LA CRISIS HIPOTECARIA: IMPACTOS Y RESPUESTAS SOCIALES EN CATALUÑA / MORTGAGE CRISIS: SOCIAL IMPACTS AND RESPONSES IN CATALONIA

OBJETOS DESOBEDIENTES: ESCRACHES Y LA LUCHA POR LA VIVIENDA EN LA PAH

Maka Suárez

Centro de Etnografía Interdisciplinaria - Kaleidos. Universidad de Cuenca & FLACSO-Ecuador

maka.suarez@kaleidos.ec

ORCID iD: http://orcid.org/0000-0001-7794-5748

 

RESUMEN

Este artículo describe la cultura material de la campaña de escraches, un tipo específico de activismo performativo implementado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) con el fin de presionar a la clase política para cambiar la ley hipotecaria española. A partir del análisis de los círculos gigantes de cartón utilizados por la PAH en los escraches, se estudia cómo estos objetos tienen la capacidad de replantear el espacio y el tiempo de la política. A partir del material etnográfico que se presenta, el artículo indica cómo se elaboran y cómo se usan estos círculos para teorizar sobre la noción de objeto desobediente. De este modo, el trabajo se centra en tres aspectos: cómo los círculos convocan diferentes actores y audiencias, su papel en tanto herramientas políticas que subvierten la narrativa oficial de la crisis financiera, y su rol como elementos clave para cuestionar la moralidad de la deuda hipotecaria y del endeudamiento.

DISOBEDIENT OBJECTS: ESCRACHES AND THE PAH’S FIGHT FOR THE RIGHT TO HOUSING

ABSTRACT

This article describes the material culture of street politics of the Platform for People Affected by Mortgages (PAH) during its escrache campaign, a specific type of performative activism used to pressure politicians to change Spain’s mortgage law. By focusing on giant cardboard circles used during these protests, I explore how particular objects have the ability to reframe where and how politics takes place. Based on ethnographic material, the article shows the making and use of these giant circles in order to theorize the notion of “disobedient objects”. It focuses on three aspects: how these giant circles produced a specific type of political assembly, how they became political tools for subverting the dominant narrative in Spain’s financial crisis, and how they turned into key elements for questioning the morality of mortgage debt and indebtedness.

Recibido: 12-02-2016; Aceptado: 31-03-2016.

Cómo citar este artículo/Citation: Suárez, M. (2019). Objetos desobedientes: escraches y la lucha por la vivienda en la PAH. Arbor, 195 (793): a519. https://doi.org/10.3989/arbor.2019.793n3007

PALABRAS CLAVE: Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH); escrache; moralidad de la deuda; burbuja inmobiliaria española; materialidad; acción directa; contra-política; nueva narrativa.

KEYWORDS: Platform for People Affected by Mortgages (PAH); escrache; morality of debt; Spain’s housing bubble; materiality; direct action; counter-politics; new narrative.

Copyright: © 2019 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

CONTENIDOS

RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
INVESTIGACIÓN ETNOGRÁFICA DESPUÉS DEL COLAPSO INMOBILIARIO
CÍRCULOS GIGANTES
UNA NUEVA NARRATIVA PARA LA CRISIS Y EL ENDEUDAMIENTO
REPENSAR EL ENDEUDAMIENTO DESDE EL CARNAVAL CALLEJERO: DE MOROSO A ACTIVISTA
CONCLUSIÓN
AGRADECIMIENTOS
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA

 

“If we are all handicapped, or rather politically-challenged, we need many different prostheses” (Latour 2005Latour, B. (2005). From Realpolitik to Dingpolitik or how to make things public. En: Latour, B. y Weibel, P. (eds.). Making things public. Atmospheres of democracy. Cambridge: MIT Press, pp. 14-43., p. 21).

 

INTRODUCCIÓN Top

“Los objetos desobedientes tienen una historia tan larga como la lucha social misma. Las personas de a pie siempre los han utilizado para ejercer ‘contrapoder’” (Flood y Grindon, 2014Flood, C. y Grindon, G. (2014). Introduction. En: Flood, C. y Grindon, G. (eds.). Disobedient Objects. London: V&A Publishing, pp. 6-25., p. 9)[1]. Estas fueron las palabras de Catherine Flood y Gavin Grindon, comisarios de la exposición Objetos Desobedientes en el museo de Victoria y Alberto en Londres en 2015. La muestra presentó al público noventa y nueve objetos utilizados alrededor del mundo en protestas políticas desde los años 70. Decenas de objetos, en su mayoría creados colectivamente y con escasos recursos, completaban una muestra museográfica que presentaba los objetos y sus múltiples expresiones artísticas como protagonistas de la lucha social. Arte, música, performance y audiovisuales constituyen elementos indispensables de las movilizaciones sociales en los últimos años, desde Tahrir al toma la plaza del 15M en España, así como las múltiples protestas de Occupy en los Estados Unidos.

Para los comisarios de la muestra la noción objeto desobediente es una invitación a pensar la política callejera y activista desde la materialidad de la protesta[2]. El fin de exponer la cultura material de los movimientos sociales en el museo fue provocar reflexiones más amplias alrededor de la capacidad transformadora de la estética activista en la esfera política (Flood y Grindon, 2014Flood, C. y Grindon, G. (2014). Introduction. En: Flood, C. y Grindon, G. (eds.). Disobedient Objects. London: V&A Publishing, pp. 6-25., p. 11). Este artículo es una respuesta al llamado de los comisarios en tanto busca teorizar el concepto objeto desobediente en diálogo con la bibliografía antropológica interesada en la agencia (agency) política del arte-protesta, en particular la materialidad de lo que Paula Serafini (2014Serafini, P. (2014). Subversion through performance: performance activism in London. En: Werbner, P., Webb, M. y Spellman-Poots, K. (eds.). The political aesthetics of global protest: The Arab Spring and beyond. Edinburgh: Edinburgh University Press, pp. 320-340.) denomina el activismo performativo, refiriéndose a “tipos de estrategias activistas que incorporan elementos del arte performativo al mundo de la acción política. Una acción performativa es entonces creativa y simbólica; es interactiva y está definida por la doble función de los participantes como activistas y como artistas. Es una forma de protesta, así como también una obra sobre la idea de la acción directa” (p. 324).

Este tipo de arte-protesta se caracteriza por el espíritu carnavalesco de la acción directa como forma de subvertir el poder y la jerarquía (Tancons, 2011Tancons, C. (2011). Occupy Wall Street: Carnival against capital? Carnivalesque as protest sensibility. E-Flux Journal, 30, pp. 1-20. [En línea]. Disponible en: https://www.e-flux.com/journal/30/68148/occupy-wall-street-carnival-against-capital-carnivalesque-as-protest-sensibility/.), así como por el uso de los cuerpos para ocupar el espacio y subvertir temporalidades cotidianas. Como señalan varios autores, el arte-protesta amplifica sentimientos de solidaridad entre los miembros de los movimientos sociales, generando empoderamiento individual y alianzas colectivas a través de la creatividad y del humor utilizados para hacer política (Alexandrakis 2016Alexandrakis, O. (2016). Incidental Activism: Graffiti and Political Possibility in Athens, Greece. Cultural Anthropology, 31 (2), pp. 272-296. https://doi.org/10.14506/ca31.2.06.; Juris, 2008Juris, J. S. (2008). Performing politics: Image, embodiment, and affective solidarity during anti-corporate globalization protests. Ethnography, 9 (1), pp. 61-97. https://doi.org/10.1177/1466138108088949.; Werbner, Webb y Spellman-Poots, 2014Werbner, P., Webb, M. y Spellman-Poots, K. (2014). Introduction. En: Werbner, P., Webb, M. y Spellman-Poots, K. (eds.). The political aesthetics of global protest: The Arab Spring and beyond. Edinburgh: Edinburgh University Press, pp. 1-30.). Chantal Mouffe (2007Mouffe, C. (2007). Artistic activism and agonistic spaces. Art & Research. Journal of Ideas, Contexts and Methods, 1 (2), pp. 1-5. [En línea]. Disponible en: http://www.artandresearch.org.uk/v1n2/mouffe.html.) denominó “arte crítico” a las “diferentes maneras en las que las prácticas artísticas pueden contribuir a poner en duda la hegemonía dominante”. Desde esta perspectiva, la fusión del arte y la política en la protesta callejera cumple una doble función. Por un lado, opera como elemento de cohesión interna de los movimientos sociales. Por otro, constituye un discurso crítico de la institucionalidad política dirigido hacia la ciudadanía en general. En otras palabras, el arte-protesta es un mecanismo dual de identificación e interpelación.

Alfred Gell (1998Gell, A. (1998). Art and agency: an anthropological theory. Oxford: Clarendon Press.) sugiere que el arte es “un sistema de acción apto para cambiar el mundo en lugar de codificar proposiciones simbólicas sobre él” (p. 6). Esta capacidad transformadora del arte adquiere nuevas dimensiones cuando se lleva a la calle con fines políticos. En este artículo intento mostrar la manera en que dicha potencia, la del arte, se manifiesta en la parafernalia activista utilizada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en su campaña por la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Desde el punto de vista etnográfico me interesa describir la agencia (agency) de los círculos gigantes de cartón utilizados por el movimiento en los llamados escraches. En el plano teórico intento conceptualizar la materialidad de los círculos gigantes a partir de su elaboración y su uso como objetos desobedientes en el marco de acciones directas denominadas escraches, los cuales propongo entender como una forma de performance activista, que en el caso español permitió la transformación de la vida cotidiana en un carnaval callejero, en un momento de subversión de los roles de autoridad y en un catalizador de nuevas formas de protesta.

Los círculos de cartón gigantes pertenecen al repertorio estético de la política activista, son una herramienta creativa que emerge de la necesidad de imaginar nuevas formas de acción directa después de la burbuja inmobiliaria en el Estado español. Mi argumento sostiene que los círculos gigantes y los escraches son esenciales para comprender las acciones de la PAH contra el sistema bancario y el Estado español porque el arte-protesta fue el punto de inflexión que evidenció el trasfondo del discurso dominante sobre la deuda hipotecaria. Así, por ejemplo, en una declaración frente al Congreso de los Diputados el representante de la Asociación Española Bancaria exaltaba la ley hipotecaria española al mismo tiempo que una activista de la PAH le llamaba “criminal” (Díez 2013, 5 febreroDíez, A. (2013, 5 de febrero). Ada Colau: “Este señor es un criminal y como tal deberían ustedes tratarlo”. El País. [En línea]. Disponible en: https://elpais.com/politica/2013/02/05/actualidad/1360099627_064949.html.). En este sentido, la campaña por la ILP permitió crear un espacio donde se encontraron audiencias que no habrían coincidido en otras condiciones, permitiendo que un moroso se convirtiera en un artista callejero y fuera capaz de interactuar con políticos en el marco del espacio redefinido por el objeto desobediente.

El artículo tiene cuatro secciones. La primera es un breve recuento histórico y metodológico que sitúa los escraches, así como mi propia investigación, en el contexto español. En diálogo con la bibliografía de materialidad dentro de la antropología, la segunda sección explora cómo los objetos tienen capacidades específicas que permiten redefinir el terreno de la política. La tercera sección explica cómo fue posible crear una narrativa distinta respecto a la crisis, y por último la cuarta sección se centra en la transformación de los deudores hipotecarios en actores políticos a través de la ocupación del espacio público, convirtiéndolo en un carnaval bakhtiniano que logra poner en cuestión la moralidad de la deuda. En este sentido, el artículo busca entender qué capacidad tienen los objetos materiales para alterar los términos bajo los cuales comprendemos lo político. Es decir, responder a la cuestión: ¿pueden los objetos materiales convertirse en agentes de cambio del repertorio de la acción colectiva y política sobre vivienda en España?

 

INVESTIGACIÓN ETNOGRÁFICA DESPUÉS DEL COLAPSO INMOBILIARIO Top

Este artículo se basa en tres años de trabajo de campo y activismo en la PAH de Barcelona entre septiembre de 2012 y junio de 2015. Parte de esta exploración etnográfica se realizó en el marco de mi investigación doctoral con migrantes ecuatorianos que estaban atravesando procesos de ejecución hipotecaria en Barcelona después de la crisis inmobiliaria. Durante este tiempo documenté historias de la vida (Sayigh, 1998Sayigh, R. (1998). Palestinian camp women as tellers of history. Journal of Palestine Studies, 27 (2), pp. 42-58. https://doi.org/10.2307/2538283.; Zeitlyn, 2008Zeitlyn, D. (2008). Life-history writing and the anthropological silhouette. Social Anthropology, 16 (2), pp. 154-171. https://doi.org/10.1111/j.1469-8676.2008.00028.x.) de aproximadamente cuarenta personas (diez familias) y llevé a cabo entrevistas en profundidad en Barcelona, así como en Ecuador. Este material cubre tres generaciones de mujeres y de hombres migrantes.

Mis interlocutores recurrieron a la PAH al enfrentarse a un proceso legal en su contra que no comprendían, a una deuda impagable y a sentimientos de fracaso y culpa a los cuales difícilmente podían dar sentido. Las familias ecuatorianas fueron en gran medida las primeras afectadas por el estallido de la burbuja inmobiliaria (Masterson-Algar, 2016Masterson-Algar, A. (2016). Ecuadorians in Madrid: Migrants’ Place in Urban History. London: Palgrave Macmillan. https://doi.org/10.1057/9781137536075.). Para ese entonces, en el 2012, en España se habían producido más de 440.000 ejecuciones hipotecarias desde 2007 y más de 260.000 lanzamientos desde 2008, aunque esta última cifra ha sido cuestionada por la PAH, quien la sitúa en más de 360.000 desahucios (Colau y Alemany, 2013Colau, A. y Alemany, A. (2013). 2007-2012: Retrospectiva sobre desahucios y ejecuciones hipotecarias en España, estadísticas oficiales e indicadores. [En línea]. Disponible en: http://afectadosporlahipoteca.com/wp-content/uploads/2013/02/RETROSPECTIVA-SOBRE-DESAHUCIOS-Y-EJECUCIONES-HIPOTECARIAS-EN-ESPA%C3%91A-COLAUALEMANY1.pdf.). Hasta el cuarto trimestre de 2016 se han llevado a cabo más de 720.000 ejecuciones hipotecarias y desde el 2008 se han practicado más de 500.000 lanzamientos[3]. La PAH nace en 2009 como respuesta a esta crisis habitacional y a la ley hipotecaria española, la cual no contempla la condonación total de la deuda hipotecaria una vez subastada la propiedad. Debido a estas particularidades de la ley española los efectos del colapso inmobiliario se amplificaron significativamente creando una situación de sobrendeudamiento única en el contexto europeo. En España, a diferencia de la mayoría de los países de su entorno, las deudas hipotecarias funcionan como deudas personales, con colaterales y garantes, y en caso de mora los individuos no pueden declarase insolventes (algo que sí pueden hacer las empresas). Esto tiene como resultado que la deuda hipotecaria no se exonera sino en las más extremas circunstancias[4] y las familias, además de perder la vivienda, tienen que enfrentarse al pago del remanente de la deuda después de la subasta. Es importante tener en cuenta que los garantes hipotecarios son también responsables de la totalidad de la deuda pendiente después del desahucio con todos sus bienes “presentes y futuros”, como determina la ley (art. 1911 del Código Civil).

A medida que avanzó mi trabajo de campo, mi involucramiento en la PAH se convirtió también en un proceso de participación más amplio. Mis responsabilidades se incrementaron y hoy en día continúo mi colaboración con el colectivo, incluso después de haber terminado mi investigación doctoral. Esto me ha permitido no solamente estar presente en los distintos procesos de mis interlocutores, sino también conocer desde dentro el movimiento por el derecho a la vivienda de mayor envergadura de España. Entre 2012 y 2015 participé en centenares de asambleas de la PAH de Barcelona, incluidas asambleas de bienvenida, de coordinación y acciones de ayuda mutua y de negociaciones colectivas. Asistí y participé también en múltiples espacios de coordinación y organización de acciones tanto en el ámbito catalán como nacional. De esta manera pude ver de cerca la formulación, preparación y desarrollo de acciones que se llevarían a cabo en el Estado, como es la campaña en la que se centra este artículo, los escraches. Metodológicamente mi análisis etnográfico buscó entender la vida “como esta es vivida y hablada” (Desjarlais, 2003Desjarlais, R. R. (2003). Sensory biographies: lives and deaths among Nepal’s Yolmo Buddhists. Berkeley: University of California Press., p. 6) desde la perspectiva de mis interlocutores. Este enfoque intentó ser personal y políticamente comprometido con las luchas de las personas afectadas directamente por procesos de exclusión social como el desahucio masivo de deudores hipotecarios impagos; enfoques metodológicos comunes en la antropología (Scheper-Hughes, 1995Scheper-Hughes, N. (1995). The primacy of the ethical: propositions for a militant anthropology. Current Anthropology, 36 (3), pp. 409-440. https://doi.org/10.1086/204378., pp. 419-420; Shah, 2010Shah, A. (2010). The Dark Side of Indigeneity. En: Shah, A. In the shadows of the state: Indigenous politics, environmentalism, and insurgency in Jharkhand. India: Duke University Press, pp. 9-35. https://doi.org/10.1215/9780822392934-001., pp. 27-28).

 

CÍRCULOS GIGANTES Top

En marzo de 2011 la PAH, junto con varias organizaciones sociales, propuso una Iniciativa Legislativa Popular (ILP)[5] para cambiar la ley hipotecaria española. Después de superar varias adversidades burocráticas y con casi un millón y medio de firmas de apoyo (tres veces el número necesario para avalar una ILP), la PAH logró en febrero de 2013 que la iniciativa fuera tomada en consideración en el Congreso de los Diputados. Se pretendía cambiar la ley hipotecaria para que quienes no podían hacer frente al pago de su hipoteca no quedaran endeudados de por vida. La fórmula legal era la dación en pago, es decir, saldar la deuda hipotecaria con la entrega de la vivienda. El cambio de ley también contemplaba un alto a los desahucios de primera y única vivienda y una reconversión de pisos que estaban en manos de entidades bancarias rescatadas con fondos públicos en viviendas sociales por un período mínimo de cinco años. A pesar de que la ILP fue admitida a trámite, el voto sobre el texto final que se convertiría en ley no se llevaría a cabo hasta tres meses más tarde. El Partido Popular (PP), con mayoría en el Congreso, anticipó su intención de votar negativamente. En respuesta, la PAH inició campañas informativas a la ciudadanía y organizó una serie de acciones directas dirigidas a representantes del PP para que reconsideraran su voto (entre otras, una marcha por el derecho a la vivienda de ámbito estatal en febrero de 2013), creó varios vídeos apelando primero a los votantes y luego a los diputados del PP, y también inició por primera vez una campaña de escraches. No sería la última.

De etimología incierta, la palabra escrache se ha asociado con frecuencia a la voz italiana scracchiare, a la francesa cracher o al verbo inglés to scratch. Su significado se refiere principalmente a la acción de ‘señalizar’. La campaña de escraches de la PAH se inspiró en los realizados en Argentina en 1995, señalizando mediante una serie de objetos las viviendas de los altos cargos de la dictadura de Jorge Videla, como una forma de protesta al indulto político que recibieron él y los miembros de su gobierno. La PAH, a su vez, utilizó círculos de cartón para señalar a quienes se negaban a aprobar una nueva ley ampliamente avalada por la ciudadanía. Dos círculos gigantes, uno rojo y otro verde, los dos de un metro de diámetro y fabricados con cartón fueron los objetos centrales de la campaña de escraches de la PAH. Ligeros y fáciles de reproducir, estos botones rojos y verdes gigantes fueron una creación del colectivo artístico Enmedio, que trabajó en colaboración con la PAH para esta campaña. La PAH ya contaba con más de 200 nodos en todo el territorio español; por lo tanto, había que facilitar un material accesible, descargable de internet, siempre de bajo coste, y sobre todo fácil de reproducir. Así mismo estos círculos gigantes debían ser transportables y extremadamente fáciles de llevar. Esto no siempre resultó así.

Era el segundo día de fabricación de círculos. Cerca de cuarenta personas trabajábamos sobre mesas colocadas una a continuación de otra en el centro del local de la PAH en Barcelona, y entre montañas de cartulinas verdes y rojas. Tijeras, pegamento y gente forrando círculos gigantes o recortando confeti con el papel que sobraba. Los primeros se utilizarían en los escraches y los recortes se guardaban para futuras ocupaciones de bancos donde regar confeti era una de las grandes alegrías.

“-Bueno, ahora hay que escribir los mensajes en los que ya estén listos”, dijo Lupe (véase la tabla 1) señalando una esquina donde se apilaban círculos unos sobre otros. Empezamos a distribuirlos sobre el piso: verdes a la izquierda, rojos a la derecha.

Tabla 1. Datos de los informantes y situación de la deuda hipotecaria

Datos de los informantes y situación de la deuda hipotecaria

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Mientras tanto Xavier jugaba con uno de los círculos a un lado. Le daba vueltas y lo doblaba suavemente para medir su resistencia. El círculo era la mitad del cuerpo de Xavier, un ecuatoriano de pequeña estatura y largo bigote negro. Rodrigo, que era un poco más alto que Xavier, le dijo riéndose que a él ese círculo le tapaba completamente. Después de un rato Xavier preguntó un tanto preocupado:

“-Y en serio, esto ¿cómo lo vamos a llevar?”

Mover los círculos era uno de los principales retos. Mientras unos escribían mensajes en los círculos, otros empezaron a cortar agujeros pequeñitos para atar cuerdas en los dos extremos y así poder colgar los círculos en los hombros. En uno se rompió el cartón y en otro la cuerda cedió. Después de varios intentos y enmendaduras, finalmente los círculos tenían agarraderas y eran incluso aptos para utilizarlos como una capa o como un escudo de cartón que se podría llevar sobre la espalda o los brazos.

Figura 1. Escrache de la PAH de Barcelona (marzo 2013)

Escrache de la PAH de Barcelona (marzo 2013)

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Los mensajes sobre los círculos también estaban listos, los verdes describían los logros de la PAH: “+ de 1.000 desahucios parados,” indicaba un círculo, “miles de daciones arrancadas a los bancos” ponía en otro, “240 PAHs en todo el Estado” proclamaba un tercero, “1.180 personas realojadas con la Obra Social” recordaba otro círculo más, y otros llevaban un “Sí se puede”, el eslogan popularizado por la PAH. A su vez, los círculos rojos recordaban a la ciudadanía los efectos de la ley hipotecaria española y de las medidas políticas tomadas hasta el momento por los diferentes gobiernos: “400.000 ejecuciones hipotecarias” o “7 de cada 10 desahucios tienen menores” o “gente sin casa y casas sin gente”, para recordar que en el Estado español se acumulan más de tres millones y medio de viviendas vacías a pesar del altísimo número de desahucios y de familias sin una vivienda adecuada, y finalmente: “CiU y PP no apoyan la ILP”. Eran más de las nueve de la noche y todos estábamos cansados. Los círculos gigantes se quedaban descansando en el local hasta el día siguiente, día de escrache.

Más allá de la estética hecho en casa de los círculos gigantes de cartón, forrados de cartulina de colores y con múltiples modelos de letras, estos objetos tienen un rol en el devenir político y en la producción de nuevas relaciones sociales. Los debates sobre materialidad, ampliamente estudiados en la antropología, sirven para entender la manera en que los objetos permiten repensar la política en la actualidad. Interesa, en particular, la explicación de Bruno Latour (2005Latour, B. (2005). From Realpolitik to Dingpolitik or how to make things public. En: Latour, B. y Weibel, P. (eds.). Making things public. Atmospheres of democracy. Cambridge: MIT Press, pp. 14-43.) a propósito de la muestra, en la que fue comisario junto con Peter Weibel[6], sobre el papel de los objetos en democracia, donde indica:

“Está claro que cada objeto -cada temática- genera diferentes patrones de emotividad y disrupción, de acuerdos y desacuerdos. Puede no haber continuidad, no haber coherencia en nuestras opiniones, pero hay una continuidad y una coherencia ocultas con aquello a lo que nos aferramos. Cada objeto reúne alrededor de sí mismo una asamblea de partes interesadas. Cada objeto gatilla nuevas ocasiones para discutir y diferir apasionadamente. En otras palabras, los objetos -tomados como cualquier otra temática- nos atan unos a otros en mapas del espacio público profundamente diferentes al que usualmente reconocemos como ‘lo político’” (Latour, 2005Latour, B. (2005). From Realpolitik to Dingpolitik or how to make things public. En: Latour, B. y Weibel, P. (eds.). Making things public. Atmospheres of democracy. Cambridge: MIT Press, pp. 14-43., p. 5).

Los círculos gigantes de la PAH resuenan con el planteamiento latouriano porque transforman el espacio público convocando audiencias que no se encontrarían de otra manera. Así, en el acontecer del escrache los círculos rojos y verdes crean un nuevo territorio político donde activistas, diputados y sus seguidores, partidarios de activistas, periodistas y gente de a pie se encuentran y discuten. Este espacio poco convencional cuestiona la compresión común de la democracia y permite interacciones que resultarían imposibles en otras condiciones. Los círculos gigantes se tornan en elemento indispensable para que exista un escrache como protesta política. Estos objetos no se utilizan en otras acciones directas ni en las asambleas de la PAH. Los círculos se convierten en el objeto que define un escrache y a un activista realizando un escrache. Alguien que no tiene un círculo gigante es un activista que protesta, pero no un activista en un escrache. Es decir, el objeto se convierte en parte esencial del devenir activista en este tipo de protesta y tan necesarios son los círculos gigantes como las personas para que el escrache se lleve a cabo. En este sentido los círculos tienen la capacidad de convertir el día a día y la rutina en espacio político, transformando la plaza, la calle o la rueda de prensa en escenario para nuevos encuentros y desencuentros, donde las jerarquías y las reglas se alteran. Los círculos gigantes no simbolizan los escraches, los crean desde dentro, convierten al activista en actor callejero y la calle en asamblea. Los círculos desobedecen la división y organización tradicional del espacio público, irrumpen en la cotidianidad con cartón y colores para romper la indiferencia parlamentaria y el silencio mediático.

Daniel Miller en su texto sobre materialidad nos recuerda que “el estudio de la cultura material por lo común se convierte en un modo efectivo de entender el poder no como cierta abstracción, sino como el modo mediante el cual ciertas formas o gente se realizan, comúnmente a expensas de otras” (Miller, 2005Miller, D. (2005). Materiality: an introduction. En: Miller, D. (ed.). Materiality. Durham: Duke University Press, pp. 1-50. https://doi.org/10.1215/9780822386711-001., p. 12). Al considerar la propuesta de Miller, observamos que los círculos gigantes utilizados en los escraches abren un espacio donde se subvierte el poder, donde existe la capacidad de producir -mediante los objetos- tipos específicos de sujetos, al menos momentáneamente, en un determinado tiempo y espacio. Los círculos gigantes permitieron poner un nuevo mensaje en la calle, trasladarlo literalmente ahí donde la gente de a pie podría participar, y así lograron transmitir qué perseguía la ILP. Se convirtieron en verdaderos medios alternativos de comunicación.

En las siguientes dos secciones analizo más detalladamente estos argumentos. Por ahora es suficiente anotar que pensar la política desde la materialidad implica imaginar la política desde agencias que desbordan concepciones humanistas de la acción colectiva. En este punto el trabajo de Bruno Latour es pertinente porque nos propone repensar la democracia más allá de los congresos, de los parlamentos y de los espacios institucionales de la política, alejándonos de las viejas técnicas de representación -como él las llama- y proponiendo abrir nuevas vías para imaginar la política.

 

UNA NUEVA NARRATIVA PARA LA CRISIS Y EL ENDEUDAMIENTO Top

A partir del estallido de la burbuja inmobiliaria el desempleo se disparó y la morosidad hipotecaria aumentó rápidamente. Con el parón del crédito muchos de los proyectos especulativos que estaban en marcha, en su mayoría proyectos inmobiliarios y relacionados con la construcción, el turismo y los servicios, se detuvieron. La tasa de desempleo, que no llegaba al 9% en 2007, cuatro años más tarde rozaba el 26% (véase Instituto Nacional de EstadísticaInstituto Nacional de Estadística. Encuesta de población activa. Disponible en: https://bit.ly/2ObkAyw.. Encuesta de población activa). Esto reveló la inestabilidad del modelo económico implementado en las últimas décadas en España (Ayala Cañón, 2008Ayala Cañón, L. (2008). Crecimiento económico, políticas públicas y bienestar. ¿El cambio de un modelo?. En: Hernández Pedreño, M. (ed.). Exclusión social y desigualdad. Murcia: Universidad de Murcia, pp. 59-78.). Como consecuencia del alto nivel de desempleo y de unas cuotas hipotecarias que fluctuaban rápidamente[7], las ejecuciones hipotecarias y los lanzamientos de la vivienda aumentaron exponencialmente (Cabrera-Cabrera, 2009Cabrera Cabrera, P. (2009). La acción social con personas sin hogar en la España del siglo XXI. Avances y retos en la última década. En: Laparra Navarro, M. y Pérez Eransus, B. (coords.). La exclusión social en España. Un espacio diverso y disperso en intensa transformación. Madrid: Fundación Foessa, pp. 173-219.; García, 2010García, M. (2010). The breakdown of the Spanish urban growth model: social and territorial effects of the global crisis. International Journal of Urban and Regional Research, 34 (4), pp. 967-980. https://doi.org/10.1111/j.1468-2427.2010.01015.x.). Al mismo tiempo el gobierno respondió a la recesión económica con un paquete de medidas de austeridad que incluía un rescate financiero destinado a salvar el sector bancario de la bancarrota. El resultado fue un rápido crecimiento de la desigualdad y de la exclusión social (Castel, 2014Castel, R. (2014). Los riesgos de exclusión social en un contexto de incertidumbre. Revista Internacional de Sociología, 72 (extra 1), pp. 15-24. https://doi.org/10.3989/ris.2013.03.18; Sánchez-Morales, 2015aSánchez Morales, R. (2015a). Algunas consecuencias de la desigualdad, la pobreza y la exclusión social en la España actual. Sistema: Revista de Ciencias Sociales, 240, pp. 57-80.; Sánchez-Morales, 2015bSánchez Morales, R. (2015b). Los “novísimos” sin hogar en España. Pobreza. Desde los años noventa, se han ido incorporando a los sin hogar jóvenes, mujeres y familias completas. Alternativas Económicas, 25, pp. 43-43. [En línea]. Disponible en https://alternativaseconomicas.coop/articulo/dossier/los-novisimos-sin-hogar-en-espana.) que reveló además que las familias más afectadas no eran solo aquellas de bajos recursos, sino también muchas situadas en zonas fronterizas, como explican Tezanos, Sotomayor, Sánchez-Morales y Díaz (2013Tezanos, J., Sotomayor, E., Sánchez-Morales, R. y Díaz, V. (2013). En los bordes de la pobreza: las familias vulnerables en contextos de crisis. Madrid: Biblioteca Nueva.). Sin embargo, el discurso dominante que acompañó a estas medidas hablaba de excesos públicos e irresponsabilidad individual en los tiempos de bonanza y de la necesidad de la austeridad, de los recortes y de la autodisciplina financiera. Este discurso tomó forma en dos expresiones populares que se escuchaban sin cesar en la televisión hasta convertirse en la explicación de la crisis: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” y “es tiempo de apretarse el cinturón”. Esta narrativa la repetían políticos, tertulianos, periodistas, banqueros e incluso vecinos.

Ejemplo de ello fue una ocasión en la que acompañé a Rodrigo y a su pareja, Marta, a negociar su dación en pago. Su directora de banco, una mujer de cuarenta y pocos años, nos recibió en su oficina. Al constatar que Rodrigo y Marta habían incumplido el pago de una cuota más de la hipoteca, les dijo después de una acalorada conversación que ellos no pagaban porque “no querían” y que eran unos “irresponsables.” Rodrigo y Marta le explicaron que él llevaba siete meses en el paro y que a Marta le habían avisado de que su despido era inminente. Entre el subsidio de desempleo y los 700 euros que aún recibía Marta disponían de 1.600 euros y su cuota de hipoteca era de 960 euros. Pagar la hipoteca suponía destinar más del 60% de sus ingresos a una vivienda que sabían que perderían, pues Marta y Rodrigo eran conscientes de que pronto esos ingresos se reducirían aún más y les sería imposible realizar cualquier pago. A pesar de la situación, la directora del banco consideraba que las matemáticas cuadraban perfectamente y que ellos tenían capacidad de pagar. Y lo que es peor aún, la misma narrativa del banco sobre el pago la usaron sus familiares, el hermano de Marta y su cuñada, quienes también compraron un piso en Ciudad Meridiana, el mismo barrio marginal de Barcelona donde vivían Marta y Rodrigo. De hecho, las dos parejas se avalaron mutuamente para sacar adelante sus hipotecas, una práctica común entre la clase trabajadora, sobre todo migrante. En una gran medida estas eran hipotecas utilizadas para buscar formas de inclusión social, para luchar contra racismos y exclusiones laborales característicos en los relatos migratorios de mis interlocutores (ver también García-Roca y Lacomba Vázquez, 2008García Roca, J. y Lacomba Vázquez, J. (coords.). (2008). La inmigración en la sociedad española. Una radiografía multidisciplinar. Barcelona: Ediciones Bellaterrra.; Suárez, 2017Suárez, M. (2017). The subprime middle-class: precarious labour, mortgage default, and activism among Ecuadorian migrants in Barcelona. London: Goldsmiths University of London. [Tesis doctoral inédita].). A diferencia de Rodrigo, el hermano de Marta no trabajaba en la construcción sino conduciendo un taxi, por lo que todavía podía pagar su mensualidad. Sin embargo, al ser garantes cruzados, el impago de una pareja significaba que la otra se convertiría en co-deudora. De hecho, a partir del impago de Marta y Rodrigo la relación entre parientes se rompió.

La narrativa centrada en la austeridad y el pago convirtió al moroso hipotecario en el responsable principal de la crisis financiera. Tanto la banca como la gente común percibían al “deudor subprime” como el causante de sus problemas. Marta y Rodrigo son un claro ejemplo de este tipo de deudor: personas de clase trabajadora, con frecuencia migrantes, empleados en trabajos considerados de “baja cualificación” que, si bien en el marco de la economía especulativa accedieron a salarios que alcanzaron niveles relativamente altos, no realizaban actividades con estabilidad laboral, sino que conllevaban pagas en negro[8], aportes bajos a la seguridad social o contratos con cláusulas de despido inmediato. Las hipotecas que pudieron contratar se caracterizaban por ser costosas, con intereses altamente volátiles, con cláusulas abusivas y con pagos adicionales por un sinnúmero de servicios que no necesariamente habían aceptado. Que sean personas como Marta y Rodrigo a quienes la narrativa oficial describía como culpables de la crisis por comprar casas sobrevaloradas en barrios de clase trabajadora de Barcelona ilustra lo que David Graeber explica sobre el rol más amplio de la deuda. Para Graeber (2012Graeber, D. (2012). En deuda. Una historia alternativa de la economía. Barcelona: Ariel.) “si algo enseña la historia, es que no hay mejor manera de justificar relaciones basadas en la violencia, para hacerlas parecer éticas, que darles un nuevo marco en el lenguaje de la deuda, sobre todo porque inmediatamente hace parecer que es la víctima la que ha hecho algo mal” (p. 12).

La narrativa dominante sobre el endeudamiento después de la crisis tenía justamente este objetivo: esconder los excesos de la banca y legitimar los recortes sociales, el rescate bancario y la flexibilización laboral, al mismo tiempo que poner el peso de la debacle financiera sobre las personas más vulnerables del sistema económico, quienes estaban pagando el precio con su desempleo y con la pérdida de servicios sociales, además de enfrentarse a la posibilidad de una deuda de por vida después de perder su casa. La lógica política suponía que, si la sociedad había “vivido por encima de sus posibilidades”, entonces estaban moralmente justificados los cambios necesarios para revertir esa perversión económica. Rafael Tranche propuso la expresión socialización de la deuda para explicar cómo la narrativa oficial legitimó cambiar la constitución española para privilegiar el pago de la deuda externa a cambio de un sinnúmero de recortes sociales. Lo que se pretendió es corresponsabilizar a la ciudadanía por el fracaso de un modelo económico. Tranche (2013, 16 mayoTranche, R. R. (2013, 16 de mayo). Vivir por encima de nuestras posibilidades. La socialización de la culpa libera de responsabilidad a los que causaron la crisis. El País. [En línea]. Disponible en: https://elpais.com/elpais/2013/05/07/opinion/1367943599_530998.html.) lo explica como “una coartada realmente eficaz, pues exime a los verdaderos causantes [de la crisis] al diluir sus responsabilidades en el conjunto de la ciudadanía”.

Los escraches de la PAH proponen una narrativa alternativa. El movimiento había entendido tempranamente la lógica política del gobierno y de la banca. La pregunta era entonces cómo subvertir esa narrativa que presentaba a los deudores hipotecarios como culpables de la debacle financiera y mostrar que el discurso oficial evitaba toda discusión sobre la naturaleza especulativa de los mercados financieros y sobre las irregularidades bancarias. Para la PAH el trasfondo del discurso era el interés común de la clase política tradicional y de la banca por ocultar la corrupción de la burbuja y el rápido enriquecimiento de las élites financieras en el país (Núñez, 2017Núñez, J. (2017). A clinical economy of speculation: financial trading and gambling disorder in Spain. Cultural Anthropology, 32 (2), pp. 269-293. https://doi.org/10.14506/ca32.2.08.). Como explica Eduardo Romanos (2014Romanos, E. (2014). Evictions, petitions and escraches: contentious housing in austerity Spain. Social Movement Studies, 13 (2), pp. 296-302. https://doi.org/10.1080/14742837.2013.830567.), la movilización social buscaba identificar y señalar a quienes eran vistos como causantes de la crisis: políticos responsables de negociar recortes sociales por rescates bancarios, y de incrementar amnistías fiscales y amnistías a banqueros imputados que se beneficiaron de nombramientos en consejos de administración de empresas millonarias a las que favorecieron durante sus mandatos. Sin embargo, el mensaje de los movimientos sociales no era la narrativa que ofrecían los medios de comunicación masivos, por lo que muchas de las personas hipotecadas y a punto de perder su casa que llegaban por primera vez a la PAH habían interiorizado los sentimientos de culpa y fracaso, de equivocación y desesperación frente a lo que veían como un error individual.

En la PAH hay una diversidad de espacios en los que se cuestiona y desafía la narrativa oficial. Desde asambleas semanales hasta ocupaciones de bancos y propiedades vacías. Sin embargo, en este artículo me interesa cómo esa nueva narrativa se originó también a través de los escraches y se materializó en objetos como los círculos gigantes que llevaban mensajes políticos a la calle. Fue en la acción directa donde los círculos gigantes verdes y rojos se convirtieron en objetos desobedientes en los que se encarnó la nueva narrativa popular de la crisis. Como se explicó anteriormente, estos objetos tenían la capacidad de convocar diversas audiencias, pero también se convertían en un medio capaz de transmitir un mensaje, de dar voz, de interpelar a través de los mensajes que llevaba escritos cada círculo en su centro. Ese texto, esas palabras, tenían también un rol político. Mensajes que se repetían en decenas de círculos, con cientos de personas acompañándolos en la calle y llevándolos en alto. Estos mensajes no necesitaban ser verbalizados, por lo que varios escraches se realizaron en silencio, mostrando los círculos y sus mensajes. La idea era que los círculos rojos y verdes “hablaran” por sí mismos, por el movimiento, que los círculos se convirtieran en una herramienta comunicativa más con un mensaje concreto.

Figura 2. Escrache silencioso de la PAH en Barcelona (mayo 2015)

Escrache silencioso de la PAH en Barcelona (mayo 2015)

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En los escraches los cuerpos se convierten en signos gracias a los círculos gigantes y los signos se hacen cuerpos a través de la ocupación del espacio público, convirtiendo los círculos en “una extensión del cuerpo humano” como decía Michael Taussig (2012Taussig, M. (2012). I’m so angry I made a sign. Critical Inquiry, 39 (1), pp. 56-88. https://doi.org/10.1086/668050.) a propósito de las pancartas utilizadas en las protestas de Occupy Wall Street. Los círculos y su materialidad eran esenciales para comunicar un mensaje, eran necesarios para que tuviera lugar el escrache. Finalmente, el escrache permite algo más: formular una nueva narrativa tomando el espacio público y convirtiéndolo en escenario, aunque sea de manera momentánea. El escrache expresa un nuevo mensaje concreto donde el actor principal ya no es un moroso, deudor o culpable, sino que habla como activista y artista, denunciando un sistema de endeudamiento calificado de injusto incluso por el Tribunal de Justicia Europeo, y proponiendo una alternativa. En la siguiente sección explico cómo los roles y las jerarquías podían ser subvertidos mediante el carnaval callejero que acontecía a partir del escrache.

 

REPENSAR EL ENDEUDAMIENTO DESDE EL CARNAVAL CALLEJERO: DE MOROSO A ACTIVISTA Top

Durante las campañas de escrache, los miembros de la PAH podían ser observados con frecuencia moviéndose aparatosamente con sus círculos gigantes a lo largo de Barcelona. El tamaño sobredimensionado de los círculos tenía un efecto visual clave, pero al mismo tiempo hacía que quienes los llevaban encima se vieran un tanto cómicos, si bien con un humor necesario, reminiscente de tantos momentos carnavalescos de la protesta social. Aquello que podía ser pensando como un revoltijo bufonesco y humorístico de trajes desproporcionados era la transformación de la esfera pública en un espacio de actuación, en un momento de algarabía y subversión. Para Bakhtin (1984Bakhtin, M. M. (1984). Rabelais and his world. Bloomington, IN: Indiana University Press.), “el carnaval celebra una liberación temporal de la verdad, del orden establecido imperante; señala la suspensión de todo rango jerárquico, de los privilegios, las normas y las prohibiciones […]. Esta suspensión temporal de la jerarquía, tanto ideal como real, crea durante el carnaval una forma de comunicación particular, imposible en el día a día” (citado en Stallybrass y White, 2009Stallybrass, P. y White, A. (2009). Política y poética de la transgresión. Desacuerdos: sobre arte, políticas y esfera pública en el Estado español, 5, pp. 15-39., p. 20). Los escraches tenían la capacidad de transformar por un momento el espacio público en un carnaval, irrumpiendo temporalmente en la vida cotidiana, transformando los roles permitidos y cuestionando “la verdad imperante”, poniendo en duda la narrativa oficial de la crisis y el endeudamiento, y proponiendo otra, la de la PAH y su ILP. Gracias a los círculos gigantes de colores el escrache era un escenario desde el cual hablar, subvirtiendo la etiqueta de moroso, deudor, culpable por una de artista, activista, liberado. En este momento carnavalesco ya no eran los medios de comunicación los que controlaban el discurso, ni los políticos, ni los banqueros. Por un momento eran los círculos gigantes de la PAH los que establecían la nueva narrativa.

Hay otra jerarquía importante que logra alterar las protestas carnavalescas como los escraches: la autoridad policial. De modo semejante a las marionetas gigantes de las que habla David Graeber (2014Graeber, D. (2014). On the phenomenology of giant puppets. En: Flood, C. y Grindon, G. (eds.). Disobedient Objects. London: V&A Publishing, pp. 68-77.) y su interacción con la policía (p. 75), los círculos gigantes de la PAH son también objetos difíciles de silenciar a menos que sean destruidos, y con frecuencia son difíciles de destruir porque la mera imagen de la policía abalanzándose sobre un montón de pedazos de cartón forrado se vuelve cómica y absurda. Como Graeber recuerda, la policía tiene en ese contexto mayores posibilidades de ser ridiculizada que los activistas de ser silenciados o castigados. Así, la resistencia es también contra lo que la policía representa y defiende, la encarnación de la violencia estructural, que para los miembros de la PAH con frecuencia era escenificada en los desalojos cotidianos en los que participaba bajo pretexto de salvaguardar la ley, incluso frente a la pérdida de vivienda de una familia en época de crisis habitacional. La policía llevaba a cabo los desahucios retirando forzosamente a miembros de la PAH que trataban de cerrar el paso a la comitiva judicial para impedir el desalojo, utilizando sus cuerpos como escudo humano. Con los círculos gigantes los miembros de la PAH habían encontrado otro escudo, uno que a pesar de ser de cartón y fácilmente destruible, lograba incomodar con su presencia, al mismo tiempo que desafiar de manera pacífica los roles de autoridad.

Es importante señalar que estos llamativos objetos que permitían a la PAH recrear un escenario desde el cual hablar no son una novedad en la acción directa y en las luchas sociales. Algunos de los mejores ejemplos son las marionetas gigantes o los objetos gigantes inflables. Hechos de papel maché, de alambre, de tela, de cordones o de plástico inflable, todos estos objetos tienen la capacidad y la intención de ocupar el espacio público, de crear “espectáculos mediáticos”, como los llama el artista Artúr van Balen en una entrevista con Steffi Duarte sobre la muestra de objetos desobedientes de Londres (Duarte, 2014, 3 julioDuarte, S. (2014, 3 de julio). Inflatables for protests. An interview with Artúr van Balen / Tools for Action. [En línea]. Disponible en: https://www.vam.ac.uk/blog/disobedient-objects/tools-for-action-interview-with-artur-van-balen), refiriéndose a los objetos gigantes inflables en los que él colabora. Van Balen se refiere a la velocidad con que se inflan y se desinflan estos objetos en una protesta como metáfora de la temporalidad del espectáculo mediático en sí mismo. Es decir, lo más relevante no es la permanencia en el tiempo de estos objetos, sino su capacidad de poner la protesta, y con ello las demandas de diferentes colectivos, en el primer plano comunicativo.

Si concebimos los escraches como un carnaval callejero, esta acción directa constituye la posibilidad concreta de subvertir el orden cotidiano y establecido sobre la deuda hipotecaria. El carnaval callejero se inicia en el momento en que el representante político se da cuenta de que está siendo objeto de un escrache. En ese instante la autoridad política y los ciudadanos reconocen que las reglas del juego se suspenden y temporalmente la asimetría de poder entre políticos y ciudadanos se invierte. Ahora es el pueblo quien ocupa el lugar del legislador, del juez, del reformador moral. El político es sujeto de fiscalización popular, es obligado a responder por sus decisiones, a responsabilizarse de sus actos. La tensión del escrache es difícil de mantener sin el uso de una parafernalia activista. Los objetos desobedientes, como los círculos gigantes, marcan el inicio de un tiempo anómalo, trazan la geografía de un espacio radicalmente democrático. Tras el bastidor de los escraches mis interlocutores esperaban con emoción el encuentro con políticos en la calle, donde poder hablarles directamente y explicar cuál era su situación real. Se apresuraban a ponerse los círculos como capas, a llevar sus camisetas verdes bien visibles y a pararse en primera línea, donde salir captados por los medios de televisión y por los diarios presentes. En las conversaciones que tenían lugar después de un escrache hablábamos de cómo salió la acción, de la actuación de la policía, del logro de entregar un documento específico a los políticos, y también nos reíamos de lo nerviosos que se ponían los políticos cuando les rodeaban los miembros de la PAH y de cómo trataban de abrirse camino o de evadirles. No era extraño que mis interlocutores se compararan con los políticos acorralados explicando lo que sentían cuando les llamaban sin cesar las agencias de cobro o cuando los directores de oficinas bancarias trataban de evitarles. Por un momento lograban que los máximos representantes del poder legislativo escucharan realmente sus propuestas y su realidad y volvían a sentirse persona, como ellos lo describían, ya no solamente un deudor o un culpable.

Irónicamente, las campañas carnavalescas de los escraches fueron altamente exitosas, logrando primeras páginas de los diarios más leídos, irrumpiendo en la narrativa de los grandes medios que habían ignorado mayoritariamente el verdadero mensaje de la ILP de la PAH hasta entonces, a no ser para crear una información sensacionalista o para buscar en los más afectados culpables de la crisis. Incluso cuando el PP intentó criminalizar este tipo de protestas llegando a llamarlas “nazismo puro” o vinculando a los activistas de la PAH con organizaciones como ETA[9], la popularidad de las mismas solo fue en aumento y se convirtieron cada vez más en un animado carnaval callejero. En los escraches que se llevaron a cabo después de esas declaraciones, los miembros de la PAH llegaban a las protestas con pelucas verdes, globos, silbatos y sus sobredimensionados círculos gigantes. La imagen de esta alegre rebeldía desvanecía los intentos de acusación del PP, al mismo tiempo que informaba y construía narrativas distintas al discurso dominante sobre el impago de deudas y sobre la crisis (Suárez, 2017Suárez, M. (2017). The subprime middle-class: precarious labour, mortgage default, and activism among Ecuadorian migrants in Barcelona. London: Goldsmiths University of London. [Tesis doctoral inédita].). David Graeber (2012Graeber, D. (2012). En deuda. Una historia alternativa de la economía. Barcelona: Ariel.) avanzaba una crítica sobre la moralidad del repago de la deuda después de la crisis financiera cuando decía que esta moralidad de repago solo se suele aplicar a quienes no tienen poder. Los miembros de la PAH conocían muy bien esa perspectiva, les habían tildado de culpables por no pagar sus deudas después de perder sus empleos, cuando al mismo tiempo se realizaban rescates bancarios con dinero público a bancos en quiebra sin ninguna contraprestación para la ciudadanía. Los escraches de la PAH se convirtieron en el espacio donde repensar la moralidad de la deuda más allá de la narrativa oficial, ofreciendo una manera distinta de interpretar no solo la deuda sino también las formas de hacer política.

 

CONCLUSIÓN Top

Mi objetivo en este artículo ha sido teorizar sobre la noción de objeto desobediente a través del uso de círculos gigantes en la PAH de Barcelona en un tipo específico de performance activista llamada escrache. Mi análisis argumenta que estos círculos tienen capacidades específicas: constituyen la materialidad del escrache, crean un punto de inflexión entre dos narrativas desde las que cuestionar la moralidad de la deuda, y permiten la suspensión temporal de las jerarquías del poder. Y en un sentido más amplio, los escraches se convierten en una oportunidad para repensar las formas de toma de decisión y de representación de la política institucional. Para esto me he centrado, en primer lugar, en la capacidad de los círculos de convocar audiencias muy diversas al mismo tiempo que recrean el espacio desde el cual podemos pensar la política. En segundo lugar, a través de los mensajes que llevan escritos los círculos y del espacio público que ocupan en los escraches, junto con los activistas de la PAH, se convierten en el arma comunicativa de una nueva agenda política. Y por último, su intervención sobre el espacio público en este tipo de performance activista y su naturaleza carnavalesca subvierten los roles de autoridad y la comprensión moral de la deuda.

El elemento corporal y la materialidad de los círculos gigantes de la PAH son esenciales para la subversión política que logran. Sin ellos no existiría el escrache como forma de protesta, resultan indispensables en la creación de este tipo de intervención política. En los escraches los miembros de la PAH, por medio de estos círculos gigantes, de estos objetos desobedientes, logran irrumpir imaginativamente en la agenda política nacional. Utilizo el término imaginativo a la manera en que lo hace David Graeber (2014Graeber, D. (2014). On the phenomenology of giant puppets. En: Flood, C. y Grindon, G. (eds.). Disobedient Objects. London: V&A Publishing, pp. 68-77.) indicando que “no se trata tanto de dar ‘poder a la imaginación’ sino más bien de reconocer que es la imaginación la fuente de poder en primer lugar” (p. 77). Los círculos gigantes verdes y rojos permiten a los miembros de la PAH llevar a cabo una intervención política y visualizar la necesidad de cambiar la legislación. Por esto se convierten efectivamente en el mejor aliado comunicativo de la ILP de la PAH.

Los círculos verdes y rojos en un escrache también evidencian que instituciones financieras y gobierno actuaron en tándem en la producción de la burbuja inmobiliaria. Los escraches, junto con muchas de las protestas que lleva a cabo la PAH, recuerdan que la debacle económica y el impago son el resultado de un sistema en el que grupos específicos se beneficiaron cuantiosamente de vender hipotecas sobrevaloradas, de especular con la vivienda y de titularizar préstamos hipotecarios de alto riesgo, a la vez que desdeñaban a aquellos a quienes entregaban estos créditos. De aquí la necesidad de introducir una narrativa distinta sobre la crisis. En este contexto los círculos gigantes se convierten en una llamada pacífica y festiva a la desobediencia, a dejar de ser meros observadores, se convierten en una oportunidad para ocupar la esfera pública a través de los escraches, enfrentándose a la narrativa actual con una agenda política alterna y realizable, con nuevas posibilidades de cambio. En ese momento, estos objetos desobedientes ponen en cuestión la moralidad misma de la deuda.

Hablando de la ocupación de la plaza Tahrir, Judith Butler (2011Butler, J. (2011). Bodies in Alliance and the Politics of the Street. European Institute for Progressive Cultural Policies, 9. Disponible en: https://transversal.at/transversal/1011/butler/en.) recordaba que, al ocupar el espacio público, los cuerpos recrean la polis, en el sentido en que utiliza la expresión Hannah Arendt, a quien cita diciendo que la polis “no es la ciudad-estado en su situación física; es la organización de la gente como surge de actuar y hablar juntos”[10]. Butler lleva más allá el argumento y explica que las alianzas entre cuerpos y acción directa en la esfera pública tienen la capacidad de subvertir otras formas de opresión con las que nos encontramos de manera cotidiana, las jerárquicas, las inequidades de género o las desigualdades étnicas, entre otras. Los escraches permiten esa rebelión frente a los roles y a las jerarquías de la deuda mediante su ocupación del espacio público y su protesta carnavalesca.

Los comisarios de la exposición que mencioné al comienzo de este artículo decían que los objetos desobedientes sirven para ilustrar “momentos inesperados en los que, aunque sea solo por un instante, encontramos la posibilidad de que las cosas puedan ser de otra manera: que, de hecho, el mundo mismo puede también construirse desde abajo, mediante la desobediencia colectiva, organizada contra el mundo tal y como nos lo presentan” (Flood y Grindon, 2014Flood, C. y Grindon, G. (2014). Introduction. En: Flood, C. y Grindon, G. (eds.). Disobedient Objects. London: V&A Publishing, pp. 6-25., p. 8). Es justamente lo que este artículo ha tratado de demostrar: cómo, a través de círculos gigantes de cartón, los activistas de la PAH logran alterar la comprensión hegemónica de la crisis interviniendo directamente en el espacio público, permitiendo a través de la protesta y del arte crear un espacio donde la política puede ser tratada de una manera diferente, donde la ley no está en entredicho y donde la reproducción de la violencia estructural puede ser contenida, al menos momentáneamente. Los activistas de la PAH nos recuerdan con sus círculos gigantes que es utilizando tantas prótesis artísticas como haga falta y organizados desde abajo como se puede realmente cuestionar y repensar la realidad política, y con ello la democracia misma.

 

AGRADECIMIENTOSTop

Agradezco a los activistas de la PAH de Barcelona, en particular a mis interlocutores ecuatorianos, su confianza y generosidad para compartir conmigo las vicisitudes del proceso de ejecución hipotecaria, y a todas las personas que participaron en la PAH durante esos años por compartir conmigo el día a día del movimiento. A petición de las personas con las que trabajé en Barcelona, he anonimizado la información. Quisiera también agradecer a Isaac Marrero-Guillamón y a Jorge Núñez por su lectura cuidadosa del manuscrito y por sus valiosas sugerencias en versiones anteriores. Gracias también a los revisores anónimos de la revista Arbor. Un especial agradecimiento a Irene Sabaté Muriel y a Bálint Ábel Bereményi por la invitación a participar en este monográfico, así como por sus generosos comentarios sobre el texto. Agradezco a los ponentes y participantes en el panel La crisis hipotecaria en el Estado español: impactos y respuestas sociales, en el I Congreso Internacional de Antropología AIBR, por sus reflexiones sobre un texto que inspiró este manuscrito. Agradezco el apoyo económico de una beca de la SENESCYT-Ecuador, la cual hizo posible parte de la investigación aquí presentada.

 

NOTAS Top

[1]

Todas las citas en castellano correspondientes a asientos bibliográficos en inglés están traducidas por la autora.

[2]

Entiendo la noción política callejera en el sentido otorgado por Charles Tilly (2011Tilly, C. (2011). Describiendo, midiendo y explicando la lucha. En: Auyero, J. y Hobert, R. (eds.). Acción e interpretación en la sociología cualitativa norteamericana. Quito: FLACSO-Ecuador, pp. 13-38.), quien sugiere que la política callejera es “una expresión de la conciencia popular que de vez en cuando origina acciones disruptivas” (p. 14).

[3]

La serie de ejecuciones hipotecarias empieza en 2007Poder Judicial. España Efecto de la crisis en los órganos judiciales. Datos sobre el efecto de la crisis en los órganos judiciales desde 2007 hasta segundo trimestre de 2015. [En línea]. Disponible en http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Estadistica-Judicial/Estudios-e-Informes/Efecto-de-la-Crisis-en-los-organos-judiciales/., mientras que los datos de lanzamientos practicados empiezan en 2008Poder Judicial. España Efecto de la crisis en los órganos judiciales. Datos sobre el efecto de la crisis en los órganos judiciales desde 2007 hasta segundo trimestre de 2015. [En línea]. Disponible en http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Estadistica-Judicial/Estudios-e-Informes/Efecto-de-la-Crisis-en-los-organos-judiciales/.. Estos datos pueden encontrarse en el informe Efecto de la crisis en los órganos judiciales.

[4]

Hasta julio de 2015 las deudas hipotecarias no se exoneraban en ningún caso. La ley 25/2015 provee la exoneración en casos de extrema vulnerabilidad, como haber aceptado refinanciaciones o reestructuraciones de la deuda anteriores y no haber podido hacer frente a ellas, estar sin empleo por cuatro años o aceptar constar en el registro de morosos con las especificaciones del caso por cinco años.

[5]

La ILP tuvo el apoyo de la PAH, del Observatori DESC, de los sindicatos UGT Catalunya y CCOO Catalunya, de la Confederació d’Associacions Veïnals de Catalunya (CONFAVC), de Unió de Consumidors de Catalunya (UCC) y de la Taula del Tercer Sector.

[6]

Making things public. Atmospheres of democracy, expuesta en el Centro de Arte y Media ZKM en Karlsruhe, Alemania. Comisarios: Bruno Latour y Peter Weibel. Desde el 20 de marzo hasta el 7 de agosto de 2005.

[7]

La fluctuación dependía de tipos interbancarios como el Euríbor o los Índices de Referencia de Préstamos Hipotecarios (IRPH). La legitimidad de estos índices ha sido cuestionada y en algunos casos se han determinado como abusivos e injustos.

[8]

Pagas informales sin registro contable.

[9]

Estas declaraciones quedaron recogidas en los diarios nacionales Público (http://www.publico.es/politica/cifuentes-riza-rizo-y-vincula.html) y El País (http://politica.elpais.com/politica/2013/04/13/actualidad/1365848717_144600.html).

[10]

La traducción española de la cita de Hannah Arendt la tomo de Fernández (2004Fernández, M. (2004). Nombres del pensamiento social: miradas contemporáneas sobre el mundo que viene. Buenos Aires: Ediciones del Signo., p. 32).

 

BIBLIOGRAFÍATop

Alexandrakis, O. (2016). Incidental Activism: Graffiti and Political Possibility in Athens, Greece. Cultural Anthropology, 31 (2), pp. 272-296. https://doi.org/10.14506/ca31.2.06
Ayala Cañón, L. (2008). Crecimiento económico, políticas públicas y bienestar. ¿El cambio de un modelo?. En: Hernández Pedreño, M. (ed.). Exclusión social y desigualdad. Murcia: Universidad de Murcia, pp. 59-78.
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