ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura 200 (811)
ISSN-L: 0210-1963, eISSN: 1988-303X
https://doi.org/10.3989/arbor.2024.811.2713

Fernando Ángel Moreno (2018). La Ideología de Star Wars. Madrid: Guillermo Escolar (segunda edición, revisada y ampliada). ISBN: 978-84-17134-65-5

 

La franquicia Star Wars ha sido desde su estreno en 1977 una de las obras más reconocidas en la cultura popular. Se suele identificar esta franquicia con el clásico conflicto entre las fuerzas del bien y del mal, una historia donde los malos son muy malos y los buenos son muy buenos. Esto no es así, al menos en parte.

Fernando Ángel Moreno elabora en este libro un análisis crítico de la saga cinematográfica en términos de las ideologías que subyacen las acciones de los personajes y las instituciones de las que forman parte. El análisis llevado a cabo permite corroborar que, efectivamente, la saga es esa lucha maniquea entre el bien y el ma desde la perspectiva de los personajes que componen la obra de George Lucas. No obstante, el estudio de las instituciones de esta galaxia muy muy lejana y las relaciones de los personajes con y en ellas muestra un universo lleno de contradicciones, de decisiones que ponen en duda esta caracterización de los buenos como muy buenos y los malos como muy malos.

Sin pretender realizar un análisis exhaustivo ni poseer la verdad última en esta interpretación personal de la saga galáctica, el autor vincula ideologías – entendiéndose por estas unas relaciones entre el poder y la política y la afirmación de poseer la clave de la historia o la solución de todos los enigmas del universo – confesiones religiosas y corrientes filosóficas de nuestra galaxia al comportamiento de los personajes Wars y al mundo institucional que les rodea: Carl Schmitt, Slavoj Zizek, Jessica Stern, Friedrich Nietzsche, Ayn Rand, Terry Eagleton, Sara Ahmed y Hannah Arendt son solo una pequeña muestra de la diversidad de autores en los que Moreno se apoya para comprender ideológicamente la saga.

Para desarrollar el estudio, Moreno dedica los dos primeros capítulos, de los ocho que componen el libro, a establecer un marco teórico desde la postmodernidad, evitando adscribirse a una única forma de comprender las películas y tratando de ofrecer varios ángulos de inmersión al reflexionar sobre las mismas, asumiendo que todo producto cultural está inscrito en una ideología que modela la forma en la que solemos aproximarnos a la obra. La saga se entiende aquí como un ejercicio estético con la intención de generar debate en torno a sus temáticas más que una cohesión perfecta consigo misma; así el segundo capítulo expone sumariamente algunos de los elementos políticos, religiosos, poéticos, de clase social, económicos y deconstructores del relato que presentan las películas y que serán tratados con mayor profundidad en los capítulos posteriores, contribuyendo a arrojar la primera piedra a la interpretación maniquea de la saga.

El tercer capítulo – el más largo del libro – está enfocado en la trilogía de precuelas, a la que Moreno denomina «Trilogía del Sabio» por dos razones: 1) se centra en la etapa previa al Imperio, la gloriosa República Galáctica tan romantizada por Obi-wan en el episodio IV, aquellos tiempos «más civilizados» según este ermitaño, y 2) el motor de las películas son la relación entre lo público y lo privado, el comportamiento de uno ante la sociedad, lo que se espera del sujeto desde las instituciones a las que pertenece, qué se espera de las instituciones y qué son las instituciones para el sujeto. Los principales temas tratados en el capítulo se pueden dividir en aquellos vinculados al entramado institucional y aquellos vinculados a las ideologías que operan bajo los términos Jedi y Sith. Los temas institucionales desarrollados aquí son: la República y la visión que aportan las películas sobre el ámbito político-institucional – un área burocratizada donde la mayoría de políticos juegan la charlatanería y el debate no conduce más que a otros debates, solo la delegación de poder en un sujeto permite avanzar –, el Consejo Jedi – un grupo sacerdotal que ejerce de brazo policial de la República y es enviado por el Senado a poner en práctica sus medidas, ya sean estas diplomáticas o militares –, la relación entre el Consejo Jedi y la República – la injerencia de la Iglesia en los asuntos estatales, la dependencia estatal de un cuerpo militar independiente, etc. – y la relación de los personajes con las instituciones – el discurso totalitarista de Anakin en el episodio II, la omisión de la esclavitud por los Jedi, etc. Por lo que subyace a los Jedi y los Sith se desarrollan desde la religión y la filosofía. La religión – la creencia en la fuerza – es mentada como una suerte de budismo judeo-cristiano con tintes de mesianismo e inmanencia en la naturaleza, parcialmente, claro, puesto que las acciones de los personajes no dejan de romper con el corpus ortodoxo de esas religiones. La filosofía se desarrolla vinculando la corriente estoica a los Jedi y el pensamiento nihilista a los Sith, el rechazo al mundo y a los vínculos de una parte y la sublimación del yo de la otra.

El cuarto capítulo se centra en la trilogía original, la «Trilogía del Héroe» así llamada al enfocarse en el comportamiento heroico de Luke Skywalker y cómo rompe con la tradición de odio y maniqueísmo desarrollada en las precuelas. La trilogía se presenta como leyenda, una interpretación del pasado – las precuelas – cuyo único testimonio es el relato de quienes la vivieron, romantizando una época que nunca existió y que en la historia estaba desbordada de errores, problemas y crisis que terminaron por desembocar en el Imperio Galáctico. Es el eje interpretativo de la saga en tanto que da la falsa impresión respecto las precuelas y su final feliz con el triunfo de la ideología rebelde es mostrado por las secuelas como igual de imperfecto que la ideología de sus predecesores en tanto que busca absolutizar el universo, sin aprender de los errores pasados.

El resto de capítulos remiten al Star Wars crepuscular así llamado por el autor en tanto que representa una perspectiva triste y nostálgica sobre lo sucedido con anterioridad, exponiendo el fracaso de las ideologías y dando claves sobre qué podemos hacer para vivir mejor en el mundo sin arraigarnos en estos programas que tratan de abarcar la totalidad. Rogue One destruye el mito maniqueo de los bandos al mostrar las tácticas de agresión de la rebelión justificadas por su causa justa. Las secuelas desarrollan el fracaso del proyecto rebelde y rompen con los valores tradicionales de la familia, el heroísmo y la identidad personal que encumbraban las películas anteriores. Quedan como salidas a este mundo la desmesura del yo bajo el objetivismo, la consideración de ser fuerte o débil por naturaleza y no se debe hacer nada por cambiarlo, o la socialidad del dolor: una relación con el otro fundamentada en la comprensión y apoyo mutuos ante un mundo cruel e indiferente hacia la vida de los sujetos.

Exponiendo y tratando estos temas Moreno nos invita a la reflexión sobre los mismos, siendo esta obra, en último término, una obra para abrir debates más que para cerrarlos. Una obra que mediante la analogía con esta galaxia muy muy lejana bien sirve para comprender esta otra galaxia tan tan cercana de la que formamos parte.