@article{Guiral_2011, title={1970-1995: un reloj atrasado y otro tren perdido}, volume={187}, url={https://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1376}, DOI={10.3989/arbor.2011.2extran2118}, abstractNote={Se trata de una época importante porque se produce una ruptura prácticamente total con una forma de entender la historieta dirigida al ocio y la educación de los lectores infantiles y juveniles. Los ecos de un cómic de autor llegan poco a poco a España, bien en tímidos intentos de autores nacionales, bien en traducciones de obras aparecidas sobre todo en Francia, Argentina e Italia. La consideración como forma de expresión narrativa y gráficamente compleja estimula el fenómeno de la investigación sobre el medio en diversas publicaciones y exposiciones, incluso en estudios semiológicos de procedencia universitaria. Ya en el tardofranquismo aparecen revistas, fascículos y libros que apuntan a la adultización del medio. Por un lado, con experimentaciones alrededor de géneros como la fantasía, la aventura o el terror y, por otro, con la aparición de un <i>comix underground</i> y, por tanto, contracultural autóctono. Revistas como <i>Totem, Blue Jeans</i> o <i>Bumerang</i> marcarán a partir de 1977 la pauta de la próxima revolución de la industria española. El primer desembarco compacto y real de la historieta para adultos de autoría española se produce a partir de 1978, con la aparición de la revista 1984, a la que posteriormente se unirán <i>El Víbora</i>, <i>Cimoc</i> o <i>Cairo</i>. También se atiende a la evolución del cómic infantil y juvenil, que de alguna manera, entendido como proceso industrial, finaliza en 1986 con el cierre de Editorial Bruguera.}, number={Extra_2}, journal={Arbor}, author={Guiral, Antoni}, year={2011}, month={sep.}, pages={183–208} }