ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura 198 (806)
octubre-diciembre, 2022, a682
ISSN: 0210-1963, eISSN: 1988-303X
https://doi.org/10.3989/arbor.2022.806012

GUERRA DE LAS CIENCIAS Y LA PUGNA POR LA RAZÓN: A VEINTICINCO AÑOS DEL ESCÁNDALO SOKAL

SCIENCE WARS AND THE STRUGGLE FOR REASON: TWENTY-FIVE YEARS AFTER THE SOKAL HOAX

Christian Escobar-Jiménez

Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Universidad Autónoma de Barcelona

https://orcid.org/0000-0003-1940-2096

Resumen

A veinticinco años de la publicación en Social Text del artículo que da inicio al escándalo Sokal, este trabajo hace una evaluación del caso desde cuatro perspectivas. En la primera parte se analizan los argumentos a favor y en contra del escándalo y de lo que sostiene Sokal con respecto a cierto tipo de estudios en Humanidades. La segunda hace un recuento de casos similares que anteceden y suceden al escándalo. La tercera evalúa la recepción del caso en Francia a partir de una tradición que ha sido esquiva a la Filosofía analítica en ese país, tanto intelectual como institucionalmente. En la cuarta parte se debate la perspectiva política del fraude.

Palabras clave: 
Caso Sokal; Filosofía en Francia; las dos culturas; ciencia y política; guerra de las ciencias
Abstract

Twenty-five years after the publication in Social Text of the Sokal hoax, this paper evaluates the case from four perspectives. The first part analyses the pro and con arguments about the hoax and Sokal’s ideas in regard to a certain kind of cultural studies. The second revisits similar cases that preceded and followed the affair. The third evaluates the reception of the hoax in France, related to a tradition in this country that avoided analytical philosophy, in the intellectual and institutional sense. The fourth part debates the political perspectives of the hoax.

Keywords: 
Sokal hoax; philosophy in France; the two cultures; science and politics; Science Wars

Recibido: 19  enero  2021. Aceptado: 21  septiembre  2021. Publicado: 19 enero 2023

Cómo citar este artículo/Citation: Escobar-Jiménez, Christian (2022). Guerra de las ciencias y la pugna por la razón: a veinticinco años del escándalo Sokal. Arbor, 198(806): a682. https://doi.org/10.3989/arbor.2022.806012

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

Veinticinco años después de la aparición del artículo de Alan Sokal en la revista de estudios culturales Social Text, adscrita a la Universidad de Duke (Carolina del Norte), titulado Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity, el caso ha pasado a ser un hito, tanto en los estudios sociales de la ciencia, de la Filosofía de la Ciencia, como en los estudios de la cultura y en la denominada guerra de las ciencias.

Supuesto el amplio conocimiento del escándalo, basta con resumir la parodia y las respuestas que de ella se derivaron. En 1996, Alan Sokal, profesor de física y matemáticas de las Universidad de Nueva York y del Imperial College de Londres, envió su artículo a Social Text. Sin saberlo, la publicación del artículo coincidía con la edición en esta revista de un número especial sobre la guerra de las ciencias que buscaba ser una respuesta a la publicación en 1994 del libro Higher Superstitions: The Academic Left and its Quarels with Science del biólogo Paul Gross y del matemático Norman Levitt. Este libro es abiertamente crítico con un tipo de Epistemología relativista y condena el uso abusivo y erróneo de teorías científicas por parte de filósofos y humanistas. Este tipo de estudios ha sido generalmente asociado a cierto progresismo de izquierda en la Academia estadounidense, como indica el mismo título del libro. En el momento de la publicación, Social Text tenía en su equipo a connotados intelectuales, como Frederic Jameson, mientras autores como Stanley Aronowitz, Stanley Fish o Andrew Ross pertenecían al Consejo Editorial.

A la publicación del artículo en Social Text le siguió una nota aclaratoria en la revista francesa Lingua Franca que explicaba que el artículo había sido una broma, parodiando las ideas y la forma de escritura del mismo sector académico que atacaban Gross y Levitt en su libro. Aunque el artículo fuese una broma, todas las citas de autores como Lacan, Althusser, Deleuze, Derrida, Harding, Latour o Serres eran ciertas. Se incluían citas también de Jameson, Ross o Aronowitz, los editores.

Nuevas aclaraciones de sus intenciones se sucedieron en los siguientes meses. La más amplia explicación fue la que se publicó en Disent en octubre de 1996, y que a decir de Sokal, (Sokal y Bricmont, 1999Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós.; Sokal, 2009Sokal, Alan (2009). Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. Buenos Aires: Paidós.), había sido rechazada para publicarse en Social Text, ya conocida la parodia. Al artículo le siguieron varias respuestas, entre ellas las de los editores de Social Text, cuyos argumentos se recogen también en este trabajo.

Después de la parodia, y como forma de ampliación de los comentarios y críticas de los abusos del uso de teorías físicas y matemáticas en estudios de Humanidades, Sokal publicó en 1997 en París, junto al físico belga Jean Bricmont, bajo el sello Odile Jacob, Impostures intellectueles. Este libro apareció en Nueva York como Fashionable Nonsense: Postmodern Intellectuals’ Abuse of Science. En general, los argumentos y las intenciones que se sostienen tanto en el libro como en el artículo son muy similares, pero hay una variante significativa: el libro recoge análisis de autores solamente franceses, como Lacan, Deleuze, Debray, Irigaray, Kristieva, etc. Las reacciones más polémicas se deben quizá al libro y no tanto al artículo, y de allí deviene un debate más amplio; aunque las reproducciones sucesivas del caso, para desenmascarar a cierto tipo de estudios, se siguen del artículo. Las respuestas más enconadas vinieron de algunos académicos franceses que incluso las materializaron en una publicación de réplica a Sokal, titulada Impostures Scientifiques (Jurdant, 1998Jurdant, Baudouin (ed.) (1998). Impostures scientifiques. Paris: La Découverte.).

Este artículo analiza el caso a partir de cuatro temas. El primero, los argumentos esgrimidos por Sokal y las respuestas a favor y en contra, tratando de abarcar la literatura más significativa al respecto. Después, se abordan los antecedentes y secuelas del caso, buscando indagar sobre una tradición de disputa en la llamada guerra de las ciencias. El tercer punto es la recepción del caso en Francia, el ámbito donde suscitó un mayor interés. El cuarto tema es el debate político. Las dos últimas partes intentan relacionar la recepción en Francia y la concepción política sobre un tipo de Filosofía (la llamada Filosofía continental) que se desarrolla en ese país. Las preguntas que guían este escrito son dos: ¿cuál ha sido la recepción intelectual y política del caso?, ¿cuál es la tradición en la llamada guerra de las ciencias en la que se inserta el escándalo?

PRIMERA PARTE

 

Los métodos de la broma, las intenciones y los argumentos de Sokal

 

El artículo publicado en Social Text comienza con un alegato en contra de los científicos, sobre todo de los físicos, quienes dudan de los aportes que otras disciplinas pueden hacer a su saber. En la parodia, Sokal tilda la «creencia de que existe un mundo exterior, cuyas propiedades son independientes de cualquier ser humano individual o incluso de la humanidad en su conjunto…» (Sokal y Bricmont, 1999, p. 231Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós.) de dogma propiamente científico. Desde un principio, el autor se acoge a una tradición de la sociología crítica de la Escuela de Frankfurt: a partir de la Ilustración, la ciencia ha devenido en una nueva forma de religión. De forma patente, este dogma se traduce en la idea de las leyes físicas como eternas, deducidas de las prescripciones del «así llamado método científico».

Según Sokal (Sokal, 2009, p. 89Sokal, Alan (2009). Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. Buenos Aires: Paidós.), los lectores con formación científica ya podían haber sospechado que se trataba de una broma; aunque esta afirmación quizá sea difícil de sostener, porque las ideas de la ciencia como una nueva religión y como construcción social de la realidad, y su asociación con el «dogma positivista» es un recurso muy usado no solo en las Humanidades, sino en la propia Sociología. Basta recordar el título del famoso libro de Peter Berger y Thomas Luckmann (2003)Berger, Peter L. y Luckmann, Thomas (2003). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu., The Social Construction of Reality, publicado en 1966. Desde su aparición, este trabajo ayudó a cimentar el paradigma de la construcción social de la realidad que da nombre al libro y se convirtió en un clásico de la disciplina con un alcance más allá de la cultura occidental (Knoblauch y Wilke, 2016, pp. 53-54Knoblauch, Hubert y Wilke, René (2016). The Common Denominator: The Reception and Impact of Berger and Luckmann’s The Social Construction of Reality. Human Studies 39 (1): 51-69. doi: https://doi.org/10.1007/s10746-016-9387-3.). En realidad, es difícil notar que se trata de una parodia, no solo por lo bien logrado del artículo (Weinberg, 8 agosto 1996Weinberg, Steven (8 agosto 1996). Sokal’s Hoax. The New York Review of Books.), sino por reproducir los tópicos ya mencionados. Además, existen notables constructivistas con formación científica, como Barry Barnes, David Bloor o Arkady Plotnitsky que podrían adscribirse en términos generales a estas afirmaciones.

De acuerdo con el propio Sokal (Sokal y Bricmont, 1999Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós.; Sokal, 2009Sokal, Alan (2009). Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. Buenos Aires: Paidós.), y a partir de lo que se deduce del artículo, la estrategia de desenmascaramiento fue:

  1. Hacer aseveraciones relacionadas con una perspectiva epistemológica crítica con las ciencias duras y sus presupuestos de base (como el compromiso ontológico con la realidad externa a la mente).

  2. El título ya sugiere la transgresión entre disciplinas, igualando el papel que tienen las Humanidades con las ciencias duras, lo que nos llevaría hacia una «ciencia liberadora», lo que además implica que la ciencia es poder basado en verdades construidas.

  3. Las dos primeras estrategias siguen a otra más grande, la de decir cosas en consonancia con el pensamiento de los editores de Social Text.

  4. Apelar a la falacia del ad verecundiam, citando a connotados humanistas como Lacan, Latour, Serres o Derrida sobre interpretaciones científicas. Citar a científicos como Heisenberg, Bohr, Prigonine o el mismo Sokal para dar argumentos de peso desde los mismos expertos. Citar a los mismos editores de Social Text, como Ross o Aronowitz, bajo la simpática premisa de que «es imposible exagerar cuando se adula a un colega» que el autor le atribuye al novelista David Lodge.

Estas estrategias y la coincidencia con el número especial respondiendo a Gross y Levitt permitieron que el artículo se publicara sin problemas. La publicación del artículo tenía como objetivo cuatro cosas importantes:

  1. Conciliar visiones, dentro de la propia izquierda, entre humanistas y científicos, sobre todo debido al ataque infundado de los primeros hacia los segundos (Sokal y Bricmont, 23 mayo 1999, p. 283Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (23 mayo 1999). Fatti per criticare l’esistente. Risposta a Gianni Vattimo. Il Sole 24 ore.).

  2. Evidenciar la proliferación de un tipo de estudios dentro de la Academia norteamericana cuyos escritos son galimatías o sinsentidos propios de un tipo de jerga posmoderna (Sokal y Bricmont, 23 mayo 1999Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (23 mayo 1999). Fatti per criticare l’esistente. Risposta a Gianni Vattimo. Il Sole 24 ore.).

  3. Mostrar el acusado relativismo epistémico de este tipo de estudios, cuyas consecuencias son una postura antirracionalista y anticientífica.

  4. Por último, y como agregado que se desprende más del libro que del primer artículo, el uso arbitrario de teorías científicas cuyo objeto no es clarificar los argumentos, sino impresionar al lector con un conocimiento que en el fondo no pasa más que por ser superficial.

Existen otro tipo de elementos que se siguen o son similares a los anteriores, como el privilegiar el teoreticismo y los juegos formales vacíos en vez del tratamiento empírico o las falencias del propio sistema de revisión en revistas como Social Text. En última instancia, al reconocerse como intelectuales de izquierda, la intención ulterior de Sokal y Bricmont (1999)Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós. es la de mostrar no solo la vacuidad y el relativismo de estos discursos, sino su inutilidad para cualquier lucha política.

El debate suscitado y algunos de los principales argumentos

 

En un número conmemorativo por la edición cien de Social Text, dos de los editores de entonces, Brent Edwards y Anna McCarthy (2009)Edwards, Brent Hayes y McCarthy, Anna (2009). Introduction. Social Text 27 (3): 1-24. doi: https://doi.org/10.1215/01642472-2009-001., mencionaron el escándalo como un hito histórico, no solo para la revista, sino para los estudios culturales y humanísticos. Una de las ideas centrales es que la mediatización del caso y la necesaria toma de postura habían reducido a dos los argumentos: quienes veían a Sokal como un héroe que se atrevía a desenmascarar toda una corriente de estudios espurios, por un lado, y los que veían en él y sus vítores a positivistas recalcitrantes y policías epistémicos que eran portavoces (conscientes o no) de argumentos neoconservadores, por otro. Aunque esta separación maniquea no se sostiene, en este apartado presento, más allá de su tono desigual, los principales argumentos a favor y en contra del escándalo.

Argumentos críticos a Sokal y Bricmont
 

Sobre las conclusiones y el método

  • 1. El real alcance de la broma y las conclusiones que se pueden sacar de ella quizá sea la mayor crítica. Incluso si se aceptan los excesos y las gratuidades de las citas a las que alude Sokal, su procedimiento con Social Text prueba bastante poco. Por ejemplo, Quentin Racionero (Racionero, 2000, p. 128Racionero, Quintín (2000). La resistible ascensión de Alan Sokal. (Reflexiones en torno a la responsabilidad comunicativa, el relativismo epistemológico y la postmodernidad). Endoxa 12: 423-483. doi: https://doi.org/10.5944/endoxa.12-2.2000.4962.) arguye que «lo que nos pide el libro desde su mismo arranque es que aceptemos que el escándalo es una categoría y no una anécdota». En una línea similar, Follari (2000, p. 212)Follari, Roberto (2000). Alan Sokal. La insuficiencia de pruebas. Cinta de Moebio. Revista de Epistemología de Ciencias Sociales 8: 211-217. enumera como pretensiones dudosas de la broma las siguientes: «refutar filosóficamente al relativismo… objetar la teoría de las catástrofes y de la constructividad del azar, afirmar el realismo ontológico, superar las tesis de la inconmensurabilidad de Kuhn…». Incluso si se acepta lo interesante de la broma, esta probaría bastante poco o mucho menos de lo que pretende (Willis, 25 junio 1996Willis, Ellen (25 junio 1996). My Sokaled life. Village Voice: 20-21.; Bucchi, 2004Bucchi, Massimiano (2004). Science in Society. An introduction to Social Studies of Science. New York: Routledge.). De ninguna manera se pueden extrapolar las citas a toda la obra de los autores ni el caso con Social Text a todo un conjunto de estudios.

  • 2. Uno de los problemas de lo poco que prueba el escándalo es el procedimiento o método. Sokal se refiere a su procedimiento como un experimento, aunque aclara que, si bien no puede ser tomado estrictamente como tal, sí evidencia groseros errores en estos estudios. Existen, en cambio, procedimientos correctos o más exitosos (Hilgartner, 1997Hilgartner, Stephen (1997). The Sokal Affair in Context. Science, Technology, & Human Values 22 (4): 506-522. doi: https://doi.org/10.1177/016224399702200404.; Racionero, 2000Racionero, Quintín (2000). La resistible ascensión de Alan Sokal. (Reflexiones en torno a la responsabilidad comunicativa, el relativismo epistemológico y la postmodernidad). Endoxa 12: 423-483. doi: https://doi.org/10.5944/endoxa.12-2.2000.4962.; Bucchi 2004Bucchi, Massimiano (2004). Science in Society. An introduction to Social Studies of Science. New York: Routledge.; Lagerspetz 2021Lagerspetz, Mikko (2021). “The Grievance Studies Affair” Project: Reconstructing and Assessing the Experimental Design. Science, Technology, & Human Values 46 (2): 402-424. doi: https://doi.org/10.1177/0162243920923087.), como el paradigmático estudio de Epstein (1990)Epstein, William M. (1990). Confirmational Response Bias Among Social Work Journals. Science, Technology, & Human Values 15 (1): 9-38. doi: https://doi.org/10.1177/016224399001500102. sobre los problemas de los estándares en revistas de trabajo social.

    Si Sokal habla de experimento, se debe tener en cuenta que no se trata de tal cosa, pues no se conocen los criterios para haber optado por Social Text, no existen grupos de control, la revista no puede ser una muestra representativa de nada y no se explicitan los mecanismos de trabajo.

  • 3. Otro problema central asociado es el de la descontextualización. Usar solo ciertas citas sin contexto, como se hace en Imposturas intelectuales es aislar los textos del todo que les da referencia y sentido, es un procedimiento espurio que más bien denota la ignorancia de los autores (Jeanneret, 1998Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France.; Ghasarian, 2001Ghasarian, Christian (2001) [Reseña de L’affaire Sokal ou la querelle des impostures, Yves Jeanneret. Paris: Presses Universitaires de France, 1998]. L’Homme. Revue française d’anthropologie 157: 243-245.). La descontextualización de lo citado hace que las alusiones a teorías físicas, a la matemática compleja o a la topología (como en el caso de Lacan) aparezcan tendenciosamente como confusas o como galimatías (Plotnitsky, 2009Plotnitsky, Arkady (2009). On Lacan and Mathematics. Ouvres & Critiques XXXIV (2): 143-163.). ¿Por qué se escogieron estos textos y por qué asumir que estos invalidan toda la obra, sobre todo si se toma en cuenta que han sido descontextualizados? (Jeanneret, 1998Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France.; Follari, 2000Follari, Roberto (2000). Alan Sokal. La insuficiencia de pruebas. Cinta de Moebio. Revista de Epistemología de Ciencias Sociales 8: 211-217.). Según Charraud, este método omite la importancia y el desarrollo histórico de Lacan en toda una disciplina (Bouilloud, 2003Bouilloud, Jean-Philippe (2003). The Reception of the Sokal Affair in France-“Pomo” Hunting or Intellectual McCarthyism?: A Propos of Impostures Intellectuelles by A. Sokal and J. Bricmont. Philosophy of the Social Sciences 33 (1): 122-137. doi: https://doi.org/10.1177/0048393102250309.).

  • 4. En una línea similar, para Andrew Ross (1997)Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152., asumir que Social Text representa un estándar general de los estudios de la cultura es un exceso. De la misma manera, afirmar que este tipo de estudios eran un mainstream dentro de la izquierda académica norteamericana en la década de los noventa es también insostenible (Ross, 1997Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152.; Edwards y McCarthy, 2009Edwards, Brent Hayes y McCarthy, Anna (2009). Introduction. Social Text 27 (3): 1-24. doi: https://doi.org/10.1215/01642472-2009-001.).

  • 5. A lo sumo, el escándalo podría probar apenas una falla en el sistema de revisión, incluso centrado en el medio americano (Engel, 2001Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.), donde el publish or perish es la norma y una nueva forma de fetichismo (Debray, 18 marzo 1997Debray, Régis (18 marzo 1997). Savants contre Docteurs. Le Monde, 1 et 17.). Para los editores de Social Text ni siquiera es una prueba contra los estándares de la revista, pues no se puede tomar seriamente un procedimiento doloso (Aronowitz, 1997Aronowitz, Stanley (1997). Alan Sokal’s “Transgression”. Disent, 107-110.; Ross, 1997Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152.). Aún peor es hacer una extrapolación a los estudios de Humanidades o a las Ciencias Sociales en general (Sánchez Bonell, 2008Sánchez Bonell, David (2008). El asunto Sokal: un problema de actitud científica. Revista de Educación y Desarrollo Social 2 (2): 109-115.).

Posmodernidad - relativismo

  • 6. La crítica contra el relativismo es totalmente falsa. Stanley Aronowitz (1997, p. 107)Aronowitz, Stanley (1997). Alan Sokal’s “Transgression”. Disent, 107-110. argumenta que es un error pensar que los editores de Social Text no creen en la existencia de un mundo externo (otra cosa es decir que ninguna concepción, incluso las derivadas de la ciencia, está libre de valores culturales o que tanto la razón, como la verdad y la lógica no son problemáticas). Por su parte, otro editor de Social Text,Stanley Fish (21 mayo 1996)Fish, Stanley (21 mayo 1996). Professor Sokal’s Bad Joke. The New York Times., cree que Sokal confunde socialmente construido con no real. Para estos autores, Sokal comete una confusión y un exceso, porque no pueden denominarse relativistas estas perspectivas.

  • 7. Tampoco hay ningún tipo de ataque a la Ilustración y a sus contenidos, esa es una confusión o extrapolación arbitraria del profesor Sokal (Ross, 1997Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152.; Engel, 2001Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.). Tampoco se puede calificar de antirracionalistas a quienes someten los presupuestos de la razón a una crítica. Uno de los grandes problemas es que Sokal ataca posturas que nadie sostiene (Ross, 1997Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152.).

  • 8. Sokal hace una confesión de parte al no haber comprendido el deconstruccionismo o, en general, las mismas teorías que critica (Aronowitz, 1997Aronowitz, Stanley (1997). Alan Sokal’s “Transgression”. Disent, 107-110.; Dorra, 20 noviembre 1997Dorra, Max (20 noviembre 1997). Métaphore et politique. Le Monde.; Feldman, 1999Feldman, Jacqueline (1999). “L’affaire Sokal”: un épisode de la méconnaissance entre cultures. L’année sociologique 49 (1): 245-270.). Hablar de galimatías o gibberish es sencillamente no entender de lo que se habla (Jeanneret, 1998Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France.; Engel, 2001Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.). Para Follari (2000)Follari, Roberto (2000). Alan Sokal. La insuficiencia de pruebas. Cinta de Moebio. Revista de Epistemología de Ciencias Sociales 8: 211-217., los autores de Imposturas intelectuales acusan una marcada ignorancia en Epistemología y Filosofía, cayendo en lo que ellos mismos critican de quienes abusan de la matemática y la física en sus escritos de Humanidades.

  • 9. Una cuestión central que también tiene que ver con el método es la selección de los autores: no se conoce el criterio de selección y se los engloba bajo el título de posmodernos sin definir la posmodernidad (Ghasarian, 2001Ghasarian, Christian (2001) [Reseña de L’affaire Sokal ou la querelle des impostures, Yves Jeanneret. Paris: Presses Universitaires de France, 1998]. L’Homme. Revue française d’anthropologie 157: 243-245.; Bucchi, 2004Bucchi, Massimiano (2004). Science in Society. An introduction to Social Studies of Science. New York: Routledge.) ni explicar por qué se mezclan autores como Lacan, Bergson y Debray en un mismo saco. Bouilloud (2003)Bouilloud, Jean-Philippe (2003). The Reception of the Sokal Affair in France-“Pomo” Hunting or Intellectual McCarthyism?: A Propos of Impostures Intellectuelles by A. Sokal and J. Bricmont. Philosophy of the Social Sciences 33 (1): 122-137. doi: https://doi.org/10.1177/0048393102250309., Jeanneret (1998)Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France. o Engel (2001)Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France. recuerdan que no hay una sola alusión a Lyotard en la definición de posmodernidad o para Kuzar (2001)Kuzar, Ron (2001). Sorry, Prof. Sokal, But You have Missed the Poststructuralist Train. RASK. International Journal of Language & Communication 14: 3-32. hay una confusión e incomprensión del postestructuralismo.

  • 10. Contrariamente a la apertura que tienen los blancos de las críticas, Sokal y Bricmont acusarían formas de fetichización de la ciencia (Dorra, 20 noviembre 1997Dorra, Max (20 noviembre 1997). Métaphore et politique. Le Monde.), de cientificismo burdo o positivismo grosero (Engel, 2001Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.), de uso abusivo y acrítico de la razón (Nicolescu, 2006Nicolescu, Basarab (2006). CONTROVERSE: Scientisme, l’autre affaire Sokal. Esprit (1940-) 326 (7): 194-198.).

  • 11. Como consecuencia del sesgo y la descontextualización, en la interpretación epistemológica hay un problema de transposición de criterios de un conjunto de saberes a otros. Al parecer, los críticos no entienden que se trata muchas veces de metáforas (Aronowitz, 1997Aronowitz, Stanley (1997). Alan Sokal’s “Transgression”. Disent, 107-110.; Dorra, 20 noviembre 1997Dorra, Max (20 noviembre 1997). Métaphore et politique. Le Monde.; Jeanneret, 1998Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France.; Engel, 2001Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.; Salanskis, 2003Salanskis, Jean-Michel (2003). Por una epistemología de la lectura. en Bodouin Jourdant (coord.) Imposturas científicas. Los malentendidos del caso Sokal. Valencia: Frónesis, pp. 153-189.; Plotnitsky, 2009Plotnitsky, Arkady (2009). On Lacan and Mathematics. Ouvres & Critiques XXXIV (2): 143-163.) y que el uso metafórico también es propio de la ciencia (Lévy-Leblond, 2003Lévy-Leblond, Jean (2003). Error y desdén. En Jurdant, Bodouin (ed.). Imposturas científicas. Los malentendidos del caso. Valencia: Frónesis, pp. 29-43.). Los autores acusan una literalidad burda.

  • 12. En una especie de contraataque a las ciencias naturales, Levy-Léblond (2003)Lévy-Leblond, Jean (2003). Error y desdén. En Jurdant, Bodouin (ed.). Imposturas científicas. Los malentendidos del caso. Valencia: Frónesis, pp. 29-43. sostiene que la Física ha perdido su elegancia en el uso de metáforas y que la Física contemporánea acusa mediocridad en su lenguaje.

  • 13. Otra crítica marcada es la incomprensión o desconocimiento general de la Filosofía y de la Filosofía de la Ciencia, tanto de autores como Kuhn, Popper… como de otros (no posmodernos) citados o analizados en Imposturas intelectuales (Follari, 2000Follari, Roberto (2000). Alan Sokal. La insuficiencia de pruebas. Cinta de Moebio. Revista de Epistemología de Ciencias Sociales 8: 211-217.; Racionero, 2000Racionero, Quintín (2000). La resistible ascensión de Alan Sokal. (Reflexiones en torno a la responsabilidad comunicativa, el relativismo epistemológico y la postmodernidad). Endoxa 12: 423-483. doi: https://doi.org/10.5944/endoxa.12-2.2000.4962.). Racionero cita el principio de caridad de Davidson como forma más certera de lectura.

Problemas morales y políticos de la parodia
 
  • 14. El caso Sokal funciona como una parábola moralista que se sigue de la broma (Feldman, 1999Feldman, Jacqueline (1999). “L’affaire Sokal”: un épisode de la méconnaissance entre cultures. L’année sociologique 49 (1): 245-270.). Por ejemplo, Latour (18 enero 1997)Latour, Bruno (18 enero 1997). Y a-t-il une guerre après la Guerre Froide? Le Monde. habla de una reedición de la Guerra Fría en la que los intelectuales franceses reemplazan al enemigo soviético. Bouilloud (2003)Bouilloud, Jean-Philippe (2003). The Reception of the Sokal Affair in France-“Pomo” Hunting or Intellectual McCarthyism?: A Propos of Impostures Intellectuelles by A. Sokal and J. Bricmont. Philosophy of the Social Sciences 33 (1): 122-137. doi: https://doi.org/10.1177/0048393102250309. habla de una forma de macartismo, o se ve a Sokal y a Bricmont como policías del pensamiento, como moralistas (Feldman, 1999Feldman, Jacqueline (1999). “L’affaire Sokal”: un épisode de la méconnaissance entre cultures. L’année sociologique 49 (1): 245-270.), como detentores de la verdadera izquierda (Willis, 25 junio 1996Willis, Ellen (25 junio 1996). My Sokaled life. Village Voice: 20-21.) o como imperialistas epistemológicos (Blanco, 2001Blanco, Rubén (2001). Guerras de la ciencia, imposturas intelectuales y estudios de la ciencia. REIS. Revista Española de Investigaciones Sociológicas 94: 129-152.). Salanskis (2003)Salanskis, Jean-Michel (2003). Por una epistemología de la lectura. en Bodouin Jourdant (coord.) Imposturas científicas. Los malentendidos del caso Sokal. Valencia: Frónesis, pp. 153-189. y Bucchi (2004)Bucchi, Massimiano (2004). Science in Society. An introduction to Social Studies of Science. New York: Routledge. aluden al papel pedagógico y al procedimiento común que este tipo de asuntos suponía en la lucha obrera tradicional:

En nuestra época de izquierdistas, muchos de nosotros sostuvimos la teoría de la acción ejemplar, que nunca era la demostración, ni siquiera meramente empírica, de nada, sino la «revelación pragmática de algo esperado, para precipitar la toma de distancia y el rechazo» (Salanskis, 2003, p. 158Salanskis, Jean-Michel (2003). Por una epistemología de la lectura. en Bodouin Jourdant (coord.) Imposturas científicas. Los malentendidos del caso Sokal. Valencia: Frónesis, pp. 153-189.).

  • 15. Para Ross, la intención es sobre todo política, dada la forma dolosa con la que actuó Sokal, y tiene que ver con el peligro político para la cultura mainstream que suponen los estudios culturales: «I also suspect that the most significant resistence to cultural studies stems from its intelectual activism» (Ross, 1997, p. 151Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152.).

  • 16. La mediatización del evento ha sido clave para este fenómeno y se relaciona con la reacción neoconservadora contra este tipo de estudios (Edwards y McCarthy, 2009Edwards, Brent Hayes y McCarthy, Anna (2009). Introduction. Social Text 27 (3): 1-24. doi: https://doi.org/10.1215/01642472-2009-001.). Tal alcance mediático terminó por convertir a Sokal en una parodia de sí mismo (Levy-Leblond, 2003Lévy-Leblond, Jean (2003). Error y desdén. En Jurdant, Bodouin (ed.). Imposturas científicas. Los malentendidos del caso. Valencia: Frónesis, pp. 29-43.). Por su parte, Jeanneret (1998)Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France. piensa que este caso es una muestra patente de la trivialización en las sociedades modernas.

  • 17. Por último, se tacha al evento de ser una mera trampa (Ross, 1997Ross, Andrew (1997). Reflections on the Sokal Affai. Social Text 50: 149-152.), una simple querella (Jeanneret, 1998Jeanneret, Yves (1998). L’affaire Sokal ou la querelles des impostures. Paris: Presses Universitaires de France.; Bouilloud, 2003Bouilloud, Jean-Philippe (2003). The Reception of the Sokal Affair in France-“Pomo” Hunting or Intellectual McCarthyism?: A Propos of Impostures Intellectuelles by A. Sokal and J. Bricmont. Philosophy of the Social Sciences 33 (1): 122-137. doi: https://doi.org/10.1177/0048393102250309.), y a sus autores de faltos de seriedad (Derrida, 20 noviembre 1997Derrida, Jacques (20 noviembre 1997). Sokal et Bricmont ne sont pas sérieux. Le Monde.).

LA POSICIÓN A FAVOR Y LAS RESPUESTAS A LAS CRÍTICAS

 

Las respuestas a las críticas son bastante más concretas y escuetas. Enumero algunas a continuación:

  • 1. Varios autores (Weinberg, 8 agosto 1996Weinberg, Steven (8 agosto 1996). Sokal’s Hoax. The New York Review of Books.; Bouveresse, enero 1998Bouveresse, Jacques (enero 1998). Les sots calent. Le Monde de l’Education 255: 54-55.; Dawkins, 1998Dawkins, Richard (1998). Postmodernism disrobed. Nature, 394 (6689): 141-143.; Boghossian, 2009Boghossian, Paul (2009). What the Sokal Hoax Outght to Teach Us: The pernicious consequences and internal contradictions of “postmodernist” relativism. En Pritchard, Duncan y Ram Neta (eds.). Arguing About Knowledge. Routledge.) acusan los sinsentidos o, al menos, los excesos de ciertas corrientes posmodernas. Esta postura contra los excesos posmodernos la han adoptado incluso teóricos de esta corriente como Gianni Vattimo.

  • 2. Si bien puede haber suspicacia sobre el método de elección de los pasajes citados, su sola existencia debería llevarnos a evaluar el resto de la obra de los autores. Para Bouveresse (enero 1998)Bouveresse, Jacques (enero 1998). Les sots calent. Le Monde de l’Education 255: 54-55. no puede ser seria la excusa de la descontextualización o que se trata de errores puntuales que no comprometen la solidez del resto de la obra.

  • 3. Tampoco se puede sostener que se trata de simples metáforas o aludir a su uso en la ciencia (curiosamente, se cita más de una vez el caso del río en Heráclito o el mito de la caverna en Platón). Sokal y Bricmont (1999)Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós. arguyen que no se critica el uso de metáforas, sino el de conceptos técnicos muy concretos como los espacios topológicos, la hipótesis del continuo, etc. En la versión comentada del artículo del fraude, Sokal dice que una lectura caritativa podría suponer que Lacan habla metafóricamente cuando relaciona conceptos topológicos con la estructura del neurótico pero, cuando se le pregunta al respecto, el propio Lacan responde:

Analogía, ¿con qué? «S» designa algo que puede escribirse exactamente como esta «S» […] No es un análogo; no es ni siquiera una abstracción, porque una abstracción es algún tipo de disminución de la realidad, y yo pienso que es la realidad misma (citado por Sokal, 2009, p. 112Sokal, Alan (2009). Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. Buenos Aires: Paidós.)1Mario Bunge no tenía ningún reparo de tomar a Lacan por un embaucador que logró bien su propósito. .

  • 4. Ninguna de las contracríticas o defensas se basan en los textos citados; tampoco tienden a aclarar su significado, y se debaten en aspectos como la descontextualización, la incomprensión, etc.

  • 5. Sokal y Bricmont (1999)Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós. afirman que su intención jamás fue la de invadir un campo que no era suyo, por lo que entender que sus ataques son a toda una disciplina o incluso a toda la obra de los autores es totalmente gratuito. Tampoco se sostendría la idea de la ignorancia en el tema, pues no juzgan el conjunto de la obra, solo los abusos en una materia en la que ellos son competentes. En todo caso, Perednik (2013)Perednik, Gustavo D. (2013). Las ciencias aplicadas según Sokal. El Catoblepas. Revista crítica del presente 139: 5. piensa que los cientistas sociales y humanistas deben estar agradecidos por esta contribución.

  • 6. La ausencia total de autocrítica contradice el espíritu abierto de la ciencia o de los estudios académicos. Lo contrario es sostener dogmas (Sokal, 2009Sokal, Alan (2009). Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. Buenos Aires: Paidós.). Si los evaluadores de la revista no eran expertos en la física que citaba Sokal en el artículo de la parodia, ¿por qué no se solicitó ninguna aclaración al autor u opiniones de expertos? De allí se deduce la prueba de que la publicación pasaba únicamente por la connivencia con las posturas políticas y epistemológicas de los editores con el autor del texto.

  • 7. De forma hilarante, el físico Steven Weinberg (8 agosto 1996)Weinberg, Steven (8 agosto 1996). Sokal’s Hoax. The New York Review of Books. compara las respuestas de los humanistas al caso Sokal con lo ocurrido con la espiritista Margaret Fox en el siglo XIX. Ella confesó que sus sesiones de espiritismo habían sido un engaño, pero a pesar de ello, la ola empezó a crecer y otros colegas espiritistas acusaron a ella y a sus hermanas de deshonestidad. Esta tradición en el uso de la jerga y el ataque a la ciencia se debate entre lo ridículo y lo pernicioso (Revel, 11 octubre 1997Revel, Jean-François (11 octubre 1997). Les faux prophets. Le point.; Dawkins, 1998Dawkins, Richard (1998). Postmodernism disrobed. Nature, 394 (6689): 141-143.; Barsky, 1999Barsky, Robert F. (1999). Intellectuals on the Couch: The Sokal Hoax and Other Impostures intellectuelles. SubStance 28 (1):105-119. doi: https://doi.org/10.2307/3685422.). Para Dawkins, Ross, uno de los editores de Social Text, muestra esta actitud. El objetivo del que acusa a Sokal es el de impresionar con un conocimiento erróneo y superficial. Paradójicamente, este tipo de estudios se debaten entre el ataque a la ciencia y el uso de ella para adornarse con su prestigio, haciendo un uso abusivo o absurdo de algunas teorías (Escobar-Jiménez, 2015Escobar-Jiménez, Christian (2015). Epistemología, Ontología y antecedentes filosóficos del psicoanálisis: sujeto, lenguaje e inconsciente en Freud y Lacan. Revista PUCE 100: 133-154.).

SEGUNDA PARTE

 

En este apartado se analizan algunos de los antecedentes y secuelas que emulan la broma del escándalo.

El gran antecedente

 

El número en el que el artículo de la parodia fue publicado tenía por objeto responder al libro de Gross y Levitt Higher Superstitions. Quizá el antecedente más famoso esté relacionado con lo que Charles Percy Snow, químico y literato de Cambridge, llamó las dos culturas. En 1959, Snow pronunció una conferencia con este título que tuvo una respuesta enconada por parte del crítico literario Frank Leavis. Desde que en 1840 William Whewell publicara The philosophy of inductive sciences, el término ciencia cobró su acepción moderna. La palabra scientist habría surgido como un análogo del término artist, de cuño anterior, pero también moderno (Collini, 2000Collini, Stefan (2000). Introducción. En Snow, Charles Percy. Las dos culturas. Buenos Aires: Nueva Visión.).

Estas querellas tienen obviamente antecedentes importantes, como los de William Blake e Isaac Newton, Coleridge y Bentham o Huxley y Matthew Arnold. El argumento central de Snow (Snow, 2000Snow, Charles Percy (2000). Las dos culturas. Buenos Aires: Nueva Visión.) es que la educación clásica de tradición humanista se instaló como única vía de formación posible, manteniendo una actitud conservadora frente a cualquier posibilidad de introducir algún tipo de educación científica, que era, ciertamente, innovadora en su época. Esta restricción no solo se atiene a lo académico o epistemológico, sino que tiene obvias connotaciones sociales. Una sociedad de castas y totalmente jerarquizada se halla plenamente conforme con una educación únicamente literaria, en la que los valores (por ejemplo, el valor de hablar latín o de leer a los clásicos en su idioma) están dados por una aristocracia esnobista, frente a la necesidad de una ruptura liberal en la que la ciencia está más acorde con la meritocracia. Un ejemplo de esto es el excesivo énfasis en el aprendizaje de lenguas extranjeras o de leguas muertas, mientras la mayoría de los conciudadanos permanecen prácticamente analfabetos en cuestiones básicas de la ciencia.

Por su parte, Leavis ve una forma de fuerza y violencia en esta imposición reduccionista del canon científico (Collini, 2000Collini, Stefan (2000). Introducción. En Snow, Charles Percy. Las dos culturas. Buenos Aires: Nueva Visión.)2Según Collini (2000: 24), Leavis ya tenía la idea de que la ciencia es un asunto heterosexual, algo que está presente en las críticas de Harding o Irigaray a la ciencia. Sokal cita a ambas autoras en sus trabajos. . La teórica feminista Susan Sontag (2001)Sontag, Susan (2001). Against Interpretation and Other Essays. New York: Picador. también califica la actitud de Snow como filistea y anacrónica:

The problem of “the two cultures”, in short, rests upon an uneducated, uncontemporary grasp of our present cultural situation. It arises from the ignorance of literary intellectuals (and of scientists with a shallow knowledge of the arts, like the scientist-novelist C. P. Snow himself) of a new culture, and its emerging sensibility.

Precuelas y secuelas

 

La historia de los fraudes en la ciencia o de los engaños, bromas y sarcasmos para burlarse de toda una realidad institucional es un asunto que merece en sí mismo varias páginas: el cráneo de Piltdown (en el que estuvo involucrado Arthur Conan Doyle), los rayos r, el anuncio de la fusión nuclear en frío (Bucchi, 2004Bucchi, Massimiano (2004). Science in Society. An introduction to Social Studies of Science. New York: Routledge.), las investigaciones con células madre del caso Hwang -quizá el más famoso de nuestro tiempo (Delgado-López-Cózar, Torres-Salinas y Roldán-López, 2007Delgado-López-Cózar, Emilio; Torres-Salinas, Daniel y Roldán-López, Álvaro (2007). El fraude en la ciencia: reflexiones a partir del caso Hwang. El Profesional de la Información 16 (2):143-150. doi: https://doi.org/10.3145/epi.2007.mar.07.)-, el escándalo Bogdanov (una especie de caso Sokal pero que se interpretó como una afectación contra las investigaciones en física). El mismo Snow estuvo involucrado en una investigación fallida que, aunque no fue fraudulenta, afectó a su prestigio para siempre. El mismo Sokal (2017)Sokal, Alan (2017). Some Thoughts on the “Conceptual Penis as a Social Construct” Hoax. Skeptic. Disponible en https://www.skeptic.com/reading_room/thoughts-on-the-conceptual-penis-as-social-construct-hoax/. ve la continuidad entre su caso y los sarcasmos de Hollbach contra la teología, una línea que continúa con los Grievance Studies Affair.

En 1990, el investigador independiente William Epstein ideó un modo de estudiar los sesgos en las publicaciones académicas a través de una hipótesis que llamó confirmational response bias. La idea era analizar la probabilidad de publicación de un artículo en función de sus conclusiones favorables dentro de una disciplina (la que se ocupa del trabajo social), tomando en cuenta los sesgos de los revisores. Epstein trabajó con una muestra integrada por 108 revistas de trabajo social y 38 de disciplinas cercanas (Sociología, Psicología, etc.) y las repartió en dos grupos. Modificó un artículo ampliamente citado y lo envió a un grupo de revistas. Una versión tenía conclusiones favorables o positivas, y la otra, negativas, obteniendo así un grupo experimental y otro de control. Epstein concluyó que en términos estadísticos no había diferencias significativas entre ambos grupos, pero si se analizaban los datos de forma cualitativa (siguiendo los informes de los revisores) sí había una clara diferencia a favor de los artículos con conclusiones positivas, confirmando el sesgo para el caso de las revistas de trabajo social (Epstein, 1990, p. 24Epstein, William M. (1990). Confirmational Response Bias Among Social Work Journals. Science, Technology, & Human Values 15 (1): 9-38. doi: https://doi.org/10.1177/016224399001500102.).

Después del escándalo Sokal, Stephen Hilgartner (1997)Hilgartner, Stephen (1997). The Sokal Affair in Context. Science, Technology, & Human Values 22 (4): 506-522. doi: https://doi.org/10.1177/016224399702200404. publicó un análisis comparativo entre el procedimiento de Epstein y el de Sokal. Para Hilgartner, Epstein señala una hipótesis y una metodología claras, mientras Sokal no solo no explica la hipótesis, sino que tampoco justifica un criterio consistente para haber elegido Social Text y, por tanto, poco puede probar con ello.3 Racionero (2000) cita un estudio en español de J. Monserrat que se presentó en 1994 en San Sebastián como un mejor antecedente al caso Sokal, digamos, siguiendo la línea crítica de Hilgartner. Según Hilgartner, el experimento de Sokal se encuadra en la tradición de los Social Studies of Science and Technology (SSST). Dentro de esta línea se pueden identificar tres casos muy similares e igual de mediáticos en Francia y en Estados Unidos.

En 2014, Manuel Quinon y Arnaud Saint-Martin, bajo pseudónimo, enviaron un artículo a la revista académica Société, editada por el famoso sociólogo Michel Maffesoli. El escrito se titulaba Automobilités posmodernes: quand l’Autolib fait sensation à Paris. Este texto también está plagado de jerga y sinsentidos, al estilo del artículo matriz de Sokal. La intención era denunciar lo que se conoce como maffesolismo, es decir un tipo de sociología light, bastante bien publicitado y consolidado no solo en la Academia, sino en los medios de comunicación franceses. El artículo parodiado defendía ciertas tesis sostenidas por Maffesoli, lo que incrementaba su posibilidad de publicación (Sokal et al., 31 mayo 2016Sokal, Alan; Huneman, Philippe; Barberousse, Anouk; Saint-Martin, Arnaud y Quinon, Manuel (31 mayo 2016). Canulars académiques, les «maîtres à penser» démasqués. Libération.). En 2015, Maffesoli aclaró el malentendido, arguyendo que el artículo fue rechazado por uno de los revisores y que de ninguna forma mermaba el prestigio de una revista con más de treinta años de existencia.

En 2001, Maffesoli fue centro de una intensa polémica similar, al dirigir la tesis de Elizabeth Tessier, reconocida astróloga francesa (Madame Teissier), quien se doctoró en Sociología por la Universidad de París V (Descartes), con una tesis titulada Situation épistémologique de l’astrologie à travers de l’ambivalence fascination-rejet dans les sociétés postmodernes. Un jurado presidido por el célebre Serge Moscovici le concedió el título con la mención très honorable. Por supuesto, la defensa causó un enorme revuelo. La tesis fue comentada por el propio Jacques Bouveresse, quien se preguntaba qué ocurre con la institucionalidad académica francesa para que este tipo de tesis puedan existir (Farfán, 2002, p. 263Farfán, Rafael (2002). Madame Teissier o la tragicomedia de la sociología francesa actual. Sociológica 18 (53): 259-266.). De la misma manera, los astrofísicos Jean Audouze y Jean-Claude Pecker responden a las pretensiones de Madame Teissier de equiparar o hermanar la Astrología con la Astronomía. Por su parte, Bernard Lahire (2002)Lahire, Bernard (2002). Comment devenir docteur en sociologie sans posséder le métier de sociologue ? Revue Européenne des Sciences Sociales. European Journal of Social Sciences XL-122: 41-65. doi: https://doi.org/10.4000/ress.629. sostuvo que no se trata de una mala tesis de Sociología, sino que no lo es en absoluto y recordó que no es la primera vez que Maffesoli dirige un trabajo de pésima calidad con una aproximación dudosa sobre la Astrología. En resumen, Teissier habría escrito una tesis sobre sí misma, sin una aproximación sociológica al objeto de estudio, sino como una especie de apología, y reducida a la anécdota de su experiencia personal.

En defensa de Maffesoli, los sociólogos Roger Establet y Christian Badelot argumentaron que en la perspectiva del maffesolismo, dada su aproximación fenomenológica, al privilegiar lo vivido sobre lo racional, la tesis tenía pertinencia y que criticarla era atacar al famoso sociólogo. Asimismo, Touraine sostuvo que es el jurado y toda la institucionalidad académica la que determina los parámetros para valorar una tesis doctoral (Farfán, 2003Farfán, Rafael (2002). Madame Teissier o la tragicomedia de la sociología francesa actual. Sociológica 18 (53): 259-266.).

En 2016, el objetivo fue el famoso filósofo Alain Badiou. Los filósofos de la ciencia franceses Anouk Barberousse y Philippe Huneman, bajo un pseudónimo, enviaron a la revista Journal of Badiou Studies un artículo titulado Ontologie, neutralité et désir de (ne pas) être queer, que fue publicado en un número especial sobre el feminismo desde las teorías de Badiou. Comentando el caso, de forma divertida y maliciosa, Sokal sostiene:

Curiously enough, Alain Badiou himself is a member of the journal’s editorial board. One is left to wonder if the Master’s closet disciples, and even the Master himself, are unable to distinguish between his thought and an intentionally nonsensical pastiche, who on earth can? (Sokal, 2017Sokal, Alan (2017). Some Thoughts on the “Conceptual Penis as a Social Construct” Hoax. Skeptic. Disponible en https://www.skeptic.com/reading_room/thoughts-on-the-conceptual-penis-as-social-construct-hoax/.).

El último caso es el conocido como Grievance Studies Affair. Este timo fue concebido por los académicos estadounidenses Helen Pluckrose (de Humanidades), James Lindsay (matemático) y Peter Boghossian (filósofo) como un proyecto más abarcador. El grupo escribió en conjunto veintiún artículos en el mismo espíritu que el de Sokal (el caso se conoce como Sokal squared) y los envío a evaluación en revistas de estudios de género, de la cultura, racismo, etc. Dos tercios de los trabajos fueron rechazados, pero entre los artículos aceptados hay algunos sencillamente asombrosos. El más polémico y famoso, publicado en Cogent Social Sciences, tenía el pomposo título de “The Conceptual Penis as a Social Construct”. El resumen del artículo dice lo siguiente:

Anatomical penises may exist, but as pre-operative transgendered women also have anatomical penises, the penis vis-à-vis maleness is an incoherent construct. We argue that the conceptual penis is better understood not as an anatomical organ but as a social construct isomorphic to performative toxic masculinity. Through detailed poststructuralist discursive criticism and the example of climate change, this paper will challenge the prevailing and damaging social trope that penises are best understood as the male sexual organ and reassign it a more fitting role as a type of masculine performance (Boghossian y Lindsay, 2017Boghossian, Paul y Lindsay, Jamie (2017). The conceptual penis as a social construct. Cogent Social Sciences 3, 1330439.).

Según los autores, este artículo reproduce dos cuestiones centrales que ya se mostraron en el escrito que Sokal envió a Social Text; a saber: 1) el tipo de jerga utilizado, como ya se evidencia desde el resumen, 2) la postura política que también se hace patente desde la presentación. En este sentido, la farsa sigue la premisa de Sokal de que debe ajustarse a la línea política editorial para ser publicado, más allá de cuántos absurdos contenga el texto.

Ante este artículo, en la misma revista en la que Epstein y Hilgartner publicaron sus artículos (Science, Technology, & Human Values), Mikko Lagerspetz (2021)Lagerspetz, Mikko (2021). “The Grievance Studies Affair” Project: Reconstructing and Assessing the Experimental Design. Science, Technology, & Human Values 46 (2): 402-424. doi: https://doi.org/10.1177/0162243920923087. evalúa este proyecto tomando el mismo trabajo de Epstein como referencia. Concluye que los Grievance Studies no tienen ninguna validez porque: 1) no hay claridad en la formulación de las hipótesis, 2) no hay grupos de control, 3) se concluyen obviedades como que hay mayores posibilidades de ser publicado si se presentan datos empíricos, que hay diversas líneas editoriales dentro de una misma disciplina y que el rol de los revisores es decisivo. Además, Lagerspetz se remite a dos problemas éticos que él considera fundamentales: 1) forjar datos de forma fraudulenta, 2) no ofrecer ninguna luz sobre las fuentes de financiamiento de un proyecto de larga duración. Para el autor, el problema del financiamiento no es menor, pues se trata de estudios bajo constante ataque político, generalmente desde grupos de derecha.

TERCERA PARTE

 

El problema en Francia y las acusaciones de xenofobia

 

A partir de la publicación en 1997 de Impostures intellectueles, la discusión se traslada hacia la crítica de un conjunto de intelectuales franceses ya nombrados. En el último capítulo se atiende al legado de Bergson y a las confusiones de autores como Vladimir Jankélévitch y Merlau-Ponty o a los abusos del teorema de Gödel hechos por Régis Debray. Dado que, con excepción de algo sobre Hume, Kuhn, Feyerabend y Popper, todos los autores citados son franceses, se despiertan las suspicacias de francofobia.

La sola edición de Impostures scientifiques a cargo de Baudouin Jurdant (1998)Jurdant, Baudouin (ed.) (1998). Impostures scientifiques. Paris: La Découverte., en donde se reúne a filósofos, científicos y académicos franceses, ya es una suerte de respuesta a la honra nacional. Las respuestas de este escrito siguen dos tónicas complementarias: no se especifica ningún criterio de selección de autores, y menos para calificarlos como posmodernos; lo que Sokal y Bricmont denominan como posmoderno no es propio de una práctica de la Filosofía francesa, sino que es una extrapolación gratuita de una práctica más bien norteamericana.

Quizá el escrito más relevante en defensa del ataque a Francia sea el del profesor Pascal Engel (2001)Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.. Engel se pregunta por qué Sokal y Bricmont asumen que en el país de la Ilustración se está volviendo a la ignorancia y al oscurantismo; más bien es al contrario, son ellos quienes acusan una enorme ignorancia en lo que tratan, mientras los intelectuales franceses a los que critican son los representantes de la mejor tradición ilustrada:

Les auteurs qu’attaquent nos policiers de la pensé, nos petits pions de l’intellectuel sont au contraire d’ardents défenseurs de la raison et de la verité, et les dignes répresentants des ideaux que Sokal et Bricmont croient servir (Engel, 2001, p. 457Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.).

Engel sostiene que Sokal y Bricmont acusan un positivismo grosero y son una especie de policías moralistas de la forma en la que se debe impartir conocimiento, que pasan metáforas por galimatías y no comprenden toda la tradición ensayística que se ha desarrollado siempre en Francia como forma de explicar el conocimiento. Por ejemplo, la metáfora ficcional de que la Guerra del Golfo no tuvo lugar, como afirma Baudrillard resultaría más estimulante intelectualmente que el análisis de cualquier especialista. La aproximación ensayística sería un sello distintivo de la Filosofía francesa desde la Ilustración, mientras que los estudios de la ciencia posmodernos son un asunto norteamericano:

une querelle américano-américaine entre deux versions symétriques inverses du politiquement correct, celle des science studies post-modernes et celle de Sokal et Bricmont eux-mêmes, mais elle est aussi une attaque insidieuse contre la liberté de pensé qu’on toujours manifesté les penseurs françaises (Engel, 2001, p. 456Engel, Pascal (2001). L’affaire Sokal concerne-t-elle vraiment les philosophes français? En Mattéi, Jean-François (ed.). Philosopher en français: langue de la philosophie et langue nationale. Paris: Presses Universitaires de France.).

La tónica del artículo de Engel es un caso extremo del contraargumento xenófobo, que más o menos sostiene lo siguiente: 1) la broma de Sokal no muestra nada más que las falencias de Social Text, 2) esta revista es un ejemplo de los procedimientos de la Academia norteamericana, no francesa, 3) por tanto es un asunto entre americanos de un tipo de corrección política inversa, la de los estudios de la ciencia y la de los policías del pensamiento, 4) incomprensión de la tradición francesa y sus procedimientos verdaderamente ilustrados; la ceguera de un positivismo rancio que no solo refleja su incomprensión sino una xenofobia manifiesta; 5) la corrección política de Sokal no solo se basa en cómo se debe hacer Academia, sino en cómo se debe hacer izquierda, por lo que lo llama un socialismo sokalista pontificador. Los juegos verbales y las metáforas son perfectas herramientas racionales del trabajo ensayístico de autores como Deleuze o Derrida.

Siguiendo con las acusaciones de xenofobia, la respuesta de Bruno Latour es también interesante. Para el sociólogo francés, el escándalo esconde más de lo que muestra, porque en el fondo se trata de un caso de policía académica en un contexto nuevo en Estados Unidos. Este grupo de físicos, privado de grandes presupuestos después de la Guerra Fría (al parecer, los físicos solo investigan algo que tiene que ver con armas de destrucción masiva), deben buscar nuevas amenazas para confrontar. Aquí, la frase desternillante e ingeniosa de Latour: «La France, à leur yeux, est devenue une autre Colombie, un pays de dealers qui produiraient des drogues dures le derridium, le lacanium…» (Latour, 18 enero 1997Latour, Bruno (18 enero 1997). Y a-t-il une guerre après la Guerre Froide? Le Monde.).

El valor de las metáforas y la tradición ensayística

 

Las conclusiones del valor metafórico de Engel son todavía más asombrosas si tomamos en cuenta que es profesor del instituto Nicod y uno de los pocos propulsores de la Filosofía analítica en Francia. En realidad, el argumento de la xenofobia es solo sostenible de forma contextual, digamos que solo se puede interpretar (¿hermenéuticamente?) a partir del hecho de la publicación de un libro dedicado a autores franceses. Es difícil rastrear una sola línea en Sokal y Bricmont (belga) que sostenga suspicacias francófobas. Pero incluso si los autores develasen una marcada xenofobia al recurrir a figuras francesas para atacar un problema que en realidad es norteamericano, esto no disminuiría el asombro ante la exposición argumental de un filósofo de la lógica como Engel, para quien el trabajo ensayístico de Baudrillard es una muestra de cómo se puede trabajar mejor un tema:

Tendríamos que haber empezado a sospechar con la desaparición de la declaración de guerra, desaparición del paso simbólico a la acción, que auguraba ya la desaparición del final de la guerra, posteriormente de la diferenciación entre vencedores y vencidos (el vencedor se convierte fácilmente en el rehén del vencido, siempre el síndrome de Estocolmo), y por último de las propias operaciones. Una guerra interminable, por lo tanto, puesto que jamás se habrá iniciado. De tanto soñar con la guerra en estado puro, con una guerra orbital limpia de todas sus peripecias políticas y locales, hemos caído en la blandura de la guerra, en su imposibilidad virtual […] (Baudrillard, 1991, p. 14Baudrillard, Jean (1991). La Guerra del Golfo no ha tenido lugar. Barcelona: Anagrama.).

O, por ejemplo, esta cita tomada de ¿Qué es la Filosofía? de Deleuze y Guattari (1993, p. 25)Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1993). ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Anagrama., muestra la actitud críptica de manejo del lenguaje:

El concepto es incorpóreo, aunque se encarne o se efectúe en los cuerpos. Pero precisamente no se confunde con el estado de cosas en que se efectúa. Carece de coordenadas espaciotemporales, sólo tiene ordenadas intensivas. Carece de energía, sólo tiene intensidades, es anergético (la energía no es la intensidad, sino el modo en el que ésta se despliega y se anula en un estado de cosas extensivo). El concepto expresa el acontecimiento, no la esencia o la cosa. Es un Acontecimiento puro, una hecceidad, una entidad: el acontecimiento de Otro, o el acontecimiento del rostro (cuando a su vez se toma el rostro como concepto). O el pájaro como acontecimiento. El concepto se define por la inseparabilidad de un número finito de componentes heterogéneos recorridos por un punto en sobrevuelo absoluto, a velocidad infinita.

Ciertamente, si se concibe que el texto debe descubrirse o interpretarse y no comprenderse, puede resultar estimulante, aunque ciertamente la exposición es poco clara. El párrafo expone un truismo: el concepto no es corpóreo; aunque se produzca en seres humanos no ocupa un lugar en el espacio, y es intensivo (intensive en el original en francés, no sé si en el sentido de ‘intensional’, es decir no definido por extensión). A cotinuación se le van adhiriendo adjetivos sin justificación, de allí que el concepto devenga «anergético». Luego, en contra de la definición de concepto y de intensivo, este designa un acontecimiento, una entidad, y por último termina por no ser esencial, pues expresa los componentes heterogéneos de algo «a velocidad infinita». Si a esto se agrega el hecho de que, según Deleuze y Guattari, la Filosofía es la disciplina que consiste en crear conceptos (p. 10), la suerte está echada.

No sé si esta forma de exposición a la que alude Engel relaciona la tradición ensayística francesa con la tradición poética desde Aristóteles, por lo que los textos poéticos son bellos al ser expresados de forma adornada o a través de metáforas. Comentando a Snow, Collini (2000)Collini, Stefan (2000). Introducción. En Snow, Charles Percy. Las dos culturas. Buenos Aires: Nueva Visión. sostiene que en la crítica literaria se pone más detalle en la textura fina del escrito que en la idea. Esta forma argumental tiene un asidero más romántico que racional, a diferencia de lo aseverado por Engel.

El problema institucional

 

Pero el revuelo suscitado en Francia también se relaciona con la estructura (por llamarla de algún modo) de la Filosofía de ese país. Por lo general, han sido los científicos y los filósofos analíticos quienes han celebrado la broma como un desenmascaramiento de la vacuidad. Filósofos como Jacques Bouveresse, Anouk Barberousse o François Revel han sostenido la necesidad de una revisión de los valores y del rigor con el que se publican y reciben las obras en la universidad francesa, sobre todo si se toma en cuenta que no se trata de autores menores en la tradición filosófica de ese país.

La Filosofía francesa se ha desarrollado de forma aislada y en un ámbito propio (Pudal, 2004Pudal, Romain (2004). La difficile réception de la philosophie analytique en France. Revue d’Histoire des Sciences Humaines 11 (2): 69-100.; Cometti, 2007Cometti, Jean-Pierre (2007). Lo mismo sin lo otro. Notas sobre la situación de la filosofía en Francia. Pasajes: Revista de Pensamiento Contemporáneo 23: 69-78.), al margen de las discusiones en el mundo anglosajón, en donde priman, sobre todo, el pragmatismo, el empirismo y la Filosofía analítica. Para Cometti (2007)Cometti, Jean-Pierre (2007). Lo mismo sin lo otro. Notas sobre la situación de la filosofía en Francia. Pasajes: Revista de Pensamiento Contemporáneo 23: 69-78., a inicios del siglo XX, dos grandes tradiciones confluyeron en la Filosofía en ese país: el positivismo comteano y el espiritualismo de Bergson. Este influjo bergsoniano ha estado marcado también por la presencia del idealismo alemán (sobre todo en su versión neokantiana) y de la Filosofía de Brentano y Husserl. Siguiendo la tradición existencialista, autores como Hegel y Heidegger dejaron una impronta importante para labrar el camino de la fenomenología, tan cara en Francia (Sartre, Levinas, Merlau-Ponty, e incluso un pensador asistemático y vivencial como Cioran). Además, la tradición francesa se debate entre la cultura literaria, la tradición hermenéutica, el antiformalismo y la idea del intelectual creador en contra de la comunidad de trabajo (Pudal, 2004Pudal, Romain (2004). La difficile réception de la philosophie analytique en France. Revue d’Histoire des Sciences Humaines 11 (2): 69-100.).

Según Cometti, las filosofías populares en la década de los sesenta siguen la tradición bergsoniana, a la que se aúna el problema de la crisis del sujeto (Foucault) que, junto con la lingüística de Saussure, da paso al estructuralismo y postestructuralismo. En la tradición del pensamiento sobre las ciencias, por ejemplo, hay muy poco eco de la tradición analítica de Ayer, del primer Wittgenstein o del Círculo de Viena, y más bien la fuerza está en pensadores como Canguilhem o Bachelard (Cometti, 2007Cometti, Jean-Pierre (2007). Lo mismo sin lo otro. Notas sobre la situación de la filosofía en Francia. Pasajes: Revista de Pensamiento Contemporáneo 23: 69-78.; Moulines, 2011Moulines, Ulises (2011). El desarrollo moderno de la filosofía de la ciencia (1890-2000). México: Universidad Nacional Autónoma de México.).

De acuerdo con Cometti (2007)Cometti, Jean-Pierre (2007). Lo mismo sin lo otro. Notas sobre la situación de la filosofía en Francia. Pasajes: Revista de Pensamiento Contemporáneo 23: 69-78., en autores como Lyotard o Derrida se puede rastrear el influjo del espiritualismo de Bergson. Justamente esto es lo que sugieren Sokal y Bricmont (1999)Sokal, Alan y Bricmont, Jacques (1999). Imposturas intelectuales. Buenos Aires: Paidós. al incluir a Bergson en su libro. En la cita que inicia el capítulo sobre este autor, se lee una crítica temprana de Bertrand Russell ante los famosos comentarios de Bergson al absurdo de la teoría de la relatividad de Einstein. El intuicionismo de Bergson se construye sobre una crítica a la ciencia y a la razón, aunque su lenguaje es bastante más claro que el de sus herederos. Jacques Bouveresse, un autor analítico de difícil recepción en Francia (Baldwin, 2007Baldwin, Thomas (2007). Jacques Bouveresse: Being UnFrench, Metaphorically. French Cultural Studies 18 (3): 321-333. doi: https://doi.org/10.1177/0957155807081447.), ve en la tradición francesa los mismos problemas que Musil criticaba en la obra de Spengler, que hacía analogías y comparaciones de animales con las civilizaciones.

Pero esta tradición sería posible gracias a la propia institucionalidad. Primero, los filósofos han tenido un prestigio y una participación en la vida pública francesa que no tienen en ningún otro lugar (Cometti, 2007Cometti, Jean-Pierre (2007). Lo mismo sin lo otro. Notas sobre la situación de la filosofía en Francia. Pasajes: Revista de Pensamiento Contemporáneo 23: 69-78.). Su enseñanza tuvo unos contenidos estandarizados para los liceos, desde los tiempos de la Tercera República y que se ha ido modificando a partir de ahí. Una idea básica en la enseñanza de la Filosofía es que los profesores no solo enseñan Filosofía, sino que ellos mismos deben devenir en filósofos. El tipo ideal de los filósofos son los normalien-agrégé. La idea de la libertad de cátedra fue escalando en importancia a partir de los eventos del 68 parisino y devino en una suerte de norma, basada en ese ideal (Boillot, 2014Boillot, Hervé (2014). L’enseignement de la philosophie en France depuis 1945 et la question de sa démocratisation. Disponible en https://www.democratisation-scolaire.fr/spip.php?article182.). Justamente, este tipo de filósofo de la École Normale Supérieure es el que Bouveresse denuncia como una forma institucionalizada en la Filosofía francesa que difícilmente se abre a las opciones más analíticas. En el 2004, había tres laboratorios de Filosofía analítica en las universidades francesas (una de ellas, el Instituto Nicod al que está aún adscrito Pascal Engel) (Pudal, 2004Pudal, Romain (2004). La difficile réception de la philosophie analytique en France. Revue d’Histoire des Sciences Humaines 11 (2): 69-100.). Esta situación no ha cambiado.

En 1989 se encargó un trabajo de modificación a una comisión en la que las cabezas visibles eran el filósofo analítico Bouveresse (actual profesor del Collége de France) y el filósofo deconstruccionista Jacques Derrida. Al margen de los propios problemas inherentes a dos visiones antagónicas de la Filosofía, no se llegó a implementar verdaderamente ninguna gran reforma, y ni siquiera se supo todo el contenido del reporte elaborado. Uno de los propósitos fue equilibrar otras perspectivas con la tradición literaria y humanista imperante (Boillot, 2014Boillot, Hervé (2014). L’enseignement de la philosophie en France depuis 1945 et la question de sa démocratisation. Disponible en https://www.democratisation-scolaire.fr/spip.php?article182.). Esta tensión evidentemente es anterior al caso Sokal y evidencia también que todavía la tradición imperante es la literaria y ensayística. Esta querella Bouveresse - Derrida es un antecedente de la problemática recepción en Francia del caso Sokal.

CUARTA PARTE

 

La postura política

 

Sokal es un socialista confeso. En la década de los ochenta, durante la Revolución Sandinista, dio clases de matemáticas en Managua. De acuerdo con sus propias declaraciones, su motivación principal es política, pues no comprende cómo la izquierda podría beneficiarse de una aproximación al mundo que niega su realidad o reduce la ciencia a discurso. Aunque no lo explicita, se puede decir que la postura de Sokal es una especie de corolario de la décima primera tesis de Marx sobre Feuerbach. No basta con conocer el mundo, hay que transformarlo, pero se da por sentado que primero se debe conocerlo. En este mismo sentido, Sokal sigue la tradición de personas de izquierda educadas en la cultura clásica, como Chomsky (a quien cita continuamente) o David Harvey. A inicios de siglo, la educación obrera solo podía darse por la colaboración de intelectuales en la educación popular, dadas las restricciones de acceso; pero esta educación se asumía en la tradición ilustrada, pues los productos del conocimiento de la revolución industrial estaban monopolizados por una clase.

En algún punto esta situación se modifica, tema que escapa a este artículo. En todo caso, una nueva asociación se construye, quizá alrededor de una nueva idea, los maestros de la sospecha, de los que hablaba Ricoeur. Así, un positivista decimonónico como Marx se iguala a un antirracionalista y antinominalista como Nietzsche. La tradición de los sesenta en la Filosofía francesa sigue este tipo de vínculos y la izquierda se fragmenta en varios frentes asociados, al menos en términos académicos, a los estudios de género, poscoloniales, al posmodernismo, etc. Hablando sobre esta fragmentación de la izquierda, Harvey dice:

Esta izquierda, que por extraño que parezca acoge una ética de antiestatismo libertaria e incluso neoliberal, está alimentada intelectualmente por pensadores como Michel Foucault y todos los que han vuelto a juntar los fragmentos posmodernos bajo el estandarte de un posestructuralismo en gran medida incomprensible que favorece las políticas identitarias y se abstiene de los análisis de clase (Harvey, 2015, p. 14Harvey, David (2015). Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Quito: IAEN.).

Para los fines de este artículo, el lado político es importante solo en la medida en la que se adscribe a una visión epistemológica del mundo. Justamente la idea de Lagerspetz (2021)Lagerspetz, Mikko (2021). “The Grievance Studies Affair” Project: Reconstructing and Assessing the Experimental Design. Science, Technology, & Human Values 46 (2): 402-424. doi: https://doi.org/10.1177/0162243920923087. de que en la Academia norteamericana hay un ataque constante hacia los estudios culturales, de género, poscoloniales, etc., asociados a la izquierda, por parte de un frente conservador y ultraderechista es el argumento central para relacionar las críticas epistemológicas a los estudios de Humanidades con una tendencia conservadora que busca no perder los privilegios que se denuncian.

Según Edwards y McCarthy (2009)Edwards, Brent Hayes y McCarthy, Anna (2009). Introduction. Social Text 27 (3): 1-24. doi: https://doi.org/10.1215/01642472-2009-001., editores encargados de un número conmemorativo de la revista Social Text, el caso Sokal sigue una estrategia de sabotaje que siempre estuvo asociada a colectivos políticos, pero que esta vez fue perpetrada por un solo individuo, cuyas consecuencias fueron contrarias a las posiciones de Sokal, pues su broma fue reivindicada por los conservadores. Añaden además que en los noventa, tanto la revista como los cultural studies eran totalmente marginales desde el punto de vista político, por lo que el ataque no resultaba justificado. En su análisis, las actitudes anticientíficas ahora han estado más ligadas a la derecha, como se ha reflejado en la invasión a Irak, el negacionismo climático o el diseño inteligente.

The United States is in the midst of a savage and ruinous war on the basis of duplicitous assertions about weapons of mass destruction, and scientific fudgery is now a form of political practice far more closely associated with the Right, most notably in efforts to legitimize “intelligent design” and to undermine evidence of climate change (Edwards y McCarthy, 2009, p. 17Edwards, Brent Hayes y McCarthy, Anna (2009). Introduction. Social Text 27 (3): 1-24. doi: https://doi.org/10.1215/01642472-2009-001.).

En este mismo sentido, Ellis piensa que el escándalo coincide temporalmente con los ataques conservadores a la Academia norteamericana y con recortes presupuestarios que también llevan a tomar cierto tipo de estudios, como los culturales, simplemente como “fraudulent gibberish” (Ellis, 1998Ellis, Robert Richmond (1998). Homoeroticism and the Ever-Recurring Illusion of Selfhood: The Argentine “Life” of Héctor Bianciotti. Revista Canadiense de Estudios Hispánicos 22 (3): 431-446.).

Sin embargo, cabe recordar que, en la década de los noventa, Paul Gross y Norman Levitt, autores de Higher Superstitions fueron calificados como derechistas o ultraconservadores. Sokal recuerda que «Gross es un estricto liberal a la vieja usanza y Levitt es miembro de la organización Democratic Socialist of America. Pero aun cuando Gross y Levitt fueran derechistas de pura cepa, ¿en qué afectaría eso a la validez o no de sus argumentos?» (Sokal, 2009, p. 105Sokal, Alan (2009). Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. Buenos Aires: Paidós.).

Evidentemente, este problema es bastante más complejo, y también se vincula a una disputa, por lo menos decimonónica, contra la pretensión de objetividad absoluta de los primeros positivistas y del cientificismo más recalcitrante. Además, se relaciona con la idea de Marx, también expresada en las tesis sobre Feuerbach, en la que se critica la noción de «contemplación objetiva» del mundo, pues de acuerdo con la segunda tesis el conocimiento humano jamás es solo contemplativo y teórico, sino práctico.

Esta idea, ampliada después por Gramsci, fue un punto de partida primordial para el postestructuralismo. Toda concepción del mundo parte de una postura de clase, incluso la ciencia; idea que ha sido recogida por los estudios sociales de la ciencia y por el Programa Fuerte en Sociología, aunque es necesario destacar que pensar la ciencia como un acto político es una obviedad simplificadora, pues es política, pero no solo eso. A partir de este punto, los debates se han sucedido en la Sociología de la ciencia moderna, criticando la visión de Merton que dice que existen criterios autónomos y específicos en los que la institucionalidad de la ciencia se desenvuelve, por lo que las formas de interés personal promueven el propio conocimiento: el famoso CUDO (comunismo, universalismo, desinterés y escepticismo organizado). Este artículo no tiene por objeto tratar este problema, solo enuncio que el caso Sokal, así como la guerra de las ciencias, se insertan en esta misma lógica de debate. Básicamente en Sokal hallamos una crítica al relativismo de sociólogos de la ciencia como Latour o Barnes, justamente ateniéndose a intenciones políticas.

La asociación del positivismo con la derecha va en contra de todos los hechos. A mi entender puede deberse a la idea de que es una corriente aparentemente contraria a los maestros de la sospecha, aquellos que descubren las relaciones ideológicas y de poder que hay detrás de todo acto humano. Por solo mencionar un ejemplo, como afirma Ayer (1958, p. 90)Ayer, Alfred (1958). La revolución de la filosofía. Madrid: Revista de Occidente.: «la opinión que han adelantado algunos periodistas ignorantes e irresponsables de que el positivismo lógico es favorable al fascismo no era compartida por los propios fascistas».

La mayoría de los integrantes del Círculo de Viena (el positivismo en el que se asienta, en buena parte, la actual Filosofía analítica, opuesta totalmente a aquello que Sokal llama posmodernismo) pertenecían o al socialismo o a la socialdemocracia. La mayoría de ellos se exiliaron en Inglaterra o en Estados Unidos, ya fuera por sus ideas políticas o por su origen judío. El asesinato de Moritz Schilink, gran promotor de las discusiones que originaron el Círculo, está asociado justamente con el creciente movimiento fascista. Por el contrario, el influjo de Heidegger es clarísimo en la actual Filosofía francesa (Christy, 1998Christy, Desmond (1998). The Science of Nonsense. Is Modern French Philosophy A Load of Old Tosh? Alan Sokal, Physicist and Hoaxer, talks to Desmond Christy. The Guardian, 1998: 16-27.; Comett, 2007Cometti, Jean-Pierre (2007). Lo mismo sin lo otro. Notas sobre la situación de la filosofía en Francia. Pasajes: Revista de Pensamiento Contemporáneo 23: 69-78.) y en la fenomenología de la que beben corrientes como la construcción social del conocimiento de Berger y Luckmann, el Programa Fuerte o Gilles Deleuze. Heidegger sigue una tradición hegeliana clara. Huelga recordar qué partido tomaron ambos autores en sus propias vidas (a pesar de los entusiasmos juveniles de Hegel con la Revolución Francesa).

Jacques Bouveresse, un socialista moderado, educado en medio del postestructuralismo de Althusser (quien fue un vítor de los aportes de Lacan al psicoanálisis a través de la Matemática y quien confesó en sus memorias apenas haber leído El Capital) da un buen ejemplo de la presunción absurda de asociar el positivismo o la idea de racionalidad científica a la derecha, pues los marxistas preferían a un «métaphysicien ayant des sympathies ouvertement nazies qu’un social-démocrate positiviste comme Carnap» (citado en Baldwin, 2007, p. 322Baldwin, Thomas (2007). Jacques Bouveresse: Being UnFrench, Metaphorically. French Cultural Studies 18 (3): 321-333. doi: https://doi.org/10.1177/0957155807081447.).

A modo de conclusión

 

Coincidiendo con Hilgartner (1997)Hilgartner, Stephen (1997). The Sokal Affair in Context. Science, Technology, & Human Values 22 (4): 506-522. doi: https://doi.org/10.1177/016224399702200404., el caso Sokal es un hito en los estudios sociales y la Filosofía de la Ciencia. El caso discute las consecuencias políticas de las concepciones epistemológicas, y los debates sobre los compromisos ontológicos con respecto a la realidad, aunque, en este último sentido, su aporte no sea teórico. A pesar de sus intenciones políticas, tal como afirma Bouveresse (enero 1998)Bouveresse, Jacques (enero 1998). Les sots calent. Le Monde de l’Education 255: 54-55., los blancos de Sokal y Bricmont, lejos de menguar, han crecido en el tiempo, lo que nos lleva a preguntarnos si hablamos de una moda en la Academia francesa o norteamericana. En la misma América Latina, donde el impacto lacaniano y postestructuralista fue enorme, existen incluso institutos destinados al estudio exclusivo de los autores llamados posmodernos y criticados en el escándalo. En ese mismo sentido, al igual que en Francia, estas filosofías suelen ser las mayoritarias en la Academia, mientras otras, como la analítica, permanecen como marginales.

Las críticas sobre los procedimientos de Sokal son acertadas, pero solo si, siguiendo la propia lógica de sus críticos, se toma la palabra experimento de forma literal, pues en estricto sentido no lo es. Sin embargo, aunque no deviene en una categoría, como dice Racionero, es mucho más que una simple anécdota. Basta recordar el relativo éxito de algunos de los fraudes inspirados en el caso, y la enorme evidencia suscitada por los sinsentidos de los cuales estos escritos están plagados, convirtiendo la exposición oscura y el uso abusivo de teorías en un valor. Aunque no existe tampoco ningún criterio claro de selección de los autores y tampoco se sabe cuánto representan las citas en el conjunto de la obra (lo cual es indeterminable, sencillamente), coincidiendo con Bouveresse, esto debería llevarnos a sospechar del resto de la obra.

Otra cuestión confusa es entender cómo el caso es un ataque a las Humanidades y a las Ciencias Sociales en general. Solo lo sería en el caso de que estos campos estuvieran casi únicamente cultivados por autores postestructuralistas o posmodernos, si bien el influjo es más fuerte en las Humanidades, en las Ciencias Sociales no lo es. Tampoco parecen comprensibles las críticas de xenofobia aunque, ciertamente, los autores criticados tienen una reputación enorme en Francia y sus textos son reproducidos institucionalmente en los cursos de liceo y universitarios (recuérdese el caso Bouveresse-Derrida).

La crítica sobre la incomprensión metafórica me parece insostenible. Siguiendo a Max Black o al mismo Davidson, la función metafórica en la ciencia tiene un principio explicativo y análogo que clarifica los enunciados o los modelos. Es difícil aplicar el principio de caridad de Davidson a escritos como los citados por Sokal y Bricmont o los dos citados en este trabajo. Además, la idea de descontextualización también parece errónea, pues se pueden analizar afirmaciones como las de Lacan, Irigaray o Harding como proposiciones aisladas, aunque pertenezcan a toda una teoría. Además, es difícil ver por qué se debe comprender toda la obra de un autor para poder entender un simple párrafo.

Las críticas antirracionalistas, de viejo cuño en el mundo occidental, se pueden rastrear en la Filosofía griega, en los debates escolásticos, como los problemas de los universales o del nominalismo, en la tradición literaria de la Época Clásica, en el Romanticismo, en la fenomenología y el existencialismo, etc. Por lo general, siempre han sido posiciones conservadoras, aunque a partir de los 60 y 70 se asocien a la izquierda. Me parece importante hacer notar que en estos escritos se debate una perspectiva paradójica entre el ataque a la ciencia y a la razón en la más pura tradición de Nietzsche y el uso de teorías científicas para crear una sensación de legitimidad, inteligencia y profundidad de lo que se dice. Si nos atenemos a la simplificación política, esta estrategia es tan cara a la derecha como a la izquierda. Basta recordar el uso no explicado de las Matemáticas en algunas teorías económicas o para la creación de instrumentos financieros. Además, las posiciones anticientíficas también están en el negacionismo del Holocausto, del cambio climático, del diseño inteligente o de cualquier postura política irracional, como las fake news.

NOTAS

 
1

Mario Bunge no tenía ningún reparo de tomar a Lacan por un embaucador que logró bien su propósito.

2

Según Collini (2000: 24)Collini, Stefan (2000). Introducción. En Snow, Charles Percy. Las dos culturas. Buenos Aires: Nueva Visión., Leavis ya tenía la idea de que la ciencia es un asunto heterosexual, algo que está presente en las críticas de Harding o Irigaray a la ciencia. Sokal cita a ambas autoras en sus trabajos.

3

Racionero (2000)Racionero, Quintín (2000). La resistible ascensión de Alan Sokal. (Reflexiones en torno a la responsabilidad comunicativa, el relativismo epistemológico y la postmodernidad). Endoxa 12: 423-483. doi: https://doi.org/10.5944/endoxa.12-2.2000.4962. cita un estudio en español de J. Monserrat que se presentó en 1994 en San Sebastián como un mejor antecedente al caso Sokal, digamos, siguiendo la línea crítica de Hilgartner.

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