerras, Valverde liga pensamiento europeísta con activismo y acción, como reza el propio título del libro. En este sentido, esta no es una obra aséptica ni una obra que relate hechos o ideas que compartan únicamente élites científicas privilegiadas o estadistas políticos. Por el contrario, el autor hace un guiño constante al ciudadano y lector, buscando su implicación en el proyecto europeo. El libro no está escrito solo para los estudiosos de historia o de la integración europea sino también para el público en general, al que interpela y cuya labor demuestra que es necesaria para construir Europa. Valverde busca la co-responsabilidad del ciudadano y su protagonismo personal en el proyecto europeo y le encomienda una labor para que “nunca más ningún Estado, gobierno, partido o facción vuelva a desencadenar una tragedia de horror y muerte” a través de la potenciación de su sentimiento europeo.

En definitiva, nos encontramos ante una obra de consulta más que recomendable para todo aquel que desee hacer un fascinante viaje por la historia de la construcción europea a través del trabajo de un autor que es un europeísta convencido –pero más importante, un europeísta bien informado-, además de un visionario y un erudito. Estamos ante una obra que presenta a la Unión Europea como una auténtica comunidad de vida, y que huye de considerarla como una mera iniciativa de carácter político o económico. Por el contrario, José Luis Valverde considera la integración europea como un proyecto inclusivo, en cuyo desarrollo también han participado y siguen aportando su grano de arena las artes, la literatura, la ciencia, etc. Esta aproximación holística al proceso de integración europea no se encuentra a menudo en otros textos sobre la historia de la construcción europea. Sin embargo, el autor está en lo cierto al incluirlas en su acertada crónica porque todas esas ramas del arte y del saber también han contribuido a dar forma a la Unión Europea actual. Si acaso, y pese a que el europeísmo irredento del autor no lo facilita, al texto de esta monografía objeto de comentario solo hubiera faltado incluir cierta valoración crítica del proceso de integración europea. Europa: Pensamiento y acción, 1945-2012 es una obra valiente que bien podría resumirse a través de dos frases que el propio autor cita. La primera, la que acuñó Jean Monnet en sus Memorias: “No coaligamos Estados, unimos hombres”. La segunda, la que expresó Philippe Lamour en 1931: “Haced Europa o habrá guerra”.

 

Por Susana Sanz Caballero
CEU Universidad Cardenal Herrera de Valencia

 

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