ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura 199 (808)
abril-junio, 2023, a706
ISSN: 0210-1963, eISSN: 1988-303X
https://doi.org/10.3989/arbor.2023.808005

LA TECNOLOGÍA EN EL PENSAMIENTO DE ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ: UNA APROXIMACIÓN

TECHNOLOGY IN ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ’S THINKING: AN APPROACH

José Manuel Iglesias Granda

Instituto de Filosofía, CSIC

https://orcid.org/0000-0002-2219-7647

RESUMEN

En este artículo se plantea la fertilidad del pensamiento marxista de Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011) al abordar los desafíos inherentes al desarrollo tecnológico. Se busca ofrecer una aproximación al pensamiento del autor acerca de la tecnología, temática tratada de manera implícita a lo largo de su obra. De esta manera, se aborda una cuestión apenas explorada en los estudios sobre Sánchez Vázquez, abriendo así la puerta a posteriores investigaciones sobre del tema.

El trabajo se divide en tres partes. Una primera, en la que se presenta someramente su filosofía de la praxis a partir de la hipótesis hermenéutica de la «trayectoria intelectual elíptica». Esta hipótesis de lectura permitirá comprender la obra de Sánchez Vázquez como articulada en torno a dos grandes preocupaciones principales: la creatividad y la emancipación política. Dos preocupaciones que definirán, a su vez, las reflexiones del autor acerca de la tecnología. En esta línea, será en la segunda parte donde se aborde la lectura sanchezvazquiana de la tecnología y su concepto de «racionalismo tecnológico». Finalmente, en la tercera parte, se proponen tres ámbitos estrechamente relacionados con el desarrollo tecnológico a los que las ideas del autor -marcadas por la doble preocupación anteriormente señalada-harían una contribución relevante: el de la ecología, el de la filosofía del trabajo y el de la socialización de la creación.

PALABRAS CLAVE: 
Creatividad; ecología; praxis; socialización de la creación; tecnología; trabajo
ABSTRACT

This article proposes the fertility of Sánchez Vázquez’s Marxist thought in order to address the challenges inherent in technological development. We try to offer an approach to the author’s thinking about technology, a topic present in an implicit way in his work. Thus, a still unstudied question is addressed, opening a hypothetic research line in the field of studies about Adolfo Sánchez Vázquez.

Our essay is divided into three parts. The first briefly explains his philosophy of praxis through the hermeneutic hypothesis of the «elliptical intellectual trajectory». This hypothesis lets us understand the entire work of the author as defined by two constant concerns: creativity and political emancipation, both of which will define, in turn, the author’s thoughts on technology. The second part explains Sánchez Vázquez’s idea of technology and his concept of «technological rationalism». Finally, the main part proposes three fields for application of the author’s thinking -following the two aforementioned concerns- related to technological development: ecology, the philosophy of work, and socialization of artistic creation.

KEYWORDS: 
Creativity; ecology; praxis; socialization of creation; technology; work

Recibido: 30  marzo  2022. Aceptado: 21  diciembre  2022. Publicado: 6 julio 2023

Cómo citar este artículo/Citation: Iglesias Granda, José Manuel (2023). La tecnología en el pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez: una aproximación. Arbor, 199(808): a706. https://doi.org/10.3989/arbor.2023.808005

CONTENIDO

1. APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO DE SÁNCHEZ VÁZQUEZ

 

El objetivo de este texto es ofrecer un análisis aproximativo al núcleo del pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011) desde el que abarcar posteriormente el problema que nos ocupa. A ese respecto, esta primera parte se subdividirá en dos apartados. El primero de ellos lo dedicaremos a presentar y argumentar someramente la hipótesis hermenéutica de la que nos serviremos para interpretar la obra de este autor. Por su parte, en el segundo, nos ocuparemos de la exposición y el análisis propiamente dichos de su obra.

1.1 Una trayectoria intelectual elíptica

 

La hipótesis hermenéutica mencionada es la de la «trayectoria intelectual elíptica». Su pertinencia radica en su capacidad para ofrecer una perspectiva clara del conjunto de la obra de Sánchez Vázquez y de su intencionalidad básica. Somos conscientes, eso sí, de que la defensa de la idoneidad de esta hipótesis requeriría de por sí un estudio en exclusiva; por ello, se adelanta que en este apartado se ofrecerá una defensa breve y concisa orientada en su totalidad a la finalidad que nos ocupa.

Nuestra argumentación se basa en dos pilares fundamentales: 1) la biografía del autor y 2) la naturaleza de su propia obra. Grosso modo, se concibe que la peculiaridad del pensamiento sanchezvazquiano -definido principalmente por los dos ejes de la estética y de la filosofía política de corte marxista- nace directamente del periplo biográfico del autor, concretamente, de su vinculación con la causa comunista en España y de su inicial trayectoria como poeta.

Si en muchas ocasiones se tiende a utilizar metáforas geométricas a la hora de categorizar o definir la obra de los autores -por ejemplo, hablamos de obras «redondas» o «poliédricas»-, en este caso estaríamos ante una obra «elíptica»; pues, como es sabido, a diferencia de la circunferencia -que queda definida por un punto central- las elipses se definen a partir de dos puntos focales.

Sánchez Vázquez pertenece a una generación de pensadores marxistas fuertemente determinada por la crisis en que se sumió esta corriente de pensamiento después del XX Congreso PCUS1 Stephan Gandler (2007) ofrece una aproximación muy completa a la vida y obra de Sánchez Vázquez. Con relación a la biografía del filósofo véanse las páginas 48-73.. Una fuente inmejorable para acercarse a la génesis del pensamiento sanchezvazquiano a partir de sus propias palabras son las conferencias compiladas bajo el título Una trayectoria intelectual comprometida (2006). En ellas, el autor es explícito a la hora de señalar cómo esa crisis le empujó a dedicarse a la tarea de repensar las bases del pensamiento de Marx (Sánchez Vázquez, 2006, p. 45Sánchez Vázquez, Adolfo (2006). Una trayectoria intelectual comprometida. México D.F.: Facultad de Filosofía y Letras UNAM.); pero no sólo eso, también allí relata con gran claridad los derroteros biográficos que le forjaron en los primeros años de su juventud y que terminarían por llevarle al exilio (Sánchez Vázquez, 2006, pp. 13-37Sánchez Vázquez, Adolfo (2006). Una trayectoria intelectual comprometida. México D.F.: Facultad de Filosofía y Letras UNAM.).

Sánchez Vázquez no es un caso aislado en el sentido de verse prácticamente obligado moralmente a buscar nuevas salidas teóricas al legado de Marx; sin embargo, sí que lo es en la respuesta personal que da a esa crisis y en la obra que a lo largo de los años articula. Esta se caracteriza principalmente por el papel que en ella juega la lectura de los Manuscritos de economía y filosofía de 1844 del joven Marx. Ahora bien, la pregunta más pertinente que cabe hacerse es la de por qué Sánchez Vázquez se fija en los Manuscritos. ¿Cuál es la raíz de su interés -él mismo habla de «deslumbramiento teórico» (1995, p. 224Sánchez Vázquez, Adolfo (1995). Los Manuscritos de 1844 de Marx en mi vida y en mi obra. Gabriel Vargas Lozano (Ed.), En torno a la obra de Adolfo Sánchez Vázquez, pp. 221-237. México D.F.: UNAM.)- por estos textos? A mi modo de ver, la respuesta a esta pregunta pasa precisamente por la propia biografía del autor; y su esclarecimiento nos permite atisbar una relación interna entre el conjunto del armazón teórico que constituye la obra de Sánchez Vázquez y los acontecimientos y vocaciones que en su juventud le marcaron definitivamente.

Ahora bien, estamos ante una relación interna. No se trata sólo de que la sensibilidad artística o el compromiso político se constituyesen en temas constantes de su pensar, sino de que el núcleo de su pensamiento está armado en torno a estas dos preocupaciones. Sánchez Vázquez no es ni un estudioso de la estética a secas, ni un crítico literario, ni tampoco un humanista en el sentido estricto de la palabra, sino un filósofo marxista que responde a la crisis del marxismo soviético con una obra original vertebrada en torno a los motivos estéticos y emancipatorios. Y, precisamente, esta relación interna entre obra y biografía se manifiesta con clara evidencia en el hecho de que el texto de cabecera en torno al que Sánchez Vázquez relee a Marx es justamente aquel en el que el clásico alemán del siglo XIX entrelaza filosóficamente la creatividad humana con la emancipación del proletariado.

Así pues, la forma más fecunda de leer y analizar los textos de nuestro autor sería considerando el carácter elíptico de su obra. Es decir, comprendiendo a esta en su conjunto como una unidad forjada internamente a partir de las dos preocupaciones o atributos básicos que definieron a Sánchez Vázquez desde su juventud: la creación práctica y artística y la emancipación política. Esto no quita que Sánchez Vázquez tuviera mucho de humanista, o de poeta, o que respondiera con su manera de pensar y entender la vida a los parámetros de cierta tradición de humanismo iberoamericano2Con relación a la pertenencia a una tradición iberoamericana de humanismo véase (Velasco, 2020, pp. 310-311).. No obstante, todos estos rasgos quedarían subsumidos en la totalidad de una obra de cosmovisión evidentemente marxiana a partir de la que el autor trataría de responder desde su propia circunstancia personal y biográfica a la crisis del marxismo posterior a la muerte de Stalin.

1.2. La filosofía de la praxis

 

Conseguido esto, en lo que resta de esta primera parte, se tratará el núcleo de la propuesta de Sánchez Vázquez: su filosofía de la praxis. Lo haré basándome en la hipótesis de la trayectoria elíptica. Todo ello me servirá para dejar planteadas dos cuestiones en las que me apoyaré más adelante: a) el concepto de praxis creadora y b) las tres vertientes teóricas principales de la filosofía sanchezvazquiana.

La categoría de «praxis» constituye como hemos señalado el corazón del pensamiento de Sánchez Vázquez; y, en ese sentido, en ella se articulan los dos motivos que constituirán la elipse definitoria de su pensamiento. A ese respecto cabe traer a colación un propio fragmento del autor:

Ahora bien, para que el contenido de la praxis social revolucionaria se enriquezca, y, con ello, el concepto del proletariado como sujeto de ella, será́ preciso que Marx llegue al descubrimiento de una praxis originaria y más radical aún, una praxis que enriquezca el concepto del proletario. Esta praxis originaria es justamente la producción material, el trabajo humano. Tal descubrimiento es capital para una filosofía de la praxis porque a la luz de él se esclarece no sólo la praxis social, así́ como otras formas de producción no material, sino lo que es aún más importante, la historia como producción del hombre por sí mismo (Sánchez Vázquez, 2003, p. 140Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

Sánchez Vázquez asume de Marx una concepción del hombre cuyo postulado fundamental podría plantearse como la (auto)producción del hombre, de la sociedad y del conjunto de la cultura a partir de la praxis. La praxis habría de entenderse como causa y fundamento de la historicidad y, en esa línea, del conjunto de las formas sociales subyacentes a la misma. El trabajo humano vendría a jugar el papel de «praxis genuina u originaria» a partir de la cual se irían desencadenando el conjunto de manifestaciones culturales e históricas (Sánchez Vázquez, 2005a, p. 20Sánchez Vázquez, Adolfo (2005a). Ideas estéticas de Marx. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

Sánchez Vázquez rescata del joven Marx la idea de que el hombre es ante todo un ser activo que produce objetos y que, como tal, contrae ciertas relaciones con otros hombres (Sánchez Vázquez, 2003, p. 141Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.). En ese sentido, en cuanto producto de su propio hacer, el hombre puede sufrir enajenación al verse sometido a unas relaciones sociales que bloquean su proceso auto-productivo y humanizador. De esta manera, Sánchez Vázquez recupera del joven Marx la dimensión filosófica inherente a la alienación. No solo es que el hombre se vea privado de su fuerza de trabajo sino que le es arrebatada la posibilidad de desarrollarse en cuanto ser humano, de ser hombre, de hacerse y de humanizar el mundo a la par.

Así pues, si bien es verdad que según su planteamiento la praxis humana está a la base de la historia y de la sociedad, la realidad pone de manifiesto que esta praxis puede desencadenar relaciones sociales alienantes. En ese sentido Sánchez Vázquez da un paso más en su reflexión teórica. Basado en los Manuscritos y apoyado en una minuciosa lectura de la posterior obra de Marx -consúltese la primera parte de la Filosofía de la praxis (2003)-, nuestro autor llevará a cabo un análisis minucioso de las diferentes formas de praxis hasta llegar finalmente a un concepto clave en el que convergerán sus dos preocupaciones principales. Este es el concepto de «praxis creativa».

El hombre es un ser que tiene que estar inventando o creando constantemente nuevas soluciones. […] crear es para él la primera y más vital necesidad humana, porque solo creando, transformando el mundo, el hombre -como han puesto de relieve Hegel y Marx desde diferentes enfoques filosóficos- hace un mundo humano y se hace a sí mismo. Así, pues, la actividad práctica fundamental del hombre tiene un carácter creador (Sánchez Vázquez, 2003, p. 320Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

No toda praxis puede homologarse a esa praxis genuina u originaria que Sánchez Vázquez se propone recuperar. Únicamente un tipo muy concreto de praxis sería la que, a la base de la historia y la sociedad, abriría la puerta a unas relaciones sociales posibilitadoras para un pleno proceso humanizador. De esta manera, la praxis creativa implica, a ojos de Sánchez Vázquez, la forma propiamente humana de estar en mundo y, por lo tanto, aquella que ha de predominar en la medida de lo posible.

Por otra parte, y profundizando más en nuestro análisis, la filosofía de la praxis abarca tres perspectivas teóricas: 1) la teoría del conocimiento; 2) la concepción del hombre o antropología y 3) las relaciones entre el hombre y la naturaleza.

Con relación al conocimiento, Sánchez Vázquez concibe la praxis -en tanto creación de la realidad humano-social- como condición de posibilidad del mismo. El conocer no es un mero reflejar las cosas (realismo ingenuo de Bujarin3Véase (Bujarin, 1974)), no puede entenderse aislado de la actividad y creación humanas. Por otra parte, estas últimas no pueden tampoco reducirse al plano ideal sino que afectan de pleno a la componente material de la vida y del mundo. El hombre sólo conoce en cuanto crea la realidad humana social y se crea a sí mismo con ella, esto es, en y desde la praxis (Sánchez Vázquez, 2003Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.; Gandler, 2007, p. 199Gandler, Stephan (2007). Marxismo crítico en México: Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echevarría. México: Fondo de Cultura Económica.).

Esta filosofía nos coloca, como ya se apuntó al principio, ante una muy concreta concepción del ser humano en tanto ser que se hace a sí mismo a través de la praxis en una continua relación transformadora con el mundo que habita. El mundo humano y la realidad social serían producto de la praxis de la humanidad precisamente porque la raíz del ser de esta pasa por una continua actividad transformadora de sí y del medio (Sánchez Vázquez, 2005a, pp. 21-24Sánchez Vázquez, Adolfo (2005a). Ideas estéticas de Marx. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

Por último, en lo consiguiente a las relaciones con la naturaleza, de todo esto se sigue que nuestro autor plantea un posicionamiento intermedio entre el antropocentrismo inherente a muchas teorías -o ideologías- antropológicas y el naturalismo. El ser humano no es el centro de la realidad pero ello no implica que pueda pensarse como un elemento más entre otros, ya que sería falaz y totalmente abstracta cualquier concepción del mismo que obviase esta praxis (auto)transformadora -de sí mismo y del mundo- que le constituye ontológicamente y desde la que necesariamente piensa y conoce (Sánchez Vázquez, 2003Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

2. TÉCNICA Y TECNOLOGÍA EN EL PENSAMIENTO DE SÁNCHEZ VÁZQUEZ

 

Esta segunda parte se dedicará al estudio de las ideas de Sánchez Vázquez con relación a la técnica y a la tecnología. Analizaremos en primer lugar el papel que la técnica juega de forma implícita en su filosofía de la praxis, y posteriormente nos ocuparemos del estudio pormenorizado que Sánchez Vázquez le dedica.

2.1. La técnica en la filosofía de la praxis

 

Se ha señalado anteriormente como, de acuerdo con el pensamiento marxiano y la lectura que de él hace Sánchez Vázquez, el ser humano es un ser necesitado de objetivarse de un modo práctico, material, produciendo de esa manera un mundo humano. El hombre se ve ante la necesidad de integrar la naturaleza en su mundo, de transformarla y someterla a través del trabajo. Ahora bien, ¿qué papel juega la técnica en todo esto? ¿No resulta evidente que el hombre necesita apoyarse en ella para llevar a cabo ese trabajo transformador?

En la que podría considerarse la obra que ofrece una más completa sistematización de su pensamiento, Filosofía de la praxis, Sánchez Vázquez no se ocupa de la técnica. Sin embargo, de sus ideas sí que se puede extraer una determinada concepción de ella. Analizarlas puede resultar de provecho ya que en ellas ya están presentes los gérmenes del razonamiento que el autor desarrollará explícitamente a posteriori. De esta manera, se pone también de manifiesto la originalidad de la filosofía de la praxis sanchezvazquiana a la hora de abordar la cuestión del desarrollo tecnológico.

Adolfo Sánchez cita dos frases del Marx de los Manuscritos especialmente esclarecedoras. La primera: «La industria es la relación histórica real entre la naturaleza y, por tanto, las ciencias naturales y el hombre» (citado en Sánchez Vázquez, 2003, p. 152Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.). La segunda: «… la historia de la industria y la existencia objetiva de la industria, ya hecha realidad, es el libro abierto de las fuerzas esenciales humanas…» (citado en Sánchez Vázquez, 2003, p.154Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.). Por otra parte, dos páginas más adelante, el filósofo algecireño afirma que «el progreso de la industria y la técnica han humanizado en alto grado la naturaleza» (2003, p. 156Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

Estas dos citas de Marx, sumadas a la posterior afirmación de Sánchez Vázquez, sirven para poner en evidencia la estrecha relación entre la técnica y la praxis productiva. Al afirmar que la industria es la relación histórica real entre naturaleza y ser humano, se afirma indirectamente que la técnica tiene un papel fundamental en esa relación; en la medida en que la industria implica una forma de praxis o de trabajo humano que necesariamente se apoya en útiles y desarrollos tecnológicos. Esta afirmación indirecta se confirma y explicita dos páginas más adelante al relacionar abiertamente Sánchez Vázquez el progreso de la industria y de la técnica. Además, al suscribir que la industria «es el libro abierto de las fuerzas esenciales humanas» se pone también en relación estrecha la técnica con el desarrollo y expresión de lo propiamente humano.

Ahora bien, a poco que se profundice en el análisis, el término «industria» -tal y como lo emplea el joven Marx y Sánchez Vázquez lo rescata- tiene una significación más amplia que «técnica». Implica por un lado un proceso de producción de objetos y, por el otro, un conjunto de relaciones sociales que estructuran o jerarquizan a las personas implicadas en el proceso. En resumidas cuentas, del conjunto de la obra de Sánchez Vázquez puede extraerse una comprensión instrumental de la técnica: primero, como posibilitante de la praxis productiva y, segundo, como dependiente de las finalidades de esa misma praxis.

2.2. La técnica y la tecnología en el pensamiento de Sánchez Vázquez

 

Esta última idea de la dependencia de la tecnología con relación a los fines de la praxis productiva será desarrollada explícitamente en Racionalismo tecnológico e ideología política (Sánchez Vázquez, 1983, pp. 185-205Sánchez Vázquez, Adolfo (1983). Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México D.F.: Océano.), un texto quince años posterior a la primera edición de Filosofía de la praxis4Racionalismo tecnológico, firmado en 1981, aparece recopilado en Sánchez Vázquez (1983).. Aquí Sánchez Vázquez ya no sólo no diluye la técnica en la praxis productiva (industria), sino que comienza su argumentación introduciendo una distinción entre técnica y tecnología. Ve necesario distinguir la técnica de la tecnología, en el sentido de que la segunda implica una racionalidad ausente en la primera, racionalidad sustentada en dos pilares fundamentales: la conexión directa con el conocimiento científico y la adecuación a un fin determinado. La tecnología se correspondería por lo tanto con la técnica desarrollada a partir de la modernidad en la cual el conocimiento científico penetra en la praxis productiva otorgándole una dimensión plenamente racional.

Esta distinción -a primera vista meramente terminológica- permite al autor profundizar en aquel rasgo de la tecnología que -como antes señalábamos- ya estaba implícito en la Filosofía de la praxis: su carácter instrumental. ¿En qué sentido? Al abordar la tecnología como actividad racional, Sánchez Vázquez abre la puerta al estudio tanto del tipo de fines que subyacen a esa actividad como a su relación con el conocimiento científico. Esto le posibilita, a su vez, discernir con claridad la naturaleza de la tecnología en función de la de los fines que la rigen.

Así pues, si la tecnología está orientada a la eficiencia de la industria y de la transformación que ella ejecuta, se pone de manifiesto que la tecnología no posee por sí misma un fin absoluto sino que su finalidad es mero medio para otro fin … y, concretamente, para aquel que ya había quedado de manifiesto en su opus majus cuando, citando al joven Marx, afirmaba que «la industria es la relación histórica real entre la naturaleza, la ciencia natural y el hombre» (Sánchez Vázquez, 1983, p. 192Sánchez Vázquez, Adolfo (1983). Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México D.F.: Océano.).

La tecnología en cuanto medio orientada a la industria (praxis productiva) implica, por tanto, para Sánchez Vázquez no solo la introducción del conocimiento científico teórico en la producción, sino también el hecho de que esta se convierta en razón o revulsivo de la propia investigación científica (1983 p. 194Sánchez Vázquez, Adolfo (1983). Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México D.F.: Océano.). Además, la subordinación de la tecnología a la praxis productiva la pone en relación directa tanto con las relaciones sociales de producción inherentes a esa praxis como con su finalidad última. Así pues, Sánchez Vázquez está apuntando audazmente a una pregunta clave ¿qué tipo de praxis productiva está a la base del desarrollo tecnológico? Porque los fines últimos de esa praxis serán los de la tecnología misma.

Diciéndolo en pocas palabras, Sánchez Vázquez pone sobre la mesa el hecho de que el carácter instrumental de la tecnología la vuelve dependiente de fines absolutos más allá de sí misma. Esta dependencia la convierte en un arma de doble filo, totalmente dependiente de las lógicas inherentes a la sociedad que la desarrolle. Así pues, la tecnología no es un peligro para el hombre o la sociedad; no es la tecnología lo que se ha de controlar o regular, sino las lógicas que rigen la sociedad y que se valen de ella para la obtención de sus propios fines. Lo decisivo, para Sánchez Vázquez, es el tipo de praxis productiva imperante… pues la tecnología puede servir indiferentemente a una praxis emancipadora o a una totalmente inversa.

En resumidas cuentas, es la lógica capitalista y no la tecnología en sí la responsable de que de esta última se sigan consecuencias tan contradictorias con la humanidad y el medio natural como las señaladas por las múltiples críticas desarrolladas desde perspectivas tan diversas como la hermenéutica de Heidegger o la Escuela de Frankfurt5En este sentido, el pensamiento de Sánchez Vázquez contrasta con el de otro compañero del exilio republicano español: Eduardo Nicol. La crítica de Nicol termina por substancializar a la técnica, dejando de lado el importante papel que la agencia y directiva humana tienen en sus consecuencias (Iglesias Granda, 2023).. Para Sánchez Vázquez no cabe una crítica de la tecnología, sino del capitalismo en cuanto sistema social regido por lógicas irracionales y dañinas para la humanidad en su conjunto (Sánchez Vázquez, 1983, p.197Sánchez Vázquez, Adolfo (1983). Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México D.F.: Océano.).

No obstante, el filósofo exiliado no se queda ahí e hila mucho más fino al afirmar que el sistema capitalista no solo se sirve directamente de la tecnología, sino que también lo hace indirectamente al construir en torno a ella una ideología que defiende y justifica sus intereses. El diagnóstico de esta ideología sirve al autor -además de para hacer una crítica aun más severa al sistema- para discutir muchas de las críticas de la tecnología más ampliamente difundidas y secundadas hasta nuestros días. La ideología tecnológica buscaría enmascarar las responsabilidades sociales de la lógica del capital a partir de una concepción de la tecnología como un proceso autónomo e independiente del contexto histórico-social y sus fines inherentes; como una suerte de fetiche que ejerce dominio sobre el hombre. De esta manera, la ideología tecnológica sería capaz de sortear sutilmente muchos discursos críticos que, poniendo el foco del problema en una tecnología entendida como proceso autónomo, obviarían las raíces sociales de los fines que la orientan y determinan.

Así pues, en 1981 Sánchez Vázquez nos ofrece un diagnóstico de gran finura de las verdaderas raíces de los desafíos inherentes a la tecnología. Su comprensión de la praxis productiva como eje de la historia humana le permite entender la tecnología como un instrumento de esa misma praxis y no como un elemento autónomo y absoluto que se abre paso a través de las acciones de los hombres. De esta manera, al confrontarnos no con los peligros de la tecnología sino con los de un determinado modo de praxis productiva regido por lógicas irracionales, Sánchez Vázquez no solo no es reacio a valorar el potencial positivo de los avances tecnológicos, sino que también se abrirá a planteamientos que busquen en ellos instrumentos para la instauración de estructuras sociales más justas.

3. TRES HIPOTÉTICAS APLICACIONES DEL PENSAMIENTO DE SÁNCHEZ VÁZQUEZ A LOS DESAFÍOS ACTUALES

 

Hasta el momento, de una manera u otra, se ha venido exponiendo o analizando el pensamiento de Sánchez Vázquez. Se ha comenzado con una hipótesis hermenéutica desde la que enfocar su obra; luego, desde ella se ha tratado de abordar el núcleo de su filosofía de la praxis y, por último, en la parte segunda se ha estudiado la cuestión de la técnica y de la tecnología. Partiendo de ahí, en esta tercera parte, se tratarán de proponer tres hipotéticas vías de aplicación de las ideas de Sánchez Vázquez a ámbitos de gran actualidad relacionados con la tecnología y su uso: concretamente a la ecología, la filosofía del trabajo y la socialización de la creación artística. Si bien es verdad que estos tres ámbitos apenas han sido abordados explícitamente en la obra de Sánchez Vázquez, se tratará de demostrar cómo sus ideas pueden resultar de gran fecundidad al aplicarlas a los mismos.

3.1. La ecología

 

Uno de los principales desafíos para la humanidad actual es el progresivo deterioro del planeta que amenaza con hacer inviable la vida en el mismo. La lógica del consumo y de la producción y crecimiento ilimitados es probablemente la causa principal a la que apuntan, no sin razón, la mayor parte de las críticas. Este consenso, empero, desaparece en lo que a buscar soluciones se refiere. En ese momento, se abre un gran abanico de posiciones, entre las que en la mayor parte de las veces las más moderadas son las menos sonadas. Precisamente, en ese sentido, las ideas de don Adolfo revisten de gran actualidad a la hora de abordar la cuestión; y no es que el filósofo hispano-mexicano se dedicase profundamente al tema, pero sí lo suficientemente como para dejar apuntada una interesante vía de pensamiento.

Para empezar, y tal como se señaló en la primera parte, de la filosofía de la praxis de Sánchez Vázquez se sigue ya una muy determinada concepción de las relaciones del hombre con la naturaleza. Su idea de la «praxis transformadora» como eje y fundamento de la historia, implicaba -siguiendo al joven Marx- una concepción de esta última como un proceso de humanización progresiva a costa del dominio creciente de la naturaleza. Ni el ser humano ni la sociedad podrían entenderse al margen de esa praxis, la cual, a partir de un dinamismo humanizador a dos vertientes, iría conformando a la vez tanto al propio ser humano con sus facultades sensitivas y cognoscitivas como a la sociedad en su conjunto (Sánchez Vázquez, 2003Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.; 2005aSánchez Vázquez, Adolfo (2005a). Ideas estéticas de Marx. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

Esta reconocida deuda teórica con Marx no impide al filósofo afincado en México realizar una lectura crítica de algunos de los planteamientos de su maestro. Concretamente, Sánchez Vázquez (2003, pp. 478-479)Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores. se muestra especialmente contrario a la concepción asintótica de la producción y de la explotación de los recursos típicamente ilustrada y que Marx en ningún momento problematiza. En ese sentido, Sánchez Vázquez aboga por superar la manida idea del «hombre como dueño y señor de la naturaleza» e insta a avanzar hacia un nuevo «humanismo ecologista» que redefina las relaciones del ser humano con la naturaleza, de tal forma que este no destruya la base natural indispensable para su existencia (Sánchez Vázquez, 2007, p. 103Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética y política. México D.F.: Fondo de cultura económica.).

Ahora bien, con relación a este humanismo ecologista no encontramos, empero, grandes desarrollos en la obra de Sánchez Vázquez. Nuestra aportación aquí consistirá en tratar de articular una tentativa de «humanismo ecologista» a partir del pensamiento del autor. En esa dirección, y siendo fieles al pensamiento de Sánchez Vázquez, el mentado humanismo ecologista no podría entenderse sin volver sobre su filosofía de la praxis y, concretamente, sobre su concepto de «praxis creadora revolucionaria».

El filósofo andaluz matiza el antropocentrismo inherente a las tesis de Marx; pero la alternativa que propone a esa posición antropocéntrica dista mucho de aquellas que defienden una vuelta al naturalismo, entendido este último como una suerte de estadio pre-cultural o pre-civilizatorio en el que el ser humano supuestamente viviría en equilibrio con su entorno. Estas propuestas nostálgicas de lo prehumano -apoyadas en idealizaciones de las relaciones de los pueblos primitivos de la naturaleza-apuntan a la civilización y a la historia misma como causas principales de los problemas que nos acucian (Zerzan, 2001Zerzan, John (2001). Futuro primitivo. Valencia: Numa.).

Frente a esto, la tentativa de humanismo ecologista que se seguiría de la obra de Sánchez Vázquez, pasaría más por transformar la praxis productiva humana que por renegar de ella. Ideas como pretender regresar a estadios pre-tecnológicos o encumbrar al medio natural como «dueño y señor» carecen de sentido, ya que supondrían obviar la propia naturaleza del hombre en tanto en cuanto ser que se hace a sí mismo transformando el mundo natural en mundo humano -y que desde dentro de ese transformar conoce, piensa, vive y sueña. Las posiciones naturalistas son, para nuestro autor, meras abstracciones totalmente desconectadas de la realidad humana; y, por lo tanto, inútiles para plantar cara a los serios problemas que nos acucian.

Ahora bien, ¿cómo transformar esa praxis productiva humana? En respuesta a esta pregunta, Sánchez Vázquez señala en su ensayo Filosofía, técnica y moral (1999, pp. 127-143Sánchez Vázquez, Adolfo (1999). Entre la realidad y la utopía: ensayos sobre política, moral y socialismo. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.) que la única vía pasaría por trazar los límites del dominio técnico de la humanidad sobre la naturaleza. El filósofo acuña la idea de «dominar el dominio» de tal manera que este no resulte perjudicial para naturaleza y haga posible una armonización de las relaciones de la humanidad con el medioambiente. No obstante, esta idea del «dominio del dominio» -de claras connotaciones éticas- ha de ir de la mano de la transformación de las relaciones sociales de producción inherentes al sistema capitalista. Es decir, requiere de una praxis creadora revolucionaria que transforme la realidad social en base a unos principios ecológicos (Sánchez Vázquez, 1999, p. 141Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética y política. México D.F.: Fondo de cultura económica.).

Aplicando el pensamiento de Sánchez Vázquez, si el ser humano es el ser de la praxis y su praxis ha degenerado en unas relaciones nocivas para la naturaleza, es esa misma praxis degenerada la que ha de ser transformada desde dentro por una nueva praxis. Una praxis creativa, en el sentido de libre de moldes y esquemas previos; consciente, en el sentido de conocedora de la realidad y de los peligros a abordar y, por último, revolucionaria en el sentido de dispuesta transformar las condiciones presentes. Estamos, pues, ante un ecologismo de la praxis… o un ecologismo que concibe la praxis como única vía para transformar y solucionar las problemáticas inherentes a la civilización humana. Si la raíz del deterioro de la naturaleza es la lógica de una sociedad regida por el lucro, la explotación y el egoísmo, solo una praxis de nuevo cuño puede acabar con esa lógica y reorientarla hacia direcciones menos destructivas.

Esto nos coloca, dicho sea de paso, ante uno de los rasgos característicos del marxismo crítico sanchezvazquiano: el de su relación con la ética. Frente al marxismo tradicional que relacionaba directamente la ética-moral con la superestructura ideológica, comprendiéndola como instrumento de las clases dominantes (falsa conciencia), Sánchez Vázquez se centra en la infraestructura que está a la raíz de este carácter de falsa conciencia. En esa dirección, su propuesta marxista adquiere un carácter moral en tanto en cuanto entiende la praxis como la acción transformadora de esa infraestructura de la que emerge la ética como falsa conciencia en otra nueva regida por lógicas libres de auspiciar cualquier conato de dominación, tanto social como también ecológico (Sevilla, 2020, pp. 39-40Sevilla, Sergio (2020). La pregunta por la existencia de una ética marxista. Sansueña: revista de estudios sobre el exilio republicano de 1939 suplemento 1, pp. 33-43.).

Esta propuesta no implicaría, pues, renegar de la civilización sino señalar la necesidad de que ésta avance éticamente, en el sentido de que el ser humano transforme las lógicas nocivas e inmorales existentes y establezca unas relaciones cada vez más sostenibles, tanto consigo mismo como con la naturaleza. Este humanismo ecologista implicaría tomar conciencia de los peligros a los que aboca la ideología del progreso, la producción y el consumo, pero teniendo muy en cuenta que la vía naturalista y nostálgica del primitivismo que rechaza los avances de la tecnología y de la civilización tiene mucho de abstracción o de quimera. En esta línea, Jorge Riechmann (2017, p. 172)Riechmann, Jorge (2017). El primate que puede dejar de torturar y matar: sobre civilización, descivilización y barbarie. Bajo Palabra. Revista de Filosofía, II Época nº 15, pp. 165-181, https://doi.org/10.15366/bp2017.15.0012 coincide con Sánchez Vázquez al señalar que la ambivalencia de la civilización y de la condición humana van de la mano y que pretender renunciar a la primera implica también deshacerse de la segunda. La sociedad, la civilización y la historia son frutos de la misma praxis transformadora que nos ha configurado a nosotros; pretender renunciar a las primeras no solo no solucionaría en nada nuestros problemas como civilización, sino que implicaría renunciar también a nosotros mismos y a las propias categorías cognoscitivas desde las que nos planteamos esa hipotética solución.

Ahora bien, también es verdad que este humanismo ecologista que se sigue de la aplicación del pensamiento de Sánchez Vázquez tiene un problema principal: ¿de qué manera puede plasmarse en la realidad? ¿cómo cambiar la lógica del sistema cuando esta parece haberse impuesto en todos los órganos de decisión política? Y sobre todo, siendo las consecuencias de la catástrofe ecológica tan inminentes como parecen ¿cómo hacerlo en un margen de tiempo tan estrecho? ¿podemos permitirnos, temporalmente hablando, pensar en algo tan laborioso como transformar éticamente la sociedad a partir de la praxis?

3.2. La filosofía del trabajo

 

Desde la Primera Revolución Industrial, un debate anejo al desarrollo de la tecnología ha sido el de sus implicaciones en el mundo del trabajo. Ríos de tinta han corrido defendiendo o refutando si las máquinas acabarían o no con los puestos de trabajo. A día de hoy, con el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías digitales, ese debate vuelve a aparecer con fuerza, congregando de nuevo a escépticos y convencidos cargados ambos de argumentos desde los que defender sus posturas.

En este sentido, Sánchez Vázquez no dedicó una parte sustancial de su obra a pensar la cuestión. Sin embargo, ello no significa que no existan pronunciamientos suyos con relación al tema y que de su obra no se puedan extraer interesantes conclusiones desde las que articular una suerte de propuesta.

Para comenzar, como prueba de la preocupación de nuestro autor con relación a la cuestión, cabe señalar su presencia en dos textos distantes entre sí veinticuatro años. Estos son: el mencionando Racionalismo tecnológico e ideología política (escrito en 1981) y la conferencia El humanismo hoy (2007, pp. 94-103Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética y política. México D.F.: Fondo de cultura económica.)-recopilada en el libro Ética y política. En ambos textos, Sánchez Vázquez plantea un horizonte nada halagüeño en lo que a la tecnología y el trabajo se refiere. Señala como el desarrollo tecnológico y la consiguiente automatización o digitalización manifiestan una fuerte tendencia a incrementar el desempleo y la miseria en la ciudadanía. Eso sí, lo hace apuntando siempre como raíz del problema no a la tecnología, sino a las condiciones sociales inherentes al capitalismo que, diciéndolo con sus propias palabras, «lejos de estar al servicio de las necesidades del hombre se alzan contra él» (Sánchez Vázquez, 2007, p.102Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética y política. México D.F.: Fondo de cultura económica.).

Precisamente, un punto clave del pensamiento sanchezvazquiano a la hora de aplicarlo a esta cuestión es su concepción de la ambivalencia o instrumentalidad de la tecnología. Esta manera de pensar no solo le permite superar posiciones dicotómicas que consideran perjudiciales o beneficiosas las implicaciones tecnológicas en el mundo del trabajo, sino que le permite elaborar un posicionamiento intermedio capaz de valorar el impacto positivo de la tecnología sin caer en un optimismo excesivo o sin considerar las lógicas sociales que pueden revertir tales potencialidades.

Frente a posicionamientos reaccionarios o románticos que denuncian la mecanización y la posterior automatización, Sánchez Vázquez ve en esos avances un inmenso potencial en aras a terminar con la praxis reiterativa en el trabajo humano y de la consolidación de nuevas formas de praxis creadora. La tecnología puede convertirse en aliada para la emancipación elíptica sanchezvazquiana al abrir la puerta a nuevas formas de trabajo en las que la conciencia y la creatividad jueguen un papel determinante frente a la anodina repetición de tareas preestablecidas.

Nuestro filósofo concibe los avances tecnológicos como la única vía para la superación de la especialización extremista inherentes al fordismo y del taylorismo (2003, p. 339Sánchez Vázquez, Adolfo (2003). Filosofía de la praxis. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.). A sus ojos, la superación de esta especialización exige a la par de las condiciones sociales, condiciones tecnológicas que hagan posible, no solo una nueva irrupción de la creatividad o una recuperación de la grandeza de la mano, sino una elevación del trabajo a un nivel superior a los existentes hasta el momento, incluido el artesanal.

Así pues, ni la mecanización ni la automatización son negativas a ojos del algecireño. La primera, en la medida en que posibilita un avance en la praxis productiva; y la segunda, en la medida en que además de ello abre la puerta para que el ser humano se libere de la praxis repetitiva inherente a la especialización. La automatización implicaría el surgimiento de una nueva forma de trabajo altamente cualificado que elevaría el papel de la conciencia que el trabajo en cadena tendía a reducir. Elevando también de esta manera a niveles más altos la «cultura de la mano» -tal y como Sánchez Vázquez la denomina siguiendo a Gaos.

Con todo esto, reiteramos que Sánchez Vázquez no se mostraba halagüeño en absoluto con relación al cumplimiento real de estas potencialidades. La lógica del capitalismo, si bien es verdad que se vale de los avances, los orienta hacia direcciones muy distintas a la emancipación auto-realizadora que promueve nuestro autor. Él es consciente de este hecho; y señala la existencia de un «anti-humanismo real» que invade la sociedad y que incide en que fenómenos que pudieran causar efectos positivos hagan todo lo contrario (Sánchez Vázquez, 2007, p. 101Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética y política. México D.F.: Fondo de cultura económica.). De nuevo, el corazón de su crítica a la situación actual con relación al trabajo y a la tecnología revierte en una crítica del sistema capitalista y a su ley suprema del lucro y la ganancia, donde el trabajo humano -incluso el trabajo creativo- se convierte en mercancía. Todo ello conduce de nuevo, al igual que en el ámbito de la ecología, a una reivindicación de la praxis en su dimensión creadora y revolucionaria, capaz de transformar desde dentro las lógicas nocivas del sistema y de implementar otras nuevas que reviertan en una sociedad más justa y moral.

Dicho esto, a mi parecer, conviene avanzar un paso más, y profundizar en el concepto de trabajo que maneja nuestro autor. Hablamos más arriba de la necesidad de superar el trabajo en cuanto praxis reiterativa, de la necesidad de relacionarlo con la creatividad, de recuperar la grandeza de la mano o de elevarla a un nivel superior. Todas estas pistas apuntan a un hecho evidente: la conexión que Sánchez Vázquez establece entre la tecnología y el concepto de trabajo pasa precisamente por la potencialidad que ve en la primera a la hora de superar las formas de trabajo alienante y de alumbrar formas de trabajo creativo. O sea, en su potencialidad para ensanchar o introducir el ámbito de la creación y la creatividad en la vida de las personas. Ahora bien, ¿qué concepción del trabajo hay implícita en todo esto?

Retomando la hipótesis hermenéutica de la que partía esta investigación, o sea la trayectoria intelectual elíptica de Sánchez Vázquez, son dos los focos en torno a los que se vertebra el conjunto de la obra del autor. En primer lugar, la emancipación política y, en segundo lugar, la creatividad o creación artística. Como dijimos, ambos polos vertebran internamente y dan sentido al conjunto de la obra. La idea central es la concepción de la praxis productiva como fundamento de la historicidad y la vinculación directa entre la producción y la humanización del ser humano mismo y de la sociedad. Esta dimensión filosófica de la producción permite recuperar el sentido humanista de la propia praxis emancipatoria, en el sentido de que a la luz de la producción la praxis pasaba a comprenderse como un proceso de transformación social que abría la puerta a que el ser humano pudiera de nuevo humanizarse plenamente sin las restricciones de unas relaciones sociales enajenantes.

El pensamiento de Sánchez Vázquez implica, pues, la recuperación de la dimensión filosófica o antropológica del trabajo humano. Aporte característico del joven Marx, orillado a posteriori por él mismo y, en sentido extremo, por sus intérpretes-con excepción de pensadores como Kosik (1963)Kosik, Karel (1963). Dialéctica de lo concreto. México: Grijalbo.. Con ello abre la puerta a una concepción amplia del trabajo. No enfocada con exclusividad en aspectos como la obtención de recursos para la supervivencia, y muy lejana de aquellas lecturas que lo consideran como algo negativo o alienante de por sí.

De aquí pueden extraerse interesantes reflexiones para los debates actuales sobre el trabajo. Las ideas de Sánchez Vázquez invitan a la elaboración o planteamiento de un concepto amplio de trabajo que trascienda el inherente al imaginario del sistema capitalista, así como a las formas de ciudadanía preponderantes en los últimos tiempos6Estrechamente relacionadas con el desempeño de un puesto de trabajo remunerado.. Este concepto amplio entroncaría de pleno con el concepto de praxis originaria y con el carácter elíptico del conjunto de su pensamiento. El trabajo se presenta como un puntal clave del ser humano y de su realización y, en ese sentido, excede con creces lo relativo a la obtención de un salario o sustento. Trabajar se relacionaría con todas aquellas actividades que condujesen a una producción creativa, o sea al desarrollo de la propia creatividad… abarcando también parcelas como la del ocio. En esa precisa dirección, las nuevas tecnologías no sólo podrían revertir positivamente en el mundo del trabajo generando formas cualificadas del mismo, sino también -como muy bien supo ver Sánchez Vázquez (1983, 202)Sánchez Vázquez, Adolfo (1983). Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México D.F.: Océano.- acortando el tiempo de lo estrictamente laboral y ensanchando el del ocio o la creatividad personal.

3.3. La socialización de la creación artística

 

En estrecha relación con todo esto, se encuentra una de las preocupaciones constantes a lo largo del recorrido intelectual de Sánchez Vázquez: la socialización de la creación. Según nuestra hipótesis hermenéutica de la trayectoria elíptica, creatividad y emancipación constituyen una unidad de sentido en el conjunto del pensar del filósofo español. El objeto de su crítica no solo pasaba por denunciar unas condiciones sociales injustas y defender la emancipación política del proletariado, sino que, apuntando hacia una dimensión más profunda, resaltaba la necesidad de que el desarrollo de la creatividad y de la creación artística estuviesen al alcance de todos.

El pensamiento de Sánchez Vázquez se caracteriza por recuperar la dimensión originaria de la praxis creativa como base de la historia y de la propia humanización. Y, consiguientemente, por articular su propuesta emancipatoria en torno a la necesidad de revertir unas condiciones sociales y una praxis productiva nocivas y contrarias a ese carácter creativo originario.

En este sentido han de entenderse tanto las obras de corte político como toda su trayectoria como catedrático e investigador en el ámbito de la estética. Precisamente, dentro de esta segunda vertiente, puede observarse con gran claridad un empeño constante del autor por analizar las diversas manifestaciones artísticas del momento y del pasado reciente en busca de hipotéticas posibilidades de democratización de la creación o de acercamiento de la praxis creativa a las gentes de a pie. Sus estudios sobre las vanguardias, el diseño ruso o la figura de Lunacharski7Todos ellos presenten en (Sánchez Vázquez ,1996)., así como los análisis de las manifestaciones estéticas en actividades cotidianas como las relativas a la industria o la técnica -presentes en algunos de los manuscritos inéditos de su archivo8El archivo Sánchez Vázquez se encuentra depositado en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Estos manuscritos pueden consultarse en las cajas 18 y 19, en los expedientes 62, 63 y 65 respectivamente. - dan buena cuenta de ese interés constante del filósofo exiliado por rastrear y estudiar a fondo cualquier atisbo de posibilidad de democratización de la creación. A esta misma motivación responde también su última tentativa por articular una estética de la participación fundamentada en las posibilidades inherentes a la digitalización en general, y a los videojuegos y narrativas virtuales en particular (Sánchez Vázquez, 2005bSánchez Vázquez, Adolfo (2005b). De la estética de la recepción a una estética de la participación. México D.F.: Facultad de Filosofía y Letras UNAM.)

A ese respecto, cabe señalar el carácter abierto de la estética de nuestro pensador. Lejos de entender el arte y la estética de una forma cerrada o limitada a prácticas o ideas muy concretas, llevadas a cabo por individuos excepcionales, Sánchez Vázquez pone sobre la mesa -al igual que hiciera con el trabajo- un concepto abierto del arte y de lo estético. Un concepto basado en la dimensión antropológica de la creación y consiguientemente receptivo a toda obra o estilo real o posible que refleje o manifieste a la mentada dimensión (Rojas, 2018, pp. 116-117Rojas Gómez, Miguel (2018). Arte e ideología en la estética abierta de Adolfo Sánchez Vázquez. Cuadernos de filosofía latinoamericana, 119, pp.113-135, https://doi.org/10.15332/25005375.5053; Onofre Vilchis, 2020, pp. 329-331Onofre Vilchis, Carlos I. (2020). Adolfo Sánchez Vázquez: una perspectiva del concepto abierto del arte. Erasmus: revista para el diálogo intercultural, 22, pp. 309-332.).

Al hilo de esta antropología estética, Sánchez Vázquez elaborará una reflexión estética con dos vertientes diferenciadas. Una enfocada en la crítica de la hostilidad, tanto por parte del socialismo real como del sistema capitalista, hacia la dimensión creadora del ser humano; y otra dirigida a la exploración de las posibles vías de socialización de la creación. En relación a la primera vertiente, el texto más representativo es Ideas estéticas de Marx (2005). Allí, el algecireño trata de elaborar una teoría estética a partir de las ideas filosóficas de Marx a fin de rehuir el normativismo inherente al socialismo real; a la par que lleva a cabo una dura crítica a las condiciones sociales del capitalismo que, a sus ojos, alienan al individuo al conducirle a una monstruosa especialización que le acantona y limita irremediablemente (Sánchez Vázquez, 2005a, p. 279Sánchez Vázquez, Adolfo (2005a). Ideas estéticas de Marx. Segunda edición. México D.F.: Siglo XXI Editores.).

La crítica sanchezvazquiana al capitalismo apunta a tres cuestiones principales: 1) el estrechamiento de la franja de población con posibilidades de participar de la creación; 2) la subsunción de la producción artística de la élite creadora a las lógicas del mercado; y 3) el surgimiento de un pseudo-arte de masas banal y orientado a los intereses del propio capital. En esa línea, el autor señala que la supervivencia de la praxis artística pasa necesariamente por su socialización, por su extensión a la mayor cantidad de población posible y por su consiguiente apertura a todos aquellos ámbitos de la vida a los que el arte y la estética tradicionales nunca se habían acercado.

El catedrático de la UNAM no está solo a la hora de apuntar a esta necesidad. Tanto los artistas -vanguardias, dadaísmo…- como el movimiento estudiantil -con su grito a favor de la «muerte del arte»- venían pugnando por la destrucción de los valores estéticos tradicionales y por un acercamiento del arte a la vida que llevara hasta sus últimas consecuencias el proyecto emancipador moderno.

Sin embargo, el fracaso de estos intentos, absorbidos casi inmediatamente por la lógica del mercado, evidenció -a ojos de Sánchez Vázquez- el error que estaba en su base: confundir la revolución en el arte con el arte de la revolución (Sánchez Vázquez, 1996, pp. 271-287Sánchez Vázquez, Adolfo (1996). Cuestiones artísticas y estéticas contemporáneas. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.; 2005b, p. 111Sánchez Vázquez, Adolfo (2005b). De la estética de la recepción a una estética de la participación. México D.F.: Facultad de Filosofía y Letras UNAM.); o sea, no considerar las causas sociales de las problemáticas inherentes al arte creyendo que con una revolución «formal» estas se solucionarían.

Por otra parte, a sus ojos, la estética seguía encasillada en un enfoque especulativo, clasicista y eurocentrista que -con la excepción de Adorno- daba la espalda a las vanguardias y a todo lo que éstas habían supuesto en la historia del arte. Por no hablar de su total falta de atención a las determinaciones sociales de la producción, distribución y consumo de las obras artísticas. Punto en el que, por otra parte -y de nuevo con la excepción de Adorno y Benjamin-, paradójicamente coincidía esta estética con las vanguardias, apareciendo así las dos-valga la expresión- como dos ciegas en trance de cruzar la calle sin un alma caritativa dispuesta a tenderles la mano.

En el marco de esta situación, Sánchez Vázquez -siempre al hilo de los dos focos rectores de su ideario- propone una alternativa: desarrollar una estética que, considerando la vocación emancipatoria de las vanguardias y las limitaciones de éstas, abra vías para solucionar los graves problemas que ellas pretendían afrontar. Es decir, la mercantilización del arte y el aislamiento del grueso de la población de la dimensión creadora del hombre.

Para ese fin, Sánchez Vázquez se fija en las posibilidades ofrecidas por las nuevas tecnologías. Yendo más allá de los «tecnófobos» que las ven como una amenaza para el arte, considera que ellas pueden constituir una eficaz herramienta a la hora de socializarlo. Ahora bien, y es muy importante señalar esto, la reflexión de Sánchez Vázquez apunta a una transformación social en sentido socialista; esto es, el filósofo exiliado considera que únicamente dejando a un lado el sistema capitalista que cosifica al ser humano y a su creatividad se puede extender a la sociedad entera esa praxis originaria que está a la base de lo genuino humano.

La pregunta que se plantea es cómo pueden las nuevas tecnológicas ayudar en esa labor. El pensador andaluz se fija en el potencial que poseen a la hora de hacer partícipe al receptor de la obra de arte en la obra misma; o sea, en la capacidad que tienen de que el receptor se convierta también en creador, dejando de lado la posición de pasividad a la que la estética tradicional le había relegado.

Así pues, Sánchez Vázquez aboga por una transformación en el seno de la creación artística, de tal forma que ésta deje de ser una mera producción de obras cerradas para convertirse en la creación de posibilidades de creación (Sánchez Vázquez, 2005b, p. 119Sánchez Vázquez, Adolfo (2005b). De la estética de la recepción a una estética de la participación. México D.F.: Facultad de Filosofía y Letras UNAM.). Esta aproximación a la obra abierta, ya desarrollada por teóricos como Umberto Eco (1962)- es desgranada minuciosamente por nuestro autor. El algecireño estudia detenidamente los trabajos de Jauss e Iser enfocados en la «estética de la recepción» y, tras valorar sus logros y deficiencias, propone avanzar hacia una recepción de la obra activa y creadora no solo en el plano mental sino también en el propio material.

Precisamente, las nuevas tecnologías posibilitan que la acción del receptor se pueda integrar en la obra haciéndole partícipe del proceso de creación. Sánchez Vázquez se fija especialmente en las implicaciones de las realidades virtuales que están a la base de los videojuegos o de los simuladores. En ellas, el receptor se siente parte misma de la obra y él es quien controla, manipula y dirige sus actos, no sólo eligiendo determinadas opciones, sino también dando lugar a nuevas realidades, personajes o escenarios.

Sin embargo, Sánchez Vázquez no es ingenuo. Él es bien consciente de las limitaciones inherentes a este tipo de creación, que por un lado da lugar a una recepción y creación superficiales -cercanas al pseudo-arte- y por el otro es altamente susceptible de convertirse en un instrumento del capital, al igual que otras manifestaciones del arte de masas. Ello no disminuye el avance que estas tecnologías suponen en lo relativo a la socialización de la creación; ahora bien, este avance, como toda tecnología, está condicionado por las circunstancias sociales (Sánchez Vázquez, 2005b, pp. 97-98Sánchez Vázquez, Adolfo (2005b). De la estética de la recepción a una estética de la participación. México D.F.: Facultad de Filosofía y Letras UNAM.; Martínez, 2020, pp. 118-126Martínez, Francisco José (2020). Adolfo Sánchez Vázquez: hacia una vanguardia artística y literaria. Sansueña: revista de estudios sobre el exilio republicano de 1939, suplemento 1, pp. 118-126.).

Bien es sabido que nuestro autor no está solo en esta idea y que son muchos los intelectuales que se toman muy en serio las posibilidades emancipadoras inherentes a las nuevas tecnologías. También es verdad que no son pocos los críticos que alertan de la posible ingenuidad de este tipo de propuestas y de la necesidad de estudiar en profundidad las oportunidades y los posibles peligros. Con todo, Sánchez Vázquez no es un ingenuo y es consciente de que mientras no se tomen en cuenta los condicionamientos sociales inherentes al capitalismo y se intente plantarles cara, difícilmente el arte puede llegar a alcanzar su vocación universal y emancipadora. Fiel a esa convicción, y haciendo gala del optimismo crítico que le caracterizó desde los comienzos de su carrera, culmina su trayectoria intelectual abriendo a la estética nuevos caminos para superar los posibles atolladeros posmodernos que pudieran frenarle a la hora de pensar cauces para la vocación emancipatoria del arte.

¿Cómo pueden las narrativas digitales servir para fines emancipatorios? ¿En base a cuáles de sus características se puede llevar a cabo lo que propone Sánchez Vázquez? ¿Dónde está la línea entre la transmisión de valores y el adoctrinamiento? ¿Quién se supone que debería «cuidar» que esas potencialidades de las nuevas tecnologías reviertan en el bien social y no sean subsumidas por la «lógica del sistema»? Todas estas preguntas, que quedan sin responder en la obra de Sánchez Vázquez, ocupan la reflexión de muchos de los que hoy se dedican a las narrativas digitales; lo cual nos puede poner sobre aviso acerca de un interesante camino en el que la estética marxista y este tipo de estudios puedan compartir resultados y generar avances iluminadores de cara un futuro que se presenta incierto.

En La modernidad, un proyecto incompleto, Habermas se negaba renunciar al proyecto moderno y, al final, alegaba tímidamente que «la gente ha de llegar a ser capaz de desarrollar instituciones propias que pongan límites a la dinámica interna y los imperativos de un sistema económico casi autónomo…» (Habermas, 2015, p. 34Habermas, Jürgen (2015). La modernidad, un proyecto incompleto. En: Hal Foster (ed.). La posmodernidad. (pp. 19-36) Barcelona: Kairós.). ¿No se parece en el fondo este tímido optimismo del frankfurtiano a la filosofía de la praxis del hispano-mexicano?

CONCLUSIONES

 

El diagnóstico de Sánchez Vázquez está claramente predeterminado por su condición de marxista y, en esa línea, el sistema capitalista es el principal objeto de su reflexión. Su crítica de algunos de los problemas inherentes a la tecnología puede correr el peligro de pasar por alto ciertos aspectos perjudiciales del desarrollo de la misma que, a priori, pudieran ser independientes del capitalismo en sí.

Dicho esto, el objeto de este texto, es el de rescatar la potencialidad de la obra de Sánchez Vázquez a la hora de pensar desafíos contemporáneos, como los inherentes a las nuevas tecnologías. El núcleo de nuestra aportación pasa por defender que su realce de la categoría de praxis productiva como base y fundamento de la historicidad, y su comprensión instrumental de la tecnología orientada a esa misma praxis, constituyen dos aportes de gran fecundidad y actualidad para abordar los desafíos presentes. Ello no quita que el enfoque de Sánchez Vázquez pueda ser complementado desde otras perspectivas teóricas. O que deba ser puesto en diálogo crítico y constructivo con reflexiones provenientes de otros ámbitos ideológicos. Sin embargo, esta discusión rebasa las motivaciones de nuestro artículo y constituye, de por sí, un excelente aliciente para seguir reflexionando en torno al legado de este intelectual exiliado.

Por el momento, podemos concluir como la filosofía de la praxis de Sánchez Vázquez puede constituir un interesante instrumento teórico a la hora de:

  1. Analizar las problemáticas relacionadas con el deterioro del planeta, evitando las posiciones extremistas de corte naturalista que rechazan totalmente la civilización como causa de los problemas ecológicos y que promueven una vuelta a estadios pre-civilizatorios como única vía para unas relaciones sostenibles del hombre con la naturaleza. A ese respecto, se señaló la fecundidad de la filosofía de la praxis para entender en profundidad las relaciones del hombre con la naturaleza y con la cultura; y se trató de articular una propuesta de humanismo ecologista sustentado en la promoción de una praxis creadora y revolucionaria llamada a transformar la lógica nociva de la praxis productiva existente.

  2. Estudiar las relaciones entre la tecnología y el trabajo, superando el histórico y dicotómico debate en torno a las ventajas o desventajas de la mecanización y la automatización. He apuntado la pertinencia de la concepción instrumental de la tecnología a la hora de señalar cómo la positividad o negatividad de su aplicación son dependientes de los fines y las lógicas que rigen la praxis productiva dominante. Asimismo, expliqué cómo la tecnología puede suponer un aliado en la lucha emancipatoria siempre y cuando se oriente a sus fines. Por último, a la luz de la hipótesis de la trayectoria elíptica, se señaló también cómo a partir del pensamiento de Sánchez Vázquez se puede elaborar un concepto amplio de trabajo orientado al desarrollo de la creatividad como atributo humano por excelencia.

  3. Abordar el imperativo de socialización de la creación artística -una consecuencia necesaria del carácter elíptico de la filosofía de Sánchez Vázquez-y estudiar sus teorías sobre las posibilidades emancipatorias de las narrativas virtuales y los videojuegos, desde las que se puede mostrar la importancia de su concepción instrumental de la tecnología para superar las dicotomías entre la bondad y la maldad de la misma, y para leer con optimismo sus posibilidades de cara a articular propuestas teóricas y transformadoras de la realidad.

Ahora bien, con todo esto y siguiendo el propio enfoque anticapitalista de nuestro autor, hay que señalar también que los planteamientos de Sánchez Vázquez revisten un cierto componente utópico. Pues, ¿hasta qué punto, dada la consolidación actual del capitalismo, es posible aplicar una praxis productiva alternativa que se sirva de la tecnología para fines emancipatorios? ¿Tenemos alguna posibilidad real de orientar en algún momento la tecnología en esa dirección? ¿O, más bien, la lógica del capital ya determina de antemano cualquier uso que podamos hacer de ella? Por otra parte, ¿hay alguna posibilidad de una praxis política o revolucionaria que transforme la lógica de un capitalismo tan nocivo para el planeta?

Si somos fieles a Sánchez Vázquez, la única vía de cambio, la única forma de que la tecnología realmente sea emancipatoria, tendría que partir desde las bases sociales en dirección ascendente. Pasaría por articular una concienciación y compromisos generales que impregnaran a su vez las instituciones políticas y que, desde ahí, introdujesen los cambios y regulaciones precisas en las lógicas de la praxis productiva.

En este proceso, a ojos de nuestro autor, la tecnología podría ser también de utilidad… desde ella se podrían forjar actitudes y comportamientos alternativos a los de la sociedad capitalista, quizás alguna suerte de redes de indignación y esperanza (Castells 2012, pp. 19-37Castells, Manuel (2012). Redes de indignación y esperanza. Madrid: Alianza Editorial.). No obstante, la solución sin duda es compleja, por ello su optimismo -o utopismo- se parece mucho a aquella confianza en la gente que manifestaba Habermas (2015, p. 34)Habermas, Jürgen (2015). La modernidad, un proyecto incompleto. En: Hal Foster (ed.). La posmodernidad. (pp. 19-36) Barcelona: Kairós.. En todo caso, nada mejor para terminar este artículo que resaltar esa confianza que estos dos pensadores del complicado siglo XX siempre han mantenido… Una confianza fraguada en la experiencia del desastre y dispuesta siempre a vencer el nihilismo aun cuando la incertidumbre no dejara ver claro.

AGRADECIMIENTOS

 

Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación Crítica a la epistemocracia, pluralismo, equidad epistémica y democracia (PAPIIT IN 402022 cuyo IP es Ambrosio Velasco).

NOTAS

 
1

Stephan Gandler (2007)Gandler, Stephan (2007). Marxismo crítico en México: Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echevarría. México: Fondo de Cultura Económica. ofrece una aproximación muy completa a la vida y obra de Sánchez Vázquez. Con relación a la biografía del filósofo véanse las páginas 48-73.

2

Con relación a la pertenencia a una tradición iberoamericana de humanismo véase (Velasco, 2020, pp. 310-311Velasco, Ambrosio (2020). Exilio, literatura y filosofía en Adolfo Sánchez Vázquez. En Antolín Sánchez Cuervo, Miguel Cabañas Bravo, Idoia Murga Castro y Miguel Ángel Puig-Semper (Eds.). Arte, Ciencia y pensamiento del exilio republicano español de 1939 (pp. 281-315) Madrid: Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.).

3

Véase (Bujarin, 1974)

4

Racionalismo tecnológico, firmado en 1981, aparece recopilado en Sánchez Vázquez (1983)Sánchez Vázquez, Adolfo (1983). Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México D.F.: Océano..

5

En este sentido, el pensamiento de Sánchez Vázquez contrasta con el de otro compañero del exilio republicano español: Eduardo Nicol. La crítica de Nicol termina por substancializar a la técnica, dejando de lado el importante papel que la agencia y directiva humana tienen en sus consecuencias (Iglesias Granda, 2023Iglesias Granda, José Manuel (2023). El problema de la tecnología en el pensamiento del exilio: ¿Sánchez Vázquez lector crítico de Nicol?. Anales del seminario de historia de la filosofía, 40 (1) https://doi.org/10.5209/ashf.82122).

6

Estrechamente relacionadas con el desempeño de un puesto de trabajo remunerado.

7

Todos ellos presenten en (Sánchez Vázquez ,1996Sánchez Vázquez, Adolfo (1996). Cuestiones artísticas y estéticas contemporáneas. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.).

8

El archivo Sánchez Vázquez se encuentra depositado en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Estos manuscritos pueden consultarse en las cajas 18 y 19, en los expedientes 62, 63 y 65 respectivamente.

REFERENCIAS

 

Castells, Manuel (2012). Redes de indignación y esperanza. Madrid: Alianza Editorial.

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