El artículo aborda la implantación en el sector hotelero español de criterios de sostenibilidad ambiental ampliamente difundidos por los organismos internacionales (ONU, UNESCO, Unión Europea, etc.) desde la Conferencia de Río (1992), y reforzados por la creciente sensibilidad respecto al medio ambiente de la clientela no son ajenas a este proceso la búsqueda de ahorro en la gestión de los recursos y la mejora de la competitividad dentro del sector. El compromiso ambiental de las empresas hoteleras se traduce básicamente en la obtención de certificaciones de calidad ambiental y eco-etiquetas expedidas por entidades especializadas en cumplimiento de determinados requisitos. Las grandes cadenas hoteleras han demostrado un mayor interés por obtenerlas por razones de imagen y por su mayor solvencia económica, aunque aún hay un largo camino por recorrer hacia la plena sostenibilidad de los hoteles españoles.
This paper intends to approach how the Spanish tourist sector has implemented environmental viewpoints initiated by international organizations such as UNO, UNESCO, European Union, etc. from the Rio Conference on (1992), and reinforced by the increasing environmental sensitivity of the hotel customers. Another aim of this process is to improve resource management and increase competitiveness in the hotel trade. The environmental commitment of the hotel sector must be demonstrated either by obtaining a certification of environmental quality or an ecolabel awarded by special purpose entities on fulfillment of specific requirements. These environmental labels are mostly obtained by large hotel chains for image and affordability reasons. Nevertheless, the Spanish hotel business still has a long way to go before reaching complete sustainability.
Asumimos de entrada que la plena sostenibilidad medioambiental es incompatible con las actividades humanas, tanto si éstas se ubican en medios fuertemente urbanizados, ya de por sí difícilmente sostenibles, como en medios rurales o naturales (Valenzuela Rubio,
Las posturas más favorables al turismo sostenible vienen del sector académico y de las administraciones públicas, en este caso muy matizables según escalas y competencias
De una forma u otra los distintos niveles administrativos han asumido un papel impulsor del turismo sostenible usando para ello instrumentos de muy desigual eficacia, en ocasiones puramente testimoniales. Desde la Conferencia de Río (1992) el tema del turismo sostenible ha merecido una atención creciente por parte de los organismos internacionales, que se ha concretado en la celebración de numerosos congresos y conferencias total o parcialmente enfocados al turismo; en ellas han tomado cuerpo novedosas iniciativas de cooperación desarrolladas por sus agencias especializadas en cultura (UNESCO) y en turismo (Organización Mundial del Turismo, OMT) en forma de cartas, sistemas de gestión ambiental, eco-etiquetas, buenas prácticas o códigos de conducta (United Nations Environment Programme. Industry and Environment Office,
De entre las distintas modalidades del alojamiento turístico, la hotelera no es la que mayor impacto ambiental ha provocado en las zonas de destino, frente a las más consumidoras en espacio como las urbanizaciones residenciales o las más contaminantes como el transporte; sin embargo, a pesar de que su consumo de suelo es menor, la carga turística generada es mucho mayor que en la vivienda turística, sin olvidar su impacto paisajístico, dada su preferencia por ubicaciones panorámicas de forma individual o formando parte de urbanizaciones tipo
Para comenzar, es de lógica total la complementariedad entre la sostenibilidad del destino turístico como un todo y la hotelera; esto quiere decir que deberían trabajar en íntima colaboración y coordinación las instituciones locales y regionales con la empresa hotelera con la vista puesta en incentivar las iniciativas y remover los obstáculos en ambas escalas de la sostenibilidad ambiental. Otro punto de partida es que una empresa, por muy verde que se considere, nunca será totalmente sostenible, lo que no obsta para que pueda y deba profundizar en la sostenibilidad ambiental hasta el punto de llegar a integrarla en todas las áreas y decisiones del negocio, es decir, hasta convertirla en un valor corporativo. En el camino hacia ese objetivo se aprecian diversos grados o niveles en cuanto a los avances apreciados entre los hoteleros, desde los más refractarios a emprender ningún tipo de acción (que son aún mayoritarios) hasta los más comprometidos, que han alcanzado los objetivos más ambiciosos, pasando por aquellos que han obtenido certificaciones poco rigurosas (Cuenllas, 30 de septiembre de
Estudios empíricos realizados sobre la adopción de instrumentos voluntarios de sostenibilidad por parte de los gestores hoteleros han demostrado que estos encuentran diferentes incentivos y obstáculos cuando emprenden la tramitación de certificaciones, eco-etiquetas o premios en reconocimiento a su comportamiento ambiental. Entre los principales incentivos está obtener ventajas competitivas, reflejadas en la mejora del beneficio de explotación y dar respuesta a las demandas de mejora ambiental de clientes y turoperadores, sin olvidar motivaciones éticas, de compromiso ambiental o de responsabilidad social con las comunidades locales. Paralelamente, se detectan obstáculos de carácter burocrático, laboral o de la propia clientela. En todo caso, la obtención de reconocimiento a la sostenibilidad de un hotel le reporta beneficios tangibles e inmediatos como la reducción de costes a corto plazo en ahorro de agua y de energía, en la gestión de sus residuos, etc., pero también fiscales y financieros, al mismo tiempo que otros intangibles a medio y largo plazo como la confianza de los clientes y el reconocimiento oficial o de la opinión pública. Ello explicaría el relativo éxito que entre los hoteles españoles han alcanzado las certificaciones medioambientales, a pesar del costo económico y de personal que implican y las dificultades encontradas en su aplicación práctica (Ayuso,
Llegados a este punto, procede invocar el concepto de
Fuente: Casaldàliga y Horno (
OJO, ELIMINAR ESTE PÁRRAFO, SOLO PARA TOOLTIP TABLA 1: Casaldàliga y Horno (
Son cada vez más numerosas las empresas hoteleras que incorporan de forma continuada prácticas de mejora ambiental al funcionamiento de sus instalaciones a partir del creciente consenso sobre los beneficios que de ello se derivan para el comportamiento económico de sus negocios. Este reforzamiento del compromiso ambiental en el sector turístico se traduce en la obtención por las empresas hoteleras de certificaciones formales para sus hoteles mediante las que se acreditan fehacientemente los términos prácticos en que se concreta dicho compromiso; adelantamos desde ahora que son muy pocas las que se inclinan por la gestión ambiental integrada como la variante más ambiciosa y detallada de la sostenibilidad ambiental hotelera. Estas certificaciones más avanzadas (norma ISO 14001 y reglamento EMAS, sobre todo) permiten a las compañías hoteleras identificar y controlar el impacto ambiental de sus productos y servicios para, de esa manera, mejorar su comportamiento ambiental, de lo que posteriormente quedará constancia empírica a través de encuestas de calidad realizadas a los clientes (Segarra Oña, Peiro Signes, Verma, Mondéjar Jiménez y Vargas Vargas,
Sin embargo, esta reacción favorable a las medidas de sostenibilidad no está tan generalizada como podría imaginarse entre los clientes hoteleros; de hecho, hay clientes de altos ingresos que no responden de forma tan entusiasta a las prácticas sostenibles; en el polo opuesto estarían los ambientalmente responsables en su vida diaria, que continúan siéndolo durante su estancia en los hoteles. Aunque parezca paradójico, no siempre se tienen en cuenta los costes humanos derivados de la adaptación del hotel a las medidas de mejora ambiental en tanto en cuanto complica e incluso dificulta el trabajo de ciertos segmentos laborales; entre los que se ha detectado una actitud menos favorable a la gestión medioambiental están los trabajadores de la limpieza e incluso, a veces, los propios responsables y el conjunto de la plantilla; hay que admitir que la formación en la práctica cotidiana de la sostenibilidad en sus puestos de trabajo así como en su relación con los clientes conlleva un plus de responsabilidad. De aquí que la industria hotelera comprometida con la sostenibilidad habrá de prestar mayor atención a las nuevas relaciones laborales que de todo ello se deriven (Brody,
La dimensión social de la gestión medioambiental en toda su complejidad debe ir aún más allá del alojamiento hotelero proyectándose sobre la mejora de la sociedad local y no solo en lo que respecta al impacto de la empresa hotelera sobre el mercado laboral; mucho mayor sería este si el hotel incentivase en sus clientes la idea de que es indisociable de su entorno económico, social y ambiental y, en tal sentido, les estimulara a consumir los bienes y servicios que le ofrece la comunidad local (ocio, naturaleza, cultura, restauración, etc.), a respetar y conservar los valores naturales, culturales o urbanos de su entorno territorial mediante instrumentos formativos o de sensibilización, fomentando su concienciación y comportamiento responsable; con todo ello se daría un importante paso adelante en el camino hacia la plena implantación del turismo sostenible, tal como lo formula, refiriéndose al alojamiento, el Instituto de Turismo Responsable (ITR), que expide la certificación
Como quiera que la implantación de políticas de mejora ambiental es voluntaria más allá de las legalmente reguladas, se puede elegir entre una oferta muy amplia de opciones dependiendo del nivel de compromiso ambiental que la empresa asuma o de los costes que se desee afrontar. Las hay completamente gratuitas como son los códigos de conducta, en los que se puede elegir entre una gran oferta; el mayor problema de esta fórmula es que no existe un sistema normalizado de verificación de sus resultados, como tampoco lo hay cuando se opta por alguna buena práctica de las que también hay un amplio muestrario a propuesta de Comunidades Autónomas, Cámaras de Turismo o entidades privadas (Ayuso Siart,
Cosa muy distinta son las certificaciones o las eco-etiquetas ambientales, cuyos beneficiarios son a partes iguales las empresas hoteleras y las entidades certificadoras, pues ambas comparten los beneficios económicos de la sostenibilidad; igualmente, asumen una perspectiva integrada de la sostenibilidad basada en la aplicación de criterios múltiples medidos a través de estándares más o menos numerosos y complejos pero no siempre igual de rigurosos; prevalece, empero, la perspectiva del beneficio económico en algunas acciones sectoriales de mejora ambiental referidas a la energía, al agua o a los residuos.
Son muchas las empresas hoteleras que cifran la sostenibilidad ambiental y los beneficios que de ella puedan derivarse en el ahorro energético o de agua y en el reciclaje; así lo demuestra la investigación realizada en el sector hotelero de la ciudad de Málaga (Navarrete Cobo,
Ha favorecido el protagonismo de la eficiencia energética en el sector hotelero la especial dependencia del turismo respecto al medio natural, lo que le hace estar potencialmente más expuesto al cambio climático en las regiones turísticas litorales, por ser estas las más expuestas a la elevación del nivel del mar vinculada al calentamiento global; este futurible podría llegar a dar lugar a profundos cambios en los patrones turísticos y a la consiguiente alteración en los flujos hacia determinados destinos turísticos. Por tal motivo, desde el propio gobierno central se ha puesto en marcha a partir de 2013, para un período de tres años, un
El propio sector turístico, a través de su escaparate con mayor visibilidad, la feria anual de turismo FITUR, viene organizando desde 2009 un
Aun con estos y otros incentivos para mejorar la eficiencia energética impulsados por las administraciones públicas de los distintos niveles y por el empresariado de los sectores energético y turístico, sorprende su aún escasa presencia en la planta hotelera española. Así se desprende del Censo
Fuente: Censo Alimarket Hotel e Instituto Tecnológico Hotelero.
Fuente: Censo Alimarket Hotel e Instituto Tecnológico Hotelero.
La certificación ambiental se otorga a aquellas empresas o actividades que cumplan totalmente con un conjunto de estándares, incluso rebasando ampliamente los establecidos por las regulaciones legales aplicables al sector. Normalmente, la obtienen cadenas hoteleras con preferencia a hoteles individuales; por lo común, éstas ya cuentan en sus organigramas con un departamento de Responsabilidad Social Corporativa, encargado de definir objetivos medioambientales ambiciosos tales como cero residuos o cero carbono y asumiendo el compromiso de alcanzarlos en el largo plazo; estas empresas han incorporado ya la sostenibilidad a todas las decisiones de su negocio (inversión, construcción, compras, contratación, formación etc.); por ello, cuando obtienen la certificación ambiental para sus hoteles, lo que hacen es constatar este compromiso y convertirlo en una herramienta para gestionar su comportamiento ambiental y mejorarlo de acuerdo con una estrategia planificada (Ayuso,
El proceso de implantación de un sistema SGA y de la consiguiente obtención de la certificación se remonta a la década de los años 90 del siglo XX y desde entonces ha avanzado sustancialmente en las empresas hoteleras. Se trata de un mecanismo voluntario que implica como paso previo diseñar e implementar el SGA, para lo que se recurre habitualmente a consultoras especializadas, tras lo cual se somete a la evaluación de auditoras externas encargadas de acreditar el cumplimiento de unos estándares de calidad ambiental preestablecidos. La superación de la evaluación está fuertemente condicionada por el compromiso de los responsables de la gestión del hotel y la colaboración de su plantilla, así como por la implicación de organizaciones externas competentes en materias específicas como la gestión de residuos o la compra verde. El alto costo de todo este proceso de creación y verificación de un SGA, de la propia obtención de la certificación y de su periódica revalidación constituyen sin duda un factor de disuasión para la empresa hotelera media y pequeña. Como compensación, se ha demostrado que los hoteles que tienen certificado su sistema de gestión ambiental obtienen un mayor rendimiento económico y los recursos financieros subsiguientes, por lo que son más propensos a certificarse (López Gamero
Así pues, independientemente de la satisfacción adicional que la implantación de un SGA pueda reportar al cliente o de la mejora de su imagen y consiguiente ventaja competitiva para la empresa hotelera, lo que la certificación ambiental obtenida debe demostrar es que cumple con las normativas ambientales vigentes en la zona donde actúe (local, regional, estatal, comunitaria o internacional), así como con otras que la propia empresa asume como parte de su compromiso ambiental. De aquí la importancia de contrastar el SGA de la empresa hotelera con la norma específica que mejor refleje su grado de implicación con una estrategia ambiental avanzada; en ello se basa la obtención de una certificación ambiental expedida por una entidad acreditadora de la máxima profesionalidad y rigor evaluatorio. Dos son las normas de evaluación ambiental actualmente más prestigiosas y difundidas en el sector hotelero: la norma ISO 14001, sistema de gestión ambiental con proyección internacional, del que España es el tercer país del mundo por grado de implantación y el primero de Europa
Fuente: Eco-Management and Audit Scheme (EMAS) (
La eco-etiqueta consiste en un reconocimiento que se otorga a una empresa, producto o servicio por haber demostrado un mejor comportamiento ambiental en comparación con otros del mismo sector de acuerdo con los criterios o estándares establecidos por la entidad que la concede. En el caso del turismo, las eco-etiquetas han ido incrementando su presencia en el sector hotelero a partir de los años 90, lo que demuestra que el sector le presta cada vez más atención a la dimensión ambiental de sus instalaciones y, sobre todo, al aumento de competitividad que representa ofrecer un producto de mayor calidad ambiental. Como en los SGA también en las eco-etiquetas se advierten distintos niveles de exigencia y los criterios utilizados difieren según la entidad que los aplica. Por lo general, las eco-etiquetas afrontan la sostenibilidad ambiental en los hoteles con un planteamiento eminentemente sectorial y centrado en aquellos aspectos de la gestión ambiental más visibles en el funcionamiento cotidiano del hotel y más próximos a la experiencia del usuario: recogida selectiva de residuos, ahorro de agua, eficiencia energética de las instalaciones, integración del hotel en el entorno, formación del personal y de los clientes en política ambiental, entre los más relevantes. La concesión y verificación de las eco-etiquetas tienen un coste para las empresas hoteleras mucho menor que los SGA, lo que se traduce en su dudoso impacto en el mercado reflejado en el reducido conocimiento de las mismas por parte de los clientes (Ayuso,
Es un hecho que la obtención de certificaciones para los SGA se halla muy estrictamente regulada y se exige que la acreditación preceptiva para expedir el certificado de gestión ambiental sea otorgada a las empresas encargadas de concederlo por un ente público de ámbito nacional (en España la Empresa Nacional de Certificación); por el contrario, la concesión de las eco-etiquetas la gestionan directamente las instituciones o entidades que las han creado. De donde se deriva que haya surgido toda una fronda de iniciativas con muy diferente grado de implantación en el sector y, sobre todo, con niveles desiguales de exigencias y rigor en la metodología aplicada, lo que determina la exhibición en un mismo establecimiento o cadena hotelera de varias eco-etiquetas de distintas procedencias.
En el caso del sector hotelero español actúan varias entidades que expiden eco-etiquetas, algunas creadas por entidades privadas como el Instituto de Turismo Responsable (
La difusión en el sector hotelero español de la preocupación ambiental parece evidente a partir de las informaciones manejadas para redactar este texto; más difícil se antoja discernir si se limita a una pura cuestión de imagen y de mejora de la competitividad o a profundas convicciones ambientales subyacentes a todas las decisiones del negocio. De la información empírica que se van a esgrimir en este epígrafe no se obtiene una respuesta concluyente a escala nacional; algo mayor es la posibilidad de establecer diferencias entre las comunidades autónomas, aunque donde la matización alcanza mayor nivel de precisión es entre entidades empresariales hoteleras; por otra parte, la expresividad de la información para el objetivo señalado está muy condicionada por el propio sistema de calidad ambiental de que se trate: SGA, eco-etiquetas o premios.
Centrando nuestra atención en la implantación de los SGA en los hoteles españoles a través de la obtención de una certificación justificativa del cumplimiento de los requisitos fijados en la Norma ISO 14001 o en el reglamento EMAS, considerados los más fiables, los resultados obtenidos no nos permiten sacar conclusiones plenamente fiables; ello es debido a los problemas habituales cuando se trabaja con datos empresariales: la coincidencia o no entre la sede social y la ubicación del establecimiento, el período de vigencia de la certificación o el año concreto a que se refiere la información, entre otros. Ello podría explicar, en el caso concreto de EMAS, los contrastes entre los datos manejados en este artículo respecto a los aportados por investigaciones precedentes obtenidos de la misma fuente de información (Bonilla Priego, Nájera y Font,
Al SGA certificado a través de la Norma ISO 14001 se calculaba que en 2014 estaban adheridos en España 350 hoteles (29 de ellos de cinco estrellas, 215 de cuatro y 70 de tres) (Segarra Oña
Otro sistema de calificación de la sostenibilidad ambiental, menos riguroso pues no necesita auditoría externa pero muy popular entre turoperadores y grupos hoteleros internacionales y el más implantado en la hostelería española es la eco-etiqueta
Fuente: Travelife (
Fuente: Travelife (
Una perspectiva complementaria de las anteriores a escala autonómica nos la aporta Andalucía, que ha puesto en pie desde hace años un edificio normativo a favor de la sostenibilidad turística con resultados alentadores pero desiguales por tipos y por distribución provincial. Así, en el conjunto de la región 181 hoteles y alojamientos turísticos (de ellos 119 hoteles)
Fuente: Junta de Andalucía. Consejería de Turismo y Comercio. Directorio de Establecimientos y Espacios Certificados.
Fuente: Junta de Andalucía. Consejería de Turismo y Comercio. Directorio de Establecimientos y Espacios Certificados
La implantación en las cadenas hoteleras de los SGA ya ha tenido reflejo en la bibliografía académica española reciente (Bonilla Priego, Nájera y Font,
Cerramos este epígrafe del texto descendiendo a analizar mediante la información disponible el balance de la obtención por los hoteles de varias cadenas de las distintas modalidades de acreditaciones o eco-etiquetas ambientales. En el caso de la cadena Meliá Hotels International (antes Sol Meliá) la acreditación ambiental arranca de su adhesión en 2011 a los criterios del Global Sustainable Tourism Council (GSTC), sobre cuya base se ha optado por acogerse a sellos y certificaciones reconocidas internacionalmente. Los datos disponibles al año 2013 apuntan hacia un horizonte moderadamente optimista, pues 18 de los 143 hoteles que la cadena gestiona en España habían obtenido una o varias de las etiquetas y certificaciones más reconocidas, según se recoge en el
Fuente: Página web de la cadena Meliá Hotels International (
Fuente: Página web de la cadena Meliá Hotels International (
Durante años la red estatal de Paradores ocupó por derecho propio una posición avanzada dentro de las cadenas hoteleras preocupadas por el medio ambiente; tanto es así que Paradores de Turismo fue la primera cadena hotelera española en recibir simultáneamente, en 2006, la certificación
Una situación bien distinta entre las cadenas medianas la aporta el grupo hotelero Illunion (antes Confortel), que aspira a convertirse en líder mundial en sostenibilidad dentro del sector hotelero para lo que cuenta con su propio Plan Energético. Argumenta para ello que ha certificado ya sus 25 establecimientos
Si algo ha caracterizado hasta bien recientemente al turismo de masas en España ha sido la ausencia absoluta de cualquier atisbo de sostenibilidad ambiental; antes al contrario, ha merecido ser considerado como el arquetipo de actividad en permanente conflicto con el medio ambiente, de lo que hay amplia constancia en la bibliografía académica y en los medios de comunicación. Por ello, debe ser bienvenido el ambiente de sensibilidad ambiental que también ha llegado al sector bajo el influjo de las recomendaciones dimanadas de las organizaciones internacionales tras la Conferencia de Río de 1992 con su reflejo a escala comunitaria, nacional y regional. Los documentos en forma de cartas, guías de buenas prácticas, códigos de conducta, recomendaciones y similares, dimanados de entidades públicas y privadas, han creado, sin duda, unas condiciones favorables al medio ambiente que también han contagiado a los propios actores del negocio turístico (empresas hoteleras, turoperadores, etc.).
A pesar de este nuevo escenario de difusión de la sensibilidad ambiental creado en torno al turismo, el grado de compromiso traducido en resultados prácticos ha sido, sin embargo, bastante desigual; muy coherente y decidida ha sido su presencia en ciertas modalidades de operadores turísticos, básicamente los implicados en las nuevas formas de turismo alternativo (rural, verde, cultural, etc.). Las administraciones, por su parte, han centrado su actuación en la creación de un marco legal y planificador acorde con los postulados de la sostenibilidad ambiental, aunque escasamente operativo al no ir acompañado de los instrumentos adecuados (regulatorios, financieros, etc.) y por no haber encontrado el suficiente eco en las administraciones locales, preocupadas por equilibrar sus presupuestos mediante el recurso al expansionismo urbanístico, hasta que en 2008 se desinfló la
Por su parte, es visible en el empresariado hotelero español un cambio de actitud frente al medio ambiente en los últimos años al calor de los cambios operados en la propia clientela o por emulación de las medidas implantadas ya en los hoteles de otros países en cumplimiento de recomendaciones internacionales, directivas de la UE o regulaciones administrativas de distinto rango (leyes, ordenanzas, planes, etc.). Ahora bien, el cambio de comportamiento frente al medio ambiente y a la sostenibilidad ambiental detectado en el sector hotelero español a lo largo de este texto y materializado en la obtención de certificaciones y eco-etiquetas, lejos de resultar de un repentino despertar de la conciencia ambiental se debe básicamente a razones mucho más prosaicas del negocio hotelero; de lo que básicamente se trata es de recualificar la planta hotelera para así mejorar la competitividad interior y exterior, es decir, de alcanzar meros objetivos mercadotécnicos, los mismos perseguidos por la introducción de criterios de racionalidad en el funcionamiento de los establecimientos mediante el ahorro en el consumo de recursos (energía, agua, etc.); en definitiva, todas estas medidas apuntan a abaratar la actividad para así mejorar las cuentas de resultados.
Para concluir, y al margen de si los cambios de actitud ante el medio ambiente en la hostelería española responden a una simple mejora de la imagen o a motivaciones de compromiso con el medio ambiente, como se ha comprobado empíricamente, el grado de implantación en el sector es por el momento minoritario, aunque creciendo, si bien lo que ya de plano cabe calificar de marginal es la presencia de los sistemas de gestión ambiental (SGA), cuya certificación solo se la pueden permitir por costo y exigencias operativas las grandes cadenas hoteleras y estas en un número reducido de establecimientos dentro de su planta hotelera. Por último, la fronda de normas y de entidades acreditadas para aplicarlas y emitir las certificaciones pintan un cuadro ciertamente muy abigarrado con niveles de exigencia muy desiguales y metodologías para aplicarlas de rigor harto discutible a veces. Aun así, siempre será mejor que haya entrado en escena la dimensión ambiental en la gestión del sector, aunque esté trufada de intereses cruzados y aunque se halle muy lejos aún del listón fijado por las recomendaciones internacionales y los indicadores más complejos y exigentes de comportamiento ambiental.
Muy comprometidas en el caso de los organismos internacionales y muy cuestionables en las administraciones locales, corresponsables de muchos de los impactos ambientales del turismo.
El conflicto surgido en torno al Hotel El Algarrobico, construido en el interior del Parque Natural del Cabo de Gata, certifica la capacidad de impacto paisajístico y ambiental que una sola instalación hotelera puede llegar a provocar. En cuanto al modelo
El certificado
El Instituto de la Sostenibilidad Turística otorga los Premios
Dentro del Instituto de la Sostenibilidad Turística coinciden la responsabilidad académica del Máster de Gestión y Dirección Hotelera, impartido desde hace más de 30 años en el ICE de la Universidad Politécnica de Madrid, con la actividad acreditadora a través de la marca
Aprobado por R.D. 625/2013 (BOE de 2 de agosto de 2013).
El Plan podrá contar, además, con financiación del Banco Europeo de Inversión (BEI) mediante una línea de 200 millones de euros que gestiona el Banco Santander. En caso de acceder a esta línea de crédito, el BEI financiará el 50% de la inversión y el resto hasta el 50% restante será aportado por el Banco Santander en condiciones de tipo de interés y plazos más ventajosos que las del crédito tradicional destinado a rehabilitación.
El
El edificio elegido como modelo de esta experiencia-piloto ha sido el Avenida Sofía Hotel Boutique & Spa de Barcelona, primer hotel certificado
Los datos numéricos se hallan en la
La Norma ISO 14001 de sistemas de gestión ambiental se hizo pública por primera vez en 1996 y su tercera y última revisión se ha producido en 2015. Actualmente, 285.000 organizaciones de 167 países han implantado esta norma.
Así, de 121 certificaciones de calidad hotelera verificadas por AENOR en 2015, tan sólo un 14,9% se habían acogido a la norma ISO 14001, frente a las mucho menos exigentes en términos ambientales Marca Q de calidad (25,6%) o la Norma ISO 9001 de gestión de calidad con un 52,9%.
Las dos últimas tienen un ámbito de aplicación exclusivamente local.
El ICTE es una Entidad de Certificación de Sistemas de Calidad especialmente creados para empresas turísticas, formado por las asociaciones turísticas nacionales más importantes de este país, la Secretaría de Estado de Turismo, las comunidades autónomas y la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias).
Información obtenida del Departamento de Calidad y Medio Ambiente de Paradores. Hasta el ejercicio de 2015 Paradores no ha vuelto a obtener beneficios tras un período de fuertes reajustes de plantilla e inyecciones de dinero público, según consulta en la web el 20 de diciembre de 2016 (
Los datos numéricos se hallan en la
Se trata, sin duda, de una mínima muestra de tan sólo el 7,6% del censo de alojamiento turístico de la región (2.366 hoteles y apartamentos en 2012).
Los datos numéricos se hallan en la
Conclusión alcanzada a partir de una muestra de 350 hoteles de distintas categorías y tamaño. La más rigurosa de las certificaciones de SGA es sin duda la Norma ISO 14001 obtenida a través de empresas acreditadas por la Entidad Nacional de Acreditación, entre las que sobresale en España AENOR, junto a otras con implantación en España y proyección internacional como
La cifra de hoteles de la cadena Meliá (una de las mayores cadenas hoteleras a escala mundial con 350 hoteles en 40 países del mundo) certificados en España no es baladí, si se tiene en cuenta que en el conjunto de la cadena tan solo lo han sido 49, de los que 18 son españoles con 26 certificaciones en conjunto.
Los datos numéricos se hallan en la
Las tres cuartas partes de los hoteles Illunion se ubican en ciudades y casi la mitad de ellos lo hacen en las tres mayores (Madrid, Barcelona y Valencia); tan solo un tercio pueden considerarse como hoteles de playa.
La Agencia de Acreditación Sostenible nace como una