CRISIS, INCERTIDUMBRE Y VULNERABILIDADES SOCIALES / CRISIS, UNCERTAINTY AND SOCIAL VULNERABILITY

LA PERTINENCIA HEURÍSTICA DEL CONCEPTO DE ‘TIEMPO EN ABUNDANCIA’ PARA EL ANÁLISIS DEL TIEMPO DE DESEMPLEO DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Emilia Araújo

Universidade do Minho, Centro de Estudos de Comunicação e Sociedade

emiliararaujo@gmail.com / era@ics.uminho.pt

ORCID iD: http://orcid.org/0000-0003-3600-3310

Mónica Franch

Universidad Federal da Paraíba

monicafranchg@gmail.com

ORCID iD: http://orcid.org/0000-0003-3845-3841

 

RESUMEN

Este texto pretende ofrecer una reflexión de carácter exploratorio sobre la pertinencia de usar lo concepto ‘tiempo en abundancia’ para comprender la experiencia del tiempo durante el desempleo, desde una perspectiva de género. A partir de una breve conceptualización sobre exceso y escasez temporal en las sociedades basadas en el capitalismo, las autoras proponen un marco analítico inicial para comprender hasta qué punto la idea de “tener mucho tiempo” caracteriza la experiencia de las personas en paro, y cómo el género afecta esa experiencia. La reflexión se basa en una investigación llevada a cabo en Portugal, con dos grupos focales de personas en situación de desempleo, divididos por género. Los resultados reafirman estudios anteriores sobre la experiencia del tiempo de personas desempleadas, mostrando que, aunque existan semejanzas entre el tiempo de hombres y mujeres en paro, también hay importantes diferencias que se relacionan a sus diferentes roles en las esferas productiva y reproductiva. La novedad, en este caso, es que esas diferencias no únicamente refuerzan el papel reproductivo de las mujeres, como la literatura afirma, sino que también muestran aberturas para usos recreativos individuales y colectivos. El concepto “tiempo en abundancia”, al no tener una connotación de valor a priori, nos parece promisor para aprehender este tipo de experiencia que, en última instancia, traduce un descontento con la centralidad del trabajo (reproductivo y productivo) en la definición social de los sujetos y en sus usos del tiempo.

THE HEURISTIC RELEVANCE OF THE CONCEPT OF ‘TIME IN ABUNDANCE’ FOR THE ANALYSIS OF UNEMPLOYMENT TIME FROM A GENDER PERSPECTIVE

ABSTRACT

This text provides an exploratory theoretical outline about the heuristic importance of the concept “time in abundance” for better understanding of the experience of time during employment from a gender perspective. Therefore, starting with a brief conceptualization about this concept and positioning it in the wider debate about the “excess” and the “scarcity” of time in modern capitalist-based societies, the authors argue that “time in abundance” is still a very relevant category used by people in order to speak about their experience as unemployed. The reflection is based on a research undertaken in Portugal, including two focus groups with unemployed people divided by gender. The results confirm previous studies made about the experience of time of the unemployed, showing that although there are similarities between men and women, there are also important differences that relate to their different roles in the productive and reproductive spheres. The novelty in this case is that these differences, although reinforcing the reproductive role of women, thy also show that new individual and collective recreational uses are emerging. Considering that the concept “plenty of time” does not hold a given value a priori, it seems promissory to grasp a kind of experience that ultimately translates a discontent with the centrality of work (reproductive and productive) for social definition of subjects and their time uses.

Recibido: 17-06-2014; Aceptado: 09-05-2016.

Cómo citar este artículo/Citation: Araújo, E. y Franch, M. (2017). La pertinencia heurística del concepto de ‘tiempo en abundancia’ para el análisis del tiempo de desempleo desde una perspectiva de género. Arbor, 193 (784): a380. doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.784n2003

PALABRAS CLAVE: tiempo; experiencia; duración; desempleo; género.

KEYWORDS: time; experience; duration; unemployment; gender.

Copyright: © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution (CC BY) España 3.0.

CONTENIDOS

RESUMEN
ABSTRACT
1. INTRODUCCIÓN
2. PROBLEMÁTICA
3. METODOLOGÍA
4. RESULTADOS
5. CONCLUSIÓN
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA

 

1. INTRODUCCIÓN Top

El clima de crisis que abala el capitalismo financiero desde el año de 2008 y que afecta a las sociedades europeas ha vuelto a arrojar luz sobre un tema frecuente en los estudios sociológicos de las economías capitalistas: el fenómeno del paro. En un momento caracterizado por inestabilidades y reformulaciones constantes de políticas económicas y sociales, buena parte de los países de la Unión Europea se enfrenta, por un lado, al aumento de las tasas de desempleo de sus poblaciones y, por otro, a los efectos de la llamada reestructuración productiva sobre la estabilidad de las formas de trabajo, lo que ha afectado negativamente a las condiciones de vida en la UE (Lasheras y Pérez Eransus, 2012Lasheras, R. y Pérez Eransus, B. (2012). El impacto social de la crisis. ¿Qué sabemos?. En: Crisis y fractura social en europa. Causas y efectos en españa. Barcelona: Obra Social "la Caixa", pp. 19-38. Disponible en: http://beta.fundacionaccionsolidaria.es/documentos/archivos/bibliograf%C3%ADa/crisis_y_fractura_social_en_europa_(caixa_2012).pdf.). En este contexto, un gran número de europeos vive cotidiana o periódicamente la experiencia de tener “mucho tiempo libre”, o sea, de tener un tiempo “ocioso”, “no ocupado”, que generalmente se concibe como un problema o, como mínimo, como un desafío tanto en el nivel individual / subjetivo como colectivo / político.

El análisis sociológico de ese tiempo “vacío”, “sin ocupación”, “sin nada que hacer” es bastante complejo, una vez que, por un lado, entraña dimensiones psicológicas e identitarias –la experiencia psicológica del tiempo y los efectos de la pérdida del empleo sobre la identidad del individuo (Dubar, 2004Dubar, C. (2004). Régimes de temporalités et mutation des temps sociaux. Temporalités. Revue de sciences sociales et humaines, 1. [En línea] Disponible en: http://temporalites.revues.org/661.; Dubar, 2011Dubar, C. (2011). Temps de crises et crise des temps. Temporalités, 13. [En línea]. Disponible en: https://temporalites.revues.org/1563.; Mazade, 2011Mazade, O. (2011). La crise dans les parcours biographiques : un régime temporel spécifique ?. Temporalités. Revue de sciences sociales et humaines, 13. Disponible en: https://doi.org/10.4000/temporalites.1472.)- y, por otro lado, refleja normas y modos de vida colectivos, modelos culturales y cambios sociales. En relación a este último aspecto, tanto la sociología del trabajo como la del ocio y del tiempo han discutido, desde diversos ángulos, el modo por el cual la experiencia del tiempo, en su sentido más ontológico (como experiencia del Ser), se contrapone o convive con la experiencia del tiempo social industrial, afincada sobre los principios básicos del capitalismo, vulgarmente traducidos por la idea de equivalencia entre tiempo (productivo), dinero y valor (Adam, 1999Adam, B. (1999). Cuando el tiempo es dinero: racionalidades concurrentes sobre el tiempo y retos para la teoría y la práctica del trabajo. Sociología del Trabajo, 37, pp. 5-39.). Desde esa perspectiva, el tiempo de los desempleados asume un sentido plenamente negativo, es un tiempo sin actividades remuneradas, un tiempo sin valor inmediato, un tiempo que sobra. La expresión “tiempo en abundancia”, propuesta inicialmente por Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel (1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta.), condensa esas ideas a la perfección. Según estos autores, la falta de empleo provoca en los individuos un estado de limbo espacio-temporal, sin secuencia o estructura, un “tiempo en abundancia” pero sin ninguna dirección u objetivo. Tomando como referencia el conjunto de representaciones del tiempo industrial y organizacional, el “tiempo en abundancia” es, ante todo, un tiempo sin valor económico y, por lo tanto, sin valor social.

En este artículo, al proponernos revisitar la expresión “tiempo en abundancia”, una primera interrogación que nos hacemos es hasta qué punto tal expresión nos permite aprehender las experiencias temporales de los desempleados a la luz de los cambios en la forma de organización del trabajo y del tiempo de las sociedades contemporáneas. Diversos autores han mostrado cómo la crecente precarización del trabajo, el aumento de contratos laborales por turnos y sin horario fijo, inclusive en los fines de semana, así como el aumento exponencial de actividades profesionales en los sectores de información, educación y creación, muchas veces a medio camino entre el ocio, el trabajo y la informalidad, han provocado cambios culturales profundos en la forma de entender y valorar el tiempo (Antunes, 1995Antunes, R. (1995). Adeus ao trabalho?. São Paulo: Cortez.; Antunes, 1999Antunes, R. (1999). Os sentidos do trabalho. São Paulo: Boitempo.; Antunes, 2010Antunes, R. (2010). A crise, o desemprego e alguns desafios atuais. Serviço Social and Sociedade, 104, pp. 632-636. https://doi.org/10.1590/S0101-66282010000400003.; Boltanski y Chiapello, 1999Boltanski, L. y Chiapello, E. (1999). Le nouvel esprit du capitalisme. Paris: Gallimard.; Mazade, 2011Mazade, O. (2011). La crise dans les parcours biographiques : un régime temporel spécifique ?. Temporalités. Revue de sciences sociales et humaines, 13. Disponible en: https://doi.org/10.4000/temporalites.1472.). Estos cambios parecen afectar también al “tiempo vacío”, que se vuelca ahora en actividades tan o más valorizadas que el trabajo en sí mismo. En este contexto, nos preguntamos cómo y hasta qué punto la conceptualización “tiempo en abundancia” se mantiene actual, una vez que parece tener una creciente fragilidad epistemológica frente a nuevos procesos de significación y narrativas temporales emergentes.

El segundo aspecto que evidenciamos es el modo como el concepto “tiempo en abundancia” viene utilizándose en el universo de los discursos del sentido común, donde juega un importante papel performativo en la producción de clasificaciones sociales –los que están dentro y los que están fuera del mercado de trabajo remunerado-. En este sentido, el “tiempo en abundancia” se distingue del tiempo libre y de ocio, pues traduce la idea de un tiempo que sobra, que extrapola el tiempo disponible socialmente esperado y, por eso, paradójicamente, también puede verse como un “privilegio” del que algunas personas disfrutan. Consideramos, como hipótesis, que la definición del tiempo en abundancia como un tiempo liberado de actividades y responsabilidades (contrapuesto al tiempo escaso del trabajo con duración determinada y realizado fuera de casa) continúa estructurando las relaciones sociales y las políticas para desempleados, que tienen como objetivo “ocupar” o “llenar” ese tiempo como sea. En trabajos anteriores (Franch, 2002Franch, M. (2002). Nada para fazer? Um estudo sobre atividades no tempo livre entre jovens de periferia no Recife. Revista Brasileira de Estudos de População, 19 (2), pp. 117-134.; Franch, 2008Franch, M. (2008). Tempos, contratempos e passatempos. Um estudo sobre práticas e sentidos do tempo entre jovens de grupos populares do Grande Recife. [Tesis doctoral inédita]. Universidade Federal do Rio de Janeiro: Rio de Janeiro.), ya habíamos señalado la importancia de la clasificación cotidiana de los individuos desempleados y empleados en sus comunidades de origen sobre los usos del tiempo, específicamente en el caso de los jóvenes. En este artículo nos interesa continuar deconstruyendo los sentidos y significados de la expresión “tiempo en abundancia”, manteniéndola como objeto de análisis en sus implicaciones subjetivas y también objetivas / políticas. Para estudiar de forma más profunda algunos de los principales ángulos de análisis de este fenómeno, intentaremos caracterizar qué sentido atribuyen los actores sociales a la experiencia del “tiempo en abundancia” durante el desempleo, y cómo califican sus propias experiencias de tiempo.

Por fin, nuestra tercera y más importante interrogación recae sobre la adecuación de la expresión “tiempo en abundancia” desde una perspectiva de género. Sabiendo que el tiempo es una variable muy sensible al género (Casaca, 2010Casaca, S. F. (2010). As desigualdades de género em tempos de crise: um contributo para a reflexão sobre as implicações da vulnerabilidade laboral. Sociedade e Trabalho, 41, pp. 183-204.; Casaca, 2013Casaca, S. F. (2013). As novas dinâmicas laborais e os desafios da articulação com a vida familiar. Sociologia, Problemas e Prática, 72, pp. 31-52, https://spp.revues.org/1174.; Perista, 1997Perista, H. (1997). O uso do tempo. En: Indicadores para a Igualdade: uma Proposta Inadiável. Lisboa: Comissão para a Igualdade e para os Direitos das Mulheres, pp. 55-73.; Perista, 2002Perista, H. (2002). Género e Trabalho não Pago: os Tempos dos homens e os Tempos das Mulheres. Análise Social, 37 (163), pp. 447-474.; Perista, 2010Perista, H. (2010). Mulheres, Homens e Usos do Tempo - Quinze anos após a Plataforma de Acção de Pequim, onde estamos, em Portugal?. Revista de Estudos Demográficos, 47, pp. 47-64.; Perista, Maximiano y Freitas, 2000Perista, H., Maximiano, S. y Freitas, F. (2000). Família, género e trajectórias de vida: uma questão de (usos do) tempo. Actas do IV Congresso Português de Sociologia. Sociedade Portuguesa: Passados Recentes, Futuros Próximos, Coimbra, 17-19 de Abril, http://www.aps.pt/cms/docs_prv/docs/DPR462dffeb8da19_1.PDF.; Schouten et al., 2012Schouten, M. J., Augusto, A., Araújo, E., Sousa, H., Simões, M. J., Lourenço, L. y Las Heras, S. (2012). Relatório preliminar do projeto Tempo e tecnologia: uma abordagem de género para o contexto português. Braga: Universidade da Beira Interior, Universidade do Minho, Comissão para a Igualdade de Género.), nos preguntamos cómo el género influye en los usos y sentidos que los individuos atribuyen al “tiempo en abundancia” en contextos de desempleo. En efecto, diversos estudios elaborados por sociólogos, y también por antropólogos y psicólogos, han investigado, directa o indirectamente, el desempleo bajo la óptica de su relación con los tiempos sociales (Ackerman et al., 2005Ackermann, K., Almeida do Amaral, M., Silva, J. C. B., Geraldes, A. L., Lima, T. N., Lombardi Junior, M., Mendes, A. y Scandiucci, G. (2005). O desemprego do tempo: narrativas de trabalhadores desempregados em diferentes ambientes sociais. Cadernos de Psicologia Social do Trabalho, 8, pp. 1-27, https://doi.org/10.11606/issn.1981-0490.v8i0p1-27.; Bénoit-Guilbot y Gallie, 1992Bénoit-Guilbot, O. y Gallie, D. (eds.). (1992). Les chômeurs de longue durée. Paris: Actes Sud Sciences Humaines.; Demazière, 1995aDemazière, D. (1995a). Le chômage de longue durée. Paris: PUF.; Demazière, 1995bDemazière, D. (1995b). La sociologie du chômage. Paris: La Découverte.; Eckert, 1991Eckert, C. (1991). “Une ville autrefois miniere: La Grand-Combe”. Étude d’antropologie sociale. Paris: Université Paris V, Sciences Humaines – La Sorbonne.; Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel, 1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta.). Sin embargo, salvo raras excepciones (Poveda Rosa, 2006Poveda Rosa, M. M. (2006). «Los lunes al sol» o «los lunes en casa». Roles de género y vivencias del tiempo de desempleo. Cuadernos de Relaciones Laborales, 24 (2), pp. 85-110.), el género aparece en estos trabajos como una variable descriptiva, útil para diferenciar los usos que hombres y mujeres le dan al tiempo, pero no necesariamente como una categoría analítica (Scott, 1995Scott, J. (1995). Gênero: uma categoria útil para a análise histórica. Educação & Realidade, 20 (2), pp. 71-99.), que nos permitiría cuestionar los motivos, los procesos y las implicaciones de las diferencias empíricamente observables.

En síntesis, en este texto procuramos debatir específicamente lo que significa nombrar la experiencia del paro como una experiencia en la cual el tiempo parece existir “en abundancia”, y de qué modo el género afecta a esta experiencia. ¿De qué manera el “tiempo en abundancia” aparece para hombres y mujeres? ¿Qué relaciones establecen los individuos entre los diversos tiempos –tiempo de trabajo y tiempo de ocio, tiempo doméstico y tiempo público-? ¿Cómo esas relaciones afectan a la percepción de “abundancia” en relación al tiempo disponible, de acuerdo con el género?

Entendemos que el fenómeno del paro nos permite, hasta cierto punto, poner en tela de juicio un importante presupuesto en los estudios de tiempo y género: la idea de que el tiempo, en las sociedades modernas y capitalistas, juega siempre en contra de las mujeres. Respaldadas por estadísticas sobre usos del tiempo, las agendas europeas pro equidad de género y los estudiosos sobre el asunto coinciden en afirmar que el tiempo es uno de los más poderosos y sensibles indicadores de desigualdad (Casaca, 2013Casaca, S. F. (2013). As novas dinâmicas laborais e os desafios da articulação com a vida familiar. Sociologia, Problemas e Prática, 72, pp. 31-52, https://spp.revues.org/1174.). El histórico aumento de la incorporación de las mujeres al trabajo productivo remunerado no ha supuesto, como se esperaba, una distribución más igualitaria de las tareas y responsabilidades del trabajo reproductivo sino, mayoritariamente, una sobrecarga para las mujeres, en detrimento de su tiempo libre, su formación y sus posibilidades de éxito profesional (Amâncio, 2004Amâncio, L. (2004). Percepção da discriminação e da justiça. Novos desafios na pesquisa psicossociológica. En: Cova, A., Ramos, N. y Joaquim, T. (eds.). Desafios da comparação. Família, mulheres e género em Portugal e no Brasil. Oeiras: Celta, pp. 333-342.; Amâncio y Wall, 2004Amâncio, L. y Wall, K. (2004). Família e papéis de género: alguns dados recentes do Family and Gender Survey (ISSP). VIII Congresso Luso-Afro-Brasileiro de Ciências Sociais, A questão social no novo milénio, Coimbra, 16, 17 e 18 de Setembro de 2004. Disponible en: http://www.ces.fe.uc.pt/lab2004/pdfs/LigiaAmancio.pdf.). En contrapartida, en situaciones de desempleo, el uso diferenciado del tiempo por hombres y mujeres parece ser favorable a estas últimas, llegando a amortiguar sensaciones de anomia, despersonalización y desestructuración temporal. Lo que no quiere decir que el desempleo disminuya las desigualdades, pero a veces permite que las mujeres, más que los hombres, puedan vivir ese tiempo como una oportunidad y no necesariamente, o no únicamente, como un problema.

Así, en este ensayo de carácter exploratorio, para el que nos apoyamos en datos parciales de una investigación cualitativa sobre desempleo en Europa, buscamos debatir algunas de las cuestiones que acabamos de apuntar, con la intención de delimitar mejor las posibilidades heurísticas y los límites empíricos que posee la expresión “tiempo en abundancia”, llevando en consideración, por un lado, las transformaciones en curso que incorporan cada vez más pluralidad de comprensiones y prácticas para el tiempo ocupado y para el tiempo libre, y, por otro lado, su adecuación desde una perspectiva de género. Para ello, dividimos el texto en tres partes. En primer lugar, situamos la problemática de la escasez / abundancia de tiempo en las sociedades capitalistas, haciendo un recorte de género. Enseguida presentamos el diseño del estudio realizado y las opciones metodológicas de nuestro análisis. En la tercera parte, dialogamos con los datos empíricos. Finalizamos el ensayo con algunas consideraciones que buscan estimular futuras investigaciones sobre el tema.

 

2. PROBLEMÁTICA Top

En 1963, Moore afirmó que, aunque el tiempo sea escaso para mucha gente, cualquier individuo puede, a cierta altura de la vida, pasar por la experiencia de tener tiempo en abundancia (Moore, 1963Moore, W. E. (1963). Time – The Ultimate Scarcity. American Behavioral Scientist, 6 (9), pp. 58-60., p. 58). Escasez y exceso parecen, a primera vista, dos términos antinómicos que condensan los significados sociales del empleo y del desempleo respectivamente, dos caras de una misma moneda que, sin embargo, ocultan matices y esconden diferencias vividas dentro de cada una de esas situaciones, en las que el género juega un importante papel. Además, abundancia y falta de tiempo también nos permiten pensar en aspectos generales de la organización del tiempo en las sociedades capitalistas, que discutiremos brevemente en este apartado.

2.1. Entre la escasez y el exceso

De acuerdo con la mayoría de los estudios sobre sociología del tiempo, la escasez es una característica intrínseca a las representaciones temporales surgidas durante la implantación y la evolución del capitalismo industrial, relacionada con la mecanización y valoración monetaria del tiempo (Adam, 1999Adam, B. (1999). Cuando el tiempo es dinero: racionalidades concurrentes sobre el tiempo y retos para la teoría y la práctica del trabajo. Sociología del Trabajo, 37, pp. 5-39.; Bergman, 1992Bergman, W. (1992). Time and Social Theory: Towards a Social Theory of Time. Time and Society, 1, pp. 421-454, https://doi.org/10.1177/0961463X92001003006.). Si en las sociedades pre-capitalistas, y sobre todo en aquellas de matriz católica, el trabajo se consideraba una mácula, y el ocio era señal de distinción, en las sociedades capitalistas ocurre lo contrario: la falta de tiempo es una marca de valor y de reconocimiento social, mientras que tener “tiempo en abundancia” indica inadaptación, desvío o fracaso frente a la norma dominante. Por otro lado, la escasez de tiempo también se vive como una apropiación de los demás tiempos vitales de los trabajadores, sensación que se ha agudizado desde los años 1980, como consecuencia de la desregularización de la esfera del trabajo remunerado en la actual fase del capitalismo (Mazade, 2011Mazade, O. (2011). La crise dans les parcours biographiques : un régime temporel spécifique ?. Temporalités. Revue de sciences sociales et humaines, 13. Disponible en: https://doi.org/10.4000/temporalites.1472.). Para Vega Cantor (2012Vega Cantor, R. (2012). La expropiación del tiempo en el capitalismo actual. Revista Herramienta, 51. [En línea]. Disponible en: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-51/la-expropiacion-del-tiempo-en-el-capitalismo-actual.), “en el mundo contemporáneo, la expropiación del tiempo se ha extendido a todos los ámbitos de la vida y no se limita, como antes, al terreno laboral. En el capitalismo actual la expropiación del tiempo de la vida se expresa, de manera paradójica, en la falta de tiempo”.

A pesar de tener un aspecto negativo (la falta de tiempo), el hecho de que la escasez conlleve reconocimiento social hace que el exceso o abundancia de tiempo únicamente sean legítimos y valorados si “provienen” o “son resultado” del tiempo de trabajo asalariado -vacaciones, fines de semana, fiestas de guardar (Dumazedier, 1974/2004Dumazedier, J. (1974/2004). Sociologia empírica do lazer. São Paulo: Perspectiva.; Pronovost, 1989Pronovost, G. (1989). Time and Social Class. Current Sociology, 37 (3), pp. 63-73, https://doi.org/10.1177/001139289037003006.)-. En esta línea de pensamiento se sitúan la mayoría de los estudios sobre el desempleo, que defienden que el paro provoca, necesariamente, una ruptura y una desestructuración del tiempo. El pionero estudio de Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel (1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta.), Los parados de Marienthal, mencionaba este fenómeno, haciendo hincapié en la contradicción aparente entre exceso y abundancia de tiempo en las situaciones de empleo y desempleo:

Todo el mundo es consciente del empuje con el que las organizaciones del movimiento obrero han luchado desde sus inicios por la reducción de la jornada de trabajo. Todos los que saben esto podrían llegar a pensar que toda la miseria que implica el paro se puede ver compensada, en parte, por ese tiempo libre prácticamente ilimitado. Pero una observación más atenta pone en relieve que éste es un regalo envenenado. Los trabajadores, desligados de su trabajo, sin contacto con el mundo exterior, han perdido toda posibilidad material y psicológica de utilizar ese tiempo (Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel, 1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta., p. 138).

Recientemente estas ideas han sido reexaminadas por Cole (2007Cole, M. (2007). Re-Thinking Unemployment: A Challenge to the Legacy of Jahoda et al. Sociology, 41 (6), pp. 1133-1149, https://doi.org/10.1177/0038038507082319), para quien el argumento de Jahoda[1] da excesivo valor al empleo cuando presupone que no tener un trabajo asalariado hace que los individuos pierdan la experiencia estructurada del tiempo y sus objetivos colectivos. Cole (2007Cole, M. (2007). Re-Thinking Unemployment: A Challenge to the Legacy of Jahoda et al. Sociology, 41 (6), pp. 1133-1149, https://doi.org/10.1177/0038038507082319.) defiende que no hay evidencias suficientes en el estudio en Marienthal para llegar a la conclusión de que el tiempo de ocio “obligatorio” sea visto por los desempleados como un “regalo envenenado”, ni tampoco para afirmar que, en su tiempo libre, esos mismos empleados “no hacen nada”. Al contrario, el mismo autor considera que el desempleo puede ser un tiempo denso y no necesariamente vacío, desde que se reconozcan como actividades un amplio espectro de tareas sin valor monetario evidente pero, aun así, con valor económico y social. Pensamos que el concepto de “densidad temporal” es importante en este análisis, pues permite describir la calidad de un tiempo “lleno” como contrapunto a la poderosa construcción social del tiempo de desempleo como un tiempo “vacío”. Aquí, adoptamos el concepto de densidad temporal de Bachelard (1936/1994Bachelard, G. (1936/1994). A dialética da duração. São Paulo: Ática.), que lo utiliza para traducir el número y la frecuencia con que ciertas actividades ocurren y que dan la impresión de un tiempo “lleno”. En concreto, el concepto de densidad del tiempo hace visibles una serie de actividades que ocurren en ese tiempo supuestamente “vacío”, que no son necesariamente remuneradas, ni tienen a menudo un espacio o tiempo propios.

Avanzando en su argumento, Cole (2007Cole, M. (2007). Re-Thinking Unemployment: A Challenge to the Legacy of Jahoda et al. Sociology, 41 (6), pp. 1133-1149, https://doi.org/10.1177/0038038507082319.) afirma que el sentimiento de ruptura y de pérdida en la vida de los desempleados es producto del ethos y del habitus constitutivos del trabajador (como categoría de la sociedad capitalista), lo que implica decir que estas reacciones (sobre todo la correspondencia entre tiempo de desempleo y el sentimiento de vacío) no son inevitables o fruto de la condición humana universal. Citando a Hannah Arendt, Cole afirma:

En otras palabras, es la constitución previa de los hombres de Marienthal como trabajadores que causó la respuesta al desempleo, no su naturaleza esencial. Estar desempleado no despoja al individuo de su identidad (humana), sino que simplemente substituye una identidad por otra, aunque esa identidad sea más visible porque se desvía de la norma de la identidad del trabajo asalariado[2] (Cole, 2007Cole, M. (2007). Re-Thinking Unemployment: A Challenge to the Legacy of Jahoda et al. Sociology, 41 (6), pp. 1133-1149, https://doi.org/10.1177/0038038507082319., p. 45).

Este enfoque sobre el tiempo y, sobre todo, la deconstrucción de la asociación necesaria e inevitable del empleo como gran eje estructurador del tiempo y del sentido de la experiencia diaria es fundamental para nuestro argumento porque nos permite poner en tela de juicio, al menos, tres presupuestos importantes en los estudios sobre el tiempo de los parados: 1) la naturalización de la idea de que estar desempleado implica, necesariamente, no tener coordenadas temporales y estar en situación de ruptura biográfica, resultado de la identificación mecánica entre identidad individual e identidad de trabajador; 2) la inevitabilidad de que los parados tengan orientaciones temporales de tipo fatalista y centradas en su pasado como “empleados”, lo que impide observar orientaciones hacia el presente, o inclusive hacia el futuro; y 3) la dificultad de entender las prácticas de los desempleados desde categorías como “tiempo vacío”, “tiempo desestructurado”, “tiempo sin nada que hacer”, que tienden a ocultar la densidad y ocupación del tiempo con actividades no remuneradas, o simplemente no asalariadas.

Entendemos que estos presupuestos se aplican sobre todo al modelo de sociedad del capitalismo industrial y fordista, asentada en un modelo ético inscrito en la valoración del tiempo de trabajo como un fin en sí mismo y como eje de realización personal y profesional (Durán Vázquez, 2011Durán Vázquez, J. F. (2011). La metamorfosis de la ética del trabajo. Constitución, crisis y reconfiguración de la ética del trabajo en la modernidad tardía. Santiago de Compostela: Andavira.; Prieto, Ramos Torre y Callejo Gallego, 2008Prieto, C., Ramos Torre, R. y Callejo Gallego, J. (eds.). (2008). Nuevos tiempos del trabajo. Entre la flexibilidad competitiva de las empresas y las relaciones de género. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.). Más que una actividad, en ese tipo de sociedad el trabajo define el principal papel social de los sujetos, del que deriva el papel secundario de consumidor en el tiempo libre. En las sociedades contemporáneas, este tipo de construcción de identidad social parece estar en crisis, y con ello también la forma como los individuos valoran y dan importancia al tiempo. Si bien es cierto que no existe un consenso sobre si la nuestra es una sociedad del trabajo o del consumo, es innegable que hay actualmente una mayor valorización del tiempo libre y de la esfera del consumo en detrimento del valor del trabajo como forma de realización personal (Bauman, 2008Bauman, Z. (2008). Vida para consumo. Rio de Janeiro: Zahar.; Himanen, 2006Himanen, P. (2006). Ética Hacker como cultura. En: Castells, M. (ed.). La sociedad red: una visión global. Madrid: Alianza Editorial, pp. 505-518.). Los jóvenes figuran entre los protagonistas de este tipo de tendencia (Castro, 2006Castro, L. R. (2006). What is new in the ‘south’? Consumer cultures and the vicissitudes of poor youth’s identity construction in urban Brazil. Young, 14 (3), pp. 179-201, https://doi.org/10.1177/1103308806065815.; Deutsch y Theodorou, 2010Deutsch, N. y Theodorou, E. (2010). Aspiring, consuming, becoming: youth identity in a culture of consumption. Youth and Society, 42 (2), pp. 229-254, https://doi.org/10.1177/0044118X09351279.; Franch, 2002Franch, M. (2002). Nada para fazer? Um estudo sobre atividades no tempo livre entre jovens de periferia no Recife. Revista Brasileira de Estudos de População, 19 (2), pp. 117-134.; Franch, 2008Franch, M. (2008). Tempos, contratempos e passatempos. Um estudo sobre práticas e sentidos do tempo entre jovens de grupos populares do Grande Recife. [Tesis doctoral inédita]. Universidade Federal do Rio de Janeiro: Rio de Janeiro.; Leccardi, 2005Leccardi, C. (2005). Por um novo significado do futuro: mudança social, jovens e tempo. Tempo Social, 17 (2), pp. 35-57, https://doi.org/10.1590/S0103-20702005000200003 .; Pais, 1994Pais, J. M. (1994). A vida como aventura: uma nova ética do lazer?. En: Pais, J. M. (ed.). New Routes for Leisure. Actas do Congresso Mundial do Lazer / World Leisure Congress, Lisboa, 3-5 de Junho de 1992. Lisboa: Edições do Instituto de Ciências Sociais da Universidade de Lisboa, pp. 99-110.; Pais, 2005Pais, J. M. (2005). Ganchos, tachos e biscates. Jovens, trabalho e futuro. Lisboa: Âmbar.; Ramos, 2008Ramos, R. (2008). Los tiempos vividos. En: Prieto, C., Ramos, R. y Callejo, X. (eds.). Nuevos tiempos del trabajo. Entre la flexibilidad competitiva de las empresas y las relaciones de género. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, pp. 107-178.; Wallace y Kovachova, 1996Wallace, C. y Kovachova, S. (1996). Youth Cultures and Consumption in Eastern and Western Europe. An overview. Youth & Society, 28 (2), pp. 189-214, https://doi.org/10.1177/0044118X96028002003.), aunque diversos autores sugieren que este cambio también ocurre en otros grupos de edad.

Las consideraciones que desarrollamos hasta aquí justifican nuestro interés en profundizar en el debate sobre el sentido de la experiencia del tiempo en situación de desempleo, buscando averiguar si los individuos, aun cuando razonan a partir de la idea de “pérdida”, utilizan estrategias y tácticas de valorización, creación e invención de ese tiempo disponible, lo que puede hipotéticamente permitirles deconstruir el sentido ontológico del empleo en sus propias vidas (Araújo, Duque y Franch, 2013Araújo, E., Duque, E. y Franch, M. (2013). Novas epistemologia(s) do tempo social. Revista Lusófona de Estudos Culturais, 1 (2), pp. 337-350.). Asumimos que la clasificación y vivencia del tiempo de desempleo como “tiempo en abundancia” debe entenderse con base en la importancia y el valor socialmente atribuidos a ese tiempo. Esto implica decir que es necesario relacionar dichos aspectos con situaciones y variables que la bibliografía apunta como relevantes en la percepción y experiencia del tiempo. Al margen de los cambios históricos, anteriormente referidos, en la valoración social del trabajo y del tiempo libre, entendemos que diversas situaciones y variables influyen en la percepción del tiempo del desempleo como problema o como oportunidad (Sanchis, 2003Sanchis, E. (2003). La experiencia del paro. Política y sociedad, 40 (1), pp. 161-183.): el tipo de políticas de apoyo a los desempleados existentes en cada contexto y momento histórico, pues no es lo mismo ser un desempleado en la década de 1940 en Marienthal, con subsidios decrecientes y por corto tiempo, que serlo en un estado del bienestar, en que el impacto económico del paro es más reducido; la clase social a la que pertenecen los parados y el tipo de trabajo / profesión que desempeñaban antes de quedarse desempleados; el tiempo que llevan en el paro (parados de larga duración o de corta duración); su edad y momento del ciclo de vida (casados, solteros, etc.); su origen (rural, urbano, migrantes o autóctonos); y por fin, el género, que es la variable en la que centraremos nuestra atención a partir de este momento.

2.2. Retomando la problemática del tiempo del paro desde una perspectiva de género

Desde el pionero trabajo de Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel (1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta.), los estudios sobre el paro son conscientes de las diferencias de género: “En Marienthal existen dos tiempos, el de los hombres y el de las mujeres” (1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta., p. 141). Si a ellos el cierre de la fábrica les había dejado con un exceso de horas vacías que se les pasaban sin darse cuenta, una ociosidad apenas interrumpida por actividades como cortar leña o cuidar a los conejos, a ellas no les retiraba el fardo del trabajo doméstico, que en cierto modo daba un sentido al día a día. Con el pasar del tiempo, inclusive, las exigencias del trabajo reproductivo se agudizaban por la necesidad de suplir carencias materiales con más trabajo (zurcir la ropa que se va ajando, aprovechar la comida cocinándola de varias maneras, etc.). A pesar de esta atención, lo que se observa en este y en otros estudios es que las diferencias entre el tiempo de los hombres y de las mujeres desempleados, con raras excepciones (Poveda Rosa, 2006Poveda Rosa, M. M. (2006). «Los lunes al sol» o «los lunes en casa». Roles de género y vivencias del tiempo de desempleo. Cuadernos de Relaciones Laborales, 24 (2), pp. 85-110.), apenas se describen, sin que se llegue a profundizar en una perspectiva analítica de género sobre el tiempo en abundancia.

Para empezar a discutir el impacto que el género ejerce sobre los usos y las percepciones del “tiempo en abundancia”, llamamos la atención sobre el hecho de que el goce del tiempo libre ha ocurrido, históricamente, de modo desigual, no solo entre las clases sociales, sino fundamentalmente entre hombres y mujeres, a pesar de las considerables diferencias entre países y regiones. Una de las conclusiones a la que varios trabajos llegan es que la propia escasez o “falta de tiempo” es una de las categorías más relevantes en la construcción de los procesos de socialización temporal de las mujeres occidentales (Bouffartigue, 2010Bouffartigue, P. (2010). The gender division of paid and domestic work: some remarks in favour of a temporal perspective. Time and Society, 19, pp. 220-238, https://doi.org/10.1177/0961463X09337855.; Deem, 1996Deem, R. (1996). No Time for a Rest? An Exploration of women’s Work, Engendered Leisure and Holidays. Time and Society, 5 (1), pp. 5-25, https://doi.org/10.1177/0961463X96005001001.; Jurczyk, 1998Jurczyk, K. (1998). Time in Women’s Everyday Lives Between Self-Determination and Conflicting Demands. Time and Society, 7 (2-3), pp. 283-308, https://doi.org/10.1177/0961463X98007002007.; Langevin, 1992Langevin, A. (1992). Rapports aux temps sociaux et division sexuée. Cahiers du Gedisst, 3, pp. 41-47.; Odih, 1999Odih, P. (1999). Gendered Time in the Age of Deconstruction. Time and Society, 8, pp. 9-38, https://doi.org/10.1177/0961463X99008001002.; Odih, 2003Odih, P. (2003). Gender, Work and Organization in the Time/Space Economy of ‘Just-in-Time’ Labour. Time and Society, 12 (2-3), pp. 293-314, https://doi.org/10.1177/0961463X030122008.). Así, es necesario apuntar que el paradigma interpretativo sobre la división de tiempo de trabajo / tiempo de ocio en la sociedad capitalista toma como referencia, casi inevitablemente, el tiempo masculino (Adam, 1989Adam, B. (1989). Feminist social theory needs time. Reflections on the relation between feminist thought, social theory and time as an important parameter in social analysis. Sociological Review, 37 (3), pp. 458-473, https://doi.org/10.1111/j.1467-954X.1989.tb00039.x.; Leccardi, 1996Leccardi, C. (1996). Rethinking Social Time: Feminist Perspectives. Time and Society, 5, pp. 169-186, https://doi.org/10.1177/0961463X96005002003.), o sea, considerando que existe una división social del trabajo productivo y reproductivo que se expresa en diferencias en las formas como los hombres y las mujeres organizan su día a día y sus biografías, son las experiencias masculinas las que se asumen como el eje a partir del cual se posiciona, secundariamente, el tiempo de las mujeres (Bouffartigue, 2010Bouffartigue, P. (2010). The gender division of paid and domestic work: some remarks in favour of a temporal perspective. Time and Society, 19, pp. 220-238, https://doi.org/10.1177/0961463X09337855.; Bourdieu, 1999Bourdieu, P. (1999). A dominação masculina. Oeiras: Celta.). Volviendo a Cole (2007Cole, M. (2007). Re-Thinking Unemployment: A Challenge to the Legacy of Jahoda et al. Sociology, 41 (6), pp. 1133-1149, https://doi.org/10.1177/0038038507082319.), estamos de acuerdo con su crítica al androcentrismo implícito en la clasificación de Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel del tiempo en abundancia pues, aunque describa los tiempos de hombres y mujeres, elabora todo su argumento a partir de las vivencias de estos, sin abrir el mismo espacio a las vivencias de las mujeres.

Esta crítica dialoga con las contribuciones de diversas autoras (Adam, 1989Adam, B. (1989). Feminist social theory needs time. Reflections on the relation between feminist thought, social theory and time as an important parameter in social analysis. Sociological Review, 37 (3), pp. 458-473, https://doi.org/10.1111/j.1467-954X.1989.tb00039.x.; Bryson, 2007Bryson, V. (2007). Gender and the Politics of Time. Feminist theory and contemporary debates. Bristol: Policy Press.; Forman y Sowton, 1989Forman, F. J. y Sowton, C. (eds.). (1989). Taking our Time. Feminist Perspectives on Temporality. Oxford: Pergamon Press.; Kristeva, Jardine y Blake, 1981Kristeva, J., Jardine, A. y Blake, H. (1981). Women’s Time. Signs, 7 (1), pp. 13-35, https://doi.org/10.1086/493855.; Langevin, 1987Langevin, A. (1987). Rythmes sociaux et reinterpretation individuelle dans le parcours de vie. Les Annales de Vaucresson, 26, pp. 169-177.; Leccardi, 1996Leccardi, C. (1996). Rethinking Social Time: Feminist Perspectives. Time and Society, 5, pp. 169-186, https://doi.org/10.1177/0961463X96005002003.; Legarreta, 2012Legarreta, M. (2012). El tiempo donado en el ámbito doméstico-familiar. Estudio sobre el trabajo doméstico y los cuidados. [Tesis doctoral inédita]. Bilbao: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea.; Walby, 1997Walby, S. (1997). Gender Transformations. London: Routledge.) que insistieron en la necesidad de una socio-antropología del tiempo sensible a las cuestiones de género, que mostrase de qué manera y hasta qué punto hombres y mujeres se diferencian en las percepciones y usos del tiempo, teniendo en cuenta incluso la temporalidad biológica (apropiada socialmente) en la que se inscriben, y que coloca a las mujeres como las principales responsables del trabajo reproductivo. En este sentido podemos argumentar que las mujeres desarrollan, a lo largo de su trayectoria de vida, y mediante procesos socialmente constituidos y constituyentes –como la construcción social de la maternidad- disposiciones temporales más orientadas hacia la contingencia y la anticipación que los hombres, que a su vez disponen de mayor estabilidad y orientación hacia el presente (Leccardi y Rampazi, 1993Leccardi, C. y Rampazi, M. (1993). Past and Future in Young Women’s Experience of Time. Time and Society, 2 (3), pp. 353-379, https://doi.org/10.1177/0961463X93002003004.). Asimismo, destacamos que las trayectorias biográficas de las mujeres son, con bastante frecuencia, menos lineales que las masculinas, porque están más expuestas, como resultado de su asimilación social a la esfera doméstica, al entrecruzamiento de tiempos –cuidado, reproducción, profesión / trabajo remunerado– y, por lo tanto, a posibles discontinuidades profesionales a lo largo de su vida en función del calendario familiar (Langevin, 1987Langevin, A. (1987). Rythmes sociaux et reinterpretation individuelle dans le parcours de vie. Les Annales de Vaucresson, 26, pp. 169-177.; Leccardi, 1996Leccardi, C. (1996). Rethinking Social Time: Feminist Perspectives. Time and Society, 5, pp. 169-186, https://doi.org/10.1177/0961463X96005002003.). Además, los tiempos de las mujeres a menudo son entendidos de forma no lineal, a partir de las imágenes de “ciclos” y “fases” (Bodoque, 2001Bodoque, Y. (2001). Tiempo biológico y tiempo social. Aproximación al análisis del ciclo de vida de las mujeres. Gazeta de Antropologia, 17, artículo 12. [En línea] Disponible en: http://www.gazeta-antropologia.es/?p=3259.; Forman y Sowton, 1989Forman, F. J. y Sowton, C. (eds.). (1989). Taking our Time. Feminist Perspectives on Temporality. Oxford: Pergamon Press.; Kristeva, Jardine y Blake, 1981Kristeva, J., Jardine, A. y Blake, H. (1981). Women’s Time. Signs, 7 (1), pp. 13-35, https://doi.org/10.1086/493855.), que yuxtaponen procesos biológicos a procesos sociales, naturalizando así el tiempo de las mujeres. Si históricamente estas representaciones han servido para subordinar a las mujeres a posiciones inferiores en el mercado de trabajo, el contexto actual de precarización del empleo parece haber reforzado estas tendencias: son las mujeres las que se han visto más afectadas por la flexibilización laboral, que se les presenta como una posibilidad de “compaginar” vida laboral y vida doméstica (Poveda Rosa, 2006Poveda Rosa, M. M. (2006). «Los lunes al sol» o «los lunes en casa». Roles de género y vivencias del tiempo de desempleo. Cuadernos de Relaciones Laborales, 24 (2), pp. 85-110.).

Todas estas consideraciones se han de poner en perspectiva igualmente a partir de la clase social (Pronovost, 1989Pronovost, G. (1989). Time and Social Class. Current Sociology, 37 (3), pp. 63-73, https://doi.org/10.1177/001139289037003006.). Los estudios sobre usos y percepciones del tiempo son unánimes en afirmar que el tiempo disponible para las mujeres se reduce a medida que descendemos en la jerarquía social, pues ellas pasan a ser las únicas o principales responsables de las tareas de reproducción social (alimentación, movilidad, actividades extracurriculares y cuidados, entre otras tareas). Además, la relación de las clases sociales con el tiempo no es únicamente de carácter económico (Bourdieu y Passeron, 1970Bourdieu, P. y Passeron, J. C. (1970). La reproduction. Élements pour une théorie du système d’enseignement. Paris: Minuit.; Oliveira, Araújo y Bianchetti, 2014Oliveira, A., Araújo, E. y Bianchetti, L. (2014). “Flying Higher”: Understanding the Meanings Given to Scientific Initiation in Brazil. Journal of Educational and Social Research, 4 (6), pp. 235-242, https://doi.org/10.5901/jesr.2014.v4n6p235.). La clase también condiciona los modelos de valoración y de representación del tiempo a través del habitus, de la socialización. Desde esa perspectiva, es posible entender por qué el desempleo se define con más frecuencia como tiempo en abundancia, en el sentido de un tiempo que sobra, en el caso de los hombres y no tanto entre las mujeres (Schouten et al., 2012Schouten, M. J., Augusto, A., Araújo, E., Sousa, H., Simões, M. J., Lourenço, L. y Las Heras, S. (2012). Relatório preliminar do projeto Tempo e tecnologia: uma abordagem de género para o contexto português. Braga: Universidade da Beira Interior, Universidade do Minho, Comissão para a Igualdade de Género.), principalmente en las clases más populares, donde las mujeres son socializadas con anticipación para el trabajo doméstico y están, así, preparadas para valorar y llenar el tiempo, y también para pensarlo como un continuum de actividades (Sullivan, 1997Sullivan, O. (1997). Time Waits for no (Wo) Man: An Investigation of the Gendered Experience of Domestic Time. Sociology, 31 (2), pp. 221-239, https://doi.org/10.1177/0038038597031002003.).

Volviendo al texto de Cole (2007Cole, M. (2007). Re-Thinking Unemployment: A Challenge to the Legacy of Jahoda et al. Sociology, 41 (6), pp. 1133-1149, https://doi.org/10.1177/0038038507082319.) sobre la designación y la experiencia del tiempo en abundancia, este autor indica que, estén o no “desempleadas”, las mujeres participan de forma muy activa en la experiencia del desempleo y, por lo tanto, en su constitución y estructuración. Como sujetos activos, las mujeres producen y reproducen los modelos de valoración del tiempo en los que fueron socializadas, que son, al mismo tiempo, distintos y subordinados a los de los hombres (Feuvre, 1994Feuvre, N. (1994). Leisure, Work and Gender: A Sociological Study of Women’s Time in France. Time and Society, 3 (2), pp. 151-178, https://doi.org/10.1177/0961463X94003002002.; Deem, 1996Deem, R. (1996). No Time for a Rest? An Exploration of women’s Work, Engendered Leisure and Holidays. Time and Society, 5 (1), pp. 5-25, https://doi.org/10.1177/0961463X96005001001.; Epstein, Seron, Oglensky y Sauté, 1999Epstein, C. F., Seron, C., Oglensky, B. y Sauté, R. (1999). The Part-time Paradox: Time Norms, Professional Life, Family and Gender. New York: Routledge.). Uno de los efectos de esta subordinación es el hecho de que exista una mayor “tolerancia social” hacia el desempleo femenino. Poveda Rosa (2006Poveda Rosa, M. M. (2006). «Los lunes al sol» o «los lunes en casa». Roles de género y vivencias del tiempo de desempleo. Cuadernos de Relaciones Laborales, 24 (2), pp. 85-110.) demuestra que, aunque el paro entre las mujeres sea superior al masculino en todas las clases sociales y en todas las franjas de edad, las políticas públicas se destinan principalmente a los hombres adultos, considerados el “ganapán” de sus familias. El desempleo femenino se tolera más pues se considera “que excluye, pero no margina” (Torns, 2000, p. 350, apud Poveda Rosa, 2006Poveda Rosa, M. M. (2006). «Los lunes al sol» o «los lunes en casa». Roles de género y vivencias del tiempo de desempleo. Cuadernos de Relaciones Laborales, 24 (2), pp. 85-110.). Contra la idea de que las mujeres “llevan mejor” el paro porque se ocupan de las tareas de casa y obtienen reconocimiento social gracias a ellas, Poveda recuerda que el trabajo del hogar está simbólicamente desvalorizado y que muchas mujeres se sienten frustradas en el rol de amas de casa. Además, en familias monoparentales, las mujeres son las principales responsables económicas, por lo que conseguir un trabajo remunerado no es una opción y sí una urgencia. Esta autora, en continuidad con otros estudios, nos invita a articular género y clase social, mostrando cómo las experiencias del tiempo de desempleo pueden ser diferentes dependiendo de los recursos con los que se cuenta.

Por fin otro aspecto que necesitamos tomar en cuenta en nuestra reflexión sobre el tiempo en abundancia versus el tiempo escaso es el cambio de valores al que nos referimos antes con relación a los modelos de uso y de experiencia de los tiempos de trabajo, de empleo y de ocio que atraviesan las sociedades contemporáneas y que también afectan las relaciones de género (Araújo, 2011Araújo, E. (2011). A política de tempos: elementos para uma abordagem sociológica. Revista Política e Trabalho, 34, pp. 19-40.). En este caso lo que nos interesa conocer es hasta qué punto ocupaciones, representaciones y actitudes que eran exclusivas de los hombres o, por el contrario, de las mujeres son hoy más compartidas, y cómo ello puede afectar a la vivencia del tiempo del desempleo. No agotaremos todos estos cambios en este artículo, apenas tomaremos como ejemplo, en el caso de las mujeres, los usos que se refieren a la valorización del tiempo para sí mismas (el temps à soi de que nos habla Nowotny (1996Nowotny, H. (1996). Time: The Modern and Postmodern Experience. London: Polity.), para prácticas culturales o de ocio, individuales o colectivas, no relacionadas con la esfera doméstica y, en el caso de los hombres, los usos que se relacionan con la realización de actividades domésticas y familiares, que también incluyen el cuidado de la prole.

En resumen, la bibliografía nos dice, de forma diversa y a veces contradictoria, que la experiencia del desempleo tiende a configurarse como experiencia de pérdida y de discontinuidad, que lleva a los individuos a desarrollar estrategias de estructuración y de ocupación del tiempo, lo que no implica que, necesariamente, estos consideren ese tiempo como un tiempo sin nada para hacer o un tiempo en abundancia. Asumimos, a partir de aquí, tres ideas fundamentales:

Organizamos, así, el análisis de los datos teniendo en cuenta los principales conceptos discutidos aquí, entre los cuales destacamos: aceptación y uso de la expresión “tiempo en abundancia” para clasificar la experiencia del desempleo; estrategias de estructuración del tiempo y niveles de densidad, usando el concepto de Bachelard (1936/1994Bachelard, G. (1936/1994). A dialética da duração. São Paulo: Ática.), que toma en cuenta el número y la frecuencia de las actividades realizadas; experiencias de discontinuidad / ruptura y, por último, representaciones de los hombres con relación a las mujeres y viceversa, en situación de desempleo.

 

3. METODOLOGÍA Top

Los datos empíricos utilizados para este artículo fueran recogidos en el ámbito del proyecto Tiempo y tecnología: un enfoque de género, realizado en Portugal entre 2009 y 2011 (Schouten et al., 2012Schouten, M. J., Augusto, A., Araújo, E., Sousa, H., Simões, M. J., Lourenço, L. y Las Heras, S. (2012). Relatório preliminar do projeto Tempo e tecnologia: uma abordagem de género para o contexto português. Braga: Universidade da Beira Interior, Universidade do Minho, Comissão para a Igualdade de Género.). El objetivo general de la investigación fue clasificar los usos y representaciones del tiempo y de la tecnología en el espacio doméstico, teniéndose en cuenta las variables sexo, edad, ocupación, escolaridad y clase social. Fueron realizadas encuestas con 400 individuos, 22 entrevistas individuales y cuatro grupos focales.

En este artículo, con el objetivo indagar sobre la pertinencia heurística del concepto de “tiempo en abundancia” tomando en consideración la variable género, escogimos, de toda la información obtenida para el proyecto, analizar en profundidad dos grupos focales. Participaron en los grupos cuatro mujeres (grupo 1) y ocho hombres (grupo 2) en paro, de diferentes profesiones y niveles educativos, como se puede ver en la Tabla 1 y la Tabla 2.

Tabla 1. Características socioeconómicas de las mujeres participantes en el grupo focal 1 (mujeres en paro)

Características socioeconómicas de las mujeres participantes en el grupo focal 1 (mujeres en paro)

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Tabla 2. Características socioeconómicas de los hombres participantes en el grupo focal 2 (hombres en paro)

Características socioeconómicas de los hombres participantes en el grupo focal 2 (hombres en paro)

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La opción de seleccionar los grupos focales para este artículo tiene dos motivos, uno de carácter práctico (en la investigación realizada, los grupos concentraron mejor los discursos de los desempleados) y el otro de orden metodológico. La mayoría de las investigaciones sobre usos del tiempo utiliza encuestas, realizadas mediante cuestionarios, encuestas de presupuestos de tiempo (time budget) y entrevistas individuales (Schouten et al., 2012Schouten, M. J., Augusto, A., Araújo, E., Sousa, H., Simões, M. J., Lourenço, L. y Las Heras, S. (2012). Relatório preliminar do projeto Tempo e tecnologia: uma abordagem de género para o contexto português. Braga: Universidade da Beira Interior, Universidade do Minho, Comissão para a Igualdade de Género.). En este ensayo, más que conocer el volumen de tiempo y la manera en que los actores perciben y distribuyen su tiempo, priorizamos comprender los valores y los sentidos que los sujetos atribuyen al tiempo en abundancia, descubrir las lógicas implícitas en sus discursos, que a veces se presentan contradictorios y ambiguos. En este sentido, los grupos focales, junto a las entrevistas, permiten aprehender los elementos valorativos y subjetivos en la relación de los individuos con el tiempo, pero, de forma diferente (o complementaria) a las entrevistas, destacan la construcción intersubjetiva de esos valores, permitiendo que las contradicciones y ambigüedades aparezcan de modo más agudo (Trad, 2009Trad, L. B. (2009). Grupos focais: conceitos, procedimentos e reflexões baseadas em experiências com o uso da técnica em pesquisas de saúde. Physis: Revista de Saúde Coletiva, 19 (3), pp. 777-796, https://doi.org/10.1590/S0103-73312009000300013.). En este caso, las preguntas destacadas para el análisis se refieren al uso del tiempo libre y al ocio, a la organización del trabajo doméstico, y a las estrategias para conciliar vida pública y vida privada.

Por fin, reafirmamos el carácter exploratorio de nuestro artículo, que se apoya empíricamente en dos grupos focales. Una investigación más extensiva y con potencial para generalizar conclusiones exigiría ampliar el número de grupos, incluyendo criterios de edad, área de residencia, clase social, profesión / trabajo, escolaridad, que nos permitirían profundizar en las percepciones y narrativas del tiempo de desempleo y en su conexión con la idea de un “tiempo en abundancia”. Dado que esta es una cuestión compleja, que incluye varias dimensiones sociales y culturales, nuestro objetivo se limitó a hacer dialogar fundamentaciones teóricas con la información empírica, para demostrar cómo el concepto “tiempo en abundancia” actúa como una forma de clasificación y jerarquización del tiempo, aunque también sea una forma que cada vez se utiliza más para dar nuevos significados al tiempo, más allá de la tradicional división entre tiempo de trabajo (productivo y reproductivo) y tiempo libre.

 

4. RESULTADOS Top

Como argumentamos, nuestro análisis se concentra en las semejanzas y diferencias entre los dos grupos focales, sin ocuparnos de las variaciones internas de cada grupo. Comenzaremos con las semejanzas y nos ocuparemos, después, de las diferencias.

4.1. Elementos en común entre los dos grupos

Es posible establecer cinco elementos en común relativos al modo en el que los desempleados viven y perciben el tiempo, independientemente del sexo, la edad y la trayectoria laboral.

El primero es que ninguno de los participantes en situación de desempleo y de inactividad usa la expresión “tiempo en abundancia”, o alguna expresión que se le aproxime, para describir su experiencia diaria del tiempo. Lo que se observa, generalmente, es una cierta resistencia y negación al uso de esa clasificación, más acentuada aún en el caso de las narrativas masculinas. Los participantes prefieren utilizar expresiones que demarcan la oposición estructural entre privado y público, y que muestran la inscripción territorial de esos dos momentos de sus vidas -el tiempo del trabajo asalariado (público, fuera de la esfera doméstica) y el tiempo de desempleo en casa (privado, doméstico)-. Como veremos, estos “territorios de tiempo” tienen significados diferentes según el género.

El segundo elemento es la asimilación del tiempo al dinero. Todos los participantes de los grupos focales confirman que, si tuvieran la opción, preferirían ganar más dinero y tener menos tiempo libre, porque consideran que el elemento económico es “lo más importante, es más” (entrevistada C., grupo focal 1). De nuevo se observan diferencias significativas en la valorización del tiempo como dinero en función del género, que complementan el par anterior doméstico / público, anunciando la dicotomía “cuidar de la casa” / mujeres versus “llevar dinero a casa” / hombres.

El tercero, las experiencias de discontinuidad y de ruptura con un régimen de tiempo anterior, cuando tenían trabajo. En los dos grupos, los sujetos construyen narrativas más ancladas en el pasado que proyectadas hacia el futuro. Muchas veces no mencionan explícitamente el tiempo pasado (aunque esté bastante presente en sus respuestas), porque parten del principio de que tanto los entrevistadores como los otros participantes en el grupo focal conocen esa realidad y comparten el mismo “problema”: perder el empleo, la rutina y el dinero.

El cuarto, cuanto mayor es el periodo de empleo anterior, más intensa es la experiencia de discontinuidad y de “parada” impuesta por el desempleo. Pero, cuanto mayor fue la conexión con otras actividades (extra-laborales) y con el espacio doméstico, durante la experiencia del empleo, la sensación de pérdida o de “parada” en el tiempo parece ser menos dramática.

El quinto y último elemento es que, a pesar de la discontinuidad que impone la experiencia del desempleo, los actores tienen la necesidad de encontrar “soluciones” para conseguir un nuevo ajuste en su biografía. Como veremos, esas soluciones se muestran diferentes, sobre todo entre hombres y mujeres.

4.2. Variaciones entre grupos

Analizando las diferencias entre el grupo de los hombres y el de las mujeres desempleadas, se observa que estas últimas tienden a desarrollar esquemas de organización del “tiempo en abundancia” con niveles de densidad superiores a los de los hombres. En parte ello se debe a que las entrevistadas no solo asumen las principales funciones de cuidado del espacio doméstico, sino que se autoafirman por medio de los roles que adoptan en la esfera doméstica, siguiendo una tendencia ampliamente discutida en la bibliografía sobre tiempo y género (Balbo, 1987Balbo, L. (1987). Time to Care. Politiche del tempo e diritti quotidiani. Milán: Franco Angeli.; Legarreta, 2012Legarreta, M. (2012). El tiempo donado en el ámbito doméstico-familiar. Estudio sobre el trabajo doméstico y los cuidados. [Tesis doctoral inédita]. Bilbao: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea.; Langevin, 1987Langevin, A. (1987). Rythmes sociaux et reinterpretation individuelle dans le parcours de vie. Les Annales de Vaucresson, 26, pp. 169-177.; Langevin, 1992Langevin, A. (1992). Rapports aux temps sociaux et division sexuée. Cahiers du Gedisst, 3, pp. 41-47.; Odih, 1999Odih, P. (1999). Gendered Time in the Age of Deconstruction. Time and Society, 8, pp. 9-38, https://doi.org/10.1177/0961463X99008001002.; Odih, 2003Odih, P. (2003). Gender, Work and Organization in the Time/Space Economy of ‘Just-in-Time’ Labour. Time and Society, 12 (2-3), pp. 293-314, https://doi.org/10.1177/0961463X030122008.), y uno de los lugares comunes cuando se piensa en el paro femenino (Poveda Rosa, 2006Poveda Rosa, M. M. (2006). «Los lunes al sol» o «los lunes en casa». Roles de género y vivencias del tiempo de desempleo. Cuadernos de Relaciones Laborales, 24 (2), pp. 85-110.). Efectivamente, la identificación subjetiva con “las cosas de la casa” constituye un elemento común entre las mujeres de este estudio, a pesar de sus diferencias de edad, escolaridad y trayectorias profesionales, como se puede comprobar en el fragmento del grupo focal 1 reproducido más abajo:

[Entrevistada D] “Sí, sí, a veces dicen que están hartas de estar en casa, yo va a hacer ocho años en enero que estoy en casa y todos los días tengo algo que hacer. Ellas [las otras mujeres del grupo focal] critican, pero son iguales”.

[Entrevistada E] “A mí me gustan, a mí me gustan las cosas de la casa”.

[Entrevistada A] “A mí me parece muy importante, creo que la casa es el espacio donde vivimos y es el espacio donde estamos con nuestra familia”.

Esta identificación con la esfera doméstica explica que las mujeres con más frecuencia que los hombres se refieran al tiempo del desempleo como un desplazamiento de “fuera” para “dentro” de casa:

[Grupo Focal 1, Entrevistada A] “claro, porque como ahora estoy en casa normalmente…”

[Grupo Focal 1, Entrevistada C] “mi marido trabaja, soy yo quien se queda en casa”.

[Grupo Focal 1, Entrevistada D[3]] “va a hacer ocho años en enero que estoy en casa”.

“no esperaba quedarme tan pronto en casa”.

“mi marido también ya está en casa”.

“cuando supieron que yo estaba en casa”.

Como se puede ver en estos fragmentos, “quedarse en casa” demarca el tiempo del paro, actuando como sinónimo del desempleo y, en el caso de una de las entrevistadas, de la jubilación.

Dos aspectos deben ser destacados en esta relación entre las mujeres y el espacio de la casa. En primer lugar, la “casa” no debe entenderse como lugar físico sino simbólico, sintetizando todas las actividades de reproducción de lo cotidiano y del cuidado de la familia, no necesariamente realizadas “dentro de casa” –ir a las compras, ir a buscar a los niños a la escuela, llevarlos al médico, gestionar trámites burocráticos etc-. En segundo lugar, la identificación con lo doméstico presenta una cierta ambigüedad en los discursos. Por un lado, es evidente que las mujeres atribuyen un valor positivo a las actividades domésticas, tanto por la satisfacción que, según nos cuentan, esas actividades proporcionan (“a mí me gustan las cosas de la casa”), como debido al reconocimiento y prestigio social relacionados con esta función. Por otro lado, la situación de desempleo parece intensificar la dedicación de las mujeres a los trabajos domésticos, especialmente en los casos en que los hombres continúan “trabajando fuera”. Esto se debe a la obligación moral que las mujeres sienten con relación a los otros miembros de la familia cuando tienen “más tiempo libre”, y que no encuentra su contrapartida cuando los hombres se quedan en paro. Es en esas circunstancias cuando podemos encontrar un “tiempo en abundancia” desestructurado, no por falta de actividades sino por su exceso, como cuenta una de las participantes del grupo focal 1:

[Entrevistada A] “Trabajé 28 años y llevo medio año sin trabajar. Estoy intentando crear mi empresa, para mí este espacio de tiempo, estos seis meses, fueron un caos absoluto, porque quise dedicarme más a mis hijos y la única actividad que asumí más, que era más repartida entre los dos, fueron los traslados diarios, porque es un caos, nunca imaginé que robara tanto tiempo, me roba mucho tiempo. Vivo fuera de la ciudad y eso es una desventaja. Tengo cuatro hijos de edades diferentes, y tengo que dejar a cada uno en un lugar diferente. Es un drama. O sea, fue una adaptación que yo tuve que hacer y una experiencia que no me está yendo nada bien. De hecho, fue para darles un poco más de comodidad en las horas de salida del horario escolar, que pudieran venir enseguida a casa y no tenerlos que sacrificar en relación a los horarios que yo tenía, que eran mucho más largos. Antes, los dejaba en el colegio esperando, y mi propuesta fue irlos a buscar a unos más temprano, a otros más tarde, pero se me ha complicado la cosa. Cuando vuelva al trabajo activo, tendremos que organizarnos de nuevo, y tendremos que adaptarnos y otra vez ajustarnos un poco y encontrar nuevas soluciones, porque las cosas son así: encontramos siempre nuevas soluciones cuando necesitamos. Claro que, como yo ahora estoy en casa normalmente en el tiempo de hacer la cena (porque la comida, nadie come en casa, a no ser yo), claro que no espero que nadie me ayude en casa, porque eso sería una falta de respeto hacia los otros miembros de la familia, si yo esperase que ellos llegasen para ayudarme simplemente porque todos tienen que colaborar. No, todos colaboran en lo posible, y de acuerdo con la necesidad y las posibilidades de cada uno en un momento dado”.

Si, por un lado, el “tiempo en abundancia” se traduce en una intensificación de la relación mujeres / trabajo doméstico, lo que indica un refuerzo de las desigualdades de género en situaciones de desempleo, por otro lado, las narrativas indican que las participantes también desarrollan estrategias para transformar ese excedente temporal en un tiempo personal, a partir de las dimensiones del autocuidado, del descanso, del ocio individual y de la sociabilidad. La importancia de la estructuración del tiempo a partir de sí mismas, así como la legitimidad para usar ese tiempo como “tiempo libre” se pueden ver en los fragmentos del grupo focal 1 reproducidos más abajo:

[Entrevistada A] “Mira, para mí [el tiempo libre] es estar sola mucho tiempo, leer, por ejemplo, que me gusta mucho, es ir a ver una película sola, es ir a un cine, que yo voy muchas veces al cine por la noche, y de vez en cuando hacer algo diferente, que aparece sin que te lo esperes…”

[Entrevistada E] “Ahora no tengo [trabajo fuera], estoy en casa, ¿vale? Me levanto por la mañana, me gusta mucho levantarme por la mañana […] Desayuno en la mesa, salgo a caminar, después vuelvo, como hace un rato, que entré en casa, tengo mi trabajito de la comida, limpiar la cocina y después tengo toda la tarde para hacer mis cosas, que no son pocas, ¿vale?, cuando son las ocho y media o las nueve, estoy sentadita en el sofá, y estoy tranquilita”.

[Entrevistada D] “Cuando me quedé en casa, y no esperaba quedarme tan pronto en casa, pero por desgracia cerró todo, y yo ya tenía los años de caja, en fin, me jubilaron […] oh, yo ahora tengo tiempo”.

[Entrevistada C] “Yo también tengo tiempo para mí, salgo a caminar también todos los días...”.

[Entrevistada D] “Y me da tiempo de salir a caminar”.

[Entrevistada E] “Yo tengo tiempo para mí, tengo tiempo, cuando estoy en casa, que estoy así, un poco rara, cojo mis piernas y voy a mi lugar de trabajo, voy y vengo”.

[Entrevistada D] “pero eso, nosotras ahora ya no trabajamos”.

Llamamos la atención sobre la idea de “ahora tengo tiempo para mí”, como un indicativo de la estrategia consciente de utilizar este “tiempo en abundancia” de forma personal y satisfactoria. Así, aunque el adverbio “ahora” marque el momento de discontinuidad con el pasado, los relatos sugieren que existe una lectura positiva de esta ruptura por parte de las participantes, que la entienden como una reapropiación temporal, condensada en la expresión “no somos esclavas”:

[Entrevistada E] “Por ejemplo, los martes, cuando trabajaba, porque yo trabajaba en comercio... no digo que fuesen todos los martes, pero salíamos a las siete… si hubiese clientes se salía a las ocho, porque, mientras hubiera un cliente, no se dejaba al cliente allí, cierto, y cuando trabajaba, llegaba a casa y preparaba mi cena y cenaba. Ahora voy a hacer gimnasia los martes, los viernes también voy, si hay una cena con las amigas, también salimos, también se organiza así el tiempo. No somos esclavas”.

[Moderador] “¿Y ustedes creen que es importante tener tiempo así?”

[Entrevistada E] “Sí que lo es”.

[Entrevistada D] “Todos los días salgo por la mañana a desayunar y me paso un buen rato”.

[Entrevistada C] “Yo también, y voy a andar, cuando lo tengo todo arreglado…”

[Entrevistada D] “Ah, no me quedo así en casa todo el día parada de manos, no” [risas].

[Entrevistada C] “Salgo a andar, me tomo un café, me veo con unos amigos o amigas. Cuando trabajaba, estaba más ocupada”.

[Moderador] “Entonces, ¿le parece que tenía menos tiempo libre cuando trabajaba?”

[Entrevistada C] “Sí, sí, eso es. Tenía menos [tiempo libre] y ahora tengo más”.

[Moderador] “¿Y le parece importante tener ese tiempo libre?”

[Entrevistada C] “Sí que me lo parece, sí…”

Como comentamos en la discusión teórica, algunos estudios defienden que en los últimos años tuvieron lugar cambios significativos en la manera en la que las mujeres perciben y usan el tiempo, que ampliaron su esfera de uso personal (Lyonette, Crompton y Wall, 2007Lyonette, C., Crompton, R. y Wall, K. (2007). Gender, occupational class and work-life conflict. A comparison of Britain and Portugal. Community, Work and Family, 10 (3), pp. 283-308, https://doi.org/10.1080/13668800701456245.; Sullivan, 2006Sullivan, O. (2006). Changing Gender Relations, Changing Families: Tracing the Pace of Change over Time. New York: Rowman and Littlefield Publishers.). Otros trabajos, por otro lado, denuncian la persistencia de un elevado nivel de desigualdad de género en el uso del tiempo en el espacio doméstico, que aumentaría en situaciones de desempleo femenino (Rose, Hewitt y Baxter, 2013Rose, J., Hewitt, B. y Baxter, J. (2013). Women and part-time employment: Easing or squeezing time pressure?. Journal of Sociology, 49 (1), pp. 41-59, https://doi.org/10.1177/1440783311419907.). En nuestro estudio exploratorio, ambas tendencias conviven: las mujeres desempleadas intensifican el trabajo doméstico, pero también buscan activamente tener tiempo para el ocio y para sí mismas. Desde este punto de vista, las mujeres entrevistadas, en contraposición a los hombres en paro, consiguen crear un estilo de experiencia del tiempo más marcado por la “invención”, aquí entendida en el sentido dado por Certeau (1980Certeau, M. (1980). L’invention du quotidien. Paris: Gallimard.): “artes de hacer”, formas de crear lo cotidiano que son creadas por sujetos que se enfrentan a limitaciones estructurales, pero no son determinados por ellas. Esas mujeres describen que mantienen las mismas rutinas temporales que tenían antes de dejar de trabajar, mostrando cómo llenan el tiempo con los cuidados familiares y con quehaceres domésticos adicionales que terminan “inventando”, pero también “inventan” actividades de cuidado de sí y nuevos espacios de ocio, lo que incluye tener un tiempo para sí mismas. Entendemos que estas actitudes son una muestra de lo que Certeau considera las prácticas de resistencia y sobrevivencia cotidiana, pequeñas tácticas en las que la creatividad de los sujetos se manifiesta.

La dinámica del grupo focal permite observar que este proceso de invención de rutinas y, en otros casos, de estabilización de esas mismas rutinas, no ocurre instantáneamente, sino que exige un proceso de aprendizaje y de desconexión de la rutina que estructuraba el tiempo cuando estaban empleadas. La búsqueda de una nueva cotidianidad adquiere sentido como forma de resistir a la “depresión” motivada por la experiencia de ruptura y de espera:

[Grupo focal 1, entrevistada A] “¡no se puede coger una depresión por todo lo que te pase en la vida!”.

Como vimos, la participante E del grupo focal 1 afirma que, muchas veces, no resiste a la presión de tener mucho tiempo en casa y sigue la misma rutina del tiempo en el que tenía un empleo, andando hasta su antiguo lugar de trabajo para amenizar su sensación de algo incómodo. Los casos en los que la adaptación a los nuevos tiempos ocurrió más fácil y rápidamente corresponden a mujeres que empezaron en seguida a trabajar como voluntarias o a realizar otras actividades fuera de casa:

[Entrevistada D] “A mí no se me hizo difícil quedarme en casa, yo pensaba que me iba a deprimir porque fueron 41 años levantándome muy temprano”.

[Entrevistada A] “Pero también, en seguida te hiciste voluntaria”.

[Entrevistada D] “Sí, es que sucedió en seguida. Cuando supieron que estaba en casa me invitaron [a ser voluntaria]. Dijeron: «aquella mujer, es eso y lo otro»”.

[Entrevistada A] “No te quedaste mucho tiempo [sin hacer nada], me parece bien. Yo tengo una vida súper-atareada y tengo tiempo para mí.

Como podemos observar, aunque las historias individuales sean singulares, revelan un modelo común de narrativa que se construye tomando como referencia las estrategias de estructuración de un tiempo que fluye sin tantos marcadores y encuadres como el tiempo en que trabajaban. A ese nuevo tiempo se le da una valorización económica, social y también recreativa por medio de un conjunto de actividades: trabajo voluntario, cuidar a los otros, deportes, paseos y tareas domésticas. Esencialmente lo que se busca es estructurar nuevamente la vida cotidiana, a partir de la repetición de tareas. De este modo notamos que, en los discursos de las mujeres, hay una tendencia a que estas se recojan en su categoría de “mujer”, asumiendo mucho más las tareas domésticas y familiares “ahora” que están desempleadas. Pero, simultáneamente, realizan una ruptura con modelos de socialización tradicionales –teniendo en cuenta que tres de ellas tienen más de 40 años– asumiendo el tiempo propio y el tiempo libre (individual o en familia) como un tiempo perfectamente legítimo, “aunque” estén en situación de no ganar dinero por su tiempo. Como podremos ver un poco más adelante, el elemento que diferencia estas narrativas de las masculinas es el significado que el paro adquiere para los hombres, como un estado de tener tiempo en abundancia no productivo y sin remuneración.

Otro elemento que distingue las narrativas de usos del tiempo de hombres y mujeres es el hecho de que las dinámicas conversacionales durante los grupos focales femeninos indican una temporalidad marcadamente más colectiva y afirmativa de comportamientos, un modelo compartido por todas ellas, lo que se refleja en la repetición del “nosotras” o en las formas verbales en la primera persona del plural. En el grupo de los hombres, en cambio, las dinámicas conversacionales revelan temporalidades menos convergentes, bien como más discordancias sobre los aspectos relacionados al “tiempo en abundancia”: las estrategias de estructuración del tiempo, el valor dado a la casa y a lo doméstico, la percepción del desempleo como ruptura o, por el contrario, como continuidad biográfica, la percepción de exceso o falta de tiempo en la situación de desempleo.

En común con las mujeres, los hombres desempleados también aspiran a estructurar su cotidianidad, pero no lo hacen a partir de la dedicación a las tareas domésticas, al cuidado de la familia o al voluntariado, sino principalmente buscando actividades que puedan ser remuneradas y que se relacionen con su área profesional. No queremos decir con esto que los hombres entrevistados sean totalmente ajenos a las actividades domésticas y de cuidado. En algunos casos, los hombres en paro cuyas mujeres trabajan se hacen cargo de tareas domésticas más sencillas, como preparar (o calentar) la comida, y ejercen su paternidad de forma más activa. Pero, a diferencia de lo que vimos en el grupo de las mujeres, estas actividades no son valoradas de forma positiva, no son vividas colectivamente, ni tampoco constituyen una manera legítima de ocupar el “tiempo en abundancia”. Por ello, las actividades domésticas no son estructuradoras del tiempo en abundancia masculino, ni le pueden hacer frente al trabajo “fuera de casa”, como se puede ver en el fragmento siguiente:

[Entrevistado G] “Trabajar fuera es más agradable”.

[Entrevistado C] “[Trabajar] [e]n casa es complicado. Siempre hay la misma rutina, y normalmente hay soledad en el trabajo doméstico, no tienes a nadie con quien desahogarte, a no ser cuando la pareja se junta, cuando se entienden bien y consiguen desahogarse entre los dos [...] Creo que el trabajo doméstico es muy confuso, uno le da vueltas a la cabeza para pensar cosas que... no sé bien, perdón”.

La falta de una identificación subjetiva de los hombres con las tareas domésticas se apoya en la dicotomía, ya anunciada, “mujeres / cuidar de la casa” versus “hombres / llevar dinero a casa”, base de la división sexual tradicional de trabajo. De hecho, por lo general, los hombres entrevistados piensan que las mujeres viven mejor que ellos la experiencia del desempleo, puesto que la “presión” para aportar dinero a la familia es, según ellos, menor y además ellas no sienten el peso del “tiempo en abundancia”, pues se ocupan de tareas para las cuales “fueron educadas desde pequeñas”. Esta idea queda clara en la frase del entrevistado E del grupo focal 2, para quien las mujeres, cuando se quedan en paro,

[Grupo focal 2, entrevistado E] “es diferente. Porque si la mujer se queda en casa, ¡ah!, como tiene que hacer las cosas de casa, eso ya le alivia mucho la presión. Y a él, tiene aquel sentido de tener que traer dinero a casa para mantener a la familia”.

Así, frente a la obligación moral de “llevar dinero a casa”, la estrategia principal de los hombres desempleados se orienta hacia el exterior del espacio doméstico. En algunos casos, el desempleo no se traduce, objetivamente, en mucho más tiempo disponible o en la experiencia de “tiempo en abundancia”. De hecho, algunos entrevistados dijeron que no sentían la “presión” de los otros participantes porque

[Grupo focal 2, entrevistado G] “nunca tuve este tiempo de espera”.

[Grupo focal 2, entrevistado E] “porque tengo siempre ocupaciones, otra actividad, nunca me quedé [sin nada]...”.

[Grupo focal 2, entrevistado G] “porque nunca dependí del paro, siempre tengo otra ocupación”.

En estos casos, el desempleo no figura como una ruptura biográfica en relación al empleo, pues la continuidad (y presumiblemente la solvencia económica) de la actividad profesional permite deconstruir la propia trayectoria y reafirmar su papel social.

En el extremo opuesto de los entrevistados “sin tiempo”, encontramos narrativas que enfatizan la incapacidad de sus actores para desarrollar una estrategia de “ocupar el tiempo” que corresponda a las competencias del entrevistado. De hecho, estas narrativas –que son, sin duda, las más características de este grupo– expresan la experiencia de discontinuidad que caracteriza la situación de desempleo y la dificultad de los sujetos para atribuir alguna estructura significativa al “tiempo en abundancia” que se instala en sus vidas. Es en estos relatos donde aparecen las connotaciones más negativas sobre ese tiempo “en exceso”, producto de una situación indeseada (el desempleo) y para la cual no parece haber ninguna utilidad. Dedicando muy poco tiempo a las actividades domésticas y de cuidado, los participantes relatan que duermen más y que sienten caer sobre sus hombros el peso de la repetición de sus días vacíos.

[Entrevistado G] “Básicamente, es dormir más” (risas).

[Entrevistado C] “Duermo más, uno se queda (suspira) más, bueno, pues, y... personalmente, uno que siempre estuvo acostumbrado a trabajar, estar allí x años sin trabajar, a nivel psicológico, en los primeros tiempos aún va bien, pero después, todo se te pone mal, se empieza uno a quedar a... empiezas a no sentirte útil, a... empiezas a sentir... dejas de sentirte útil en casa y empiezas a preguntarte muchas cosas, empiezas a tener menos paciencia para todo, empiezas a... Una serie de cosas que, si tienes que trabajar, si eres alguien que trabaja y te sientes útil, eso no pasa porque si uno se siente una persona válida, aporta, el dinero que se da en casa deja de existir... Entonces, la gente, yo hablo de mi caso personal, empieza a preguntarse muchas cosas, empieza a quedarse, y por qué no decirlo, también a veces deprimido, porque es así. Intentas encontrar una salida y no hay salidas, o sea... vas a buscar trabajo una, dos, tres, diez veces, siempre la misma respuesta, y al final empiezas a caer en una repetición...

[Moderadora 1] “Es pesimismo”.

[Entrevistado G] “Sí, sí, sí”.

[Entrevistado C] “Sí, es eso”.

[Entrevistado 1] “Digamos que su mayor preocupación es...”

[Entrevistado C] “Mi mayor preocupación es llevar dinero a casa. Porque cuando no se hace, hasta el diálogo en casa entre marido y mujer es diferente, quiera o no quiera uno, es diferente y bueno, la gente... aunque la mujer entienda la situación, nunca es lo mismo, para el hombre no es lo mismo. No quiero decir que el hombre sea más o menos, no tiene que ver con eso, tiene que ver con que, por lo menos en mi caso, el hombre tiene que aportar y ya está. Creo que es importante”.

[Entrevistado C] “Yo mismo me presiono, ¿entiendes?”

[Entrevistado D] “Uno no se siente realizado porque no puede ayudar y compartir todo”.

[Entrevistado G] “Porque es así: a partir del momento en que no ponemos dinero en casa, en que no podemos ayudar en los gastos de la casa, que esos gastos son de la mujer, en este caso uno se siente mal con eso, con no poder ayudar”.

[Entrevistado C] “Provoca enfermedad psicológica, probablemente, estrés, presión...”.

En este largo fragmento observamos que el desempleo, al cuestionar frontalmente el papel masculino tradicional (llevar dinero a casa), también actúa en las relaciones de poder dentro de cada pareja, siendo este uno de los motivos de inseguridad y desestructuración referidos por los hombres entrevistados.

Destacamos, por último, narrativas masculinas que resaltan la busca de un empleo, o de alguna actividad que permita el intercambio de tiempo por dinero, como una forma de estructurar el tiempo. Son relatos que demuestran la confianza en la posibilidad de resolver por medio del esfuerzo individual la situación en que se encuentran, sintetizada en la expresión “el trabajo no nos va a caer del cielo”.

En esta línea, el tiempo libre y el tiempo de ocio se describen, en la mayoría de los casos, a partir de la situación de trabajador y no como desempleado. El hecho de que este asunto no se destaque en el grupo focal masculino como en el de las mujeres indica que el disfrute de un tiempo para sí y para la sociabilidad no es una conquista del “tiempo en abundancia”, sino una esfera de actividades que ya existía antes, y que en este momento de desempleo corre el riesgo de perder la razón de ser. Por fin, los periodos antes y después del paro no aparecen, en el grupo focal de los hombres, perfectamente diferenciados en las narrativas, lo que puede señalar la necesidad subjetiva de mantener el paro como un periodo temporal y “pasajero”.

 

5. CONCLUSIÓN Top

De acuerdo con las discusiones y análisis presentados, podemos concluir que la expresión “tiempo en abundancia”, que aquí propusimos a partir de los estudios de Lazarsfeld, Jahoda y Zeisel (1996Lazarsfeld, P. F., Jahoda, M. y Zeisel, H. (1996). Los parados de Marienthal. Sociografía de una comunidad golpeada por el desempleo. Madrid: Piqueta.), por un lado, esconde una enorme complejidad de formas de utilización y percepción del tiempo de desempleo, pero por otro lado se muestra promisoria para aprehender esa diversidad de significados sociales y de experiencias, una vez que no constituye una categoría de valor como, por ejemplo, tiempo vacío o tiempo desestructurado. Nos propusimos pensar hasta qué punto el “tiempo en abundancia” nos permite pensar en desplazamientos en la centralidad del trabajo como definidora de la identidad de los individuos y como organizadora de sus tiempos de vida, permitiendo superar la dicotomía escasez / prestigio versus exceso / fracaso. Cruzamos esta interrogación con la categoría género, haciendo eco de la bibliografía que problematizaba usos y sentidos diferentes del tiempo del paro entre hombres y mujeres, y que nos llevaba a cuestionar hasta qué punto esos usos representan novedades / rupturas o reproducciones de desigualdades existentes.

La manera como los desempleados viven la experiencia del tiempo no es lineal, tampoco constante ni uniforme. En la mayor parte de las situaciones, lo que viven es, sobre todo, la dificultad de estructuración del tiempo y de atribuir un valor positivo a este tiempo. Los resultados señalan que, entre hombres y mujeres, la pérdida del empleo lleva a una interiorización progresiva de la necesidad de reaprender a “hacer algo del tiempo”, que corre paralela a una crisis de identidad asociada a la ausencia de rutinas y de tiempos “marcados”, que suele venir acompañada de una ausencia o disminución de la renta.

Los resultados sugieren también que el género (como construcción social del sexo) es una variable estructuradora de esta experiencia, proporcionando a las mujeres una cierta ventaja para resignificar los “tiempos en abundancia”, mediante la valoración positiva de la esfera doméstica y la conquista de un tiempo propio. En este sentido, aunque observamos que el desempleo puede, en algunas circunstancias, sobre todo cuando las parejas de las mujeres en paro están trabajando, reforzar desigualdades, haciendo que las mujeres se sobrecarguen de tareas domésticas, también puede abrir posibilidades de un tiempo cualitativamente más satisfactorio, que propusimos pensar a partir de las ideas de “invención” de Certeau (1980Certeau, M. (1980). L’invention du quotidien. Paris: Gallimard.), y de “tiempo para sí”, de Nowotny (1996Nowotny, H. (1996). Time: The Modern and Postmodern Experience. London: Polity.). Reconocemos que este es un resultado ambiguo, pues si, por un lado, permite pensar el tiempo en abundancia no apenas como problema sino también como oportunidad para las mujeres en paro, reafirma que las negociaciones cotidianas de género para usos más equitativos del tiempo son difíciles o imposibles cuando las mujeres trabajan remuneradamente. Al mismo tiempo, el carácter colectivo de este aprendizaje del tiempo para sí de las mujeres desempleadas que participaron de los grupos focales nos invita a pensar en la posibilidad de cambios a largo plazo. La categoría “tiempo en abundancia”, al no tener una connotación de valor a priori, nos parece promisoria para aprehender este tipo de experiencia que, en última instancia, traduce un descontento con la centralidad del trabajo (reproductivo y productivo) en la definición social de los sujetos y en sus usos del tiempo.

Desde ese punto de vista, defendemos que el concepto “tiempo en abundancia” tiene una gran capacidad heurística, pues nos permite tener acceso a la diversidad de sentidos atribuidos a la experiencia del tiempo del desempleo. Sin embargo, pensamos también que ese concepto esconde algunas contradicciones que exigen un estudio más detallado, sobre todo en relación a la distinción entre las formas de enunciación que utilizan los sujetos en paro y la de la población en general que acaba ejerciendo control social sobre ellos. Desde una perspectiva de género, es relevante destacar que tal capacidad heurística sobresale, sobre todo, en la revelación de cambios socioculturales referentes a los roles sociales atribuidos a las mujeres, y que muestran como estas valoran cada vez más la posibilidad de conseguir una flexibilidad temporal ajustada a tareas que no se limitan a la esfera doméstica.

 

NOTAS Top

[1]

Aunque la investigación que dio origen a Los parados de Marienthal fue coordinada por Lazarsfeld, Cole centra su análisis en Jahoda, debido a su trayectoria posterior sobre el mismo asunto.

[2]

Traducción de las autoras.

[3]

Estos fragmentos serán utilizados posteriormente, en sus contextos de habla. En este momento, apenas destacamos su uso como marcador temporal.

 

BIBLIOGRAFÍATop

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