La poesía está en la raíz de la vocación literaria de Francisco Umbral, y le acompañó siempre, como lector y como poeta, ambas cosas tan implicadas una en la otra, en verso y en prosa. Está presente en toda su trayectoria, pues fue esencial para la configuración de su ser como escritor. No debemos olvidar tampoco que la poesía es clave para entender toda su personalidad literaria, así como su forma de ver la realidad. Esto se percibe muy bien, por ejemplo, en
Creemos muy pertinente este monográfico de
El escritor fue crítico de poesía durante años (
Umbral prácticamente abandonó la publicación de sus poemas, aunque los seguía escribiendo. Él decía que los escribía cuando se enamoraba, y que cuando se le pasaban esos amores dejaba de escribirlos. Pero también decía que le parecían malos. Por otra parte, ya escritor muy consagrado, como prosista, sentía cierto temor ante las reacciones del público. Pero el escritor, como él decía, iba por dentro, y el poeta también. Es decir, Umbral no publica poesía y escribe poca, pero sigue llevando un poeta dentro, un poeta que se desborda continuamente en lo que escribe, en prosa. El caso de
Por si fuera poco la poesía condiciona el modo que tiene Umbral de abordar la literatura, como escritor y como lector. Ya nos hemos ocupado del escritor, pero debemos decir algo del lector. Umbral busca al leer “hallazgos” que le impresionen, y esos “hallazgos” son de corte poético. El autor aprecia mucho al escritor que es capaz de ofrecer en la página algo que podríamos expresar como “creación verbal”. Valora mucho la metáfora, la buena adjetivación… una tensión estilística en el texto que podríamos llamar poética, o que es deudora de la poesía. En fin, todo el edificio literario de Umbral se sostiene sobre la poesía, y en la poesía adquiere buena parte de su originalidad y de su fuerza.
Por último decir que es posible que Umbral no escribiera constantemente poesía, aunque sí lo hizo en distintos períodos de su vida, según demuestran las publicaciones, algunos libros, algunos ya citados,
En estos ocho trabajos se ofrece una perspectiva muy amplia de los intereses poéticos de Umbral, que van desde las lecturas de algunos de sus poetas preferidos y el uso de una prosa muy lírica y muy poética hasta sus retratos de políticos; incluso hasta su participación en programas de radio. El fenómeno poético en Umbral no es simple y no puede despacharse diciendo que era o no un buen poeta. La lírica atraviesa toda su dedicación y se manifiesta mucho más allá de los dos libros publicados que recogen sus poemas, uno de ellos póstumo.
Marina Casado explora las conexiones con dos de los grandes poetas del 27, “sombras”: Aleixandre y Cernuda. Su trabajo pone en relación directa a Umbral con dos de los poetas que más admiraba –en general admiraba mucho a los poetas de la generación del 27–. De forma muy detallada, gracias al trabajo de Marina Casado, podemos hacernos a la idea del diálogo creativo que establece Umbral con los poetas que lee asiduamente, en dos direcciones fundamentales, por el placer estético que le produce, y como alimento para su propia producción literaria, consciente como era Umbral de lo esencial que era la poesía en la configuración de su prosa y de su mirada literaria.
Uno de los autores más admirados por Umbral y que reúne la doble condición de poeta y prosista, a las que añade la envidiada condición de francés, es Baudelaire. Lara Mantoanelli y José Soto se centran en una suerte de animal totémico para ambos: el gato. Umbral no solo quería a los gatos, y tuvo gatos buena parte de su vida, sino que era un gran admirador de este animal. De su gata Loewe escribió mucho, y no solo de ella, también de otros gatos, presentes en sus diarios y en general en toda su obra. Baudelaire fue, junto con Proust tal vez, el escritor al que más admiró, hasta el punto de tener una foto suya muy cerca de donde escribía. Su concepto de prosa es muy posible que venga, en buena parte, de Baudelaire, y para comprender todo esto es muy útil leer el artículo de Lara Mantoanelli y José Soto, que rastrean una pasión literaria.
María del Pilar Couceiro ofrece una primera parte del estudio del alejandrino, seguramente el verso preferido de Umbral, tan francés, tan largo, tan agradecido. El trabajo de la profesora Couceiro ofrece detallados, minuciosos análisis, y la certeza de que Umbral, que se muestra tan seguro y esplendoroso en su prosa, llena de elementos poéticos, se muestra más inseguro en verso, logrando resultados probablemente no tan buenos como él esperaba. Este trabajo va a la raíz de la prosa umbraliana en el tema que nos ocupa. Verso y prosa, ¿dónde está la poesía? ¿Estamos hablando del mismo escritor, del escritor que igualmente es grande en prosa o en verso? Umbral adapta los recursos poéticos y dota a su prosa de un gran dinamismo y flexibilidad, pero también puede haber un problema de calidad, y en ello indaga el trabajo de María del Pilar Couceiro. Tal vez la actitud de Umbral de no publicar su poesía de forma ortodoxa, en poemarios, responda a su exigencia literaria.
Por otra parte, J. Ignacio Díez, en “Prosa y verso en Umbral: entre la dispersión y el cancionero de
Jean-Pierre Castellani se detiene en
Como detallado y por extenso es el estudio de la profesora Bénédicte de Buron-Brun, “La esencia poética del cuento umbraliano”. La experta francesa pone de relieve en primer lugar la idiosincrasia poética de los cuentos de Francisco Umbral, pero también, más en general, la extrema calidad de estos cuentos. Umbral era un gran cuentista, y tenía una teoría muy pensada y muy elaborada del cuento –como analiza Bénédicte de Buron-Brun–, y si no escribió más cuentos a lo largo de su vida, como él mismo manifestaba, era porque no los solían pagar en los periódicos y revistas, o porque no los pedían. Hay una etapa más cercana a su juventud en que escribió y publicó muchos cuentos –y ganó premios–, pero a medida que se hace mayor Umbral va escribiendo menos cuentos. A menudo, como nos explica la profesora francesa, formaban parte de sus obras, novelas o diarios, los desgajaba de ellas para publicarlos en revistas, o los integraba después de publicados en libros. Otro motivo para un posible estudio.
El artículo de Guillermo Laín Corona, “Los políticos de Umbral: textos poéticos y antipoéticos”, es un artículo muy meditado, muy medido, con abundante documentación. Algunas veces Umbral habló de la técnica de “la rosa y el látigo” para referirse a su escritura, al lirismo y a la crítica, el toque duro o poético, a menudo una alternancia o fusión de ambos elementos. El profesor Laín Corona estudia los textos poéticos y los antipoéticos en los retratos umbralianos a políticos, alabando o denostando a esos mismos políticos. En este estudio vemos cómo Umbral se nutre de la poesía para crear su prosa, cómo aplica incluso las herramientas poéticas, los recursos poéticos, a su prosa periodística. Es decir, la poesía no solo nutre su prosa más lírica, como podría ser
Las colaboraciones radiofónicas de Umbral, verdadera primicia, en manos de Manuel Fernández Sande y Eduardo Martínez Rico recuperan un género y una práctica que están en los orígenes de la obra de Umbral y también en su última etapa. En “Umbral en la radio:
Por último, queremos agradecer a la Fundación Francisco Umbral el apoyo prestado a esta iniciativa. Nuestro autor siempre ofrece temas de estudio sugestivos, y este concreto de la poesía es uno de los más importantes y reveladores. La poesía es determinante para crear al Umbral escritor, poeta o no, y también, seguramente, al Umbral hombre, a la persona que vive y se relaciona con la realidad, la mira y la interroga y después escribe, en verso o en prosa, creando algunos misterios que los autores de este número hemos tratado de desentrañar.