La figura de Alfred Russel Wallace dentro de la antropología ha sido escasamente reconocida dentro de la historia de la disciplina. Un punto importante es ubicar al autor dentro de las discusiones antropológicas de la época victoriana, desde su interés temprano como naturalista por
The figure of Alfred Russel Wallace as an anthropologist has scarcely been recognised in the history of the discipline. An important point is to place the author within the anthropological discussions of the Victorian era, from his early interest as a naturalist in
Charles Darwin (1809-1882), contrariado, cerraba una carta en enero de 1870, con un fatídico mensaje: “But I groan over Man— you write like a metamorphosed (in retrograde direction) naturalist, & you the author of the best paper that ever appeared in Anth. Review! Eheu Eheu Eheu | Your miserable friend | C. Darwin” (
La respuesta de Darwin hace relación a una de las obras más importantes escritas por Wallace sobre temas antropológicos, The Origin of Human Races and the Antiquity of Man Deduced From the Theory of «Natural Selection», un trabajo presentado el 1.° de marzo de 1864 en una reunión de la Anthropological Society of London (ASL), y publicado posteriormente el mismo año en la revista de la sociedad
Hablar de Wallace y la evolución humana remite tradicionalmente en términos históricos a su propuesta sobre los límites de la selección natural en el origen y desarrollo de las capacidades mentales. No obstante, como se verá a lo largo de este artículo, desde su temprano interés en la transmutación de los seres humanos en diciembre de 1845 (McKinney,
A partir de lo anterior, este artículo se centra en: primero, ubicar a Wallace en el contexto de las discusiones sobre evolución humana de la época victoriana, inicialmente desde sus esfuerzos por “historizar” a los seres humanos en términos evolutivos, para con ello resaltar posteriormente un aspecto de su vida profesional muy poco destacado (incluso por él mismo), como fue su participación en instituciones dedicadas a discusiones antropológicas. Y segundo, mostrar que su interés en la evolución humana se puede ver reflejado a través de una serie de discusiones relacionadas con la antropología física, que abarcan desde el caso ya mencionado sobre el origen y diversificación de las razas humanas hasta las relaciones evolutivas entre primates y seres humanos, pasando por el desarrollo de características distintivas de lo humano.
Como se mencionó anteriormente, el interés de Wallace por entender la transmutación de los seres humanos se dio de manera paralela al reconocimiento inicial del cambio en los organismos como un hecho. A partir de una carta que Wallace envía a su amigo, el entomólogo Henry W. Bates (1825-1892) el 28 de diciembre de 1845, aclara su convencimiento del argumento transmutacionista planteado en el controvertido
A manera de aclaración, dados los diversos usos que puede tener el término
Ese interés en los seres humanos se extendió a buena parte de la obra de Wallace. De hecho, su carrera como naturalista se dio de manera paralela a su interés en comprender la naturaleza de los seres humanos. Una parte fundamental de esa carrera fue la experiencia ganada a través de los viajes que realizó, tanto al Amazonas (1848-1852) como al archipiélago Malayo (1854-1862), en los cuales tuvo numerosas experiencias que hicieron que ganara en conocimiento no solamente sobre las costumbres de los diversos grupos con los que interactuó, sino que también le plantearon dudas respecto a ese interés inicial por buscar la comprensión del origen de las razas humanas y su posterior transformación a lo largo del tiempo. Trabajos como “Notes of a Journey Up the Sadong River, North-West Borneo”, publicado en
It is highly curious that countries so distant as Borneo and the valley of the Amazon, between which we can by no possibility imagine any direct communication to have ever taken place, should yet contain indigenes so similar to each other; for between some tribes of Dyaks and of Amazon Indians, I can call to mind no one physical distinction” (Wallace,
Esta afirmación es un ejemplo de cómo a partir de las observaciones en el campo, Wallace empezó muy pronto a considerar la importancia de la cultura en el desarrollo de las sociedades. A mediados del siglo XIX era común encontrar estudios que conjuntaban tanto la geografía como la etnología, en la medida en que esa información era vital para el imperio británico.
Otro ejemplo de ese abordaje etnográfico fue el artículo resultado de su experiencia en Nueva Guinea. Como en otras publicaciones, además de incorporar descripciones geográficas y geológicas, dedica espacio a caracterizar a los papúas: “the flat forehead, heavy brows, and large nose, with the apex bent downwards, are almost universal, as well as the harsh curly hair, which often forms an enormous stiff mop, and is then highly esteemed” (Wallace,
El trabajo de Wallace sobre los seres humanos fue llevado de la mano, por un lado, de las observaciones que pudo realizar durante sus viajes, y por el otro, del afán en construir una “filogenia de las diferentes razas humanas para afirmar un origen común para todas ellas” (Rodríguez Caso,
Su perspectiva histórica se vio reforzada por la importante influencia del trabajo de Charles Lyell, que como a otros autores (como el mismo Charles Darwin) proporcionó un marco explicativo de la historia, no solamente del ser humano sino de la naturaleza en general, a partir del
Natural selection will never produce in a being anything injurious to itself, for natural selection acts solely by and for the good of each. No organ will be formed, as Paley has remarked, for the purpose of causing pain or for doing an injury to its possessor. If a fair balance be struck between the good and evil caused by each part, each will be found on the whole advantageous. After the lapse of time, under changing conditions of life, if any part comes to be injurious, it will be modified; or if it be not so, the being will become extinct, as myriads have become extinct (Darwin,
Esto llevó a Wallace a la controvertida conclusión que presentó sobre todo en su reseña de 1869 sobre las obras de Lyell, al mantener que bajo el principio de utilidad la selección natural no era la responsable del surgimiento de características humanas como el cerebro, los órganos del lenguaje, la mano, y la forma externa del cuerpo (Fichman,
El interés de Wallace en historizar a los seres humanos terminó por ser el eje de su labor como naturalista, en la medida en que no solamente se centró en buscar explicaciones propiamente naturalistas a partir de sus observaciones en el campo, sino también en la teorización, situación que se puede ver reflejada no solamente en sus publicaciones sino, como veremos, en su participación dentro de las instituciones científicas dedicadas a temas antropológicos y etnológicos.
Una de las grandes lagunas en la vida de Wallace ha sido su lugar dentro de las instituciones científicas victorianas. Hay dos razones para esto: una, haber sido ubicado como un personaje secundario dentro de la historia de la ciencia, siempre a la sombra de Charles Darwin, además de que, desde una mirada anacrónica, su involucramiento con el espiritismo todavía provoca reacciones adversas hacia el conjunto de sus ideas. Y segunda, es notable cómo el propio Wallace contribuyó a oscurecer sus propias aportaciones, en la medida en que ni en su autobiografía –en ninguna de las dos ediciones– ni en su correspondencia hace referencia a su participación en instituciones académicas.
Resaltar el papel que Wallace jugó en las instituciones victorianas sirve para replantear su importancia dentro de la vida intelectual victoriana, y es que su labor no se quedó en ser un participante más, sino que fue el reconocimiento a su trabajo lo que le permitió incluso llegar a ser presidente de departamentos y secciones en la British Association for the Advancement of Science (BAAS), la agrupación de científicos más poderosa en el medio británico del siglo XIX, junto a la más que conocida Royal Society. Como aclaración, y a pesar de esa importancia, BAAS es una asociación que ha sido poco valorada en términos históricos y, aunque se le suele reconocer dentro de los recuentos de la ciencia victoriana (Lightman,
A su regreso a Inglaterra en 1862, al finalizar su viaje de ocho años al archipiélago Malayo, Wallace estaba interesado en involucrarse en la vida académica de Londres, para lo que se volvió un ávido asistente a reuniones de sociedades como la Ethnological Society of London (ESL) y la Anthropological Society of London (ASL)
It is my wish to show how the two opposing views can be combined so as to eliminate the error and retain the truth in each, and it is by means of Mr. Darwin’s celebrated theory of “Natural Selection” that I hope to do this, and thus to harmonize the conflicting theories of modern anthropologists” (Wallace,
Más adelante, se profundizará en los argumentos de este artículo.
Su papel dentro de BAAS merece una mención especial. Elegido miembro en 1863, realizó presentaciones sobre temas antropológicos en ese mismo año, “On the Varieties of Men in the Malay Archipelago”, y en 1864, “On the Progress of Civilization in Northern Celebes”. Sin embargo, el momento más relevante para Wallace dentro de su estancia en BAAS fue una ocasión que refleja la importancia que tenía dentro de la comunidad científica victoriana: su elección como el primer presidente de un espacio dedicado exclusivamente al estudio integral del ser humano, un departamento de antropología. ¿Por qué Wallace fue elegido para ese puesto, siendo que habría otros naturalistas mucho más cualificados por sus aportaciones a las “ciencias del hombre”?
Hablar de Wallace como presidente del nuevo departamento obliga también a recordar su particular y breve discurso inaugural, en el cual planteaba su visión sobre el quehacer antropológico, y de manera paralela hacía un listado de las diferentes profesiones y disciplinas que a su juicio formaban parte de tal quehacer, como la fisiología, la anatomía, la filología, la historia, la geología, la geografía e incluso la frenología:
Anthropology is the science which contemplates man under all his varied aspects (as an animal, and as a moral and intellectual being) in his relations to lower organisms, to his fellow men, and to the universe. The anthropologist seeks to collect together and systematize the facts and the laws which have been brought to light by all those branches of study which, directly or indirectly, have man for their object (Wallace,
Sin ser necesariamente original, dado que definiciones similares en las que se hacía hincapié a la búsqueda del conocimiento integral del ser humano habían sido ya utilizadas por personajes como el médico francés Paul Broca o el foniatra británico James Hunt, lo dicho por Wallace buscaba, por un lado, establecer las bases a partir de las que todos aquellos interesados en las “ciencias del hombre” tuvieran cabida, en la medida en que el estudio del ser humano implicaba entender su complejidad en su conjunto. Por otro lado, es importante reconocer que el propio Wallace entendía al ser humano primero que nada como un animal, y en ese sentido relacionado con otros organismos, una postura que llama la atención si se considera que todavía en la década de 1860 la influencia de la teología natural, como el marco explicativo de la ciencia británica, era muy profunda. Pero al mismo tiempo, la postura de Wallace refleja su involucramiento en el movimiento del
La participación institucional de Wallace no fue posiblemente tan significativa como en el caso de otros personajes victorianos pero, por lo menos para el caso de las ciencias del hombre, resultó de particular importancia, al fungir el papel de un mediador que permitió la unión de los diversos intereses científicos y naturalistas alrededor del ser humano. En la siguiente sección, se profundizará en algunos de esos intereses antropológicos que permitieron que Wallace formara parte de tan distinguida comunidad.
Como se mencionó anteriormente, el interés inicial de Wallace por entender la transmutación de las especies, y en especial del ser humano, a partir de la lectura de
Wallace en esta época, a mediados de 1860, no proporcionó una fecha concreta para el origen de la humanidad, pero para él era claro que:
We can with tolerable certainty affirm that man must have inhabited the earth a thousand centuries ago, […] We know positively that he was contemporaneous with many now extinct animals, and has survived changes of the earth’s surface fifty or a hundred times greater than any that have occurred during the historical period; but we cannot place any definite limit to the number of species he may have outlived, or to the amount of terrestrial change he may have witnessed (Wallace,
A partir de tener claro que el ser humano ha estado presente en la vida del planeta por una gran cantidad de tiempo, ubicó su origen en la época terciaria, con la firme certeza de que el origen de los seres humanos (y su posible relación con los orangutanes) estaba en el sur de Asia, sin dejar de reconocer la importancia que podría tener África en un futuro:
In Murchison’s address to the Geographical Society just delivered he points out Africa as being the oldest existing land. He says there is no evidence of its having been ever submerged during the tertiary epoch. Here, then, is evidently the place to find early man. I hope something good may be found in Borneo, and that then means may be found to explore the still more promising regions of tropical Africa, for we can expect nothing of man very early in Europe (Marchant,
Esta postura sufrió pocos cambios con el paso de los años, y mucho tuvo que ver la reflexión que hizo Wallace sobre el papel de las condiciones ambientales, tanto pasadas como presentes, en la aparición de las primeras formas distintivamente humanas, al señalar que actualmente los primates se encontraban exclusivamente en regiones cercanas al ecuador, como el archipiélago malayo y África occidental, por lo que era de esperar que en esas mismas regiones se encontraran formas ancestrales, y como podemos ver resumido en su participación como Presidente de la Sección de Biología de BAAS, en 1876 señala:
But this objection is hardly valid, because existing anthropoid apes are wholly dependent on a perennial supply of easily accessible fruits, which is only found near the equator, while not only had the south of Europe an almost tropical climate in Miocene times, but we must suppose even the earliest ancestors of man to have been terrestrial and omnivorous, since it must have taken ages of slow modification to have produced the perfectly erect form, the short arms, and the wholly non-prehensile foot, which so strongly differentiate man from the arboreal apes […] The conclusion which I think we must arrive at is, that if man has been developed from a common ancestor, with all existing apes,
Años después, concluiría que, dadas las evidencias fósiles disponibles, así como los desarrollos culturales, el lugar más apropiado para buscar el origen de la humanidad debía ser el continente euroasiático, en algún punto entre el Mioceno tardío y el Plioceno temprano (Wallace,
Estos ejemplos sirven para hacer notar el claro interés de Wallace en la discusión sobre los orígenes, y en un continuo involucramiento en las discusiones que había en su época. Es notable ver cómo hace continuas referencias a personajes conocidos, como el propio Darwin, pero también a Huxley y a George Jackson Mivart (1827-1900)
Más allá de ubicar el origen del ser humano a partir de la propuesta que había presentado junto a Darwin, la concepción que Wallace tuvo sobre los alcances de la selección natural se desarrolló siempre desde una perspectiva marcadamente utilitarista, es decir, “that selection could preserve only what was useful in the struggle for existence” (Radick,
If the views I have here endeavoured to sustain have any foundation, they give us a new argument for placing man apart, as not only the head and culminating point of the grand series of organic nature, but as in some degree a new and distinct order of being. From those infinitely remote ages, when the first rudiments of organic life appeared upon the earth, every plant, and every animal has been subject to one great law of physical change. […] No living thing could escape this law of its being; none could remain unchanged and live, amid the universal change around it (Wallace,
Es claro que la visión que Wallace defiende aquí es profundamente teleológica y antropocéntrica, al notar que la evolución, a través de la selección natural, proporciona un marco explicativo bajo el que el ser humano es un producto diferente al resto. Años después, Wallace afirmará que:
The most important difference between man and such of the lower animals as most nearly approach him is undoubtedly in the bulk and development of his brain, as indicated by the form and capacity of the cranium (Wallace,
Incluso planteaba que los recientes descubrimientos de cráneos fósiles como los de Engis y Cro-Magnon permitían aún hablar de características humanas distintivas, que no solamente se apreciaban en el nivel físico, sino que eran extensivas a aspectos culturales, como el desarrollo de las pinturas rupestres o la creación de herramientas. Ese antropocentrismo, de la mano de ideas sobre el propósito del universo, culminaría en
Ese reconocimiento a la importancia de la mente sobre cualquier otra característica humana lo va a reafirmar continuamente, pero con ese guiño a la naturaleza animal de los seres humanos:
Here, then, we see the true grandeur and dignity of man [the human mind]. On this view of his special attributes, we may admit that even those who claim for him a position as an order, a class, or a sub-kingdom by himself, have some reason on their side. He is, indeed, a being apart, since he is not influenced by the great laws which irresistibly modify all other organic beings. Nay more; this victory which he has gained for himself gives him a directing influence over other existences (Wallace,
Una de esas características que Wallace explicó con mayor detalle es la del lenguaje. La postura que defendió es la llamada
El punto central del argumento de Wallace es que, al comparar diferentes lenguas se puede observar que tienen una similitud en la forma en que se pronuncian, derivada de un notorio parecido en los movimientos producidos por la boca, que va más allá de un simple proceso de imitación:
In our own language, and probably in all others, a considerable number of the most familiar words are so constructed as to proclaim their meaning more or less distinctly, sometimes by means of imitative sounds, but also, in a large number of cases, by the shape or the movements of the various parts of the mouth used in pronouncing them, and by peculiarities in breathing or in vocalization, which may express a meaning quite independent of mere sound-imitation (Wallace,
Esta afirmación se basó tanto en el interés de Wallace en la lingüística comparada
Al final, para Wallace existe un marcado determinismo entre el desarrollo físico de ciertas características y el respectivo sonido (o conjunto de sonidos) que pueden mostrar, y esto es común en diferentes grupos humanos:
These mouth-gestures, […] necessarily lead to distinct classes of sounds; and thus there arose from the very beginnings of articulate speech, the use of characteristic sounds to express certain groups of motions, actions, and sensations which we are still able to detect even in our highly-developed language, and the more important of which I have here attempted to define and illustrate (Wallace,
La transición del naturalismo hacia una teleología teísta siempre tuvo como eje la evolución. En cierta forma, con el paso del tiempo Wallace amplió el marco de su explicación evolutiva, hasta llegar a un
La obra de Chambers
One of my chief objects in coming to stay at Simunjon was to see the Orang-utan (or great man-like ape of Borneo) in his native haunts, to study his habits, and obtain good specimens of the different varieties and species of both sexes, and of the adult and young animals. In all these objects I succeeded beyond my expectations, and will now give some account of my experience in hunting the Orangutan, or “Mias,” as it is called by the natives; and as this name is short, and easily pronounced, I shall generally use it in preference to Simia satyrus, or Orang-utan. (Wallace,
Recientemente, se ha propuesto:
We see nothing about a search for human origins in Wallace’s observations of orangutans. Indeed, although he was actively pursuing his private interests in evolutionary theory at exactly this time, his notes on orangutans contain no mention of human origins or evolution” (van Wyhe y Kjærgaard,
Sin embargo, durante la década de 1850 Wallace publicó diversos trabajos que buscaron reflejar diversos aspectos de los orangutanes, como el desarrollo de sus diferentes etapas de vida, aspectos conductuales y de hábitos producto de observaciones realizadas en el campo, y fue como resultado de comparaciones morfológicas entre primates y seres humanos como concibió las posibles relaciones entre seres humanos y orangutanes, en un sentido que claramente se puede interpretar como de descendencia a partir de un origen común:
And when we consider that almost all other animals have in previous ages been represented by allied, yet distinct forms,--that the bears and tigers, the deer, the horses, and cattle of the tertiary period were distinct from those which now exist, with what intense interest, with what anxious expectation must we look forward to the time when the progress of civilization in those hitherto wild countries may lay open the monuments of a former world, and enable us to ascertain approximately the period when the present species of Orangs first made their appearance, and perhaps prove the former existence of allied species still more gigantic in their dimensions, and more or less human in their form and structure! (Wallace,
Y de igual forma, cuando habla de las similitudes morfológicas entre primates:
One cannot help speculating on a former condition of this part of the world which should give a wider range to these strange creatures, which at once resemble and mock the “human form divine”, which so closely approach us in structure, and yet differ so widely from us in many points of their external form (Wallace,
Es cierto que, a pesar de estos dichos, se coincide con lo indicado por James Costa en el sentido de que Wallace, en sus inicios como naturalista, daba explicaciones poco detalladas sobre sus observaciones, que se pueden interpretar como un “silencio ensordecedor” (Costa,
When we consider, further, that almost all other animals have in earlier ages been represented by allied yet distinct forms—that, in the latter part of the tertiary period, Europe was inhabited by bears, deer, wolves, and cats; Australia by kangaroos and other marsupials; South America by gigantic sloths and ant-eaters; all different from any now existing, though intimately allied to them—we have every reason to believe that the Orang-utan, the Chimpanzee, and the Gorilla have also had their forerunners. With what interest must every naturalist look forward to the time when the caves and tertiary deposits of the tropics may be thoroughly examined, and the past history and earliest appearance of the great man-like apes be at length made known (Wallace,
Este tipo de afirmaciones sirvieron para que, años después, el anatomista holandés Eugène Dubois (1858-1940) se decidiera a buscar restos fósiles humanos en la región descrita por Wallace, que resultaría en el descubrimiento del
Un año antes de la publicación de
[…] if in proportion as man’s social, moral, and intellectual faculties became developed, his physical structure would cease to be affected by the operation of “natural selection,” we have a most important clue to the origin of races” (Wallace,
Su profunda convicción sobre la importancia de la selección natural ha llevado a que se le considere un
Un aspecto importante que destacar es que, a pesar de su interés en temas sobre antropología física, y que con el paso de los años su postura fue derivando hacia una teleología teísta evolutiva, se pueden ubicar explicaciones de particular importancia en el ámbito antropológico, sobre todo del siglo XIX, como aplicar la selección natural al origen de los seres humanos, plantear la importancia del aspecto cultural en el desarrollo de la naturaleza humana y participar activamente en discusiones que sirvieron para moldear la antropología en términos institucionales.
A pesar de ser un hombre con numerosos intereses, la historización de los seres humanos fue la guía principal de su labor como naturalista, y esa idea lo llevó a buscar entender lo humano desde las más diversas perspectivas, una posición que podemos ver en su propia definición de antropología, pero sobre todo en su papel como defensor de la selección natural.
Agradezco al Programa de Becas Posdoctorales de la Universidad Nacional Autónoma de México por el apoyo brindado para realizar esta investigación.
Darwin menciona en su carta que el artículo apareció en
La expresión
ESL fue fundada en 1842, mientras que ASL apareció en 1863 como una escisión de la primera. En términos generales, ESL se caracterizó por defender el monogenismo y la evolución, mientras que ASL promovía el poligenismo y estaba en contra de la evolución.
Una particularidad de las reuniones de ambas asociaciones es que, a pesar de la separación, se daban en el mismo espacio, con una hora de diferencia, en 4 St Martin’s Place, muy cerca del National Portrait Gallery, enfrente de Trafalgar Square.
Esta expresión, acuñada por David Hume, sobre todo en la tradición británica ha servido para caracterizar de manera más neutral al conjunto de disciplinas que estudian diferentes aspectos del ser humano.
El involucramiento de Wallace con el naturalismo científico fue un tanto efímero, ya que en 1865 conoció el espiritismo, que influyó definitivamente en su paso hacia una teleología evolutiva teísta, como lo ha planteado Martin Fichman (
Como aclaración, el teísmo defendido por Wallace no era cristiano, ya que se alejó de las instituciones religiosas desde muy joven. Tampoco era un “espiritista teísta”, por lo menos por haberse alejado de los cánones espiritistas más generales. El teísmo para Wallace “constituted a legitimate component of a valid and inclusive system of investigating nature”, es decir, la
Carta enviada por Wallace a Charles Darwin el 29 de mayo de 1864. Se refiere al discurso de Sir Roderick Impey Murchison (1792-1871), reconocido geólogo escocés que entre otras aportaciones estableció los sistemas Silúrico y Devónico.
Biólogo británico, alumno de Thomas Huxley, conocido por sus trabajos en zoología de mamíferos y por su ardua defensa en reconciliar el catolicismo con la teoría evolutiva.
Esta reseña de la obra de Lyell fue originalmente publicada de manera anónima y es mayoritariamente reconocida como el trabajo donde Wallace establece sus principales objeciones al papel de la selección natural respecto a la mente humana.
Como, por ejemplo, el apéndice que desarrolló sobre diversos lenguajes nativos del archipiélago Malayo (véase Wallace,
División actualmente obsoleta, propuesta por el médico y naturalista alemán Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840) para designar a los primates de “cuatro manos”, en contraposición con los