VARIA / VARIA

HETEROTOPÍA Y CAPITALISMO EN ARQUITECTURA. LA FUNCIÓN IDEOLÓGICA DE LAS HETEROTOPÍAS COMO DISCURSO PROPIO DE LA DISCIPLINA ARQUITECTÓNICA EN LA ERA DE LA GOBERNANZA BIOPOLÍTICA

Jorge León Casero

Universidad San Jorge

jleon@usj.es

ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-2939-5531

Julia Urabayen

Universidad de Navarra

jurabayen@unav.es

ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-0409-6279

 

RESUMEN

La práctica totalidad de los estudios sobre heterotopías producidos en la disciplina arquitectónica están orientados a la identificación o desarrollo de ciertos espacios como counter-sites capaces de generar resistencia frente a las técnicas disciplinares de un poder administrativo que normaliza y controla a los individuos. Por el contrario, este artículo sostiene que una vez que la concepción disciplinar del poder ha dado paso a la biopolítica y se ha completado el proceso de subsunción real de la sociedad en el capital, las heterotopías han comenzado a funcionar unívocamente, optimizando las relaciones de gobernanza y producción neoliberales, perdiendo el potencial emancipatorio que aún se les adjudica en favor de un funcionamiento ideológico y mistificante del poder que dicen resistir. Gracias al concepto de heterotopía, arquitectos, urbanistas y geógrafos funcionan todavía como técnicos al servicio directo del capital, mientras creen sinceramente en el potencial liberador de su trabajo.

HETEROTOPIA AND CAPITALISM IN ARCHITECTURE. THE IDEOLOGICAL FUNCTION OF HETEROTOPIAS AS OWN DISCOURS OF THE ARCHITECTURAL DISCIPLINE IN THE AGE OF BIOPOLITICAL GOVERNANCE

ABSTRACT

Almost all the studies about Heterotopias undertaken in the field of architecture have focused on the identification or development of certain spaces as counter-sites, i.e., spaces able to put up resistance to the disciplinary techniques of an administrative power that normalises and controls individuals. By contrast, the present paper holds that, once the disciplinary conception of power has lead to biopolitics and completed the process of a real subsumption of society into capital, Heterotopias have begun to work unambiguously, optimising neoliberal relations of governance and production, losing the emancipatory power sometimes still ascribed to give way to their having an ideological and mystifying function for the power they purport to resist. Through the concept of Heterotopia, architects, urban planners and geographers continue to act as technicians in the service of capital, while nevertheless sincerely believing in the emancipatory power of their work.

Recibido: 11-09-2015; Aceptado: 21-11-2015.

Cómo citar este artículo/Citation: León Casero, J. y Urabayen, J. (2017). Heterotopía y capitalismo en arquitectura. La función ideológica de las heterotopías como discurso propio de la disciplina arquitectónica en la era de la gobernanza biopolítica. Arbor, 193 (784): a386. doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.784n2008

PALABRAS CLAVE: Heterotopía; biopolítica; dialéctica negativa; ciudad collage; Michel Foucault.

KEYWORDS: Heterotopia; biopolitics; negative dialectic; collage city; Michel Foucault.

Copyright: © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution (CC BY) España 3.0.

CONTENIDOS

RESUMEN
ABSTRACT
1. HETEROTOPÍA Y ARQUITECTURA
2. HETEROTOPÍA Y DISCIPLINA
3. HETEROTOPÍA Y (NEO)LIBERALISMO
4. CONCLUSIONES: LA HETEROTOPÍA Y LOS BIENPENSANTES
AGRADECIMIENTOS
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA

 

1. HETEROTOPÍA Y ARQUITECTURA Top

A día de hoy, todavía no hemos encontrado un arquitecto ni un urbanista que no crea o afirme creer que su trabajo sirve para mejorar las condiciones de vida o lograr de una forma u otra la emancipación de la sociedad civil. Para poder justificar esta creencia, los teóricos de la arquitectura recurren constantemente a los más variados conceptos de otras disciplinas, los cuales son completamente descontextualizados del horizonte de sentido que les otorgaba su posición concreta dentro de la obra del autor que los produjo y de la disciplina específica en la que fueron generados. Uno de los términos más referenciados en las últimas tres décadas para el cumplimiento de esta función dentro de la disciplina arquitectónica ha sido el de heterotopía.

En la disciplina arquitectónica este concepto ha sido aplicado a las más diversas y variadas realidades: discotecas gays de los años 70 (Betsky, 1997Betsky, A. (1997). Queer Space: Architecture and Same-Sex Desire. New York: William Morrow and Company.), arquitectura islámica (Tonna, 1990Tonna, J. (1990). The Poetics of Arab-Islamic Architecture. Muqarnas, 7, pp. 182-197, https://doi.org/10.2307/1523128.), instalaciones medioambientales (Genocchio, 1995Genocchio, B. (1995). Discourse, Discontinuity, Difference: The Question of Other Spaces. En: Watson, S. y Gibson, K. (eds.). Postmodern Cities and Spaces. Oxford: Blackwell, pp. 35-46.), el museo del Pacific Island Culture (Kahn, 1995Kahn, M. (1995). Heterotopic Dissonance in the Museum Representation of Pacific Island Cultures. American Anthropologist, 97 (2), pp. 324-338, https://doi.org/10.1525/aa.1995.97.2.02a00100.), el centro cívico de Los Ángeles (Soja, 1995Soja, E. (1995). Heterotopologies: A Remembrance of Other Spaces in the Citadel-LA. En: Watson, S. y Gibson, K. (eds.). Postmodern Cities and Spaces. Oxford: Blackwell, pp. 13-34.), el palacio real, las logias masónicas y las primeras fábricas (Hetherington, 1997Hetherington, K. (1997). The Badlands of Modernity: Heterotopia and Social Ordering. London: Routledge. https://doi.org/10.4324/9780203428870.), la nueva biblioteca pública de Vancouver (Lees, 1997Lees, L. (1997). Ageographia, Heterotopia, and Vancouver’s New Public Library. Environment and Planning D: Society and Space, 17 (1), pp. 69-86, https://doi.org/10.1068/d150321.), los colegios femeninos del siglo XIX (Tamboukou, 2000Tamboukou, M. (2000). Of Other Spaces: women’s colleges at the turn of the nineteenth century in the UK. Gender, Place and Culture, 7 (3), pp. 247-263, https://doi.org/10.1080/713668873.), la noción de paisaje (Guarrasi, 2001Guarrasi, V. (2001). Paradoxes of Modern and Postmodern Geography: Heterotopia of Landscape and Cartographic Logic. En: Minca, C. (ed.). Postmodern Geography. London: Blackwell, pp. 226-237.), los templos budistas de Swayambhu en el valle Kathmandu (Owens, 2002Owens, B. M. (2002). Monumentality, Identity and the State: Local Practice, World Heritage, and Heterotopia at Swayambhu, Nepal. Anthropological Quarterly, 75 (2), pp. 269-316, https://doi.org/10.1353/anq.2002.0037.), las website pornográficas (Jacobs, 2004Jacobs, K. (2004). Pornography in Small Places and Other Spaces. Cultural Studies, 18, pp. 67-83, https://doi.org/10.1080/0950238042000181610.), los cibercafés (Liff, 2003Liff, S. (2003). Shaping e-Access in the Cybercafé: Networks, Boundaries and Heterotopian Innovation. New Media and Society, 5 (3), pp. 313-334, https://doi.org/10.1177/14614448030053002.), Chinatown en Washington D.C. (Lou, 2007Lou, J. (2007). Revitalising Chinatown into a Heterotopia. Space and Culture, 10 (2), pp. 107-194.), el centro Georges Pompidou y el museo Guggenheim de Bilbao (Shane, 2008Shane, G. (2008). Heterotopias of illusion: from Beaubourg to Bilbao and beyond. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 259-271. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.), los Massive Open Online Courses (Willis, Lynn y Gettings, 2013Willis, J., Lynn, E. y Gettings, P. (2013). MOOCs and Foucault’s Heterotopia: On Community and Self-Efficacy. Instructional Development Center Publications, Paper 5. Disponible en http://docs.lib.purdue.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1004&context=idcpubs.) o los establecimientos de comida rápida y las oficinas de teleoperadores (Constantinou, 2014Constantinou, C. (2014). Heterotopias of Production. Unveiling the Everydayness of the Cypriot Economy. The Cyprus Review, 26 (1), pp. 127-143.)[1].

La principal objeción a la transferencia disciplinar de este concepto radica en que su autor, Michel Foucault, lo concibió en su aplicación al ámbito de la arquitectura teniendo presente ante todo unas tipologías arquitectónicas propias de la modernidad clásica (museos, bibliotecas, hospitales, prisiones, teatros, hoteles, colonias). Esta es una época en la que primaba una concepción disciplinar del poder, y donde la arquitectura y el urbanismo eran identificados como técnicas al servicio directo de una forma concreta de poder. En cambio, su aplicación por parte de los teóricos de la arquitectura se ha realizado en la mayor parte de los casos para defender la independencia de la arquitectura respecto del poder disciplinar y su capacidad para promover la emancipación de las personas respecto de dicha forma de poder. El problema es que los arquitectos siguen concibiendo el poder como el poder propio de la era disciplinar, haciendo caso omiso de las distinciones que Michel Foucault estableció entre el paradigma disciplinar y el biopolítico. Un cambio de paradigma que –es necesario destacar– es paralelo al paso del mercantilismo al capitalismo.

Si bien es cierto que “soberanía”, “disciplina” y “biopolítica” nunca son concebidas por Foucault sucesivamente, de modo que el paso de la hegemonía de una concepción gubernamental a otra conlleve la eliminación o pérdida de eficiencia de las técnicas de poder desplegadas por la concepción anterior; la realidad es que el paso de una episteme concreta a otra siempre supone una completa reconfiguración del horizonte de sentido y del funcionamiento estructural de todas las técnicas anteriores. Esto es precisamente lo que la apropiación arquitéctonica del concepto no ha tenido en cuenta.

Desde nuestro punto de vista, esta completa omisión de un estudio sistemático de la obra de Foucault es la que ha promovido que el concepto de heterotopía haya sido empleado por los arquitectos para defender una concepción de la arquitectura completamente contraria a la que de ella tenía el propio Foucault. Pues, pese a que la mayor parte de los textos en los que Foucault hace referencia a la arquitectura y el urbanismo se insertan dentro de la lógica de las técnicas de poder utilizadas por las instituciones políticas para el control de la población –salvo artículos concretos (Defert, 1997Defert, D. (1997). Foucault, Space and the Architects. En: David, C. y Chevreir, J.-F. Politics / Poetics - Documenta X: The Book. Ostfildern-Ruit: Cantz Verlag, pp. 274-283.; Wallenstein, 2001Wallenstein, S.-O. (2001). Foucault and Biopolitics. SITE, 1.; Wallenstein, 2007Wallenstein, S.-O. (2007). Foucault and the Genealogy of Modern Architecture. En: Wallenstein, S.-O. (ed.). Essays. Lectures. Stockholm: Axl Books, pp. 361-404.)–, la principal recepción arquitectónica de su trabajo se ha desarrollado exclusivamente alrededor de un injerto del término heterotopía dentro de una teoría arquitectónica anglosajona liberal (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili.; Koolhaas, 2004Koolhaas, R. (2004). Delirio de Nueva York. Un manifiesto retroactivo para Manhattan. Barcelona: Gustavo Gili.) que desvirtúa por completo la significación original del término.

Además, hay que resaltar que Foucault concibió esa noción a partir de ámbitos propios de la crítica literaria y la gnoseología, y que solo con posterioridad, y de forma anecdótica, lo aplicó a la arquitectura, abandonando rápidamente su uso, muy probablemente debido a su ambigüedad. Una ambigüedad, insuficiencia o impropiedad para las disciplinas como el urbanismo o la geografía que ha sido comentada en numerosas ocasiones (Soja, 1996Soja, E. (1996). Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places. Oxford: Blackwell.; Harvey, 2000Harvey, D. (2000). Spaces of Hope. Edinburgh: Edinburgh University Press.; Saldanha, 2008Saldanha, A. (2008). Heterotopia and structuralism. Environment and Planning A, 40 (9), pp. 2080-2096, https://doi.org/10.1068/a39336.), llegando incluso a afirmarse que toda interpretación propiamente arquitectónica o geográfica del concepto es un “malentendido” de su significado original (Knight, 2014Knight, K. (2014). Real Places and Impossible Spaces: Foucault’s Heterotopia in the Fiction of James Joyce, Vladimir Nabokov, and W.G. Sebald. [Tesis doctoral inédita]. Norwick, Norfolk: University of East Anglia., p. 32).

De este modo, el actual estado de la cuestión se caracteriza por una gran mayoría de arquitectos que defienden el empleo del concepto de heterotopía como “lugares de relevancia política y social para el empoderamiento de los grupos minoritarios y los sub-grupos marginales a través del uso del espacio” (Heynen, 2008Heynen, H. (2008). Heterotopia unfolded?. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 311-323, Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf., p. 317), frente a una minoría que afirma que “la heterotopía termina siendo un concepto inadecuado para analizar la diferencia espacial” (Saldanha, 2008Saldanha, A. (2008). Heterotopia and structuralism. Environment and Planning A, 40 (9), pp. 2080-2096, https://doi.org/10.1068/a39336., p. 2081). Ante esta disyuntiva, el presente artículo se posiciona en favor de la concepción minoritaria, pero lo hace como punto de partida. Su objetivo principal no es evidenciar la insuficiencia científica del uso de tal categoría en las disciplinas espaciales, sino reconstruir la historia de la tergiversación a la que fue sometido el concepto de heterotopía con el objetivo de evidenciar cómo esta historia obedece a un proyecto de construcción del discurso neoliberal en arquitectura.

A lo largo del trabajo se destacará que este es un discurso por completo antagónico respecto a los análisis espaciales de Michel Foucault y a su crítica de las teorías neoliberales alemanas y estadounidenses, vistas estas últimas como ámbitos paradigmáticos de la biopolítica. La tesis mantenida es que el supuesto potencial emancipatorio (counter-site, empowerment) asignado a ciertos lugares y tipologías arquitectónicas caracterizados como heterotopías funciona únicamente como propaganda ideológica del discurso liberal. Para poder dar razón de todo ello, el presente artículo se divide en tres apartados.

En el primero se analizan las principales características de las heterotopías comentadas originariamente por Foucault en la conferencia impartida en 1967 en el Cercle d’études architecturales[2]. En este apartado se da cuenta de la congruencia que el concepto de heterotopía guarda con la concepción disciplinaria del poder; lo cual, según creemos, pone en crisis la posibilidad de una aplicación directa de esta concepción al nuevo funcionamiento que estos espacios adquieren dentro de una lógica biopolítica.

En el segundo, analizamos las dos obras principales a partir de las que se realizó la recepción del concepto de heterotopía en la disciplina arquitectónica: City Collage de Colin Rowe y Delirious New York de Rem Koolhaas. Se trata de dos concepciones paralelas de defensa del liberalismo socioeconómico (formalista la primera y antiformalista la segunda), en explícita oposición al urban planning desarrollado hasta esa fecha por las administraciones públicas.

Por último, dedicaremos un apartado a mostrar las razones de fondo por las cuales el actual discurso arquitectónico acerca de las heterotopías funciona como ideología al servicio del desarrollo capitalista. Para ello recurriremos a la noción de dialéctica negativa, desarrollada por el filósofo Massimo Cacciari y a la relectura marxista de la subsunción real de la sociedad en el capital realizada por Antonio Negri.

Debido a la especificidad terminológica de ciertos conceptos empleados a lo largo del artículo, anticipamos un breve glosario que hace explícito el modo en el que utilizamos los principales conceptos-clave. Esto es necesario, especialmente, porque los usos de estos conceptos no siempre coinciden con el significado general o etimológico de los mismos.

Biopolítica: Utilizamos este concepto en el sentido en que lo concibe originariamente Michel Foucault (2006Foucault, M. (2006). Seguridad, territorio y población. Curso en el Collège de Francia (1977-1978). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. y 2007Foucault, M. (2007). El nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collège de Francia (1978-1979). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.) como episteme (saber) o práctica de gobierno propia del (neo)liberalismo, por contraposición a las prácticas disciplinares propias de una concepción jerárquica del poder. La biopolítica trabaja sobre poblaciones, dejando actuar la libertad (manipulada) de los individuos. La disciplina trabaja sobre la normalización de cada individuo, por imposición, y sin tener presente el concepto de población. No mantenemos la posterior diferencia introducida por Antonio Negri entre biopolítica y biopoder. Negri entiende la biopolítica como la producción de la vida social por parte de las multitudes desde la inmanencia de unas relaciones sociales en régimen de autovaloración antagónica respecto del poder de mando capitalista, y por biopoder el intento de imponer un modo de producción de la vida social determinado desde un poder de mando trascendente a las multitudes: “El biopoder está situado por encima de la sociedad, trascendente, a título de autoridad soberana que impone su orden. En cambio, la biopolítica es inmanente a la sociedad y crea relaciones y formas sociales a través de las formas colaborativas de trabajo” (Negri y Hardt, 2004Negri, A. y Hardt, M. (2004). Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio. Barcelona: Debate., p. 124).

Dialéctica negativa: Denominación filosófica popularizada por Massimo Cacciari a partir de su interpretación del pensamiento posthegeliano (Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche). Si en la filosofía del derecho hegeliana las contradicciones generadas por la economía liberal en el ámbito de la sociedad civil eran solucionadas por el Estado, institución política por excelencia que está dotada de una naturaleza por completo distinta de la sociedad civil, la dialéctica negativa o pensamiento negativo mantiene la no diferencia de naturaleza entre sociedad civil y Estado, lo que conlleva la imposibilidad ontológica de superar las contradicciones generadas por el libre actuar de los individuos y las empresas en la sociedad y el mercado. La consecuencia última es el “fracaso de toda síntesis, sea racional o estético-religiosa” (Cacciari, 1969Cacciari, M. (1969). Sulla genesi del pensiero negativo. Contropiano, 1, pp. 131-200., p. 135) como modo de superación de los conflictos (contradicciones) generados en el ámbito de la economía.

Subsunción real de la sociedad en el capital: Tendencia identificada por Marx en los Grundrisse y cuya culminación, según Antonio Negri (2012Negri, A. (2012). Marx más allá de Marx. Cuaderno de trabajo sobre los Grundisse. Madrid: Akal.), ha tenido lugar con el cambio del sujeto de clase desde el obrero-masa previo a la década de los 80 hacia el proletariado inmaterial posterior. La principal consecuencia es que con anterioridad a la subsunción real de la sociedad en el capital existían aún formas de (re)producción social completamente independientes y alternativas al capitalismo. Con posterioridad, en cambio, únicamente existen posibilidades de resistencia generadas desde las contradicciones internas del capital.

Gobernanza: Empleamos este término desde una óptica específica claramente influenciada por el pensamiento de Michel Foucault. Más allá de un uso neutral como formas de gobierno mixtas público-privadas, este término guarda una relación directa con las prácticas de gobierno exigidas por la biopolítica y el discurso neoliberal.

 

2. HETEROTOPÍA Y DISCIPLINA Top

Dejando aparte la concepción inicial de la heterotopía empleada por Foucault en 1966 (Foucault, 1998Foucault, M. (1998). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Madrid: Siglo XXI.) –en la que esta era vista como ruptura o imposibilidad de una concepción referencialista y unívoca entre las palabras y las cosas–, la conferencia de 1967 es la primera ocasión en la que el filósofo francés aplica este concepto a un ámbito espacial. En esta conferencia, el francés intenta realizar una primera taxonomía de ciertas tipologías arquitectónicas y urbanísticas caracterizadas por una concepción no homogénea ni isótropa del espacio, tal y como hasta entonces había sido concebido por el racionalismo cartesiano y la perspectiva renacentista[3].

Las principales recepciones de la heterotopía en la disciplina arquitectónica interpretan este concepto teniendo en cuenta exclusivamente este punto de vista, identificando de forma unilateral la concepción homogénea e isótropa del espacio con un empleo de la arquitectura a favor del poder disciplinario, y la concepción heterotópica (yuxtaposiciones de fragmentos con distintas lógicas espaciales) con un empleo de la arquitectura que siempre juega directa y efectivamente a favor del empoderamiento de sus usuarios. Este es el sentido del argumento reducido a su mínima expresión: Homogeneidad espacial = anulación del individuo propio de políticas totalitarias. Heterogeneidad espacial = democracia y afirmación de la diferencia.

Ahora bien, una lectura que interprete la famosa conferencia de Foucault en función de la posición que ocupa dentro de su obra nos permitirá mostrar la falacia de tal simplificación.

En la obra de Foucault, el comentario a las heterotopías se sitúa en un momento de cambio de perspectiva de sus análisis. Concretamente, en el paso desde la crítica de la teoría del conocimiento hecha en su arqueología de las ciencias humanas (Foucault, 1998Foucault, M. (1998). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Madrid: Siglo XXI.) hacia los análisis de los dispositivos disciplinarios de poder (Foucault, 2005Foucault, M. (2005). Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI.). Es en estos últimos, y no en su conferencia sobre las heterotopías, donde Foucault procede a realizar un análisis sistemático de la arquitectura y el urbanismo como técnicas disciplinarias del poder, estudiando, además, la relación que guardan estos saberes con su primera concepción de la libertad entendida como requisito de las técnicas de gobierno liberales. Debido a ello, consideramos que el texto sobre las heterotopías debería vincularse, más que con la concepción lefebvriana del espacio (Johnson, 2012bJohnson, P. (2012b). Some reflections on the relationship between utopia and heterotopia. Heterotopian Studies. Disponible en http://www.heterotopiastudies.com/wp-content/uploads/2012/05/Reflections-on-the-relationship-between-utopia-and-heterotopia.pdf .; Cenzatti, 2008Cenzatti, M. (2008). Heterotopias of difference. En: Dehaene, M. y de Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 75-85. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.), con el pensamiento de Foucault relativo a la arquitectura y el urbanismo.

Únicamente desde este punto de vista se puede evitar difuminar los límites que Foucault establece entre las heterotopías entendidas como ámbitos potenciales para el ejercicio de la libertad en la era disciplinar y las utopías como mecanismos formales que buscan una libertad automática. En este sentido, Foucault afirma que “los hombres soñaron con máquinas liberadoras. Pero por definición no hay máquinas de libertad. Garantizar la libertad no es algo que corresponda a la estructura de las cosas. La libertad es una práctica. Nada es funcionalmente liberador” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., pp. 57-58).

De aquí se deduce que las utopías, para Foucault, son una ideología que atribuye a ciertas disposiciones formales o espaciales de las relaciones de poder la capacidad de generar una libertad automática de los individuos que las habitan (ciudades ideales). Las heterotopías, en cambio, son aquellos dispositivos o tipologías espaciales diseñados por el poder disciplinar para la normalización y homogeneización de individuos o entidades completamente dispares. El carácter problemático de estas heterotopías radica precisamente en que, al intentar normalizar y homogeneizar, las diferencias terminan por configurar unos espacios caracterizados por la yuxtaposición y la simultaneidad de lógicas inconmensurables que generan un insospechado potencial de resistencia frente a la norma que se intenta imponer. Es desde este punto de vista desde el que Foucault caracteriza las heterotopías en 1967 como aquellos “espacios-otros” óptimos para poder ejercer la práctica de la libertad en la época disciplinar.

Ahora bien, que la libertad como praxis constituyente de la propia subjetividad, como arte, “cuidado” o producción de sí (Foucault, 1990Foucault, M. (1990). Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidós.), pueda ser una práctica de resistencia dentro de una episteme gubernamental disciplinaria orientada a la normalización del individuo no implica necesariamente que también pueda serlo dentro de una episteme biopolítica.

Foucault desarrolla los seis principios de la heterotopía en el contexto de las prácticas disciplinares del poder. Así, si bien reconoce, en el primer principio, que “no hay una sociedad que no constituya su heterotopía o sus heterotopías” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 21), lo hace para proceder inmediatamente a la afirmación de que las denominadas heterotopías de crisis, en tanto que categoría propia de los lugares implicados en “ritos de paso” de las sociedades primitivas, “desaparecen cada vez más y son reemplazadas por heterotopías de desviación [en tanto que lugares] reservados a los individuos cuyo comportamiento es marginal respecto de la media o de la norma exigida” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 23)[4]. Dicho de otra forma: siempre existen heterotopías, pero operan de forma distinta en función de la episteme gubernamental en la que se insertan.

Dentro de las prácticas disciplinares de poder, Foucault delinea el tercer y el cuarto principio de las heterotopías: la normalización del espacio (tercer principio) y del tiempo (cuarto principio). En lo referente al tercero, Foucault afirma que toda heterotopía tiene por regla “yuxtaponer en un lugar real varios espacios que, normalmente, serían, deberían ser incompatibles” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 25)[5]. Es decir, una heterotopía no se caracteriza por yuxtaponer “espacios” o “lógicas espaciales” incompatibles o contradictorias en sí, como muchas veces ha sido sostenido desde la disciplina arquitectónica, sino que su elemento principal es que existe una norma o normas, uno o varios poderes normalizadores, esto es, disciplinares, con respecto al cual o los cuales “deberían ser” incompatibles.

En lo que respecta al cuarto principio, no es casualidad que las referencias concretas citadas por Foucault en primer lugar (el museo y la biblioteca) impliquen, más que una concepción bergsoniana o deleuziana del tiempo, un intento de categorizar, normalizar y disciplinar este. Es decir, es un intento de “constituir un espacio de todos los tiempos […] de estar definitivamente fuera del tiempo” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 27). En consecuencia, las heterotopías propias de la época disciplinaria del poder (siglos XVII-XIX)[6] son producidas, no por el funcionamiento del libre mercado (como afirmará Colin Rowe en 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili.), sino como consecuencia negativa de un proyecto de unificación y normalización administrativa. Únicamente desde este punto de vista adquiere sentido el quinto principio de las heterotopías, que determina la necesidad de un “sistema de apertura y cierre que aísla respecto al espacio circundante” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., pp. 27-28).

Por último, el sexto principio distingue entre heterotopías de ilusión y heterotopías de compensación. Ambas categorías obedecen siempre a dispositivos ideológicos de salida temporal y regulada de la norma como válvulas de escape orientadas a la estabilidad de la misma. Resulta obvio, pues, que no es en el marco de la ideología liberal en el que hay que insertar esta noción, sino en el del poder disciplinar.

 

3. HETEROTOPÍA Y (NEO)LIBERALISMO Top

Si bien existe algún empleo previo del concepto de heterotopía (Cacciari, Rella, Tafuri y Teyssot, 1977Cacciari, M., Rella, F., Tafuri, M. y Teyssot, G. (1977). Il dispositivo Foucault. Venezia: Cluva.; Porphyrios, 1982Porphyrios, D. (1982). Sources of Modern Eclecticism. London: Academy Editions.), su desarrollo sistemático en el campo de la arquitectura se produce a partir de la publicación de la conferencia de 1967 Des Espaces Autres publicada en la revista Architecture, Mouvement, Continuité en 1984 (Foucault, 1984Foucault, M. (1984). Des espaces autres. Une conférence inédite de Michel Foucault. Architecture, Mouvement, Continuité, 5, pp. 46-49.) y su traducción en las revistas Diacritics (Foucault, 1986aFoucault, M. (1986a). Of Other Spaces. Diacritics, 16 (1), pp. 22-27, https://doi.org/10.2307/464648.) y Lotus (Foucault, 1986bFoucault, M. (1986b). Of Other Spaces. Utopias and Heterotopias. Lotus, 48 (9), pp. 9-17.) en 1986[7]. Esta es la época dorada de la ideología neoliberal, que en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo destaca por la oposición a la planificación urbana ejercida por las administraciones públicas, el fomento del mercado inmobiliario y la liberalización del régimen de gestión en la urbanización del suelo a través del incremento de la oferta de suelo urbanizable.

Dentro de esta tendencia general, la recuperación terminológica de las heterotopías en 1984 por parte de Marco de Michelis y German Johannes Gachnang, organizadores de la exposición del IBA (Internationale Bauausstellung) obedece, en palabras de su director Kleishues, a su capacidad para “poner en práctica la idea de una ciudad por fragmentos” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 59). Ahora bien, conviene señalar que esta es una estrategia que Defert comenta como propia de la ideología arquitectónica de los años 80, orientada prácticamente en su totalidad a “hablar de arquitectura urbana sin trazar primero un plan global de urbanismo; respetar la variedad histórica y topográfica berlinesa; pensar la composición de la ciudad por islotes e incluso confiar a varios arquitectos la reconstrucción de los alojamientos de un mismo islote” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 59)[8]. Esta confusión es debida a que esta es una concepción de la “ciudad por fragmentos” que remite, más que a los textos de Foucault sobre la arquitectura y el urbanismo, al gran éxito editorial que supuso el libro de Colin Rowe City Collage (1978), cuya ideología política, económica y sociológica de fondo será asumida por la mayor parte del discurso arquitectónico sobre las heterotopías realizado en los años posteriores.

Por ello la ideología liberal aportada por Rowe como causa y condición de la “ciudad por fragmentos” será conjugada con las heterotopías como espacios capaces de empoderamiento ciudadano y resistencia al poder de las administraciones públicas, sin que se preste una atención libre de esta ideología a los posteriores trabajos de Foucault en torno a las diferencias gubernamentales propias de las concepciones disciplinaria y biopolítica del poder. Esto significa que justo en el momento en el que la gubernamentalidad biopolítica se vuelve hegemónica con la implantación mundial de las políticas neoliberales (subsunción real de la sociedad en el capital), el discurso arquitectónico se encierra en una crítica del poder público como poder disciplinario que hace décadas que ha dejado de ser efectivamente ejercido.

En la disciplina arquitectónica, Collage City y Delirious New York suelen ser interpretados como aquello que ellos mismos afirman ser: ejemplos paradigmáticos de una apología de la creatividad y la diferencia[9]. Desde nuestro punto de vista, en cambio, ambas obras deberían ser interpretadas como paradigmas de un violento giro de ideología neoliberal con respecto a las críticas realizadas por Lefebvre contra el urbanismo de los CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna) durante los años 60. Las críticas al urbanismo de las administraciones públicas que hizo Lefebvre se basaban en las nefastas consecuencias sociales de la zonificación del espacio según funciones unívocas y determinadas, tal y como fue manifestado en la Carta de Atenas de 1931. Según esta última, las cuatro actividades básicas del hombre (habitar, trabajar, circular y ocio) debían ser proyectadas sobre espacios distintos y optimizadas de forma exclusiva en relación a la función de que se tratara.

Si bien existían críticas anglosajonas previas de ideología marxista dirigidas contra el carácter disciplinar de la arquitectura y el urbanismo funcionalista (Goodman, 1972Goodman, R. (1972). After the Planners. Middlesex: Penguin Books.), la recepción anglófona del pensamiento de Lefebvre no fue hecha desde esta ideología, sino precisamente desde la contraria. Debido a esto, cuando el concepto de heterotopía fue introducido en la disciplina arquitectónica, existía ya una larga tradición anglófona que identificaba unívocamente la crítica a la planificación urbana de las administraciones públicas con posturas típicamente liberales y progresistas, omitiendo toda vinculación con el marxismo. Ejemplo paradigmático de esta mistificación ideológica de base fue la recepción arquitectónica de la obra de Jane Jacobs y Henri Lefebvre dentro de un mismo horizonte de sentido.

Aún hoy en día la obra de Jacobs sigue siendo considerada dentro de la disciplina arquitectónica como una muestra de la crítica de izquierda. Ello es debido a que, como suele ocurrir siempre dentro de esta disciplina, todo se interpreta de forma totalmente descontextualizada. En el caso de Jacobs, la crítica arquitectónica se centra únicamente en su famoso libro de 1961 (Jacobs, 1973Jacobs, J. (1973). Muerte y vida de las grandes ciudades. Barcelona: Península.), repitiéndose hasta la náusea el leitmotiv de la “recuperación” de la calle como condensador de vida social. Un leitmotiv que se vincula sin capacidad crítica (crítica = crisis = Krinein = ‘diferenciar’) alguna con la producción cotidiana del espacio social de Lefebvre.

Ahora bien, tal y como quedó claro con su posterior obra (Jacobs, 1975Jacobs, J. (1975). La economía de las ciudades. Barcelona: Península.), para Jacobs, la vida social de la calle era consecuencia exclusiva del libre funcionamiento del mercado como origen de las ciudades, lo que supone que es este último el que debe ser favorecido. Así, el original “derecho a la ciudad” lefebvriano, entendido originariamente como el acceso a la autogestión de la producción espacial de las relaciones sociales de (re)producción, era reducido por la disciplina arquitectónica a un grosero liberalismo progresista que, olvidando todo marxismo crítico, dejaba el espacio abierto para el incipiente giro hacia la ideología neoliberal que se iniciaría con la publicación de Collage City[10].

Concretamente el punto de unión entre este Lefebvre liberalizado y la obra de Colin Rowe se centró en la denuncia común de la incapacidad sistemática del poder disciplinar (las administraciones públicas) para planificar la vida social. Mientras que Rowe afirmaba que “ni en el caso de la política ni en el de la planificación puede haber suficiente información adquirida antes de que la acción resulte necesaria” (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili., p. 104), la deriva bienpensante del pensamiento lefebvriano en arquitectura se limitaba, una vez más, a repetir frases descontextualizadas de su pensamiento, y aducía simplemente que “ni el arquitecto, ni el urbanista, ni el sociólogo o el economista, ni el filósofo o el político pueden sacar de la nada por decreto formas y relaciones nuevas. Solo la vida social (la praxis), en su capacidad creadora global, posee semejante poder” (Lefebvre, 1971Lefebvre, H. (1971). De lo rural a lo urbano. Barcelona: Península., p. 148).

Al margen de esto, tanto las causas de la crítica como las propuestas de modelos alternativos diferían por completo. En el caso de Colin Rowe se realizaba una apología asombrosamente conservadora de los modelos urbanísticos del Munich de Luis I de Baviera, la Roma Imperial de la Villa Adriana, o el Londres decimonónico, interpretados todos ellos como muestras de un urbanismo contrario a las metodologías cartesianas de los CIAM, y cuyo punto en común se reducía al supuesto empleo de una lógica del bricoleur de carácter exclusivamente formalista[11]. Según el propio Rowe, todos esos ejemplos históricos se caracterizaban por ser paradigmas de “aquella colisión de palacios, piazze y villas, aquella fusión inextricable de la imposición y acomodación. […] La Roma imperial, mucho más que la ciudad del Alto Barroco, ilustra parte de la mentalidad de ‘bricolage’ en su máxima expresión: un obelisco de aquí, una columna de allá, una hilera de estatuas procedentes de otro lugar […] se nos ofrece como una especie de modelo que debería considerarse una alternativa al desastroso urbanismo de la ingeniería social y del diseño total” (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili., p. 105).

Aludiendo directamente al museo como lugar de la “heterotopía formal” por excelencia y estableciendo incluso las ventajas didácticas de la transformación de la ciudad en tal institución[12], comentaba Rowe las maravillas pluralistas de su ciudad-museo concebida según la ideología liberal: “Antítesis de lo restrictivo, implicando el cultivo, más bien que la exclusión, de lo múltiple, según los cánones de su tiempo se rodea del mínimo de barreras aduaneras, de embargos, de restricciones al comercio y, por consiguiente, la idea de la ciudad-museo, feliz a pesar de muchas objeciones válidas, puede que no sea hoy tan decididamente desdeñable como cabía imaginar al principio” (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili., p. 126).

En resumen, la idea de “que sin libre comercio la dieta se hace restringida y provincializada” (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili., p. 126) se convertía en la apología de la sustitución de la planificación por una técnica formalista de collage. Así pues, frente a la heterotopía como resultado directo del mal de archivo propio de las administraciones públicas y su intento de totalitarismo temporal tal y como habían sido interpretadas en los análisis de Foucault, la ingenuidad de Rowe veía en la mera yuxtaposición de distintas tipologías formales un canto a la libertad del hombre y el mercado.

Esta concepción formalista del potencial emancipador de las heterotopías será adoptada durante los años ochenta por un movimiento estilístico denominado “arquitectura deconstructivista”[13]. Al menos en su origen, la interpretación conjunta del movimiento por parte de Mark Wigley empleaba anecdóticas referencias a la “otredad” y la “ideología de la diferencia” de unas formas arquitectónicas fragmentadas capaces por ello mismo de emancipar a sus habitantes de la dictadura racionalista del ángulo recto. Como afirmaba Wigley en el catálogo de la exposición Arquitectura Deconstructivista, era precisamente la “habilidad para alterar ideas sobre la forma [lo que] hace que estos proyectos sean deconstructivos” (Johnson y Wigley, 1988Johnson, P. y Wigley, M. (1988). Arquitectura Deconstructivista. Barcelona: Gustavo Gili., p. 10).

Años más tarde, Mary McLeod establecería una clasificación entre las dos tendencias arquitectónicas hegemónicas de los años 90. Por una parte estarían las propuestas generadas a partir de la noción de “otredad” y “diferencia” propia de Jacques Derrida, que incluiría la obra de Eisenman, Tschumi, Benjamin, Bennington, Wigley y Kipnis. Por la otra estarían aquellas que estudian la diferencia a partir de las heterotopías, que incluiría las obras de Vidler, Porphyrios, Betsky, Ingraham y Soja (McLeod, 1997McLeod, M. (1997). Everyday and “Other” Spaces. En: Coleman, D. L., Danze, E. A. y Henderson, C. J. (eds.). Architecture and Feminism. New York: Princeton Architectural Press, pp. 182-202. p. 182). Desde nuestro punto de vista, esta diferenciación de lecturas adquiere un carácter meramente ideológico y completamente in-operante para una crítica efectiva de la arquitectura, dado que ambas son realizadas desde los mismos presupuestos liberales de fondo. Además, esta catalogación produce una mezcla de posiciones formalistas y anti-formalistas, que es una distinción, al menos en el ámbito arquitectónico, mucho más operativa que la de “derrideanos” y “heterotópicos”.

De modo paralelo a Colin Rowe, Rem Koolhaas incidía nuevamente en la imposibilidad de la planificación y el canto a la libertad de mercado como origen de una heterotopía social de la diferencia. Así afirma Koolhaas a propósito del Rockefeller Center que “es una obra maestra sin un genio. No hay una mente creativa que sea la única responsable de su forma definitiva […] La esencia y la fuerza de Manhattan radican en que toda su arquitectura es ‘de comité’ y que ese comité lo componen los propios habitantes de Manhattan” (Koolhaas, 2004Koolhaas, R. (2004). Delirio de Nueva York. Un manifiesto retroactivo para Manhattan. Barcelona: Gustavo Gili., p. 178).

Sin entrar a criticar la grosera afirmación de que fueron los habitantes de Manhattan los que constituyeron de forma efectiva la junta directiva del Rockefeller Center en la década de los treinta, lo que nos interesa resaltar es el carácter anti-formalista de las “heterotopías” de Koolhaas. Desde su punto de vista, al contrario que en el de Rowe, el potencial heterotópico de las nuevas tipologías arquitectónicas del siglo XX radicaba, no tanto en la yuxtaposición de formas incompatibles entre sí, como en la yuxtaposición radical de usos y funciones lo más variados y discordantes posible.

En este caso, su descripción del rascacielos neoyorquino Downtown Athletic Club como contenedor de usos y funciones yuxtapuestos sin más orden que la superposición de plantas en altura que permite la estructura de acero, inducirá a sus intérpretes a una co-alición inmediata con el concepto de heterotopía. Desde este momento, rascacielos, aeropuertos y centros comerciales pasarán a ser las heterotopías por excelencia de la disciplina arquitectónica que conforman unas metrópolis, verdaderas “ciudades por fragmentos”, ya nunca más concebibles bajo una forma urbis armónica e integral susceptible de planificación. Es, pues, con este imaginario colectivo en mente como se producirá la recepción de las heterotopías de Foucault en los años 90.

Reducida toda la complejidad de lo social a la mera relación causa-efecto entre libre comercio y heterotopía, tanto centros comerciales (Koolhaas, 2002Koolhaas, R. (2002). The Harvard Design School Guide to Shopping. New York: Taschen.; Kern, 2008Kern, K. (2008). Heterotopia of the theme park street. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 105-116. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Orillard, 2008Orillard, C. (2008). Between shopping malls and agoras: a French history of ‘protected public space’. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 117-136. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Muzzio y Muzzio-Rentas, 2008Muzzio, D. y Muzzio-Rentas, J. (2008). ‘A kind of instinct’: the cinematic mall as heterotopia. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 137-150. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.) como intercambiadores (Stickells, 2008Stickells, L. (2008). Flow Urbanism: the heterotopia of flows. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 247-258. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.), slums y campamentos urbanos (Heyns, 2008Heyns, M. (2008). ‘Rubbing the magic lamp’: heterotopian strategies in London’s eastern City fringe. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 227-246. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Cowherd, 2008Cowherd, R. (2008). The heterotopian divide in Jakarta: constructing discourse, constructing space. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 275-286. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Agier, 2013Agier, M. (2013). Le campement urbain comme hétérotopie et comme refuge. Vers un paysage mondial des espaces précaires. Brésil(s). Sciences humaines et sociales, 3, pp. 11-28.) o incluso urbanizaciones privadas/gated communities (Hook y Vrdoljak, 2002Hook, D. y Vrdoljak, M. (2002). Gated Communities, heterotopia and a “rights” of privilege: a ‘heterotopology’ of the South African security-park. Geoforum, 33, pp. 195-219, https://doi.org/10.1016/S0016-7185(01)00039-2.; Low, 2008Low, S. (2008). The gated community as heterotopia. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 153-164. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Bartling, 2008Bartling, H. (2008). A master-planned community as heterotopia: The Villages, Florida. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 165-178. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Guillot, 2008Guillot, X. (2008). The ‘institutionalization’ of heterotopias in Singapore. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 179-188. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.; Petti, 2008Petti, A. (2008). Dubai offshore urbanism. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 287-296. Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf.) serán amalgamados sin crítica alguna y defendidos como paradigmas de la libertad de la sociedad civil frente al Estado.

Ninguna referencia será hecha por los arquitectos hasta bien entrado el siglo XXI a los trabajos posteriores de Foucault sobre la espacialidad de las relaciones de poder. En su lugar, sin desdeñar ninguna de las dos posturas (formalista y anti-formalista) sino más bien buscando una especie de amigable solución de compromiso, la ideología arquitectónica bienpensante afirmará finalmente que “las formas espaciales no son en sí mismas heterotópicas, sino que más bien pueden acomodar momentos de heteropía” (Heynen, 2008Heynen, H. (2008). Heterotopia unfolded?. En: Dehaene, M. y De Cauter, L. (eds.). Heterotopia and the City. Public space in a postcivil society. London and New York: Routledge, pp. 311-323, Disponible en: https://www.hse.ru/data/2013/12/10/1339198680/Michiel%20Dehaene,%20Lieven%20De%20Cauter%20Hetero..ce%20in%20a%20Postcivil%20Society%20%202008.pdf., p. 314). Esta es, pues, una solución mágica con la que poder repetir nuevamente la ideología arquitectónica por excelencia, a saber, que el trabajo del arquitecto está al servicio de la sociedad y no al de las relaciones de explotación capitalista.

Frente a esta postura, conviene recordar que ya en el texto de Defert se destacaban las precauciones de Foucault ante la posibilidad de independencia del trabajo del arquitecto respecto de los dispositivos capitalistas de poder: “La racionalización de la ciudad patronal como la fragmentación del espacio urbano, lo homogéneo al igual que lo heterogéneo, remitían a un inmenso sistema de interpretación, irrefutable: la espacialización del capital. El arquitecto se volvía el técnico pasivo de la puesta en marcha de las estrategias y las normas del capital” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 44).

 

4. CONCLUSIONES: LA HETEROTOPÍA Y LOS BIENPENSANTES Top

Si bien los principios de las heterotopías comentados anteriormente mostraban ante todo la lógica disciplinaria del poder, el segundo de ellos evidencia mejor que ningún otro el carácter histórico y dinámico de los análisis foucaultianos: “Toda sociedad puede perfectamente reabsorber y hacer desaparecer una heterotopía que había constituido antes, o incluso organizar otras que no existían todavía” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 23). Re-absorción, pues, dentro de una nueva lógica y horizonte de sentido gubernamental que cambia, no solo el funcionamiento concreto de estas heterotopías con respecto a sus usuarios (cosa que también hace), sino especialmente la finalidad última que dichas heterotopías tienen dentro de la nueva episteme hegemónica de poder.

A modo de ejemplo se puede destacar que, aunque el derecho siempre funciona como una de las técnicas de dominio por excelencia al servicio del poder, el modo en que se articula en las sociedades preferentemente soberanas como título teocrático de legitimación del poder difiere radicalmente de su empleo como racionalización de los procesos administrativos de organización y control de la producción en las concepciones disciplinarias. Del mismo modo, la arquitectura y el urbanismo, sin dejar nunca de ser técnicas al servicio del poder, pasan de ser técnicas panópticas de control visual de los individuos durante la hegemonía de la episteme disciplinaria a constituirse como técnicas de revalorización fundamental de marketing urbano (arquitectura), o de reabsorción en los procedimientos formalizados de las democracias representativas de cualquier forma de oposición o resistencia (urbanismo participativo), en las actuales fases de predominio de la episteme biopolítica (León y Urabayen, 2017León, J. y Urabayen, J. (2017). Espacio, Poder y Gobernamentalidad. Arquitectura y urbanismo en la obra de Foucault. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, XXXIX (111), (en prensa).).

Así pues, una vez que el horizonte de sentido de las técnicas gubernamentales pasa del control espacial de los individuos a la gestión biopolítica de las poblaciones, el funcionamiento de las heterotopías sufre una mutación radical. La pregunta del poder gubernamental dejará de ser “¿mediante qué disposición espacial deberá conformarse una cárcel o un museo de modo que se logre una vigilancia optimizada de los presos o los objetos de exposición?”, para empezar a organizarse en torno a “¿cuántas cárceles, centros comerciales o aeropuertos deberá haber por región para mantener una producción económica media de la población?”, “¿en qué barrios de la ciudad deberá incrementarse la presencia de equipamientos colectivos (machines à guérir) culturales o sanitarios con el objetivo de que se eliminen las desviaciones puntuales respecto a la media de la ciudad?”, o “¿en función de qué índices concretos de pobreza, paro, higiene o delincuencia deberán identificarse dichos barrios como barrios «en riesgo de exclusión social»?”

El punto nodal de este cambio de concepción gubernamental del poder en referencia a las heterotopías radica en una mutación del modo en que los dispositivos de poder se relacionan con las prácticas de la libertad. Como ya hemos visto, en la fase disciplinar las heterotopías podían aún funcionar como lugares de resistencia y emancipación debido a que el proyecto normalizador del poder gubernamental no era capaz, pese a todas sus ordenaciones y regulaciones de accesibilidad, de controlar los vacíos y las interrupciones que provocaba la yuxtaposición de lógicas por completo dispares que él mismo había creado. El poder disciplinar, debido a su utopía que intentaba lograr un proyecto formalizado y armónico de la totalidad de las cosas, era incapaz de actuar de forma efectiva sobre las discontinuidades espacio-temporales en las que se materializaban las prácticas de libertad individual.

Pero, en el proyecto gubernamental biopolítico en el que estamos inmersos, la libertad ya no puede ser concebida como práctica de resistencia en los intersticios de un esquema formal discontinuo con voluntad de continuidad y armonía. Por el contrario, el proyecto gubernamental neoliberal se fundamenta precisamente en la intención de hacer productiva la libertad de los individuos en su conjunto; en hacer productiva la “negatividad” de la sociedad civil. Este es el cambio fundamental de mentalidad que se produce en el paso de un poder que normaliza sujetos en aras de producir objetos (mercantilismo) a otro que organiza los dispositivos de fondo para favorecer un “dejar hacer” a la negatividad desde la que se auto-producen los sujetos a través de la libertad (neoliberalismo).

A diferencia del poder disciplinar, al poder biopolítico no le interesa disciplinar el comportamiento del individuo, sino únicamente optimizar las estadísticas de la productividad de la población. La libertad como práctica de construcción individual de la persona no puede realizarse ya como resistencia frente al poder, pues este ya no se enfrenta a ella directamente, sino que dejándola hacer, simplemente se limita a gravar o expropiar su producto. El poder biopolítico se limita a disponer los recursos (equipamientos colectivos) que permitan optimizar la productividad de la libertad y asegurar la no-desviación de la media estadística.

A este respecto, Foucault no deja lugar a dudas. En la episteme biopolítica, “la libertad no es otra cosa que el correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad” (Foucault, 2006Foucault, M. (2006). Seguridad, territorio y población. Curso en el Collège de Francia (1977-1978). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica., p. 71). La libertad entendida como liberación, resistencia o construcción de sí, acontece en una episteme distinta de la del poder biopolítico. Dentro de esta última, las heterotopías no pueden ser en modo alguno counter-sites que permitan el empoderamiento de los individuos, sino precisamente lo contrario. ¿Es que acaso no resulta obvia la congruencia de esta inmensa proliferación de centros comerciales y ciudades aeropuertos con la ideología productivista neoliberal? En último extremo, la defensa de centros comerciales y gated communities como ámbitos paradigmáticos para el ejercicio de la libertad y la emancipación social por parte de los críticos de la arquitectura es algo más que una afirmación simplemente ingenua: es algo insultante. Especialmente cuando estas afirmaciones se realizan sin desarrollar un estudio previo que analice la capacidad económica de los habitantes ni la segregación social de la población que produce el libre mercado del sector inmobiliario en las ciudades.

Ahora bien, el paso de las concepciones gubernamentales disciplinarias a las biopolíticas es el paso del mercantilismo al capitalismo. En otras palabras, el paso de una economía basada en la ideología de la armonía y la estabilidad (Broch, 2009Broch, H. (2009). Huguenau o el realismo. Madrid: Debolsillo., pp. 401-424) a una economía basada en la crisis continua como forma propia de la negatividad. Esta es una consideración ya señalada por Marx cuando comentaba que “lo contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente, la época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes” (Marx, 1999Marx, K. (1999). El capital I. Crítica de la Economía Política. México D.F.: Fondo de Cultura Económica., p. 407).

Desde la tradición del marxismo crítico, el principal cambio en las técnicas de gobierno que implica el proyecto neoliberal respecto de la episteme disciplinar es precisamente el intento de “funcionalizar la negatividad del pensamiento anti-dialéctico hacia una nueva fundación ideológica estructuralmente coherente con la forma actual y la finalidad del sistema” (Cacciari, 1969Cacciari, M. (1969). Sulla genesi del pensiero negativo. Contropiano, 1, pp. 131-200., p. 173). De este modo, el proyecto biopolítico-neoliberal es capaz de neutralizar toda la antigua negatividad de las heterotopías frente a la norma. En las sociedades liberales, la negatividad ha dejado de ser posibilidad de libertad. Esta es la razón última de la proliferación de lo diferente: Simplemente vende más.

Si con anterioridad al neoliberalismo los ideales políticos siempre habían hecho referencia a distintas utopías como las ciudades ideales renacentistas, la auténtica novedad del modo de gobierno neoliberal es haber renunciado a la armonía y unificación de la sociedad en el pueblo o la nación, pues se ha dado cuenta de que el conflicto y la diferencia, por paradójico que resulte, es más productivo y produce menos resistencia a la expropiación de valor. En palabras de Cacciari, “la imposibilidad de una síntesis efectiva, concreta de la oposición es el destino ‘interno’ de la ideología burguesa misma. Aceptar el ‘peso’ del negativo auténtico y poder resolverlo realmente en su utopía. Después de todo, el mismo mantenerse del negativo, la posición pesimista-aristocrática es exactamente mantenerse en la positividad del sistema que contiene en sí necesariamente el negativo” (Cacciari, 1969Cacciari, M. (1969). Sulla genesi del pensiero negativo. Contropiano, 1, pp. 131-200., p. 199)[14].

Lo que este artículo critica al empleo del concepto de heterotopía por parte de la disciplina arquitectónica durante los últimos terinta años es, pues, el hecho de seguir manteniendo un concepto ingenuo de poder que, además, desvirtúa por completo los análisis de Foucault. A este respecto, el mismo Foucault ya hacía notar que “hay algo cómico y amargo que es específico de estas filosofías occidentales modernas [las que establecen estados - filosofías basadas en la idea de la libertad y han promovido el desarrollo del poder]: han pensado, incluso se han pensado, en función de una relación de oposición esencial al poder y a su ejercicio ilimitado, pero el destino de su pensamiento ha hecho que ya no se les escuche; a medida que el poder y que las instituciones políticas se impregnaban de su pensamiento, más se prestan a legitimar formas excesivas de poder” (Foucault, 1999Foucault, M. (1999). Estética, ética y hermenéutica. Barcelona: Paidós., p. 116)

Es esta malinterpretación la que les ha llevado a seguir defendiendo el potencial liberador de la negatividad en una época cuyo sistema político-económico se identifica precisamente con la negatividad y la crisis permanente. Desde nuestro punto de vista, el principal problema respecto del actual empleo del concepto de heterotopía no es únicamente que este “termina siendo un concepto inadecuado de analizar la diferencia espacial” (Saldanha, 2008Saldanha, A. (2008). Heterotopia and structuralism. Environment and Planning A, 40 (9), pp. 2080-2096, https://doi.org/10.1068/a39336., p. 2081), sino que, además de ello, promueve aquello que dice evitar: la pérdida de la capacidad emancipatoria de sus usuarios. Lo que la teoría arquitectónica necesita no son más apologías de los centros comerciales y las modernas metrópolis como heterotopías, sino menos charlatanes y más análisis sobre segregación social e informes de vulnerabilidad urbana.

 

AGRADECIMIENTOSTop

Este artículo recoge resultados de la investigación Mapa de Riesgo Social financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad, Programa de I+D+i orientado a los Retos de la Sociedad, 2013. Referencia: CSO2013-42576-R.

 

NOTAS Top

[1]

Para una exposición pormenorizada de la historia del concepto en la obra de Foucault remitimos a (Johnson, 2012aJohnson, P. (2012a). History of the Concept of Heterotopía. Heterotopian Studies. Disponible en http://www.heterotopiastudies.com/wp-content/uploads/2012/05/2.1-History-of-Concept.pdf.). Respecto al desarrollo sucesivo de sus principales interpretaciones en las distintas disciplinas ver Johnson (2016Johnson, P. (2016). Interpretations on Heterotopia (revised). Heterotopian Studies. Disponible en http://www.heterotopiastudies.com/wp-content/uploads/2012/05/Interpretations-of-Heterotopia-pdf.pdf .) y Johnson (2013Johnson, P. (2013). The Geographies of Heterotopia. Geography Compass, 7 (11), pp. 790-803, https://doi.org/10.1111/gec3.12079.). Además existe una página web. http://www.heterotopiastudies.com/, dedicada por completo a la documentación y archivo de todos los trabajos, académicos y no académicos, producidos en torno al concepto de heterotopía. En ella se ha publicado una bibliografía exhaustiva y periódicamente actualizada de los principales trabajos relacionados con esta noción, organizada temáticamente en función de las distintas disciplinas: http://www.heterotopiastudies.com/bibliography/.

[2]

Aunque en 1978 ya existía una primera traducción al castellano que recogía parte de la conferencia de Foucault (Foucault, 1978Foucault, M. (1978). Espacios otros: utopías y heterotopías. Carrer de la ciutat, 1, pp. 5-9.) hasta 2009 el texto no fue publicado en esta lengua de forma íntegra (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.).

[3]

“Esto es lo que quiero decir. No se vive en un espacio neutro y blanco; no se vive, no se muere, no se ama en el rectángulo de una hoja de papel” (Foucault, 2009Foucault, M. (2009). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión., p. 20).

[4]

El subrayado es nuestro.

[5]

El subrayado es nuestro.

[6]

Hasta el siglo XIX se une el poder disciplinario con la primera ‘fase’ biopolítica, propia del XVIII, en el que este poder se entiende como razón de Estado. Después se toma biopoder como sinónimo de su segunda ‘fase’ liberal. Esto es posible dada la ambigüedad del término en las obras de Foucault.

[7]

Es cierto que existía una traducción previa en la revista italiana Architettura (1968), pero esta pasó prácticamente inadvertida, salvo por las críticas realizadas al autor francés en Il dispositivo Foucault (1977).

[8]

Entre los arquitectos que participaron en el IBA de Berlín se encuentran Peter Cook, Peter Eisenman, Giorgio Grassi, Zaha Hadid, John Hedjuk, Han Hollein, Rem Koolhaas, Rob Krier, Aldo Rossi, Álvaro Siza, James Stirling u Oswald Mathias Ungers. Para una exposición sistemática de los proyectos llevados a cabo en el mismo remitimos al número monográfico de la revista A+U de 1987: IBA. International Building Exhibition Berlin.

[9]

Esta es también la opinión de Frampton cuando se refiere al “enfoque de la forma urbana inspirado en Sitte que propugnaba Colin Rowe” (Frampton, 1998Frampton, K. (1998). Historia crítica de la arquitectura moderna. Barcelona: Gustavo Gili., p. 294).

[10]

Esta mistificación ideológica de la obra lefebvriana ha perdurado en la disciplina arquitectónica hasta que la actual ola de urbanismos participativos y comunes urbanos ha fomentado un renovado interés por los trabajos urbanísticos de Lefebvre, lo que ha permitido su re-inserción dentro de la tradición marxista y antiliberal de la que procedía (Sevilla Buitrago, Roch Peña y Fernández Güell, 2011Sevilla Buitrago, A., Roch Peña, F. y Fernández Güell, J. M. (2011). Espectros de Lefebvre. Urban, 02, pp. 3-6. Disponible en http://polired.upm.es/index.php/urban/article/view/1454/1777.).

[11]

El término bricoleaur es expuesto por Rowe en referencia directa a Lévi-Strauss y lo propone como el método al “que tanto se parece la política y al que seguramente debe parecerse la planificación urbana” (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili., p. 104).

[12]

“¿La ciudad como instrumento didáctico? No se trata de si debería ser tal cosa, sino más bien de que no puede ser otra cosa” (Rowe, 1980Rowe, C. (1980). Ciudad Collage. Barcelona: Gustavo Gili., p. 119).

[13]

La arquitectura deconstructivista nació como una exposición de arquitectura internacional organizada por Mark Wigley en el MOMA e incluía la obra de siete arquitectos cuyo trabajo había sido realizado de forma completamente independiente: Peter Eisenman, Frank Gehry, Zaha Hadid, Coop Himmelblau, Rem Koolhaas, Daniel Libeskind y Bernard Tschumi.

[14]

El subrayado es nuestro.

 

BIBLIOGRAFÍATop

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