RESEÑAS DE LIBROS/BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "HISTORIA DE LOS PAPAS EN EL SIGLO XX A TRAVÉS DE LAS GRANDES BIOGRAFÍAS, NOVELAS Y PELÍCULAS"

 

Onésimo Díaz Hernández. Historia de los papas en el siglo XX a través de las grandes biografías, novelas y películas. Barcelona: Editorial Base, 2017, 229 pp. ISBN: 978-84-15706-99-1

 

LAS PUERTAS DE LA HISTORIA

“Para entender la guerra de los Balcanes, hay que leer Un puente sobre el Drina de Ivo Andric”. La frase es algo más que un reclamo comercial de esos que se colocan en un fajín rojo sobre los libros en función de los acontecimientos. Ivo Andric, que por cierto vivió en Madrid, donde tiene una placa muy cerca del Ritz, nos abrió a un conocimiento del que no puede dar cuenta la historia. Sin esos componentes, el retrato de una época queda borroso y a la comprensión última de los hechos le falta una textura humana imprescindible. Este es el espíritu que a mi juicio anima la técnica de Onésimo Díaz Hernández a la hora de escribir la Historia de los papas en el siglo XX.

El subtítulo anuncia que esa historia se construye a través de biografías, novelas y películas. Todo un reto, porque no son muchas las novelas y películas que se han ocupado de los papas, pero sí han acompañado el tiempo de los pontífices, y han expresado las inquietudes y los problemas de su época. El resultado es un libro estimulante, rico, pleno de detalles, pero a la vez profundo. El libro parte de la pregunta sobre el papel de la Iglesia en una época de crisis, dominada por lo que el autor llama las tres formas de la secularización: una sociocultural, que separa la política de la religión, otra neutral, que consiste en una separación pacífica entre el Estado y la Iglesia (al modo de los Estados Unidos), y una tercera política, que avanza con un laicismo militante que confina toda manifestación religiosa al ámbito estricto de la intimidad.

Con esta premisa, el autor acota el tiempo de su análisis. Comienza por Benedicto XV, papa enfrentado a un tiempo de guerra. Deja para el siglo XIX a León XIII, a pesar de que el papado del autor de la Rerum Novarum se mete en el siglo XX y los ecos de su encíclica social llegan hasta nuestros días. Y con Benedicto XV y sus iniciativas para conseguir la paz comienzan a aparecer en el texto de Onésimo Díaz los escritores que narran el conflicto bélico: Andric con Éxtasis y caída de Tomas Galius o Ludwig con Julio de 1914. El mes trágico. El autor no se limita a los escritores contemporáneos, sino que amplía las visiones a aquellos que han vuelto sobre conflictos que forman parte de su pasado. De ahí la relevancia que concede a Agosto. 1914 de Alexander Solzhenitsin. Thomas Mann y Joseph Roth se alternan con Mario Monicelli, director de La Gran Guerra, con Alberto Sordi y Vittorio Gassman, y las más recientes Los intocables de Elliot Ness y Camino a la perdición. O el Chaplin de Tiempos modernos se mezcla con la obra del filósofo Ortega y Gasset o las memorias de Kafka para componer un tejido de obras que han afrontado la crisis cultural del periodo de entreguerras.

Novelas, ensayos, biografías o películas, van dibujando los problemas a los que los papas dieron respuestas con sus encíclicas o cartas. Y el lector percibe que algunos de esos problemas son actuales, como el de la educación, abordado por Pio XI en la Divini illius Magistri, de diciembre de 1929, en la que defiende los derechos de la Iglesia en la educación y subraya que la educación de los hijos recae sobre todo en los padres, y no en el Estado.

La guerra. La guerra y las religiones políticas que fundan el nazismo o las dictaduras fascistas y la soviética son las grandes tragedias del siglo XX. Y el papa que se enfrenta a la Segunda Guerra Mundial es Pío XII, elegido unos meses antes de que estalle la Gran Guerra. Le acompañan en esta obra Irene Nemorivoski, Anna Frank con sus diarios, pero también Roman Polanski con El pianista, Andrei Tarkovski con La infancia de Iván, Casablanca de Michael Curtiz o La lista de Shindler de Spielberg. Las obras de ficción no solo sirven para dibujar el contexto o la visión de los artistas sobre los acontecimientos de la historia. En el caso de Pío XII una obra de teatro, El vicario (1963), del dramaturgo Rolf Hochhuth, es el inicio de la leyenda negra sobre Pío XII, porque fija la imagen de un papa culpable, acusado de haber mirado para otro lado ante el genocidio de los judíos europeos. En esa obra se inspira la película Amén (2002), de Costa Gavras, a la que el autor atribuye “un guión excesivamente parcial y apasionado, que conduce a la deformación de los hechos”.

Juan XXIII es el papa “santo y bueno” que llega a la cátedra de Pedro en 1958 y se tiene que enfrentar a un mundo dividido y en plena transformación. Un papa que publica la Pacem in terris, en la que habla del riesgo de confrontación nuclear, el mismo año que Kubrick firma su ¿Teléfono rojo? Volamos a Moscú. Es el mundo que se enfrenta al problema del racismo, con historias como Adivina quién viene a cenar esta noche, o el que contempla conmocionado el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. La investigación sobre la conjura dará lugar a películas como JFK Caso abierto, de Oliver Stone, en 1991. El autor recuerda que es a Juan XXIII a quien Pier Paolo Passolini dedica El Evangelio según san Mateo (1964), película sincera y llena de valores.

Ese diálogo con el mundo contemporáneo es el que eclosiona con toda su fuerza en el Concilio convocado por Juan XXIII e impulsado por Pablo VI. Fue el Concilio más ecuménico y el más universal: reunió a dos mil padres de los cinco continentes y despertó un enorme interés en los medios de comunicación. La Iglesia se hacía presente en un mundo cada vez más secularizado y hacía un alegato rotundo en favor de la libertad, de una vida de fe plural, que se podía traducir en numerosas manifestaciones culturales. Luego vino el posconcilio con la teología de la liberación, con mayo del 68, y otros vientos disolventes que nacieron de la crítica y el rechazo de toda autoridad, y en este tiempo el autor va cosiendo ensayos, novelas y sucesos: la matanza de la plaza de Tlatelolco, las obras de Marcuse, la novela de Ginzburg Las palabras de la noche, o El hombre que quería ser culpable (1973), de Henrik Stangerup, en la que un novelista de mediana edad mata a su esposa en un arrebato y queda libre porque la sociedad niega la responsabilidad individual y el sentimiento de culpa, a pesar de que el protagonista confiesa su culpa y quiere expiar su pecado.

El contexto social y cultural que Onésimo Díaz Hernández dibuja en torno a cada pontífice no pretende ser exhaustivo. Plantea más bien un ramillete de obras que han tocado el corazón de los grandes problemas y selecciona aquellas más interesantes. Así, cuando aborda el terrorismo, fenómeno nacido en los rescoldos del mayo del 68, nos recomienda una serie de obras que comienzan por El día de la lechuza, novela de Leonardo Sciascia sobre la corrupción política y la mafia; El proceso de Burgos (1979), documental de Imanol Uribe, y Operación Ogro (1979), de Gillo Pontecorvo, sobre el asesinato de Carrero Blanco. En el nombre del hijo, Agenda oculta y The Boxer retratan el terrorismo en Irlanda del Norte, y se echa de menos alguna referencia en cine o en novela sobre el terrorismo de la banda Baader-Meinhof.

La Historia de los papas en el siglo XX es una obra accesible, fácil de leer para cualquier nivel cultural, pero el lector navegará con más facilidad por las aguas del pontificado de Karol Wojtyla. Es más reciente y ha marcado la historia, no solo del final del siglo XX con la caída del muro y el fin del comunismo, sino también la del siglo XXI. Es el papa que se enfrenta al final del milenio y conduce a la Iglesia a un camino que lleva a “cruzar el umbral de la esperanza”, como escribió san Juan Pablo II en uno de sus documentos. Navegamos por los años de Reagan y los de Gorbachov en la Unión soviética, Walesa en Polonia (Walesa, la esperanza de un pueblo, de Andrej Wajda) y por el final de la RDA. Algunas obras han revelado la tragedia del comunismo con extrema eficacia a pesar de su sencillez. Es difícil comprender la desazón y deshumanización de la vida en la RDA si no se ha visto La vida de los otros, de Florian Henkel.

Esa Iglesia que propone la verdad eligió para tomar el relevo de Karol Wojtyla al cardenal Joseph Ratzinger, que asumió el pontificado como “humilde trabajador de la viña del Señor”. Es el papa que dialoga con la posmodernidad, que habla con esa sociedad de la modernidad líquida, concepto acuñado por Bauman. Es el mundo de la globalización, o de la norteamericanización, como dijo Max Weber. Pero es también el mundo que descubre el valor de la contemplación. Benedicto XVI beatifica a Charles de Foucauld mientras en los cines triunfa un documental, El gran silencio, de Philip Gröning, sobre la vida monástica, y en España Pablo d’Ors publica El olvido de sí. Benedicto XVI es el papa que percibe la llegada de una dictadura del relativismo que anida en las modas, las culturas, las leyes y los medios de comunicación.

En los compases finales del libro, Onésimo Díaz aborda el papado de Francisco, con un perfil biográfico y un comentario sobre sus primeros escritos, sobre todo la Evangelii gaudium, además de algunas obras que han abordado con la técnica del documental la vida de Jorge Bergoglio. El autor se aventura aquí con algo que suele dar mucho miedo a los historiadores: la visión del futuro. Y apunta dos líneas, una como probable, la otra quizá menos. La primera es la idea de que Francisco repetirá el gesto de Benedicto XVI: la renuncia si llega el día en que ve que las fuerzas le fallan. La segunda es la posibilidad de que se convoque un tercer Concilio Vaticano. En su presentación en Madrid, Onésimo Díaz anunció su próximo libro: un texto en el que abordará la biografía de una serie de mujeres a través de la novela, el cine o la autobiografía. Estoy seguro de que será tan interesante, estimulante, y lleno de buenos sugerencias para leer y ver como este de la historia de los papas del siglo XX. El libro se cierra con la recomendación de leer buenas obras y ver buenas películas, y una lista para quien quiera iniciar ese camino o lo quiera continuar. La historia nos lleva a todos esos libros, en la misma medida en que todas esas historias nos llevan a “la historia”.

 

Alfredo Urdaci

 

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