RESEÑAS DE LIBROS/BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "INVESTIGAR E INTERVENIR EN EDUCACIÓN PARA LA SALUD"

 

José Agustín Morón Marchena (coord.). Investigar e intervenir en Educación para la Salud. Madrid: Narcea Ediciones, 2015, 204 pp. ISBN: 9788427720879

La obra “Investigar e intervenir en Educación para la Salud” es un intento de Juan Agustín Morón Marchena como coordinador de recoger en un libro monográfico una actualización de los avances, enfoques, retos y metodologías que se utilizan en la promoción de la salud, todo ello con un marcado carácter reflexivo. Aunque la salud como valor ha estado siempre presente en la vida humana, se trata de un área asociada a lo clínico, más que a lo antropológico y educativo, al menos desde el plano científico. Sin embargo, además de la dimensión didáctico-pedagógica inserta en la transmisión del saber médico, cada momento histórico se caracterizaba por unas pautas de comportamiento que promovían en mayor o menor medida la salud (desde medidas básicas como la higiene y alimentación, a medidas más sofisticadas como los remedios caseros, cuidados familiares ante las enfermedades, embarazos, etc.). Actualmente, en la vida humana además de la salud como vía para alargar la calidad y esperanza de vida, se revalorizan los estudios relacionados con el aprovechamiento y desarrollo de lo humano (pedagogía de la interioridad) frente a las crecientes vías de consumismo, superficialidad y analfabetismo moral.

Este libro supone una aportación a la promoción de la EpS fruto de la puesta en práctica del modelo de participación comunitaria, la cual ha sido posible desde la planificación e implicación de sus autores, quienes partiendo desde el principio de sus orígenes y su evolución, ofrecen diversos y prácticos recursos para la promoción de la salud a lo largo de él. Entre los recursos que ofrecen se encuentra un glosario de términos relacionados y utilizados en esta materia para clarificar el vocabulario especializado al respecto y ampliar conocimientos, no solamente los educadores, sino cualquier lector. Vemos, por tanto, que sus objetivos concluyen todos en un mismo foco común: la promoción de la Eps desde la participación comunitaria.

Sus autores son especialistas sobre cómo educar para la salud desde la prevención. De los cuales se destaca su coordinador, el profesor Juan Agustín Morón, director del Departamento de Educación y Psicología Social de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Experto de amplio recorrido en materia educativa. No únicamente desde la teoría sino también desde la práctica en la docencia, el Ayuntamiento de Dos Hermanas, la investigación de la Drogodependencia, la Pedagogía-Educación Social…, y en un largo etcétera. En base al conocimiento de toda su experiencia profesional ha hilado su discurso, al igual que el resto de autores, en 183 páginas estructuradas todas ellas en torno a 11 capítulos.

El primer capítulo del libro, de forma totalmente lógica, nos acerca a los orígenes y la evolución de la EpS. Los autores, Alfonso García y Antonia M.ª Sánchez Lázaro de la Universidad de Murcia, parten del reconocimiento de la riqueza y complejidad del lenguaje, estableciendo la distinción entre el concepto de salud, promoción de la salud, educación para la salud y prevención de la salud. Se concibe la salud estrechamente vinculada al concepto de bienestar en diversas parcelas en las que el ser humano se desenvuelve, concretamente bienestar social, físico y mental, espiritual y el bienestar holístico (Teoría de Gestalt). La dificultad para atender a todas las dimensiones con un estado total de salud ha llevado a los científicos a definir la salud desde un enfoque relativista, en el que se reconoce la impregnación cultural en la interpretación que el ser humano hace de la salud. De modo que tanto la salud como la enfermedad están “irremediablemente ligados a los modos de vida social” (p. 24), y como tal, se asocian a comportamientos que pueden aprenderse. La última parte del capítulo la dedican a definir su propuesta socioeducativa en favor de la salud, desde un modelo de competencias superador de la mera transmisión de información que tiene un poder limitado para introducir cambios en los estilos de vida y delimitando los principios éticos que deben regirla.

En el segundo capítulo abordan los actuales desafíos de la investigación en EpS, teniendo en cuenta los dos paradigmas tradicionalmente contrapuestos que actualmente se consideran complementarios: el paradigma cuantitativo y el paradigma cualitativo. Tras definir los rasgos de cada paradigma, Fernando López Noguero recoge una tabla comparativa de ambos de gran utilidad.

El tercer capítulo se centra en describir el modelo de intervención de EpS, sus ámbitos (información, motivación y desarrollo de habilidades), los tipos de intervención (consejo-información, educación individual, educación grupal o colectiva y promoción de la salud) y sus dimensiones (individual y comunitaria). Los autores, Itahisa Pérez-Pérez y Juan Agustín Morón, profundizan en el modelo de participación comunitaria que tanto defienden y del que se nutren para confeccionar el presente ejemplar, estableciendo cierto paralelismo con la educación para el desarrollo de las capacidades humanas y la animación sociocultural como la metodología ideal. Por otra parte, se señalan los ámbitos de actuación (educación para la salud, movilización social y abogacía por la salud), así como las áreas prioritarias de la dimensión comunitaria (la promoción política pública saludable, creación de entornos saludables, el fortalecimiento de la acción comunitaria y la reorientación de los servicios de salud).

En el cuarto capítulo, elaborado por Esther Prieto y Guillermo Domínguez, se justifica la necesidad de planificar en el ámbito de la educación para la salud, contemplando diferentes tipos de planificación (normativa, estratégica-situacional y estratégica-corporativa), estableciendo las fases de la planificación (objetivos, naturaleza-fundamento, metodología, temporalización, recursos y destinatarios), así como las estrategias a emplear en el proceso de evaluación (descriptivas, correlacionales y manipulativas).

En el quinto capítulo, Andrés Escarbajal y Silvia Martínez muestran trabajos grupales de índole cualitativa en el terreno educativo y socio-comunitario, lo que fomenta la reflexión intersubjetiva y un mayor compromiso, protagonismo y participación de los educandos en su proceso de aprendizaje. Además de describir el papel del alumnado en este procedimiento metodológico, realiza una aproximación al trabajo del educador, quien debe potenciar la inteligencia cultural, el aprendizaje autodirigido, construcción del conocimiento, potenciar la transformación personal y socio-cultural.

El consumo abusivo del alcohol en los adolescentes ha sido abordado por David Cobos y M.ª del Carmen Muñoz en el sexto capítulo, prestando especial atención a los efectos orgánicos, psicológicos y sociales, así como a las estadísticas de consumo y a la implantación del consumo durante el tiempo de ocio de los jóvenes, más concretamente durante los fines de semana, como consecuencia de la generalización del “botellón”. También se asocia al ocio de los jóvenes al consumo de sustancias tóxicas, aspecto este que ha sido tratado por Alfredo Castillo en el capítulo séptimo, donde se puede comprobar que estilos educativos parentales inadecuados, una mala asimilación de la norma, fracaso escolar, el grupo de iguales, etc. son aspectos que inciden en la mayor o menor probabilidad del consumo nocivo, de ahí la importancia de trabajar la prevención.

Otra problemática asociada a la educación para la salud es la enfermedad del SIDA. Los autores parten de su definición y detección, para adentrarse posteriormente en las iniciativas mundiales de lucha contra el SIDA, aportando datos estadísticos de la enfermedad y asumiendo que existe un reto educativo además de sanitario en esta batalla. De ahí que el siguiente capítulo, centrado en la educación sexual de los jóvenes, se convierta en un elemento de prevención del SIDA. La autora, Encarnación Pedrero, realiza una comparativa entre la visión tradicional y actual de la sexualidad, y aborda diversos modelos de educación sexual (modelos de riesgos, modelo moral, modelo revolucionario, modelo profesional), lo que permite tomar este capítulo como un documento base para el diseño de programas de formación sexual.

Otro aspecto de relevancia social que está cobrando un mayor protagonismo dentro del campo de la educación de la salud es la adicción a las tecnologías. En el capítulo décimo del libro, elaborado por Luisa Torres, José Manuel Hermosilla y Almudena Martínez, podemos acceder al listado de las adicciones, los factores de riesgo e indicadores, posibles efectos de la adicción, así como las orientaciones y recursos para prevenir este abuso de la red.

En el último capítulo se presenta un glosario de términos clave que guardan relación con la EpS y que, a pesar de no significar una propuesta dogmática, son verdaderamente fiables. Por ser “resultado de una análisis bibliográfico de documentos oficiales, tanto nacionales como internacionales, sobre dicha temática” (p. 161).

Finalmente, es una exigencia irrenunciable la de nuestra sociedad actual el desarrollar en la práctica real una EpS desde la participación comunitaria y la prevención. Principalmente para fomentar comportamientos sanos y prevenir los no sanos en las poblaciones más vulnerables como lo son muchos adolescentes y jóvenes que hacen un mal uso de su tiempo libre. No obstante, toda la población es merecedora de ser educada en ello, puesto que desarrollando formas “de vida sanas, los individuos pueden convertirse en poderosos agentes primarios de salud en su trabajo, en su familia, en la calle, etc., contribuyendo por esa vía a que otros miembros de la comunidad aprendan, a su vez, comportamientos sanos” (p. 25).

 

Sandra Castellano Conejero
M.ª Ángeles Hernández Prados
Universidad de Murcia
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