ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura 198 (803-804)
enero-junio, 2022, a638
ISSN: 0210-1963, eISSN: 1988-303X
https://doi.org/10.3989/arbor.2022.803-804005

ESPUMAS Y ESPACIO BASURA: MOVILIDAD Y CONFORMACIÓN DEL SUJETO POLÍTICO POSTMETROPOLITANO SEGÚN PETER SLOTERDIJK Y ANTONIO NEGRI

FOAMS AND JUNKSPACE: MOBILITY AND ASSEMBLAGE OF THE POST-METROPOLITAN POLITICAL SUBJECT ACCORDING TO PETER SLOTERDIJK AND ANTONIO NEGRI

Jorge León Casero

Universidad de Zaragoza

https://orcid.org/0000-0002-3723-1123

Resumen

A diferencia de la ciudad medieval y de la metrópolis decimonónica, la lógica de funcionamiento de las actuales postmetrópolis se basa en un incremento sin parangón de la movilidad de personas, mercancías y capitales. Frente a la división ciudad (fueros)-campo (feudalismo), propia del medioevo, y a la división producción (colonia y/o fábrica-suburbio)-consumo, característica de la metrópolis clásica, la postmetrópolis ha multiplicado exponencialmente la diversidad y transversalidad de sus principales divisiones. En consecuencia, el sujeto político hegemónico generado por la nueva condición postmetropolitana ya no coincide con los desarrollados anteriormente. Este artículo indaga en los dos principales modelos concebidos por la filosofía contemporánea a partir de un análisis de las nuevas condiciones urbanas en las que se desarrollan esos sujetos: el concepto de multitud de Negri y el de emprendedor creativo descrito por Sloterdijk. Aunque sus concepciones y categorías sociopolíticas difieren, ambos autores coinciden en establecer una relación productiva bidireccional entre el medio y el sujeto.

Palabras clave: 
Antonio Negri; Peter Sloterdijk; espacio público; sujeto político; postmetrópolis
Abstract

Unlike the medieval city and the nineteenth-century metropolis, the operating logic of the current post-metropolis is based on an unparalleled increase in the mobility of people, goods, and capital. As opposed to the city (regional code of laws) - countryside (feudalism) division of the medieval period, and the production (colony and/or factory-suburb) - consumption division of the classical metropolis, the post-metropolis has exponentially multiplied the diversity and transversality of its main divisions. Consequently, the hegemonic political subject created by the new post-metropolitan condition no longer coincides with that of other previous models. This article reflects on the two main models of political subjects conceived by the two principle models of contemporary philosophy, based on an analysis of the new urban conditions in which these subjects develop: Negri’s concept of multitude and the creative entrepreneur described by Sloterdijk. Although their conceptions and socio-political categories differ, both authors coincide in establishing a two-way productive relationship between the environment and the subject.

Keywords: 
Antonio Negri; Peter Sloterdijk; public space; political subject; post-metropolis

Recibido: 4  mayo  2021. Aceptado: 4  junio  2021. Publicado: 19  April  2022

Cómo citar este artículo/Citation: León Casero, Jorge (2022). Espumas y espacio basura: movilidad y conformación del sujeto político postmetropolitano según Peter Sloterdijk y Antonio Negri. Arbor, 198(803-804): a638. https://doi.org/10.3989/arbor.2022.803-804005

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN

 

A diferencia del urbanismo generado en otras partes del mundo, donde el mercado o bazar se limitaba a una zona determinada de la ciudad, siendo la función de la mayor parte de las calles la de dar acceso exclusivo a los habitantes de las viviendas allí ubicadas, el auge occidental de las ciudades iniciado a comienzos del siglo XIII concibió la totalidad del espacio urbano como una infraestructura de movilidad orientada al mercado, caracterizada por la continuidad, complejidad, concentración, recursividad y capacidad de regeneración (Benevolo, 1982: 66Benevolo, Leonardo (1982). Diseño de la ciudad. Vol. 3: el arte y la ciudad medieval. Barcelona: Gustavo Gili.). En este sentido Paul Virilio sostuvo que, al menos en Occidente, «donde hay tráfico, hay también área urbana» (Virilio, 2006: 37Virilio, Paul (2006). Speed and Politics. Los Ángeles: Semiotext(e).).

Ahora bien, tanto la forma de gestionar dicha movilidad como los efectos que ha producido han variado notablemente a lo largo de la modernidad. Aunque existen distintas clasificaciones y periodizaciones (García Vázquez, 2016García Vázquez, Carlos (2016). Teorías e Historia de la ciudad contemporánea. Barcelona: Gustavo Gili.; Soja, 2008Soja, Edward W. (2008). Postmetrópolis. Estudios críticos sobre las ciudades y las regiones. Madrid: Traficantes de sueños.), la triple división en ciudad, metrópolis y postmetrópolis que ya propusimos en un trabajo anterior (León y Urabayen 2020León Casero, Jorge y Urabayen, Julia (2020). Paradigmas de reproducción urbana y sus resistencias: Ciudad, metrópoli, y postmetrópoli. Recerca. Revista de Pensament i Anàlisi, 25(2): 9-30. http://dx.doi.org/10.6035/Recerca.2020.25.2.2 ) tiene la virtud de haber sido desarrollada bajo un criterio consistente en deducir el sujeto político hegemónico antagonista (respecto al sistema urbano de producción vigente) a partir de un análisis de las infraestructuras de movilidad y las relaciones de producción predominantes en cada caso. Tal y como resumimos en la Tabla 1, cada sistema urbano de (re)producción social y material (ciudad, metrópolis y postmetrópolis) queda definido mediante la identificación de su fuerza de producción hegemónica, el conocimiento o saberes principales con los que se gestiona el desarrollo urbano, los instrumentos paradigmáticos de reforma y el tipo de poder gubernamental desde el que se implementan esos conocimientos e instrumentos. A raíz de este análisis se identifica el sujeto político capaz de ejercer en cada modo de reproducción urbana una función anti-sistema hegemónica.

Tabla 1.  Paradigmas de reproducción urbana y sus resistencias.
Ciudad
s. XIII-XVIII
Metrópolis
1789-1979
Postmetrópolis
1979-actualidad
Fuerza productiva Agricultura Industria Servicios (trabajo inmaterial)
Conocimiento Geometría-Derecho Economía política Cibernética
Instrumento Reforma Reforma agraria Planes generales de ordenación urbana Leyes de propiedad intelectual
Gobernanza Poder soberano Poder disciplinar Sociedades de control
Sujeto político antagonista Popolo (autonomía jurídica) Comuna / Soviets (autonomía del trabajo) Proletariado inmaterial (autonomía información plataformas comunes)

Fuente: elaboración propia

El objetivo principal de esta aproximación fue establecer un marco clasificatorio adecuado de los paradigmas de (re)producción urbana a partir del cual poder identificar al sujeto antagónico hegemónico propio de las postmetrópolis. Sin embargo, el carácter excesivamente amplio del lapso histórico analizado impidió que pudiésemos profundizar en las características concretas del mismo, así como en los procesos espaciales de subjetivación mediante los que se conforma.

El presente texto tiene por objetivo desarrollar y precisar las características y procesos de subjetivación del sujeto político postmetropolitano mediante el análisis de dos propuestas distintas: el concepto de multitud desarrollado por Antonio Negri y Michael Hardt y el de emprendedor automovilizado concebido por Peter Sloterdijk. La elección de estos modelos obedece a tres razones principales.

En primer lugar, ambos autores han otorgado una gran importancia al espacio urbano como medio privilegiado de producción social de los sujetos. Antonio Negri mediante la consideración de la postmetrópolis1Aunque Negri emplea en sus textos el término metrópolis y no el de postmetrópolis es importante tener en cuenta que tanto los teóricos urbanos a los que se refiere (Koolhaas, Sassen, Harvey y Davis principalmente) como el lapso histórico del que habla y los conceptos que utiliza remiten todos a lo que en este artículo hemos denominado, utilizando una terminología propuesta por Edward Soja, «postmetrópolis». Para no dar lugar a confusiones, en las citas literales de Negri que utilicemos en el presente texto, añadiremos entre corchetes el prefijo post al término metrópolis. como análogo para el obrero social de lo que fue la fábrica para el obrero masa, y Peter Sloterdijk mediante la fenomenología técnica y sociosimbólica del espacio urbano que llevó a cabo en su trilogía Esferas. En ambos casos, la característica principal del espacio postmetropolitano es identificada en el establecimiento de una relación simultánea de conexión y exclusión, denominada «inclusión/disyuntiva» por Negri (2020: 137)Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus., y «aislamiento conectado» por Sloterdijk (2006: 197)Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela..

El interés de estos filósofos por el espacio urbano ha motivado, a su vez, una gran cantidad de aplicaciones de sus obras al análisis práctico de intervenciones concretas. En el caso de Negri van desde el programa londinense de vivienda Focus E15 (Watt, 2016Watt, Paul A (2016). Nomadic war machine in the metropolis: En/countering London’s 21st-century housing crisis with Focus E15. City, 20(2): 297-320. https://doi.org/10.1080/13604813.2016.1153919 ) y las viviendas informales del barrio Eliana Silva en Belo Horizonte (Morado, 2016Morado, Denise (2016). Accessing the Urban Commons through the mediation of information: The Eliana Silva Occupation, Belo Horizonte, Brazil. International Journal of Urban and Regional Research, 40(6): 1221-1235. https://doi.org/10.1111/1468-2427.12415 ) hasta los movimientos sociales surgidos contra el programa urbano desarrollado para los Juegos Olímpicos de Atenas (Afouxenidis, 2006fouxenidis, Alex (2006). Urban social movements in Southern European cities: Reflections on Toni Negri’s The Mass and the Metropolis. City, 10(3): 287-293. https://doi.org/10.1080/13604810600980622 ). En el de Sloterdijk se han centrado en proyectos tales como la construcción de un parque antitsunamis en la ciudad chilena de Constitución (Tironi y Farías, 2014Tironi, Manuel y Farías, Ignacio (2014). Building a park, immunising life: Environmental management and radical asymmetry. Geoforum, 66: 167-175. https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2015.05.001 ), el desarrollo de zonas de protección marítima (Ryan, 2015Ryan, Barry J. (2015). Security spheres: A phenomenology of maritime spatial practices. Security Dialogue, 46(6): 568-584. https://doi.org/10.1177/0967010615598049 ) o el análisis de gated communities como «contemporary fortress» (Klauser, 2010Klauser, Francisco R. (2010). Spheres of security: Peter sloterdijk and the contemporary fortress city. Environment and Planning D: Society and Space, 28(2): 326-340. https://doi.org/10.1068/d14608 ).

En segundo lugar, ambos teóricos han prestado también una gran atención a la teoría de medios (de comunicación de masas) y a la teoría de sistemas (redes) basadas en el desarrollo de la cibernética y han analizado el modo en que contribuyen a la producción de la subjetividad política y pueden ser utilizados para resistir y/o subvertir dichos sistemas. Concretamente, estos autores han mantenido una concepción heterárquica y no trivial tanto de la cibernética como del funcionamiento del espacio urbano postmetropolitano que ella promueve (León, Cano y Castejón, 2019León Casero, Jorge; Cano Suñén, Enrique y Castejón Esteban, José María (2019). AI Disciplines: Deleuze and Smart Cities’ Violence. En: Jorge León Casero y Julia Urabayen (eds.), Disciplines of the City. New Forms of Governance in today’s Postmetropolises. New York: Nova Science Publishers, pp. 33-56.).

En tercer lugar, el análisis de sus obras resulta pertinente porque, a diferencia de los realizados desde la perspectiva de los comunes urbanos, habitualmente centrados de forma exclusiva en lo local, las conceptualizaciones de Negri y Sloterdijk mantienen un carácter multi y transescalar que no pierde la especificidad espacial de sus respectivos análisis. En el primero, el carácter multiescalar se enfoca tanto desde el punto de vista fractal (junkspace), tipológico (ciudad genérica) e infraestructural (bigness) definido por Koolhaas (2007Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili. y 2006)Koolhaas, Rem (2006). La ciudad genérica. Barcelona: Gustavo Gili. como desde el inter conectivo de la ciudad global descrito por Saskia Sassen (2000)Sassen, Saskia (2000). La ciudad global: Nueva York, Londres, Tokyo. Buenos Aires: Eudeba.. En el segundo, tanto desde el modelo de los flujos recursivos (circulares) generados por la globalización (Sloterdijk, 2003aSlolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.), como desde el modelo agregativo-heterogéneo desde el que se conciben las espumas (Sloterdijk, 2006Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.).

Por ello el artículo está estructurado en dos partes. En la primera analizaremos el modo de funcionamiento del espacio urbano postmetropolitano y las características definitorias del sujeto político antagonista en la obra de Negri, prestando especial atención a su carácter inter -conectivo y multiescalar. En la segunda haremos lo propio con la obra de Sloterdijk. En último lugar, dedicaremos unas breves líneas a modo de conclusión a la pertinencia y capacidad de dichos modelos teóricos para enfrentarse a la cuestión crucial de la movilidad producida en las últimas décadas: la migración.

2. ANTONIO NEGRI: MULTITUD Y ESPACIO BASURA

 

A diferencia de autores como Paul Virilio, Harmut Rosa o Éric Dasin, para los que la hiper aceleración de los procesos productivos que ha promovido la inclusión de la cibernética y la inteligencia artificial en el trabajo cognitivo impiden la conformación de un sujeto político efectivo con capacidad decisoria, Antonio Negri parte de la premisa de que «la movilidad es [precisamente] la definición misma de la clase proletaria» (Negri, 2006: 97Negri, Antonio (2006). Fábricas del sujeto. Ontología de la subversión. Madrid: Akal.). Ahora bien, aunque «la movilidad y la hibridación no son liberadoras [en sí mismas], tomar el control de la producción de la movilidad y la estasis, las purezas y las mezclas, sí lo es» (Negri y Hardt, 2005: 176Negri, Antonio y Hardt, Michael (2005). Imperio. Barcelona: Paidós Ibérica.).

En la metrópolis decimonónica la movilidad de la clase obrera fue controlada por las administraciones públicas mediante el desarrollo de las infraestructuras, los programas de vivienda y los proyectos de regeneración urbana (Goodman, 1971Goodman, Robert (1971). After the Planners. London: Penguin Books.). En los tres casos la movilidad de la clase proletaria es segmentada, impedida o dirigida hacia ciertas zonas, dificultando con ello la apropiación del espacio urbano como base material necesaria desde la que generar alianzas y encuentros con los que producir (en) común(idad). Ello se debía a que la metrópolis expropiaba el valor a través de la renta inmobiliaria, lo cual obligaba a proteger, e incluso aislar, los bienes materiales principales: el suelo y la edificación. Por el contrario, en la postmetrópolis el valor hegemónico que el capital ha comenzado a expropiar es el producido por los trabajadores inmateriales (general intellect) bajo la categoría servicios, lo cual obliga a los poderes fácticos a potenciar el desarrollo de las infraestructuras y servicios necesarios con los que los trabajadores puedan producir de forma colaborativa. En la postmetrópoli, el valor está

«ligado a la estructura del común, no a la renta. (…) No estará construido tanto sobre lo inmobiliario, sino sobre la suma y la integración de los servicios: este es el dispositivo que define una ciudad en tanto que fábrica» (Negri, 2020: 169Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

En consecuencia, el espacio público postmetropolitano deja de cumplir los rasgos propios de la gobernanza disciplinar para asumir las características de las sociedades de control (León, Cano y Castejón, 2019León Casero, Jorge; Cano Suñén, Enrique y Castejón Esteban, José María (2019). AI Disciplines: Deleuze and Smart Cities’ Violence. En: Jorge León Casero y Julia Urabayen (eds.), Disciplines of the City. New Forms of Governance in today’s Postmetropolises. New York: Nova Science Publishers, pp. 33-56.)2Las características de la gobernanza urbana disciplinar eran la individualización del espacio, la clasificación lineal y jerárquica en función de objetivos determinados, el establecimiento de secuencias óptimas y la normalización de los espacios e individuos (Foucault, 2006: 75). Las propias de las sociedades de control son la configuración estadística del espacio, la maximización de la movilidad y la eliminación de riesgos sin imponer de forma unilateral secuencias concretas, la implementación de todas las capacidades sociales de forma simultánea y sinérgica, la ausencia de norma individualizada y el control estadístico del riesgo (Foucault, 2006: 39). . A su vez, la interconexión no jerarquizada (en red) de todos los espacios urbanos potencialmente productivos tiene como efecto que la dinámica urbana «se acelera a través de la disolución de toda regla, de la supresión de todo espacio intermedio y de toda temporalidad inconexa, [a favor de] una conexión fluida y controlable» (Negri, 2020: 240Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). El resultado: el «espacio basura» o junkspace.

Según Rem Koolhaas, dicho espacio se caracteriza por una «ausencia de forma» (Koolhaas, 2007: 22Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.) en la que «toda materialización es provisional» (Koolhaas, 2007: 17Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.), dado que «reemplaza la jerarquía por la acumulación [y] la composición por la adición» (Koolhaas, 2007: 10Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.), restableciendo «la continuidad [y] fomentando la desorientación» (Koolhaas, 2007: 7Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.), lo que se describe «a menudo como un espacio de flujos» (Koolhaas, 2007: 23Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.) debido a que «el tráfico es espacio basura, desde el espacio aéreo hasta el metro; toda la red de autopistas es espacio basura» (Koolhaas, 2007: 25Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.). Además, del mismo modo que la «ciudad genérica» y, como producto privilegiado de la misma, el espacio basura también «es fractal, [pues constituye] una interminable repetición del mismo módulo estructural simple» (Koolhaas, 2006: 17Koolhaas, Rem (2006). La ciudad genérica. Barcelona: Gustavo Gili.), su «convergencia es posible sólo a costa de despojarse de la identidad» (Koolhaas, 2006: 6Koolhaas, Rem (2006). La ciudad genérica. Barcelona: Gustavo Gili.). Esto conlleva «la muerte definitiva del planeamiento» (Koolhaas, 2006: 30Koolhaas, Rem (2006). La ciudad genérica. Barcelona: Gustavo Gili.) dado que su misma existencia lo presupone: nadie planifica el espacio basura3Para un análisis pormenorizado de las relaciones existentes entre la obra de Rem Koolhaas y la de Antonio Negri remitimos a Kaminer (2014).. El espacio basura es el excedente no previsto por la planificación. Auténtica traducción urbanística de la fase de subsunción real del trabajo en el capital, esta crisis definitiva del planeamiento implica según Negri que

«ya no hay afuera de la [post]metrópolis, como ya no hay afuera del capitalismo. [Ambos son] un enorme aparato productivo acompañado de una acumulación de “desechos” que sin embargo contribuyen ellos mismos a crear la producción urbana» (Negri, 2020: 192Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

Uno de los productos de este exceso generado por el modo de (re)producción postmetropolitano propio del junkspace es precisamente el sujeto político a él vinculado. La metrópolis producía individuos vinculados solamente de manera formal mediante su adscripción a un determinado puesto de trabajo y/o posición social. Por ello el sujeto político debía conformarse conscientemente de manera que, por decirlo en terminología hegeliana, la clase en sí pasara a ser para sí. Por el contrario, en la postmetrópolis «el “espacio basura” es [directamente] político» (Koolhaas 2007: 36Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.), es decir, «crea comunidades no a partir de intereses comunes o de la libre asociación, sino de una estadística idéntica y una demografía insoslayable» (Koolhaas, 2007: 38Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.). En este sentido, Negri mantiene que el proceso de conformación del sujeto político postmetropolitano (la multitud) se origina a raíz de «una resistencia que ciertamente no se da como resultado de una toma de conciencia» (Negri, 2020: 207Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). Así, pues, «la [post]metrópolis es mundo común. Es el producto de todos; pero no voluntad general sino aleatoriedad común». (Negri, 2020: 43Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

Concretamente, el espacio basura funciona socialmente como «un lugar de inclusión/disyuntiva que incluye a toda la población en la [post]metrópolis en cuanto espacio productivo y la distribuye según funciones móviles y flexibles, sustancialmente, precarias» (Negri, 2020: 137Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). Esta movilidad e interconectividad exponencial propia del espacio basura hace que, a diferencia de lo que ocurre en el régimen metropolitano-disciplinar, «las líneas de fractura y los muros, ya no puedan ser considerados simplemente como bloqueos determinados por el poder (…) sino que deben ser vistos más bien como interfaces que polarizan las relaciones» (Negri, 2020: 138Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). Las delimitaciones socioespaciales postmetropolitanas no separan: conectan.

Según Negri, en lugar de en comunidades alternativas de vivienda o huertos urbanos como defienden la mayor parte de teóricos de los comunes urbanos, el lugar paradigmático donde se produce el sujeto político postmetropolitano es en los slums, favelas, banlieues o suburbios presentes en todas las grandes postmetrópolis, tanto occidentales como no occidentales. A este respecto, Negri afirma que le «da risa cuando mis compañeros más cercanos hablan de comunidades de vivienda tomándolas por orientaciones alternativas, de jardines y de huertos ciudadanos autogestionados» (Negri, 2020: 140Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). Según el filósofo italiano, únicamente los suburbios serían capaces de «restituir la [post]metrópolis a la producción biopolítica. Es decir, a la dimensión [léase escala] del bigness, no del artesano, sino del general intellect» (Negri, 2020: 140Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

Según Koolhaas, el Bigness, únicamente por su escala, implica necesariamente la autonomía de las partes respecto del todo y con ello la crisis definitiva de todos los métodos jerárquicos de composición y planificación espacial. Frente al espacio planificado, el bigness simplemente «existe, a lo sumo, coexiste. El subtexto jode al contexto» (Koolhaas, 1998: 502Koolhaas, Rem (1998). S, M, L, XL. New York: The Monacelli Press.). Es precisamente este potencial irrenunciable de autonomía frente a todo lo que lleva a Negri a afirmar que el Bigness es la única escala «donde la multitud puede vivir y recomponerse autónomamente» (Negri, 2020: 243Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

En los suburbios se produce el paso del sujeto político metropolitano (el obrero masa) al postmetropolitano (la multitud), lo cual conlleva la «destrucción de las viejas solidaridades, de las viejas condiciones de vivienda, trabajo y comunicación [y su sustitución por] nuevas formas de comunidad social y del trabajo» (Negri, 2012: 115Negri, Antonio (2012). Inventare il comune. Roma: Derive Approdi.). El carácter distintivo de esta nueva forma de relación socio-laboral lo aportan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (la cibernética). Tal y como ya predijo Koolhaas, «el siglo XXI traerá un espacio basura inteligente» (Koolhaas, 2007: 47 Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.).

Debido a ello, el proyecto político desarrollado por Negri y Hardt mantiene que «en vez de rechazar la tecnología, debemos comenzar desde dentro del tejido tecnológico y biopolítico de nuestras vidas y trazar desde allí un camino de liberación» (Negri y Hardt, 2019: 157Negri, Antonio y Hardt, Michael (2019). Asamblea. Madrid: Akal.), pues «la segunda y tercera ola de la cibernética (…) no anuncia un apocalíptico dominio futuro de las máquinas, sino la apertura de nuevos potenciales para que los humanos cooperen intensivamente con máquinas y otros seres vivientes» (Hardt y Negri, 2019: 162Negri, Antonio y Hardt, Michael (2019). Asamblea. Madrid: Akal.). En palabras de Deleuze y Guattari, «ya no se trata de enfrentar al hombre y a la máquina (…) sino de hacerlos comunicar entre sí» (Deleuze y Guattari, 1985: 396Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1985): El AntiEdipo. Capitalismo y Esquizofrenia. Barcelona: Paidós.).

Para lograr esta articulación entre tecnología cibernética y sujeto político Negri recurre a la obra de Saskia Sassen (2000)Sassen, Saskia (2000). La ciudad global: Nueva York, Londres, Tokyo. Buenos Aires: Eudeba.. Según esta última, la ciudad global es aquella en la que los flujos de valor relativos a los capitales y la información han rebasado cualquier posibilidad de control por parte de unos Estados soberanos territorialmente, pero no digital y cibernéticamente. La ciudad global inicia, pues, un proceso de reconfiguración de jerarquía globales o supraestatales cuyo análisis llevará a Negri y Hardt (2005)Negri, Antonio y Hardt, Michael (2005). Imperio. Barcelona: Paidós Ibérica. a proponer su concepción de Imperio. Si el junkspace restablece la continuidad del espacio urbano material anteriormente segmentado e interrumpido por el urbanismo disciplinar, la ciudad global conecta espacios y lugares materialmente distantes generando una hiper continuidad espacial físicamente dispersa y una simultaneidad temporal acrónica: «la ciudad tiene mil tiempos» (Negri, 2020: 197Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). Esta hiper conectividad digital de la ciudad global genera una nueva forma de antagonismo. Para explicarlo, Negri utiliza la metáfora del rascacielos ya comentada por Sassen:

«arriba está quien manda y abajo quien obedece; en el aislamiento de los que están más alto está la conexión con el mundo, mientras que en la comunicación de los que están más abajo, están los puntos móviles, los estilos de vida y las funciones renovadas de la recomposición metropolitana» (Negri, 2020: 45Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

Si bien tanto el junkspace de abajo como la ciudad global de arriba funcionan de un modo heterárquico y no trivial, el antagonismo fundamental permanece entre aquellos que tienen acceso a los flujos hegemónicos de capital e información en tanto que auténticos medios de producción postmetropolitanos, y aquellos que no. En consecuencia, y a modo de actualización del proyecto marxista en la época de la postmetrópolis, el objetivo fundamental del sujeto político antagonista consistirá en re-apropiarse del acceso común a esos flujos que ellos mismos producen y re-ensamblarlos con las conexiones sociales y laborales desarrolladas en el junkspace. Ahora bien, advierte Negri que para ello ya no resulta suficiente hacerse con el control de los principales centros neurálgicos y logísticos desde los que se gestionaba la metrópolis disciplinar:

«El libro de la Tercera Internacional (compilado por Togliatti) sobre la conquista insurreccional de las ciudades-capital de los Estados-nación: cómo tomar los palacios de gobierno, el correo, la radio y todas las sedes de las agencias estatales y/o militares (…) no sirve más. Ya no existen vanguardias que puedan conducirnos al centro del poder» (Negri, 2020: 76Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.), pues «la respuesta no alude a la toma del Palacio de Invierno. Las revueltas metropolitanas no se plantean el problema de cambiar de alcalde: expresan nuevas formas de democracia (…) La revuelta [post]metropolitana es siempre una refundación de la ciudad» (Negri, 2020: 50Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.).

En este preciso sentido vuelve a adquirir sentido la «reapropiación del espacio público». En un comienzo, Negri identifica dicha reapropiación con la «reconstrucción del servicio público dentro de una dinámica democrática de reapropiación de la administración, de coproducción democrática del servicio» (Negri, 2012: 132Negri, Antonio (2012). Inventare il comune. Roma: Derive Approdi.). Es decir, todos los servicios públicos concebidos por Ernst Forsthoff (1967)Forsthoff, Ernst (1967). Sociedad Industrial y Administración Pública. Madrid: Escuela Nacional de Administración Pública. bajo la categoría de daseinvorsorge deben dejar de ser gestionados jerárquicamente desde una administración pública de tipo disciplinar para pasar a ser co-producidos en común desde las lógicas fractales y heterárquicas propias del junkspace. Lo cual implica prácticas comunitarias de «autoadministración, cooperación y construcción de “zonas libres” [que vayan más allá aún de] la lucha contra la renta inmobiliaria [y la] reivindicación del ingreso ciudadano» (Negri, 2020: 245Negri, Antonio (2020). De la fábrica a la metrópolis. Ensayos II. Buenos Aires: Editorial Cactus.). El ejemplo paradigmático señalado por Negri y Hardt (2011: 121-125)Negri, Antonio y Hardt, Michael (2011). Commonwealth: el proyecto de una revolución del común. Madrid: Akal. como muestra de todo ello serán los asentamientos urbanos realizados en El Alto por la comunidad Aymara.

En último lugar, Negri y Hardt consideran necesario ampliar aún más la escala propia del bigness hasta la relativa a la ciudad global, identificando seis reformas estructurales, gran parte de las cuales hacen referencia a cuestiones relativas a las infraestructuras de información y movilidad, como condición sine qua non para poder lograr una reapropiación plena del espacio urbano en su dimensión no solamente social y material, sino también cibernético-informacional. Concretamente, consideran indispensable la construcción, como plataforma común, de:

  1. Infraestructuras sociales e intelectuales para la educación básica y superior.

  2. Infraestructuras abiertas de información y cultura que incluyan el acceso tanto a los contenidos como a las redes, los códigos y los protocolos.

  3. Fondos suficientes para cumplir los requisitos tecnológicos de investigación avanzada que eviten la financiación mediante patentes.

  4. Infraestructuras jurídicas, de comunicación y transporte que garanticen la libertad de movimiento de una ciudadanía abierta.

  5. Una renta mínima garantizada a escala nacional que garantice la autonomía del trabajo biopolítico.

  6. Mecanismos de democracia participativa en todos los niveles del gobierno que permitan la cooperación social y el autogobierno (Negri y Hardt, 2011: 311-313Negri, Antonio y Hardt, Michael (2011). Commonwealth: el proyecto de una revolución del común. Madrid: Akal.).

Es en este punto donde la (lógica de funcionamiento de la) postmetrópolis se desvela finalmente como «metrópolis plataforma» (Rossi, 2019: 1418Rossi, Ugo (2019). The common-seekers: Capturing and reclaiming value in the platform metropolis. Environment and Planning C: Politics and Space, 37(8): 1418-1433. https://doi.org/10.1177/2399654419830975 ), y la producción biopolítica de lo común por parte de las multitudes como el sujeto y modo de trabajo antagonista al capitalismo de plataformas (Srnicek, 2018Srnicek, Nick (2018). Capitalismo de plataformas. Buenos Aires: Caja Negra.).

3. PETER SLOTERDIJK: EL EMPRENDEDOR EN SU BURBUJA

 

Según Peter Sloterdijk (2020b)Sloterdijk, Peter (2020b). Infinite Mobilization. Cambridge: Polity Press., el principal identificativo de las ciudades modernas desarrolladas en Occidente radica en su carácter de «utopía cibernética» o «cibernética política: «la modernidad es, ontológicamente, puro ser-que-genera-movimiento» (Sloterdijk 2001, 30Slolterdijk, Peter (2001). Eurotaoísmo. Aportaciones a la crítica de la cinética política. Barcelona: Seix Barral.). Esta movilización urbana, progresivamente acelerada, es el motor de un sistema complejo globalizado que funciona según

«la ley de retroalimentación positiva en la que, [según él], se basan todas las dinámicas modernizadoras: lo que es exitoso, se autorrefuerza (…) de las conexiones nacen más conexiones, del flujo de datos habrá flujos de datos adicionales, (…) del dinero, más dinero; de las máquinas, más máquinas; (…) La expansión de las comunicaciones provoca la convergencia de la presencia de los medios y el ser» (Sloterdijk, 2020c: 27Sloterdijk, Peter (2020c). Las epidemias políticas. Buenos Aires: Godot.).

Desde este punto de vista, las ciudades modernas son concebidas por Sloterdijk como aquellos dispositivos técnicos (infraestructurales) y simbólicos que constituyen el motor último de lo que denomina «cibernética política» (Sloterdijk, 2001: 41Slolterdijk, Peter (2001). Eurotaoísmo. Aportaciones a la crítica de la cinética política. Barcelona: Seix Barral.). En lo referente al componente simbólico, Sloterdijk concibe las ciudades como «campos de fuerzas [psico-acústicos] constituidos por el estrés, [cuyo objetivo es] la sincronización de las preocupaciones» (Sloterdijk, 2017: 14Sloterdijk, Peter (2017). Estrés y libertad. Buenos Aires: Godot.). Para explicarlo mejor pone como ejemplos paradigmáticos la concepción pindárica de la polis como «escenario para celebrar victorias» (Sloterdijk, 2020a: 156Sloterdijk, Peter (2020a). El imperativo estético. Madrid: Akal.) y el mito del nacimiento de la República romana tras el suicidio de Lucrecia. En ambos casos, la unidad política del cuerpo social (la polis, el pueblo, la nación) es generada a partir de «la creación simbólica de un estrés tematizado de manera crónica» (Sloterdijk, 2017: 16Sloterdijk, Peter (2017). Estrés y libertad. Buenos Aires: Godot.): competiciones por la gloria y por sobresalir entre la muchedumbre en el caso de la polis griega, e indignación colectiva por una injusticia concreta en el caso de la República romana.

Ahora bien, mientras que el concepto antiguo de libertad (eleutheria) era puramente político, pues hacía referencia al «deseo de vivir autónomamente, de acuerdo a las patrioi nomoi, las costumbres de los padres» (Sloterdijk 2017, 22Sloterdijk, Peter (2017). Estrés y libertad. Buenos Aires: Godot.), el concepto moderno, desarrollado por Sloterdijk a raíz de un comentario sobre las «ensoñaciones» (rêveries) de Rousseau, hará referencia a la reclusión en uno mismo, «más allá también de cualquier pretensión de reconocimiento del otro», pues «en la ensoñación, el individuo se aparta de la “sociedad”» (Sloterdijk, 2017: 30 y 31Sloterdijk, Peter (2017). Estrés y libertad. Buenos Aires: Godot.).

En este sentido, el auténtico fundamento de una democracia política moderna capaz de resistir la tendencia a la disgregación introducida por el individualismo liberal no será el parlamentarismo representativo, sino la capacidad de los medios de comunicación de masas para generar un estrés continuado en la ciudadanía que sincronice las preocupaciones de los sujetos mediante una oferta continuada de pro-vocaciones entre las cuales la población elige diariamente cuál convierte en asunto de indignación pública:

«La nación es un plebiscito diario, en el que sin embargo no se consulta sobre la Constitución, sino sobre la prioridad de las preocupaciones. [Estas últimas,] reproducen el éter de la comunidad, sin el cual no puede originarse la cohesión social» (Sloterdijk, 2017: 15Sloterdijk, Peter (2017). Estrés y libertad. Buenos Aires: Godot.).

Por su parte, el componente técnico, además de funcionar como fundamento material del espacio psico-acústico y/o simbólico (ágora, teatro, periódico, radio, televisión, internet) de transmisión y amplificación de las proposiciones estresantes, las infraestructuras urbanas también constituyen el medio de acondicionamiento (atmosférico) y configuración (formal) de un espacio políticamente habitable. Frente a un universo hostil que ha perdido la creencia en los efectos inmunológicos de la cosmología y la teología metafísicas, la técnica moderna es identificada como la única capaz de volver a fabricar atmósferas habitables. La técnica es, pues, el suplemento inmunológico de lo simbólico. «La política será un apartado de la técnica climática (…) Las culturas son sistemas atmosféricos» (Sloterdijk, 2004: 242Sloterdijk, Peter (2004). El Sol y la Muerte. Madrid: Siruela. ).

Mientras que el espacio urbano pre-moderno o «metafísico» estaba configurado ante todo por el carácter simbólico de las formas geométricas, en las ciudades propias de la era «posmetafísica (…) ya no es posible silenciar el fracaso de los proyectos para la “geometrización” de lo descomunal [que] daban por supuesto una proporcionalidad o equilibrio en la totalidad de las relaciones» (Sloterdijk, 2001: 196-197Slolterdijk, Peter (2001). Eurotaoísmo. Aportaciones a la crítica de la cinética política. Barcelona: Seix Barral.). La modernidad es un proceso de progresiva «pérdida de la forma política» (Sloterdijk, 1994: 75Slolterdijk, Peter (1994). En el mismo Barco. Madrid: Siruela.).

La forma geométrica, técnica y simbólica de las ciudades e imperios de la era axial (Jericó, Uruk, Babilonia, Atenas, Roma) era «la sphaira [la esfera], lo Uno como forma» (Sloterdijk, 2003a: 17Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.), si bien «los globos casi siempre se construyeron y dispusieron a pares» (Sloterdijk, 2003a: 68Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.) en tanto que globo terrestre y globo celeste, con el objetivo de marcar esta dualidad entre el mundo técnico-material sublunar y el simbólico-espiritual supralunar. Por su parte, el espacio postmetropolitano es el resultado de un triple proceso de des-formalización iniciado con la modernidad.

En primer lugar, el proceso de globalización occidentalocéntrica iniciado en 1492 conlleva una desmaterialización de los muros y una desgeometrización de los contenidos de las esferas simbólico-metafísicas que albergaban el mundo antiguo. El paradigma arquitectónico de este proceso es el Palacio de Cristal de Joseph Paxton (1851), que en calidad de sustituto del Panteón de Roma, estaría marcado por el hecho de que los objetos albergados en su interior ya no obedecen a una lógica geométricopolítica según la cual cada objeto (o sujeto) tiene una posición concreta que determina su función. Ya no existe la forma urbis propia del buon governo de las ciudades barrocas comentado por Cacciari (2010)Cacciari, Massimo (2010). La ciudad. Barcelona: Gustavo Gili., sino únicamente la yuxtaposición de mercancías propia de los pasajes comerciales de Walter Benjamin y el Nervenleben de Georg Simmel4Para un desarrollo sistemático de las diferencias entre el Nervenleben simmeliano y el estrés sociosimbólico concebido por Sloterdijk remitimos a Mubi y Pavoni (2019)..

En segundo lugar, esta pérdida de forma conlleva una desterritorialización de las técnicas de gestión política. En la ciudad axial el elemento principal a manipular técnicamente era (el nomos de) la tierra. Únicamente la agrimensura y la geometría permitían diferenciar los terrenos comunes no cercados (ager publicus) de aquellos otros capaces de convertirse en propiedad privada, precisamente porque habían pasado a ser ager divisus et adsignatus. Solo aquella tierra medida y cercada de forma precisa «por líneas matemáticas e invariables» (Cassirer, 1998: 136Cassirer, Ernst (1998). Filosofía de las formas simbólicas, vol II. México, D.F.: Fondo de cultura económica.) podía ser considerada propiedad privada.

En cambio, tal y como comentan Helen Mallinson (2014)Mallinson, Helen (2014). From city air to urban space: Passion and pollution. Journal of Architecture, 19(2): 235-248. http://dx.doi.org/10.1080/13602365.2014.907329 y Amy Catania Kulper (2014)Kulper, Amy Catania (2014). Air France: An exploration of the limits of explication. Journal of Architecture, 19(2): 216-234. http://dx.doi.org/10.1080/13602365.2014.918791 , el principal elemento técnico y material con el que Sloterdijk identificará el carácter distintivo del espacio urbano postmetropolitano no es la tierra, sino el aire (acondicionado): «la técnica climática explícita será la base de las configuraciones comunitarias concretas (…) el aire acondicionado es el destino» (Sloterdijk, 2003a: 873Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.). La ciudad de la era axial era un artefacto técnico y terrestre colocado en un medio atmosférico natural considerado inmutable. La postmetrópolis, en cambio, es la producción artificial del medio mismo: «donde antes había naturaleza, ahora es preciso que haya infraestructura» (Sloterdijk, 2006: 421Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.).

Dada la importancia que Sloterdijk concede al medio de transmisión de las excitaciones simbólicas como configurador de lo político, esto conlleva que «hemos dejado atrás el marco de las revoluciones políticas para adentrarnos en un contexto de revoluciones técnicas y mentales». En consecuencia, mantiene en contra de Negri y Hardt que el «sujeto de la revolución no es el proletariado, sino la técnica» (Sloterdijk 2003b: 72 y 75Slolterdijk, Peter (2003b). Experimentos con uno mismo. Una conversación con Carlos Oliveira. Valencia: Pre-Textos.). «No es la compartición del trabajo la que ha estimulado el proceso de la civilización, sino la compartición de esferas» (Sloterdijk, 2003a: 878Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.).

Ahora bien, al contrario que las esferas metafísicas de la era axial, en las atmósferas postmetropolitanas «ya no habrá ninguna esfera de todas las esferas» (Sloterdijk, 2003a: 861Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.). Paradójicamente, la super inclusión propia tanto de internet como del Palacio de Cristal propiciará todo lo contrario: una nueva espacialidad informal, «multifocal, multiperspectivista y heterárquica» (Sloterdijk, 2006: 23Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.) a la que Sloterdijk se refiere con el término espumas, debido a que «en las espumas no existe una celda como punto central» (Sloterdijk, 2006: 44Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.).

En tercer lugar, si bien Sloterdijk reconoce que «la globalización en la era de los medios rápidos significa destrucción del espacio» (Sloterdijk, 2020a: 224Sloterdijk, Peter (2020a). El imperativo estético. Madrid: Akal.), propone la noción de espuma como concepto morfológico que funciona según el principio del aislamiento conectado, ya que le permite mantener la centralidad del espacio como fundamento de las relaciones político-simbólicas sin perder por ello los principios de pluralidad, heterogeneidad y transversalidad propios de las sociedades complejas:

En las ciudades de la era axial, las sociedades eran descritas por Sloterdijk como «el contenido de un receptáculo de gruesas paredes, territorial, apoyado en símbolos, normalmente monolingüe: y, con ello, un colectivo que encontraba su autocerteza en una cierta hermenéutica nacional que se agitaba en sus propias redundancias» (Sloterdijk, 2003a: 869Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.). Por el contrario, en la postmetrópolis, la sociedad es descrita como «un agregado de microsferas (parejas, hogares, empresas, asociaciones) de formato diferente, que, como las burbujas aisladas en un montón de espuma, limitan unas con otras, se apilan unas sobre y bajo otras, sin ser realmente accesibles unas para otras, ni efectivamente separables unas de otras» (Sloterdijk, 2006: 50Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.). En las sociedades urbanas espumosas «rige el principio del co-aislamiento, según el cual una y la misma pared de separación sirve de límite en cada caso para dos o más esferas» (Sloterdijk, 2006: 48Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.).

Por ello las espumas son la morfología espacial propia de aquellas sociedades que pretenden aunar al máximo de sus capacidades tanto los efectos co-estresantes que las sincronizan como la posibilidad de aislamiento individual que, debido a la flexibilidad que aporta, las fortalece y propulsa a base de recursividades individuales positivas auto-inducidas. A este respecto, el liberalismo inherente al pensamiento de Peter Sloterdijk le lleva a proponer explícitamente un «elogio del aislamiento» y criticar que durante «demasiado tiempo se ha aceptado ingenuamente una concepción sobrecomunicativa del hombre» (Sloterdijk, 2020a: 215Sloterdijk, Peter (2020a). El imperativo estético. Madrid: Akal.). En el espacio basura de Koolhaas «si la arquitectura separa los edificios, el aire acondicionado los une» (Koolhaas, 2007: 8Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.). De igual modo el espacio postmetropolitano «se mantiene unido no por la estructura, sino por la piel, como una burbuja» (Koolhaas, 2007: 8Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.): «no hay muros, sólo (…) membranas» (Koolhaas, 2007: 11Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.). «Ya no tiene sentido diferenciar entre base y superestructura» (Sloterdijk, 2006: 378Slolterdijk, Peter (2006). Esferas III. Espumas. Madrid: Siruela.), pues «sólo hay subsistemas, sin superestructura» (Koolhaas, 2007: 17Koolhaas, Rem (2007). Espacio Basura. Barcelona: Gustavo Gili.).

Una vez aquí, Sloterdijk vincula este triple proceso de des-formalización y desterritorialización técnico-simbólica de lo político con el proceso de movilización propio de la modernidad mediante una caracterización del sujeto político basada en el crédito y la gestión del capital riesgo. Desde su punto de vista, «lo que llamamos historia del mundo no es, por lo demás, sino un acto de refinanciación a gran escala entre generaciones» (Sloterdijk, 2020a: 400Sloterdijk, Peter (2020a). El imperativo estético. Madrid: Akal.).

La figura principal de este proceso de movilización técnico-simbólica de grupos por créditos será el emprendedor, que puede tomar la forma de revolucionario, artista o empresario. El revolucionario creará «bancos de ira» (Sloterdijk, 2010: 76Slolterdijk Peter (2010). Ira y Tiempo. Ensayo Psicopolítico. Madrid: Siruela.) con el objetivo de acumular y centralizar todo el estrés antagonista y utilizarlo a modo de capital social para el cambio político. El artista es identificado por la cultura burguesa como el máximo creador de valores, cuyas obras son «exhibidas como acciones bursátiles estéticas» (Sloterdijk, 2020a: 343Sloterdijk, Peter (2020a). El imperativo estético. Madrid: Akal.), ya que por su condición de exhibibles producen el efecto de revalorización de sí mismas como apuesta (por la alta cultura) de futuro. Mientras que el revolucionario es un gestor de estrés antagónico, el artista es un productor de nuevo valor a partir de su propia creatividad. En último lugar, el empresario es aquel que, con independencia de su ideología político-económica, pretende realizar un proyecto (económico o político) que implica la organización y colaboración de un grupo de personas.

Lo común a todos ellos radica en que, a diferencia de los modos de socialización de las ciudades axiales, los principales sistemas inmunitarios o de seguridad empleados no son únicamente simbólicos (religión, costumbres, moral) sino técnico-materiales. Por una parte, «el seguro sustituye a Dios» (Sloterdijk, 2003a: 767Slolterdijk, P. (2003a). Esferas II. Globos. Madrid: Siruela.). Por la otra, este nuevo tipo de seguridad personalizada y adaptable liberará un montón de nuevos procesos simbólicos autorreforzantes que, del mismo modo que el pluralismo religioso descrito por William James (Sloterdijk, 2020d: 254-272Sloterdijk, Peter (2020d). La herencia del dios perdido. Madrid: Siruela.), funcionarán como «auto-activación continuamente ampliada» (Sloterdijk, 2020d: 255Sloterdijk, Peter (2020d). La herencia del dios perdido. Madrid: Siruela.) de las fuerzas y energías de producción. Allí donde el sujeto político descrito por Negri se basaba en el trabajo, el descrito por Sloterdijk lo hace en el crédito (banqueros y revolucionarios) y la creatividad (técnicos y artistas). Debido a ello, afirma Sloterdijk que lo que hemos denominado «capitalismo» debería haberse llamado «tecno-creditismo», pues su auténtico motor reside en la alianza de dos sistemas autorreforzantes: «el de una economía basada en el crédito e impulsada por intereses y el de la ingeniería mecánica, impulsada por la innovación» (Sloterdijk, 2015: 135Slolterdijk Peter (2015). Los hijos terribles de la Edad Moderna. Sobre el experimento antigenealógico de la modernidad. Madrid: Siruela.).

Ahora bien, a diferencia de lo que sucedía en los inicios de la modernidad, el problema propiamente postmetropolitano radica en que hemos alcanzado un punto a partir del cual «el crédito ya no abre el futuro, sino que lo cierra [pues] se traspasa la línea más allá de la cual las deudas anteriores solo por una cascada de nuevas deudas pueden ya aplazarse» (Slolterdijk, 2015: 148Slolterdijk Peter (2015). Los hijos terribles de la Edad Moderna. Sobre el experimento antigenealógico de la modernidad. Madrid: Siruela.). Como consecuencia, todos los procesos técnicos y simbólicos con recursividad positiva (autorreforzantes) movilizados por el sujeto moderno han terminado por escapar a su control «con creciente velocidad de fuga» (Slolterdijk, 2015: 320Slolterdijk Peter (2015). Los hijos terribles de la Edad Moderna. Sobre el experimento antigenealógico de la modernidad. Madrid: Siruela.). Sincronización (de las proposiciones estresantes), aspiración (ampliación de la zona de reivindicaciones), urbanización (crecimiento de las zonas de confort), securización (expansión de paranoia inmunológica) y monetarización siguen siendo los vectores principales del proceso de movilización recursiva, pero ya no hay un sujeto político capaz de gobernarlo. Una vez aquí, la única posibilidad que deja entrever Sloterdijk es la producción de un nuevo sujeto político posthumano: «si la inteligencia humana es el acontecimiento capital de la historia, el advenimiento de una inteligencia superior será la condición para que la historia continúe» (Sloterdijk, 2020a: 403Sloterdijk, Peter (2020a). El imperativo estético. Madrid: Akal.).

4. CONCLUSIONES

 

Tanto Negri como Sloterdijk consideran que el sujeto político postmetropolitano es producido por el tipo de relaciones técnico-materiales y sociosimbólicas que definen el tipo de espacio urbano con el que, y a través del cual, se relacionan. En el caso de Sloterdijk el progresivo predominio de lo técnico-material sobre lo meramente socio-simbólico hace entrar en crisis las capacidades auto recursivas del emprendedor como individuo soberano que culmina en la necesidad de un nuevo sujeto político posthumano. En el caso de Negri, en cambio, el predominio de lo técnico-cibernético no se enfoca sobre la crisis del individuo, sino sobre la de lo público, proponiendo entonces lo común como infraestructura productiva de plataforma que se alinea con las nuevas fuerzas y conocimientos hegemónicos de producción.

Aunque ambos autores han tratado de incluir la lógica heterárquica propia de los sistemas complejos en sus concepciones urbanas y políticas, ambas visiones permanecen aún reguladas por un binarismo primario del que tratan de escapar. En el caso de Negri, la división fundamental que organiza todo su pensamiento es la de trabajo/capital, proponiendo una concepción de lo común como forma de ir más allá del binarismo público/privado. En el caso de Sloterdijk, es precisamente el binarismo público/privado el que organiza todo su pensamiento, proponiendo la concepción tecno-crediticia de lo social como forma de ir más allá del binarismo capital/trabajo.

En consecuencia, cada uno de ellos identificará de forma diferente quiénes son los sujetos excluidos que quedan «fuera» del sistema. El filósofo alemán ubica en dicha posición aquellos individuos y sociedades no-occidentales que se han quedado fuera del proceso de modernización y no tienen acceso a los espacios en los que se han desarrollado sistemas inmunológicos de carácter predominantemente técnico. Por su parte, el filósofo italiano mantiene que el proceso de subsunción real del trabajo en el capital se ha culminado en todo el mundo, lo cual implica que ya no hay un afuera del capital y que todos vivimos, de un modo u otro, dentro de la modernidad, si bien considera que aun así existen una gran cantidad de espacios (slums, banlieues o suburbios) y poblaciones excluidas del proceso de valorización del capital. Los excluidos de Negri están dentro y quieren salir (del sistema de explotación capitalista). Los de Sloterdijk aún están fuera y quieren entrar (en el sistema técnico-inmunológico moderno) para poder «beneficiarse de las elásticas leyes de asilo de sus países anfitriones [y] participar de lo que se llama “renta de ciudadanía”» (Sloterdijk, 2020c: 100Sloterdijk, Peter (2020c). Las epidemias políticas. Buenos Aires: Godot.). La figura de excluido delineada por Sloterdijk es, pues, exactamente la misma que Žižek atribuye a la figura del otro generada por los discursos nacionalistas: quieren lo que tenemos y justamente por eso lo ponen en peligro (Žižek, 2016: 320-376Žižek, Slavoj (2016). La permanencia en lo negativo. Buenos Aires: Godot.).

Mientras que algunos de los comentaristas de la obra de Sloterdijk han incidido en el potencial emancipador de su concepción política del espacio (Dirksmeier, 2018Dirksmeier, Peter (2018). Die Emergenz der Masse-Zur Urbanität im globalen Süden. Geographica Helvetica, 73(1): 11-17. https://doi.org/10.5194/gh-73-11-2018 ), reforzando incluso el carácter democrático-pluralista de las espumas debido a que en ellas los ciudadanos continúan siendo soberanos (Kühne, 2012Kühne, Olaf (2012). Urban nature between Modern and postmodern aesthetics: Reflections based on the social constructivist approach. Quaestiones Geographicae, 31(2): 61-70. https://doi.org/10.2478/v10117-012-0019-3 ), consideramos más acertadas las críticas de aquellos que le imputan una perspectiva directamente colonialista (Kelly, 2018Kelly, Stephen (2018). The Atlantic Crossing and the “New World”: The “odd political theology” of modernity. Atlantic Studies: Global Currents, 15(3): 315-331. https://doi.org/10.1080/14788810.2017.1367990 ), o cuanto menos una anti cosmopolita, basada en modelos esencialistas y etno-nacionalistas que dan «un soporte ontológico a las críticas xenófobas a la inmigración» (Sutherland, 2019: 193Sutherland, Thomas (2019). Peter Sloterdijk and the “Security Architecture of Existence”: Immunity, Autochthony, and Ontological Nativism. Theory, Culture and Society, 36(7-8): 193-214. https://doi.org/10.1177/0263276419839119 ). A este respecto, si bien es cierto que Sloterdijk mantiene en un inicio que «para aquellos que luego quieran migrar a la Modernidad, las puertas deberán permanecer abiertas» (Sloterdijk, 2020c: 99Sloterdijk, Peter (2020c). Las epidemias políticas. Buenos Aires: Godot.), afirma inmediatamente después la necesidad de «evitar las migraciones masivas indeseadas e indeseables [dado que] las mareas migratorias abrumarán inevitablemente las capacidades de absorción de los países receptores» (Sloterdijk, 2020c: 101Sloterdijk, Peter (2020c). Las epidemias políticas. Buenos Aires: Godot.). En última instancia, tal y como ya mantuvo (el renegado) Karl Kautsky respecto a la clase obrera internacional a comienzos de la Primera Guerra Mundial, también Sloterdijk considera que «los “pobres” del interior del sistema y los pobres del “exterior” no puedan solidarizarse entre sí» (Sloterdijk, 2020c: 102Sloterdijk, Peter (2020c). Las epidemias políticas. Buenos Aires: Godot.).

En lo referente a Negri, su supuesto superinclusivismo también ha sido criticado por diversos autores. Concretamente, Žižek mantiene que la mayor debilidad de su concepto de multitud es que no puede establecer una clara diferencia entre «una multitud dentro del sistema y una multitud de excluidos (…) Los excluidos no solo habitan en un exterior no-estructurado y psicótico: tienen (y se les obliga a tener) su propia auto-organización» (Žižek, 2006: 123Žižek, slavoj (2006). Irak. La tetera prestada. Madrid: Losada.). Mientras que algunos han incidido en el carácter positivo de la movilidad y la flexibilidad del concepto de multitud como algo inherente a la conformación de grupos (Salztrager, 2016Salztrager, Ricardo (2016). Identificações grupais e estranhamento: A memória do que se tenta sepultar. Tempo Psicanalitico, 48(1): 128-146.), otros en cambio han profundizado la crítica de Žižek, resaltando el modo en que el carácter supuestamente revolucionario de la movilidad proletaria en la postmetrópolis descrita por Hardt y Negri elude el análisis de las nuevas jerarquías impuestas por la globalización, que aún estructura el mundo según «centros y periferias que están profundamente enraizadas en el Estado nación y en un cálculo decididamente colonial» (Treacy, 2012: 63Treacy, Corbin M. (2012). Nomadic elocution: Transnational Discourse in Abdourahman Waberi’s Transit. Research in African Literatures, 43(2): 63-76. https://doi.org/10.2979/reseafrilite.43.2.63 ).

Se critica de este modo una «visión idealizada de lo común [que no presta suficiente atención al modo en que] el actual ingeniero de control implemente micro-mecanismos de control dentro de las redes digitales que modulan la cooperación» (Deseriis, 2011: 387Deseriis, Marco (2011). The general, the watchman, and the engineer of control: The relationship between cooperation, communication, and command in the society of control. Journal of Communication Inquiry, 35(4): 387-394. https://doi.org/10.1177/0196859911415677 ). Desde este punto de vista, la interconexión asambleario-digital en plataformas open access no es suficiente. Se necesitan generar «formas de cooperación post-consensuadas que no pueden ser integradas sin encenderse una transformación catastrófica del sistema» (Deseriis, 2011: 387Deseriis, Marco (2011). The general, the watchman, and the engineer of control: The relationship between cooperation, communication, and command in the society of control. Journal of Communication Inquiry, 35(4): 387-394. https://doi.org/10.1177/0196859911415677 ). La subsunción real del trabajo en el capital no nos acerca más a lo común ni elude la necesidad de una revolución técnico-organizacional del sistema y el espacio postmetropolitano.

En el caso de Sloterdijk, la primacía del binarismo público/privado empuja su concepción del sujeto político postmetropolitano hacia formas occidentalocéntricas de etnonacionalismo. En el caso de Negri, su completo rechazo del binarismo mediante una confianza excesiva en los aspectos más positivos y emancipadores de lo común hace que desatienda algunas de las formas de exclusión propias de dicho régimen que no resultan directamente imputables al capital. En ambos casos, son los binarismos que aún permanecen (público/privado en Sloterdijk y capital/trabajo en Negri) los que parecen limitar el potencial auténticamente heterárquico del sujeto político postmetropolitano.

AGRADECIMIENTOS

 

Este artículo es un resultado del proyecto de investigación Trabajadorxs y reproducción de la vida, financiado por la IX convocatoria grupos de trabajo CLACSO, 01/01/2019-31/12/2022, cuyas investigadoras principales son María Amalia Gracia (ECOSUR México) y María Antonia Muñoz (Instituto de investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales CONICET).

NOTAS

 
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Aunque Negri emplea en sus textos el término metrópolis y no el de postmetrópolis es importante tener en cuenta que tanto los teóricos urbanos a los que se refiere (Koolhaas, Sassen, Harvey y Davis principalmente) como el lapso histórico del que habla y los conceptos que utiliza remiten todos a lo que en este artículo hemos denominado, utilizando una terminología propuesta por Edward Soja, «postmetrópolis». Para no dar lugar a confusiones, en las citas literales de Negri que utilicemos en el presente texto, añadiremos entre corchetes el prefijo post al término metrópolis.

2

Las características de la gobernanza urbana disciplinar eran la individualización del espacio, la clasificación lineal y jerárquica en función de objetivos determinados, el establecimiento de secuencias óptimas y la normalización de los espacios e individuos (Foucault, 2006: 75Foucault, Michel (2006). Seguridad, territorio y población: Curso en el Colegio de Francia 1977-1978. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.). Las propias de las sociedades de control son la configuración estadística del espacio, la maximización de la movilidad y la eliminación de riesgos sin imponer de forma unilateral secuencias concretas, la implementación de todas las capacidades sociales de forma simultánea y sinérgica, la ausencia de norma individualizada y el control estadístico del riesgo (Foucault, 2006: 39Foucault, Michel (2006). Seguridad, territorio y población: Curso en el Colegio de Francia 1977-1978. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.).

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Para un análisis pormenorizado de las relaciones existentes entre la obra de Rem Koolhaas y la de Antonio Negri remitimos a Kaminer (2014)Kaminer, Tahl (2014). The contradictions of participatory architecture and Empire. Architectural Research Quarterly, 18(1): 31-37. https://doi.org/10.1017/S135913551400027X .

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Para un desarrollo sistemático de las diferencias entre el Nervenleben simmeliano y el estrés sociosimbólico concebido por Sloterdijk remitimos a Mubi y Pavoni (2019)Mubi Brighenti, Andrea y Pavoni, Andrea (2019). City of unpleasant feelings. Stress, comfort and animosity in urban life. Social and Cultural Geography, 20(2): 137-156. https://doi.org/10.1080/14649365.2017.1355065 .

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